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Repensando la financiación de los laxantes

ORIGINAL. Revista nº 36, febrero 2025

Ana Isabel Rigueira García

Farmacéutica especialista en Farmacia Hospitalaria del SESPA.

El estreñimiento crónico (EC) es un síndrome geriátrico común que se caracteriza por una frecuencia reducida de las deposiciones, heces duras y/o dificultad para defecar. Actualmente se diagnostica principalmente con los criterios de Roma IV y la información comunicada por el paciente; es decir, el inicio de los síntomas debe ocurrir al menos 6 meses antes del diagnóstico, los síntomas deben estar presentes durante los últimos 3 meses y más de una cuarta parte de las deposiciones deben incluir 2 o más de los siguientes: esfuerzo, heces grumosas o duras, sensación de evacuación incompleta, sensación de obstrucción/bloqueo anorrectal, maniobras manuales para facilitar las defecaciones y menos de 3 deposiciones espontáneas por semana (1). El diagnóstico, por tanto, se guía por la objetivación de síntomas, por un lado, y por la comunicación de sensaciones experimentadas por el paciente por otro.

La tasa de prevalencia de estreñimiento crónico en pacientes mayores de 60 años es de 15%-20%, en pacientes mayores de 84 años podría ser de 20,0%-37,3% y en pacientes institucionalizados podría ser tan alto como 80%. Se considera que tiene un impacto significativo en la calidad de vida, así como en la salud física y mental, y supone un consumo importante de recursos de atención sanitaria (1-3). No obstante, los datos de prevalencia deben de usarse con cautela en función de los métodos utilizados para identificar la afección, puesto que a veces se refieren a distintos criterios diagnósticos e incluso se asimila como prevalencia de patología la información sobre toma de laxantes (4).

Según el proyecto “Services and Health for Elderly in Long TERm care” (SHELTER) Europa, los laxantes encabezan la lista de los fármacos más consumidos entre los mayores polimedicados de centros geriátricos europeos (5). Este dato podría sorprender en nuestro país, porque en nuestro sistema sanitario los laxantes simplemente no aparecen en las estadísticas de consumo/gasto por receta al no estar financiados, lo que de por sí evidencia que merece escasa preocupación a la hora de asignación de recursos. Las publicaciones científicas o artículos de opinión referidos a epidemiología, consecuencias y costes del estreñimiento crónico de mayores de España, institucionalizados o no, también son difíciles de encontrar. Si acaso sólo merece la atención de ciertos profesionales que están en contacto directo con residencias geriátricas (6). Un reciente estudio descriptivo transversal en residencias vascas muestra un dato de consumo diario de laxantes en un 56,9% de los usuarios, que sufragan directamente el coste del medicamento, suponiéndoles entre el 7,1% y el 40,7% del dinero que tienen disponible para gastos propios. Sus autores se han atrevido a lanzar la inquietante pregunta: ¿Debería replantearse la financiación de laxantes? (7).

Con este artículo nos proponemos efectuar una reflexión al respecto.

Etiología

El estreñimiento en adultos mayores puede deberse a un problema crónico funcional o ser secundario a otros factores etiológicos. La disfunción colorrectal primaria consta de tres subtipos superpuestos: estreñimiento por tránsito lento, defecación disinérgica y síndrome del intestino irritable con estreñimiento. Las causas secundarias pueden ser ciertas patologías (metabólicas, neurológicas, digestivas, miopatías…), el uso de ciertos medicamentos e incluso ciertas situaciones socioambientales como la dieta inadecuada o la falta de privacidad, lo que debe discernirse con una historia clínica y un examen físico exhaustivos seguidos de pruebas diagnósticas. 

Un error muy común que se comete es la minusvaloración de la importancia del estreñimiento en personas mayores al asumir que se trata de un problema fisiológico normal asociado al envejecimiento, debido a que la prevalencia es creciente con la edad, coincide con el aumento de problemas de salud y la disminución de la actividad física (8). No obstante, si bien el envejecimiento se asocia a algunos cambios anatomofuncionales, estos no afectan a los movimientos peristálticos del intestino grueso y la respuesta colónica postprandial generalmente están preservada, pero sólo se asocian a actividad propulsiva eficaz en sujetos físicamente activos y no en discapacitados ni encamados (2).

Diagnóstico

Según el contexto sociocultural, hablar sobre el estreñimiento puede tratarse de un tema tabú, un secreto embarazoso, una norma social inaceptable y un estigma, lo que debe de tenerse en cuenta al atender al paciente y al abordar el problema en un ámbito institucional (9). En personas cognitivamente competentes, el diagnóstico depende de que la vivencia de la persona sea lo suficientemente perturbadora para que acuda a consulta médica para ser valorada debidamente. Para algunas personas puede ser un problema trivial, pero para otros puede tratarse de un problema recurrente y molesto que realmente merece ser consultado. En este caso, generalmente se describe de forma subjetiva como una evacuación no placentera, difícil, o anormal, que condiciona de forma relevante la calidad de vida desde el punto de vista físico y psicológico. Esta percepción subjetiva puede dificultar un diagnóstico adecuado, ya que existe una escasa comprensión compartida entre pacientes y profesionales sobre lo que es una función intestinal “normal”. En España, al igual que otros países que no tienen respaldo de tratamientos financiados, es posible que los pacientes busquen remedios directamente en las farmacias o en otros establecimientos, lo que se ha visto como una fuente de sesgos en la investigación para cuantificar el número de personas afectadas (10). Por ello, el estreñimiento crónico no se suele detectar ni registrar salvo en los ingresos hospitalarios o en algunas instituciones geriátricas donde existe un control profesional de técnicos de cuidados y personal de enfermería, aunque no siempre existe un umbral estándar para transferir tal información a los médicos. Cabría preguntarse hasta qué punto el rigor del registro de deposiciones o signos/quejas de los usuarios que se realiza en residencias geriátricas puede contribuir a un diagnóstico de estreñimiento crónico en un ámbito institucional, si es que no es el mismo usuario el que lo presenta como un problema o molestia, algo muy a tener en cuenta cuando se trata de centros primordialmente orientados a cuidados básicos de personas dependientes, en ocasiones con alto porcentaje de personas con deterioro cognitivo, y no siempre orientados al diagnóstico de problemas de salud.

El estudio diagnóstico suele basarse en una historia clínica no estructurada y un examen físico. Se recomendia la utilización de la escala de heces de Bristol, junto con preguntas sobre el esfuerzo y otros síntomas adicionales, existiendo cierta disparidad en el uso de pruebas diagnósticas, acceso a especialistas gastroenterólogos o geriatras, salvo en el caso de pacientes con problemas agudos por estreñimiento, que forman parte de una lista compleja de problemas geriátricos (11).

Factores de riesgo

El retrato robot de una persona estreñida en España es el de una mujer, mayor (especialmente mayor de 75 años), que toma fármacos para hipertensión, ansiedad, depresión, insomnio y dolor crónico, desayuno pobre (sólo café o vaso de leche), menos de 4 vasos de agua al día, pobre consumo de vegetales crudos o cocidos, legumbres o frutas, menos de 3 yogures a la semana, comidas rápidas, sedentaria y que practica la “negligencia a la llamada”, lo que conlleva una pérdida de reflejo defecatorio (12).

La función del colon parece estar más influenciada por factores asociados al envejecimiento que por el envejecimiento en sí mismo, de ahí que la anamnesis se centre en valorar la movilidad, la cantidad y calidad de la ingesta –fundamentalmente la ingesta calórica y el contenido en fibra-, la ingesta de líquidos, el padecimiento de ciertas patologías (metabólicas, miopatías, enfermedades neurodegenerativas, depresión, antecedentes de problemas digestivos, lesiones de suelo pélvico –frecuentes postparto- o anorrectales…), la autonomía personal, la polimedicación -independientemente de los efectos secundarios previsibles para ciertos fármacos como anticolinérgicos o sales de calcio -, y también el nivel cultural y económico (3).

Se ha demostrado la correlación del padecimiento de estreñimiento y el uso crónico de laxantes con el número de fármacos prescritos, con problemas de equilibrio, incontinencia urinaria, hipotiroidismo, enfermedad de Parkinson y dificultad para comunicarse (13), pero también que la tendencia creciente del uso de laxantes es el resultado de una “cascada de prescripción” de uno, y especialmente varios fármacos inductores de estreñimiento, como antidepresivos, antidopaminérgicos, antiparkinsonianos y benzodiacepinas, por lo que se insta a la optimización de estos tratamientos (14). A esto habría que sumar el uso de opioides, que viene incrementándose como tratamiento de dolor crónico en los últimos 15 años (15).

En un entorno hospitalario, los datos de un pequeño estudio de mayores muestra que el estreñimiento se presenta en el 60% de los participantes, mayoritariamenteen quienes ingerían dietas de consistencia licuada o triturada, con relación estadísticamente significativa con una inadecuada ingesta de fibra (< 14 g) o baja toma de agua (16).

Consecuencias

La consecuencia más obvia en personas mayores que consultan por problemas de estreñimiento, sin signos de alarma, es el efecto sobre la calidad de vida, llegando a relacionarse con un deterioro psicológico significativo, con repercusión sobre el bienestar físico y social (17). Por ello es plausible que contribuya directa o indirectamente al uso de recursos sanitarios, al menos en personas no institucionalizadas, aunque hasta la fecha no conocemos ningún estudio español que lo haya cuantificado. 

Como complicaciones clínicas se destacan las anorrectales (hemorroides, fisuras, prolapso, impactación fecal e incontinencia fecal), las colónicas (colitis isquémica, vólvulo o -sin confirmar- cáncer de colon) y otros efectos añadidos, como síntomas urinarios bajos, efectos urodinámicos, delirio o síntomas neuropsiquiátricos (3).

Una de las consecuencias más temidas del estreñimiento, especialmente cuando no se controla, es la impactación fecal, que tiene una prevalencia de casi el 50% de esta población y que hace necesaria una particular vigilancia de síntomas de alerta por parte de los cuidadores, puesto que en ocasiones se manifiesta como una incontinencia fecal por rebosamiento (18).

La relación del estreñimiento con incontinencia fecal es incierta, aunque esta última es un motivo frecuente de ingreso en residencias. En este sentido, a veces el problema son los laxantes que se utilizan como tratamiento, que contribuyen a la incontinencia al aumentar el flujo de material fecal al recto (11).

Tratándose de personas mayores, dependientes y con posibilidad de problemas de comunicación, hay que tener en cuenta la posibilidad de la precipitación o asociación del síndrome confusional agudo, o delirio, algo que muchas veces se desconoce o se identifica mal, y que además mal abordado puede conducir a una cascada de eventos y tratamientos que empeoran de forma considerable la situación de personas más vulnerables. El estado mental alterado representa la tercera queja más frecuente (21,4 %) entre los pacientes mayores que visitan el servicio de urgencias con estreñimiento. Si un adulto mayor requiere de atención urgente por un cambio repentino en su estado mental, el estudio diagnóstico debe incluir siempre la investigación del estreñimiento y la impactación fecal. También se asocia con la agresión verbal y física en pacientes de residencias de ancianos con demencia. El delirio, especialmente su forma hiperactiva, puede ser resultado de la coexistencia de impactación fecal y retención urinaria aguda. Si bien el delirio hiperactivo suele identificarse fácilmente, el delirio hipoactivo a menudo pasa desapercibido para los médicos de urgencias, a pesar de ser más común y estar asociado con un aumento de la mortalidad. En ambos casos, el estreñimiento crónico y la impactación fecal podrían servir como factores desencadenantes y deben investigarse exhaustivamente (19). Otro estudio halló que uno de factores independiente, y potencialmente modificable, relacionados con la heteroagresión física en residencias era el estreñimiento (ORa  1,3 IC99% 1,2-1,5), tras ajuste de síntomas depresivos, delirios, alucinaciones y confundidores potenciales (20). De igual modo, una reciente revisión muestra que la asociación entre síntomas urinarios e intestinales como desencadenantes de respuestas conflictivas en personas con demencia se comprende difícilmente (21).

Tratamiento

Las causas del estreñimiento son multifactoriales, por lo tanto, el tratamiento del estreñimiento debe realizarse mediante un enfoque de equipo para abordar adecuada e individuamente todos los aspectos y factores causales (22). En un entorno de cuidados programados a largo plazo para mayores se debe prestar especial atención en garantizar que el tratamiento del estreñimiento sea eficaz, independientemente de las capacidades, los hábitos, las características médicas o los cotratamientos del pacienteDeben participar enfermeras, técnicos de cuidados, médico de referencia del residente, la familia, el residente cuando sea posible, el farmacéutico y el nutricionista (8).

  • Modificación del estilo de vida y de la dieta: el primer paso en el tratamiento del estreñimiento funcional crónico es la modificación del estilo de vida y de la dieta. En general se recomienda una ingesta diaria de fibra de 20 a 30 g/día, idealmente el 70-75% de fibra insoluble (hortalizas, granos enteros, salvado de trigo) y el 25-30% de fibra soluble (frutas y verduras, legumbres y semillas, salvado de avena) (23). Salvo datos anecdóticos de residencias concretas que desvelan dietas con insuficiente fibra (24), o alto porcentaje de deshidratación (25), no se dispone de información fiable y generalizable sobre la idoneidad de las dietas y la suficiencia nutricional y de hidratación de una muestra adecuada de residencias de España. Los autores de un estudio de revisión sobre estrategias de mejora de nutrición e hidratación tampoco han podido hallar información al respecto (26). En resumen, no se dispone de una imagen global sobre la situación de idoneidad dietética, estado nutricional e hidratación de los usuarios de las residencias españolas, por lo que tampoco se puede deducir sobre la eficacia en la prevención o corrección de los problemas de estreñimiento mediante la adaptación del estilo de vida y la dieta.
  • Intervenciones no farmacológicas (27)
  • Fibra: se consideran laxantes formadores de masa (p. ej., psyllium),y son preferibles como primera línea de tratamiento en pacientes mayores con estreñimiento crónico que no responden a modificaciones de la dieta y el estilo de vida. Está contraindicada en personas con megacolon, megarrecto u obstrucción intestinal, y puede ser inefectiva en personas con estreñimiento por enlentecimiento de tránsito o disfunción de suelo pélvico.
  • Educación de reflejo gastrocólico: acudir al baño en horarios en que el reflejo gastrocólico está activo, como tras comidas o inmediatamente tras el ejercicio.
  • Ejercicio: puede suponer un alivio del estreñimiento funcional si se combina con otras modificaciones del estilo de vida basadas en la dieta, la toma de fluidos y el uso de laxantes.
  • Ingesta de agua: su aumento puede aliviar el estreñimiento en personas deshidratadas, pero no se ha demostrado beneficio adicional en personas con adecuado estado de hidratación, e incluso puede resultar problemático en personas mayores con problemas como insuficiencia renal o cardíaca.
  • Biorretroalimentación (biofeedback):es un método indoloro y no invasivo para reentrenar cognitivamente la musculatura del suelo pélvico y de la pared abdominal, de eficacia probada en ensayos controlados aleatorios.
  • Masaje abdominal (en ocasiones con aceites aromáticos como aceite de romero, jengibre, menta, lavanda…): puede ser de ayuda en determinados pacientes, sobre todo con estreñimiento inducido por opioides, y ha demostrado también mejora de la calidad de vida (28).
  • Cirugía parcial: la colectomía parcial con anastomosis ileorrectal se podría usar en casos severos e intratables.
  • Intervenciones farmacológicas (laxantes) (27):el uso de laxantes en adultos mayores debe individualizarse en función de los antecedentes del paciente, las comorbilidades, las interacciones farmacológicas y los efectos secundarios.
  • Laxantes osmóticos: los laxantes osmóticos se pueden utilizar en pacientes que no responden satisfactoriamente a los agentes formadores de masa. Se recomienda habitualmente una prueba con polietilenglicol (PEG) en dosis bajas, ya que ha demostrado ser eficaz y bien tolerado en adultos mayores. La lactulosa es menos eficaz que el PEG en dosis bajas y también tiene una mayor incidencia de flatulencia, se podría considerar como opción en personas en las que hayan fallado las adaptaciones de estilo de vida y la primera línea de tratamiento. El sorbitol tiene pruebas científicas limitadas, pero parece tan eficaz como la lactulosa.
  • Los laxantes salinos como el hidróxido de magnesio no se han estudiado en adultos mayores y deben usarse con precaución debido al riesgo de hipermagnesemia. Están contraindicados con GFR < 20 mL/min.
  • Laxantes estimulantes (cáscara de sen, ruibarbo, aloe, bisacodilo y picosulfato sódico): se consideran peor tolerados porque pueden producir diarrea y molestias abdominales, deben de reservarse en casos en los que falle el uso de fibra dietética o laxantes osmóticos, o bien para paliar el estreñimiento que es efecto adverso de uso de opiáceos.
  • Secretagogos colónicos: linaclotida y plecanatida mejoran significativamente la frecuencia de los movimientos intestinales y alivian otros síntomas relacionados con el estreñimiento, aunque pueden tener otros efectos adversos gastrointestinales.
  • Supositorios de glicerina o bisacodilo: pueden resultar adecuados en adultos mayores institucionalizados con defecación disinérgica.
  • Enemas de agua tibia: se utilizan solo después de varios días de estreñimiento para prevenir la impactación fecal, evitando los enemas de fosfato de sodio en personas mayores.
  • Enemas de fosfato de sodio: en adultos mayores se ha asociado con complicaciones que incluyen hipotensión y depleción de volumen, hiperfosfatemia, hipo o hipercalemia, acidosis metabólica, hipocalcemia grave, insuficiencia renal y cambios en el ECG (prolongación de intervalo QT).

Los probióticos, prebióticos y sinbióticos han demostrado que pueden tener efectos beneficiosos, aunque la calidad de los estudios se ha considerado cuestionable en ocasiones. En todo caso se tratan de productos de composición y contenido muy variable según países y empresas comercializadoras, por lo que tales resultados no se pueden generalizar (29).

Respecto a los laxantes, hay que tener en cuenta que la relación beneficiosa eficacia/seguridad se ha demostrado en tratamientos limitados a cortos periodos de tiempo, en general 3 meses (6 meses para el PEG) (30), por lo que extrapolar tal beneficio al uso crónico no es riguroso. De hecho, ciertos estudios que tienen en cuenta la opinión del paciente reflejan que, con el tiempo, se perpetúan las quejas por insatisfacción con el tratamiento (31-32).

Respecto a las intervenciones publicadas en nuestro país, con la pretensión de optimizar el uso de laxantes utilizando medidas alternativas de nuevo nos encontramos con un vacío de información. Se puede citar el estudio Libera, que ha probado que la administración de un postre rico en fibra y sorbitol puede constituir una alternativa efectiva y segura frente al tratamiento farmacológico con laxantes en población anciana con estreñimiento institucionalizada y, por tanto, podría ayudar a reducir la polimedicación en estos pacientes (33). 

No se dispone apenas de información de experiencias de deprescripción de uso crónico de laxantes, salvo algún estudio aislado que muestra fracaso (34).

Factores dependientes de la organización

En encuestas realizadas en residencias suizo-alemanas se obtuvieron conclusiones que posiblemente sean también aplicables a nuestro medio: el personal de enfermería percibe el tratamiento del estreñimiento como un gran desafío, muestran preocupación por la dificultad que añade la limitación de recursos, así como la experiencia, las pocas visitas al médico y las demandas de priorización de la práctica diaria. Consideran que el éxito del tratamiento del estreñimiento requiere una capacitación regular del personal de enfermería para crear conciencia sobre las pautas y herramientas de detección existentes, y que también es importante la optimización de las condiciones estructurales para su implementación (35). También se encuentran reflexiones que inciden en la necesidad de mejorar los procedimientos de trabajo para conseguir el responder adecuadamente en la asistencia a las necesidades corporales y las sociales (36), prestando especial atención al entorno para promover la privacidad, la comodidad y la dignidad de las personas (37).

De acuerdo con las propuestas de la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología, sería deseable el diseño de procedimientos específicos, adaptados a los distintos perfiles de dependencia, en función de si padecen discapacidad física y/o demencia (2).

Si la persona mantiene competencia cognitiva para ofrecer respuestas fiables en una anamnesis, primaría la atención diligente de sus necesidades de acompañamiento al baño, puesto que es donde mejor pueden mantener una posición adecuada. El problema es que, aunque sean inicialmente continentes, la inhibición en la solicitud de ayuda, o bien las demoras para atenderlos, puede suponer que no lleguen a tiempo para atender su necesidad, hayan tenido un escape o hayan abortado la defecación, con lo que por una razón u otra se les acabará tratando como incontinentes, o bien experimentarán sensaciones de estreñimiento y deberán ser tratados farmacológicamente. 

Las personas con demencia y con alta dependencia, que en su mayoría son incontinentes y portadores de pañal, tienen escasa posibilidad de tener una anamnesis valorable, por lo que la información de la familia y/o cuidadores es la fuente de información necesaria para alcanzar un diagnóstico. Dado que no existe ningún método validado ni estandarizado de control de deposiciones en estos casos, no queda más alternativa que fiarse del criterio de los cuidadores habituales de un paciente y confiar además que lleven un registro del número y volumen de las deposiciones, lo que tampoco es siempre posible por la propia dinámica de cambios de personal en las residencias. Por lo tanto, una coordinación adecuada, la concienciación y la formación de los profesionales es parte importante del diagnóstico y tratamiento.

La atención de personas con demencia, pero que siguen siendo autónomos para caminar y para ir al baño, es uno de los grandes retos de las residencias en todos los aspectos. Debe primar la potenciación de las facultades y la autonomía que conserva la persona, así como el respeto a su intimidad, evitando que se sienta excesivamente sometido a intrusiones, por lo que el acompañamiento al baño para observación puede resultar conflictivo. En estos pacientes. la valoración integral posiblemente requiera el análisis de su historia clínica previa, y también dependa de la destreza de los cuidadores para conocer, observar e interpretar al usuario, junto con la exploración física, con pruebas radiológicas si es preciso.

Aunque hay poca evidencia, en los pacientes con discapacidad sería interesante utilizar estrategias similares a las de los parapléjicos, lo que requeriría suficiente tiempo y personal. Consistiría en que, por la mañana, después del desayuno y para aprovechar el reflejo gastrocólico, se dé un masaje abdominal en el sentido de las agujas del reloj, se aplique un supositorio o un microenema y sentarlos en el baño hasta reeducar el ritmo deposicional.

Los esfuerzos para adaptar individualmente la atención de personas con demencia y problemas de comunicación son muy cruciales, ya que los problemas de conducta no deben de suponer un acto de estigmatización que se aborde con una contención farmacológica y/o física de forma radical. Normalmente, las conductas aberrantes son indicadores de padecimiento de necesidades no atendidas, como puede ser la necesidad de evacuación intestinal o micción, que no saben expresar de otra manera. En un estudio se identificaron 16 características conductuales que, en un entorno poco formado, podrían no ser interpretadas adecuadamente, entre otros: expresiones faciales de tristeza, inquietud y ansiedad, quitarse/ponerse la ropa de forma inapropiada o gemidos constantes (38).

La detección precoz de algunas complicaciones del estreñimiento podría ser difícil cuando se trata de personas mayores con alta dependencia y/o demencia, que las manifiestan en forma de delirio, anorexia, retención aguda de orina, alteración de la marcha aguda, caídas, aspiraciones, etc.

Mención aparte merece el tema del control de la dispensación y administración de laxantes en las residencias, que estrictamente debería realizarse de forma individual. Esto es obligatorio para contribuir al seguimiento clínico del usuario, pero también para control de los propios gastos del mismo (7). Nos encontramos en un momento en el que los directivos de las residencias intentan paralizar los cambios en los procedimientos de dispensación de fármacos a las residencias, que hasta el momento parece adelantan las farmacias de forma habitual (38). El cambio que se avecina es la aplicación del sistema SEVEM, que utiliza procedimientos de facturación con códigos digitales, garantizando la trazabilidad de los productos farmacéuticos en todas las fases desde la fabricación hasta alcanzar el punto final (el usuario que lo recibe), por lo que no se podría ya adelantar medicamentos si no se identifica concretamente al paciente que lo va a recibir. Este sistema además ofrece mejoras para hacer seguimiento si acaecen alertas de seguridad, por lo que también supone una salvaguarda de seguridad para el paciente, que sería identificado inmediatamente en el caso de que surgiera alguna alerta. El control en la dispensación -y facturación- de los laxantes, que llegan en grandes cantidades a las residencias, se vería repercutido de forma relevante con este cambio. En España, a falta de otra información, se utilizan laxantes osmóticos fundamentalmente (97% según Tellería et al.)(7), posiblemente lactulosa en general. La lactulosa tiene presentaciones de administración (bolsitas), pero en muchas ocasiones se prescriben envases a granel, botes de 200 y 800 mL, de cómodo uso para distribución en vasitos individuales en una institución, donde cerca del 50% de los usuarios la podrían estar tomando. Si en una residencia de 100 usuarios, 50 pudieran estar tomando lactulosa, cada cual, con su dosis particular, ¿es creíble que tenga 50 botes abiertos al mismo tiempo, cada uno destinado al paciente al que se ha facturado, para respetar la trazabilidad de la dispensación individual? Parece que no.

Teniendo en cuenta la situación descrita, es posible que cuando el legislador decidió excluir los laxantes de financiación al SNS, tuviera la intención de que fuera el propio usuario el que actuara como limitante del posible abuso de un recurso terapéutico, que no puede sustituir ni anteponerse a la adaptación adecuada de las condiciones de vida y otros cuidados básicos. No obstante, en situación de dependencia, precisamente es cuando el usuario no tiene posibilidad de tomar las riendas del uso adecuado.

Conclusión

El estreñimiento crónico es un problema que condiciona de forma relevante la calidad de vida de las personas mayores y es un síndrome muy prevalente en residencias geriátricas. El tratamiento sintomático a corto plazo del estreñimiento se realiza con laxantes y es la opción aceptada cuando fracasan, en conjunto, las adaptaciones del estilo de vida y otras medidas no farmacológicas, que se consideran también eficaces. El coste del tratamiento farmacológico es sufragado entera y directamente por los usuarios, al tratarse de medicamentos no financiados, y supone una cuantía no desdeñable para personas en situación de dependencia asistida. En España no se dispone de una cuantificación adecuada de tal consumo. Tampoco se conoce cuál es el estado de aplicación de los condicionantes más elementales para prevenir el estreñimiento en residencias (diseño de dietas, seguimiento de estado nutricional, hidratación, promoción de la movilidad, privacidad, asistencia diligente). El rigor de la implementación, una atención adecuada que permita la prevención, diagnóstico, seguimiento y tratamiento recae fundamentalmente en los gestores y profesionales sociosanitarios, por lo cual la discusión sobre la pertinencia de financiar los laxantes (u otras alternativas) a personas dependientes que viven en residencias es una cuestión poliédrica, que debería ser cuidadosamente revisada, sin perder de vista el bienestar y los derechos de los pacientes.

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Las “Revistas depredadoras” son en realidad “Editoriales depredadoras”

ORIGINAL. Revista nº 36, febrero 2025

José Manuel Estrada y Serapio Severiano

Comité de Redacción de la rAJM

Cuán poco se podían imaginar los fundadores de las consideradas primeras revistas científicas, el “Journal des Sçavants” y “Philosophical Transactions of the Royal Society”, que cuatrocientos años después aquellos vehículos útiles para la difusión del conocimiento se convertirían en objeto de codicia del neocapitalismo del siglo XXI, pervirtiéndose uno de los principios fundamentales de la ciencia, la diseminación del saber, en beneficio de un obsceno negocio.

Desde hace décadas el tranquilo mundo de la publicación se ha transformado en un activo campo de actividad mercantil, de inversiones y beneficios desmesurados, una vez que las sociedades científicas y académicas dejaron en manos de las editoriales comerciales la gestión de sus revistas. Hemos asumido los costes constantes y crecientes de las publicaciones científicas arguyendo sus gastos de impresión y de publicación y como estos costes han sido asumidos durante años por nuestras instituciones (universidad, hospitales, consejerías, centros de investigación, etc.) siempre nos han podido parecer menos gravosos y dolorosos. E incluso, frunciendo el ceño, hemos ido aceptando los precios insultantes que algunas editoriales han impuesto por publicar en sus revistas en abierto, autoconvenciéndonos de que al final esos artículos los podría leer todo el mundo gracias a su total accesibilidad (siempre y cuando ese “todo el mundo” tenga acceso a Internet).

Y hemos comenzado a poner en duda el deseado progreso de la ciencia gracias a esos cientos de artículos que fueron publicados durante la pandemia de COVID-19 y luego quedaron retractados (1) -aunque entonces pensamos que era un mal menor ante la gravedad de la situación-, gracias a la revelación de Curriculum Vitae inflados para la obtención de puestos, prebendas y cátedras (2) o gracias al conocimiento de la más que extensa práctica de las “paper mills”, editoriales que inventan manuscritos falsos  y los ofrecen a  autores para su publicación (3).

Ante el constante aumento de los elevados costes de suscripción institucional de las publicaciones científicas surgieron loables iniciativas para intentar “democratizar” el acceso a las publicaciones, como lo ha sido el open access (acceso abierto), en lo que ha supuesto un importante cambio en el paradigma de la relación autor-editor-lector. Del pagar por leer (revistas suscritas) se pasó al pagar por publicar, siempre dentro de unos parámetros legales con sus sistemas de revisión por pares, sus principios éticos y la originalidad de los textos, y donde el hecho de pagar no garantizaba automáticamente -ni suponía- la obligatoria publicación del manuscrito. Pero este cambio abrió la “caja de Pandora” de un tentacular fraude donde empresas editoriales, muchas de ellas advenedizas y, sobre todo, poco escrupulosas, conocedoras de la necesidad de los profesionales por publicar para forjar su curriculum, comenzaron a ofrecer increíbles facilidades para publicar en sus revistas. Estas “lucrativas y poco edificantes editoriales” (4) han acortado hasta lo inverosímil el tiempo de espera para publicar en ellas (lo que resulta muy atractivo para los investigadores necesitados de un curriculum rápido), han ignorado, obviado y despreciado la necesaria revisión por pares (que garantiza una mínima calidad) hasta hacerla desaparecer de sus procesos editoriales, y han creado un enjambre de títulos de revistas absurdos e inverosímiles (a veces muy similares a otros ya existentes en el mercado), de muy corta vida (pues desparecido el título se oculta el fraude). E incluso han engañado a autores con la publicación de sus manuscritos en revistas internacionales inexistentes, en el colmo del fraude, el engaño y la depravación editorial. El problema ya no está solo en que se hayan elevado los costes por publicar de una manera exponencial, sino sobre todo en que se están publicando cientos de manuscritos que no han sido revisados ni por pares ni por nones, inundando así el mercado de abundante conocimiento “sin calidad contrastada” ni evaluación que se le parezca, bajo el lema de “todo por la pasta, nada por la ciencia”. Esta perversión del modelo inicial convierte a estas editoriales en “depredadoras”, camufladas entre cientos de empresas comerciales y legales, pues su objetivo no es promover, preservar y difundir el conocimiento, sino beneficiarse de un proceso que requiere del pago por parte de los autores para que sus manuscritos vean la luz. El problema es que muy fácil caer en sus engañosas trampas (facilidades para publicar, comités editoriales ficticios, adulaciones…) y cuando lo hemos hecho ya es demasiado tarde, pues hemos desembolsado ciertas cantidades de dinero, obtenidas con el esfuerzo de quizás una financiación pública de la investigación, y a cambio hemos obtenido una sospechosa publicación, que es más una negra mancha en nuestra creciente relación de publicaciones científicas personales que un mérito curricular.

Varias décadas (5) [Figura 1] lleva el mundo científico clamando contra estas revistas depredadoras, definidas (6) como aquellas publicaciones que con fines de lucro y camufladas de “académicas” publican artículos de forma engañosa o fraudulenta sin ninguna garantía de calidad. No hay más que recordar la cruzada iniciada en 2008 por el bibliotecario de la Universidad de Colorado, Jeffrey Bell (7), quien elaboró una lista de revistas “depredadoras” y las señaló con nombres y apellidos. Dicha lista tuvo que cerrarla en 2017 ante las múltiples amenazas recibidas. Para que no paguen justos por pecadores, y alertar así a lectores y escribidores, se ha intentado categorizar y describir esta amplia colección de revistas “invasoras” (8-11); pero ello resulta harto complejo por su capacidad de “camuflaje” y porque existe un finísimo hilo que separa la legalidad de la ilegalidad engañosa. Así es muy difícil cuantificar el número de artículos publicados en estas revistas fraudulentas, que seguramente asciende a varios miles (12) y que representa un importante agujero negro para la credibilidad de la ciencia.

Figura 1.- Lista de revistas publicadas por editoriales depredadoras

Si esto no fuera suficiente, en las últimas semanas hemos conocido por la prensa digital (13) el último escalón de este asalto al conocimiento por quienes no valoran de él más que su atractivo crematístico, amparándose en la máxima de los investigadores de “publicar o morir”. No bastaba sólo con engañar desde atractivas revistas de rápido compromiso y escasa calidad, sino que, en sintonía con otras prácticas cada vez más frecuentes en los negocios del neocapitalismo más salvaje (industria farmacéutica, sector inmobiliario, etc.) (14), era posible asaltar el mundo editorial a costa de la existencia de algunas revistas elegidas para ser esquilmadas y, desde ellas, publicar artículos pésimos, mediocres y de escaso valor. Diferentes editoriales “depredadoras” han adquirido recientemente un buen número de revistas científicas -aunque prácticas similares ya habían sido denunciadas en el pasado (OMIC y revistas canadienses)(15)- y, aprovechándose de su apariencia legal y carácter científico, han lanzado al mercado cientos de artículos sin mérito alguno, obteniendo pingües beneficios a la vez que han destruido el prestigio de estas revistas elegidas como cebo, en lo que investigadores de la Universidad de Granada han calificado como la “invasión de los ladrones de revistas” (16). Ya no es sólo que las “editoriales depredadoras” creen revistas de dudoso título y escaso prestigio, como han venido haciendo durante años, sino que amparándose en revistas preexistentes de cierta calidad, las parasiten para publicar artículos a diestro y siniestro con escasa calidad y hundan sin ningún miramiento su prestigio. Este último acto de vandalismo científico nos ha hecho ver que quizás nuestro punto de mira estaba desviado, pues llevamos años hablando de “revistas depredadoras” cuando lo más oportuno debía ser empezar a hablar de “editoriales depredadoras”, pues como parece desprenderse de estas últimas noticias también las revistas han sufrido la garra de editoriales desaprensivas que viven por y para el lucro. Y este nefando comportamiento último, falto de ética, mina aún un más la confianza de los investigadores en los medios de publicación, desconcertados ante la posibilidad de haber entregado sus manuscritos a revistas que han perdido gran parte de su prestigio científico.

Podría parecer a simple vista que estas “editoriales depredadoras” son un hecho aislado en este “mundo mundial” del que hablaba Manolito Gafotas, pero son un ejemplo más del asalto del neocapitalismo a cualquier ámbito donde pueda atisbarse un mínimo negocio lucrativo. Sin ir más lejos, la industria farmacéutica está actuando de forma similar con la defensa de las patentes. Un número importante de empresas farmacéuticas se han transformado, gracias al monopolio que les ofrece la protección de las patentes, en farmacéuticas “depredadoras”, lo cual les permite obtener inmensas ganancias de los diferentes sistemas sanitarios nacionales. Si esto es así, podemos incluso definir a algunas patentes también como “patentes depredadoras”, pues vienen creando una era de “extorsión farmacéutica”. Su motivo es el beneficio económico (como el de las revistas) y están corrompiendo el objetivo de la ciencia médica, que era procurar el beneficio de la salud de los ciudadanos. Sus principales víctimas son la población en general (como los científicos en las revistas), sobre todo en países de escasos recursos, y los propios sistemas sanitarios, detrayendo los recursos que podrían destinarse a otras finalidades (como investigar, crear nuevos centros de salud o dotar de más recursos humanos a las instituciones). E, incluso, cerrando el círculo, no son extraños los casos en los que las propias farmacéuticas han generado artículos favorables a sus productos, los cuales han sido ofrecidos a algunos autores para que estos los firmaran como propios.

Siendo perverso, anticientífico y fraudulento, este último escalón de la depredación editorial no es sino el último ejemplo de una perversión que ha venido fraguándose durante muchas décadas. Un negocio donde unos muchos ponen gratis el esfuerzo y el conocimiento (autores y revisores) y unos pocos la inversión, obteniendo unos beneficios que para cualquier mortal parecen desorbitados (17): al principio fue con la excusa del precio de la impresión, luego con la del coste de la publicación electrónica u online y, finalmente, con la de la publicación en abierto. Sin duda, la obtención comercial de un beneficio es totalmente lícita hablando en términos de mercado libre, pero no estaría de más que se establecieran límites a estos beneficios o que se repartieran entre quienes los generan: los autores, los grupos de investigación, las instituciones que investigan y los profesionales que revisan los originales. Eso, al menos, daría la impresión de que las grandes editoriales están también preocupadas por quienes generan la ciencia y no sólo por sus réditos económicos.

Este último asalto de depravados inversores que esquilman las revistas con el reclamo de una publicación rápida y fácil es difícil de evitar si no transformamos los fines del mundo científico regresando a los orígenes del XVII, la divulgación, y empezamos a reconocer que un curriculum debe valer más por su calidad que por su peso. Mientras sea necesario publicar a toda costa para poder obtener financiación para nuestros proyectos de investigación para así poder seguir investigando y publicando no habrá solución posible, porque siempre habrá mentes perversas que ingenien mecanismos para hacer negocio a partir del trabajo de investigadoras e investigadores en los muy variados ámbitos del conocimiento.

El daño que están causando estas “editoriales depredadoras” a través de sus revistas es múltiple, porque afecta a todos los actores que intervienen en el ámbito de la publicación (autores, revistas, editores, revisores y lectores), sembrando desconfianza  y socavando la calidad del conocimiento generado, como señala María Francisca Abad: “Las revistas depredadoras amenazan la integridad del sistema científico al deteriorar los propósitos del acceso abierto, generando confusión con aquellas que funcionan éticamente con el modelo de APC. Dañan la reputación de revisores y editores incluidos sin su consentimiento en estas revistas, de los autores, principalmente noveles, que por desconocimiento publican en ellas y de revistas que inician su trayectoria con este modelo pero aún no están consolidadas para su indexación en bases de datos de prestigio. Pero sobre todo porque comprometen la calidad de lo publicado al carecer de procesos adecuados de peer review, constituyendo un reservorio de malas prácticas científicas” (8).

Un reciente editorial (18), publicado casi simultáneamente a principios de 2025 por diferentes revistas relevantes de ciencias de la salud (BMJ, Bulletin WHO, JAMA, Lancet, Nature Medicine, New England Journal of Medicine o PLOS Medicine, entre otras) y promovido desde el Comité Internacional de Editores Biomédicos, alerta del peligro de estas “revistas depredadoras”, pues engañan deliberadamente (promesas de publicación rápida, ausencia de transparencia en los costes, inexistencia de revisión por pares, títulos engañosos, falsa aceptación de normas éticas internacionales, inclusión de profesionales en sus comités sin su consentimiento  e incluso promesas de publicación que finalmente no se llevan a cabo), y señala el daño generalizado que causan: “Estas prácticas engañosas ponen en peligro a los autores, las instituciones académicas, las revistas legítimas, las editoriales legítimas, el proceso de publicación académica, la ciencia y el público”. Se preguntan los autores de este editorial, además, sobre lo que pueden hacer los autores, las instituciones y los editores para defenderse de esta lacra. A los autores les encomiendan que sean conscientes de la existencia de estas revistas y que eviten publicar en ellas, para lo cual les aconsejan, por ejemplo, consultar el sitio web The ThinkCheckSubmit.org, donde pueden identificar publicaciones de confianza; además les advierten que deben estar siempre alerta ante correos que les ofrezcan participar en la escritura o revisión de artículos en revistas que puedan albergar alguna duda de su autenticidad. A las instituciones les proponen un esfuerzo en la formación para que los profesionales sepan distinguir cuándo están ante una revista depredadora; así mismo, otorgan un papel importante a los profesionales de sus bibliotecas en la detección y alerta de estas publicaciones engañosas. Por último, a los editores les proponen comunicar a los autores la existencia de títulos de escasa confianza. En su último párrafo, terminan recriminando la actitud de algunos autores porque, aun sabiendas de su existencia, han optado por publicar en estas revistas: “Es preocupante que, a pesar de ser conscientes de la existencia de estas entidades desde hace muchos años, los académicos sigan siendo presa de ellas. Proteger a la comunidad científica y al público de las revistas depredadoras exige la actuación de todas las partes interesadas”.

Figura 2.- Artículo publicado conjuntamente por diferentes revistas internacionales de prestigio acerca de las revistas depredadoras

La soluciones no son sencillas, pues no podemos retrotraernos al siglo XVII, pero conjugando el interés común de todos los actores -la correcta y veraz divulgación científica- podrían intentarse avances si los autores se preocuparan por publicar en revistas de calidad (consultando bases de datos y repositorios o consultando a sus bibliotecarios/as); si las editoriales se preocuparan más por hacer pedagogía de la buena publicación  y apartaran a quienes realizan estas prácticas de escasa ética; si las autoridades evaluadoras elevaran su rigor excluyendo revistas y editoriales dudosas en la evaluación de los curriculum; si existieran más repositorios en acceso abierto evaluados por pares donde los investigadoras pudieran publicar en vez de hacerlo en revistas de costes prohibitivos para muchos; si las instituciones académicas y las sociedades científicas promovieran la existencia de nuevas publicaciones en abierto ajenas al mundo más comercial; y si hubiera una mayor formación por parte de las revistas, las editoriales, las bibliotecas y las instituciones dirigida a los autores alertando de estos fraudes e indicando recomendaciones e instrucciones para las buenas prácticas en la publicación.

Es una utopía, pero la realidad es la que es y debe cambiar. No nos podemos permitir inundar el mundo científico de cientos y miles de artículos de dudosa calidad, de nulo rigor científico y escasa aportación al conocimiento humano (porque el progreso debe asentarse en la ciencia y en verdades demostradas), que crean confusión y desinformación, y tampoco nos podemos permitir gastar miles y miles de euros de la financiación estatal de la investigación en publicar en revistas donde el lucro, sino el primero, parece ser uno de sus principales objetivos.

Referencias

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3.- Parker L, Boughton S, Bero L, Byrne JA. Paper mill challenges: past, present, and future. J Clin Epidemiol. 2024;176:111549.  https://doi.org/10.1016/j.jclinepi.2024.111549.

4.- Clark J, Smith R. Firm action needed on predatory journals. BMJ. 2015;350:h210. https://doi.org/10.1136/bmj.h210

5.- Predatory Journals. Lista de revistas depredadoras 2024. https://predatoryjournals.org/news/f/lista-de-revistas-depredadoras-2024

6.- Committee on Publication Ethics. Discussion document: Predatory Publishing. 2019. https://publicationethics.org/files/cope_dd_a4_pred_publishing_nov19_screenaw.pdf

7.- Jeffrey Beall. Wikipedia. https://en.wikipedia.org/wiki/Jeffrey_Beall

8.- María Francisca Abad-García. El plagio y las revistas depredadoras como amenaza a la integridad científica. Anales de Pediatría. 2019, vol. 90, nº 1, págs. 57.e1-57.e8 https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S1695403318305265

9.- Julio Alonso Arévalo, Rosa Saraiva y Richard Flórez Holguín. Revistas depredadoras: fraude en la ciencia. Cuadernos de Documentación Multimedia. 2020; vol. 31, nº 1, pág 1-6. https://revistas.ucm.es/index.php/CDMU/article/view/68498

10.- Lluís Codina. Nunca publiques aquí: qué son las revistas depredadoras y cómo identificarlas. 14 de enero de 2021 https://www.lluiscodina.com/revistas-depredadoras/

11.- Christine Laine y Margaret A. Winker. Identifying predatory or pseudo-journals. World Association of Medical Editors; 18 February 2017. Accessed November 15, 2024. https://wame.org/identifying-predatory-or-pseudo-journals

12.- Simon Linacre.  Mountain to climb. Cabells blog. September 1, 2021 https://blog.cabells.com/2021/09/01/mountain-to-climb/

13.- Daniel Sánchez Caballero. Una serie de empresas fantasma compra prestigiosas revistas científicas para lucrarse publicando artículos dudosos. elDiario.es, 30 de enero de 2025 https://www.eldiario.es/sociedad/serie-empresas-fantasma-compra-prestigiosas-revistas-cientificas-lucrarse-publicando-articulos-dudosos_1_11989095.html

14.- José Manuel Estrada y Serapio Severiano. La industria editorial biomédica y la industria farmacéutica: vidas paralelas, vasos comunicantes. Revista de Acceso Justo al Medicamento. 2023 septiembre, nº 23, págs. 17-23 https://acortar.link/Vzcoks

15.- Sonja Puzic. Offshore firm accused of publishing junk science takes over Canadian journals. CTV News, 28 de septiembre de 2016. https://www.ctvnews.ca/health/article/offshore-firm-accused-of-publishing-junk-science-takes-over-canadian-journals/

16.- Alberto Martín Martín y Emilio Delgado López-Cózar. Invasion of the journal snatchers: How indexed journals are falling into questionable hands. https://zenodo.org/records/14766415

17.- Daniel Sánchez Caballero. ¿El mejor negocio del mundo? Las editoriales científicas disparan los precios y multiplican su facturación. elDiario.es, 18 de agosto de 2024 https://www.eldiario.es/sociedad/mejor-negocio-mundo-editoriales-cientificas-disparan-precios-multiplican-facturacion_1_11532874.html 18.- Predatory journals. What can we do to protect their prey? JAMA. 6 de enero de 2025. https://jamanetwork.com/journals/jama/fullarticle/2828957

Una revisión inicial del texto preliminar del Proyecto de Real Decreto sobre Procedimientos de Financiación y Precio de los Medicamentos

ORIGINAL. Revista nº 36, febrero 2025

Asociación de Acceso Justo al Medicamento (AAJM)

texto que publicamos a continuación es un análisis preliminar elaborado por la AAJM enviado como comentario y propuestas la ministra de Sanidad.

Propuestas Generales de la AAJM sobre fijación de precio de los medicamentos

El Real Decreto Legislativo 1/2015, de 24 de julio, por el que se aprueba el texto refundido de la Ley de garantías y uso racional de los medicamentos y productos sanitarios establece en su artículo 94, sobre fijación de precios, que corresponde al Gobierno establecer los criterios y procedimiento para la fijación de precios de medicamentos y productos sanitarios financiables por el Sistema Nacional de Salud.

1. Nuestra Asociación propone que, con carácter general, en la fijación de precios el criterio principal debe ser el coste, tal y como se recogía en el artículo 3 del RD 271/1990, de 23 de febrero, que podría servir de base, actualizado, para el texto del nuevo decreto:

3. Los precios de las especialidades de nueva comercialización se fijarán tras la finalización de un expediente individualizado, cuyo contenido atenderá necesariamente a los siguientes criterios:

El precio industrial de la especialidad se fijará sumando al coste total o precio de coste de la misma el porcentaje correspondiente al beneficio empresarial.

El precio de coste se calculará mediante la aplicación analítica del «coste completo», incluyendo el de investigación y desarrollo tecnológico. El coste unitario así obtenido representa lo que ha supuesto la fabricación del producto, llevando incorporado los repartos correspondientes a los gastos comerciales y de administración incurridos en el período.

Para el cálculo del coste se tendrán en cuenta las siguientes variables que repercuten directamente en el mismo: Nivel de actividad, evolución de los costes y de los volúmenes de venta de la Empresa, estimaciones de las ventas de la nueva especialidad y la incidencia que se origine en los costes de estructura por la fabricación del nuevo producto.

El beneficio empresarial para cada especialidad se fijará en un porcentaje, determinado por un informe técnico sobre la situación económico-financiera de la Empresa. Dicho porcentaje estará comprendido dentro de una banda establecida anualmente por la Comisión Delegada del Gobierno para Asuntos Económicos, tomando como base de referencia la situación económica de la industria farmacéutica en su conjunto y las previsiones coyunturales de política económica.

Al objeto de que el precio industrial calculado sea congruente con respecto a sus similares en el mercado, actuarán como correctores dentro de la banda de rentabilidad establecida la utilidad terapéutica que aporta el nuevo producto, comprobada científicamente, junto con el criterio de proporcionalidad que impida que el coste del tratamiento sea desproporcionado respecto a otras alternativas.

Mediante la aplicación general de estos criterios se evitarán costes, no justificados o innecesarios, tales como los que deriven de sobrevaloración por encima de los precios de mercado de sustancias activas, de pagos excesivos por licencia de marcas o tecnología o de gastos de promoción o publicidad no adecuados a las características del producto, así como aquellos gastos no necesarios para el desarrollo de la actividad normal de la Empresa, de modo que el precio final del medicamento sea calculado en función de su coste real, de manera objetiva y transparente.

2. ¿Por qué entendemos que el criterio principal deben ser los costes de producción y de I+D?

Porque se trata de medicamentos protegidos por la exclusividad (patentes y otras exclusividades nacionales o europeas). La exclusividad concede monopolio de comercialización, y permite pedir un precio por encima de los costes de producción. Ese sobre precio tiene un sentido: financiar los costes de I+D. Por lo tanto, los precios de medicamentos con exclusividad, deben permitir financiar los costes de I+D. Pero no deben servir para fijar precios por encima de esos costes aprovechando el monopolio.

Si se fijara un precio por valor (beneficio clínico incremental o similar), se debería quitar la exclusividad para que pudieran fabricarse otros productos por otros laboratorios (genéricos o biosimilares), bajando los precios, y acercándolos a los costes de producción. Pero si se mantiene la exclusividad (para financiar la I+D), el precio debe tener como criterio principal la cobertura de los costes de producción, y de la I+D. Nada más.

El pago por valor, con sus diferentes modalidades, es lo que ha disparado los precios y está provocando un gasto farmacéutico público excesivo: de los 25.000 millones de euros gastados en 2024, más de 10.000 millones son gastos innecesarios por precios abusivos. Si se pagara por beneficio clínico todas las intervenciones y las inversiones sanitarias, el SNS sería infinanciable. ¿Se debería pagar también por ganancia en salud la comida y el agua de los hospitales? El precio debe ser coste más beneficio industrial medio. Lo que supere esos precios es un beneficio abusivo de la industria con graves perjuicios para el sistema público de salud y los pacientes.

Si se acepta el criterio de pago por valor (beneficio clínico) en medicamentos con exclusividad, se debería aceptar que los medicamentos genéricos ofrecen el mismo valor, el mismo beneficio clínico, con lo que los precios no bajarían. De hecho, los precios abusivos en medicamentos con exclusividad están provocando que los medicamentos genéricos, aunque se haya perdido la exclusividad, mantengan precios altos, muy por encima de los costes, siguiendo ese “modelo” de precios abusivos.

El exceso de gasto por sobre precios abusivos (más de 10.000 millones de euros anuales), se destina en parte a ganancias de los directivos y accionistas, recompra de acciones, etc. Pero otra parte (superior al gasto en I+D que declaran las industrias) se destina a marketing, “influyendo” fuertemente en el comportamiento de prescriptores y reguladores, así como en las asociaciones de profesionales y de pacientes. De esta forma se fomenta una prescripción inadecuada y excesiva, estimándose que el 30% de la prescripción actual es innecesaria, y, por lo tanto, perjudicial. Es la farmacologización del sistema, lo que el doctor Laporte define como una “sociedad intoxicada”.

3. Discrepamos de la propuesta de la Comisión Asesora de Política Farmacéutica que, en su Documento de Recomendaciones, propone lo mismo que defiende la industria farmacéutica, que el “criterio base” para la fijación de precio sea el “beneficio clínico incremental”.

En segundo lugar, análisis de eficiencia (coste-efectividad y coste utilidad, donde los “costes” son en realidad los precios de los medicamentos actualmente utilizados, con precios abusivos, 100 veces por encima de los costes…, con lo que se perpetúa la escalada de precios injustificados).

En tercer lugar, el impacto presupuestario y como información complementaria, los precios pagados en otros países.

Nosotros entendemos que el criterio base debe ser el de los costes, y que el criterio complementario sean los precios de referencia externos. Los otros criterios, de beneficio clínico incremental, análisis de eficiencia, y análisis de impacto presupuestario deben servir para la decisión de incluir o excluir un medicamento en la financiación pública, NO PARA LA FIJACIÓN DE PRECIOS.

La terminología del beneficio incremental utilizado a la fecha genera mucha incertidumbre al tratarse, en muchos casos, de nuevas indicaciones de productos conocidos con pequeñas variaciones con nuevos precios desorbitados. Es necesario definir qué se considera un “beneficio incremental significativo” (véase la propuesta sobre beneficio adicional relevante); de forma que se precisa acotar esta terminología exigiendo claramente que su precio debería basarse en los costes I+D incurridos para alcanzar esa nueva indicación o determinar ese beneficio adicional.

Especialmente importante cuando se trate de declaraciones de medicamentos huérfanos o usos compasivos.

Propuestas específicas de la AAJM sobre los aspectos b) y d) del documento de Consulta

Pública Previa

Sobre el aspecto b): los problemas que se pretenden solucionar con la nueva norma.

A. Se menciona que, en primer lugar, es necesario desarrollar aspectos que, con independencia de la vigencia de la ley actual o de la publicación de una nueva ley, nunca van a ser desarrollados a dicho nivel. Estos aspectos, entre otros, incluyen:

− La revisión y definición de los criterios de inclusión, no inclusión y exclusión en la financiación.

            Sobre este aspecto:

Consideramos especialmente necesario definir claramente los criterios de no inclusión, porque actualmente en el SNS se financia prácticamente todo nuevo medicamento que solicita financiación, al carecer de criterios claros de no financiación. E incluso cuando la CIMP resuelve no financiar un medicamento, a la mínima presión que recibe esa de decisión se revoca.

− El beneficio clínico adicional relevante (BCAR) (incluyendo la perspectiva del paciente).

            Sobre este aspecto:

Consideramos imprescindible definir e incluir tanto el beneficio clínico relevante (BCR) como el beneficio clínico adicional relevante (BCAR) para poder adoptar la decisión de financiación de un medicamento, no solo el BCAR.

Proponemos que a afectos del RD sólo debe considerar BCR o BCAR el que en los ensayos clínicos se mide en variables objetivas o duras, no el que se mide en variables subrogadas, ni secundarias ni en blandas, dado que los estudios que han tratado de correlacionar las variables subrogadas con la existencia de un beneficio tangible, en su mayoría han encontrado que no se correlacionan.

− La evaluación de la eficiencia.

            Sobre este aspecto:

Proponemos que se haga sólo para aquellos medicamentos que aporten un BCR o un BCAR.

− El impacto presupuestario o la incertidumbre sobre cada uno de ellos.

Sobre este aspecto:

Proponemos que el impacto presupuestario se haga en todos los casos.

Proponemos Incluir también los conflictos de interés para la participación en estas evaluaciones y decisiones.

Por otro lado, como en el RD ETS ya se incluye la evaluación de la eficiencia y el impacto presupuestario en la definición de los ámbitos de evaluación no clínicos y de la evaluación económica, creemos que hay un hiperprotagonismo de esta terminología, que se debe circunscribir y desarrollar en uno de los dos RD, sin interferencias que con posterioridad puedan dar lugar a interpretaciones diferentes o contradictorias.

En ausencia de este desarrollo se puede dificultar y enlentecer la toma de decisiones sobre la incorporación de nuevos productos, la revisión de los ya incorporados y/o la exclusión de aquellos que no deben seguir formando parte de la prestación del sistema nacional de salud.

Además, al no estar los criterios desarrollados y ser muy amplios, en algunos casos, se genera incertidumbre para los desarrolladores de medicamentos que necesitan certeza sobre los criterios que les serán aplicable.

Además, para que un sistema de evaluación independiente pueda desarrollar adecuadamente su trabajo, éste debe conocer cuáles son los criterios que van a guiar a los decisores a la hora de tomar sus decisiones. En este sentido, la calidad de las evaluaciones será mayor cuanta mayor sea la claridad de estos criterios de decisión.

Sobre este aspecto:

Creemos que este punto está de más en esta consulta pública porque este no es un decreto de evaluación, que está en otro ámbito, sino de procedimiento de financiación y precio de los medicamentos.

B. Se menciona que, en segundo lugar, es necesario reformular el sistema de precios de referencia para generar un entorno más competitivo y saludable para medicamentos genéricos y biosimilares, también la resiliencia, diversificación y seguridad de las cadenas de suministro, para garantizar la disponibilidad y acceso a medicamentos antiguos que aún retienen valor terapéutico.

Sobre este punto:

Creemos que el sistema de precios de referencia (SPR) debe de configurarse para que, una vez finalizada la patente, y con ella la justificación para los precios de monopolio que imponen al SNS, los precios de los medicamentos genéricos dejen de ser atractivos para las marcas, y para ello deben ajustar sus precios de financiación a sus precios de costes de fabricación reales.

Actualmente los precios de los genéricos en España, salvo algunas excepciones, están muy por encima de la media europea y de Canadá y siguen siendo muy atractivos para las marcas y la solución no debe ser evitar que las marcas bajen de precio, sino que los genéricos bajen sus precios hasta que dejen de ser atractivos paras las marcas, como sucede con el omeprazol, simvastatina o fluoxetina por citar algunos.

C. Se menciona en tercer lugar, que es necesario generar un entorno que estimule y permita el reposicionamiento de medicamentos antiguos y fuera de los periodos de protección, y que pueden encontrar una utilidad en una indicación diferente de la autorizada.

Sobre este punto:

Creemos que también es necesario generar un entorno que proteja al SNS de la epidemia de desabastecimientos que padece, incentivando en la financiación y el precio, la producción nacional de principios activos estratégicos y penalizando en la financiación y el precio a los laboratorios cuyas prácticas comerciales derivan, directa o indirectamente en desabastecimientos para los pacientes del SNS. Así mismo, es preciso avanzar en la fijación de precios cercanos a los costes de fabricación, incluida la I+D, de los medicamentos con exclusividad.

En lo referente a los desabastecimientos, es necesario recordar que debe darse cumplimiento al artículo 81 de la Directiva 2001/83/CE sobre obligación de suministro apropiado y continuado al considerarlo un servicio público y desarrollar un sistema de sanción por incumplimiento, en su caso.

D. Se menciona, por último, que es necesario que el sistema de financiación y precio de los medicamentos se centre en la totalidad del ciclo de vida del medicamento y no exclusivamente en las primeras decisiones. Para ello es necesario una evaluación “ex post” de la aplicación de los sistemas de precios y financiación pública y sus resultados, basado en sistemas de información que proporcionen información relevante para comprobar su ajuste a las políticas previamente definidas por los órganos competentes.

Sobre este aspecto:

Estamos de acuerdo en que todo medicamento que se financie debe tener definido no sólo su precio, sino también el escenario de uso y el consumo anual estimado para elque fija ese precio y que debe haber una revisión automática para ajustar el precio cuando su consumo supere un umbral predefinido en cada caso. Así se evitarán abusos como el del rituximab, inicialmente aprobado como huérfano para su uso en el tratamiento del linfoma folicular no Hodgking, y que con el tiempo se convirtió en el medicamento de mayores ventas aprobado como fármaco huérfano.

Sobre el aspecto d): los objetivos de la norma.

1) Regular y definir los procedimientos y metodología aplicables a las decisiones de financiación y precios de los medicamentos, así como todos aquellos criterios que deban ser empleados en las mismas, con independencia de si se tratan de nuevos productos, nuevas indicaciones de productos ya autorizados o sus revisiones. También los criterios para la aplicación de reservas singulares y de exclusiones de la prestación.

Sobre este punto:

Se debe recoger que la decisión del precio de los medicamentos en el SNS, en ningún caso se debe producir sin que el solicitante haya aportado el detalle de los costes de producción del mismo.

Insistimos en la necesidad de diferenciar los procedimientos de fijación de precio y los procedimientos de financiación o no financiación pública.

2) Establecer procedimientos y condiciones para autorizaciones de financiación acelerada, condicional y provisional, desarrollando un sistema de fijación de precio y de forma de pago y compensación, si procede, asociado, así como la aplicación de nuevos modelos de pago cuando proceda.

Sobre este punto:

No estamos de acuerdo con la terminología empleada “financiación acelerada”, la palabra acelerada implica un plus de beneficio que aprovecha la industria farmacéutica en sus campañas de marketing y que en la mayoría de los casos en los que se utiliza para la autorización por las agencias reguladoras, el beneficio que lo justificó o no está claro o directamente con posterioridad se demuestra que no existe.

Las autorizaciones condicionadas y/o aceleradas suelen conllevar autorizaciones sin demostración de eficacia, limitándose en la mayoría de los casos a objetivos de seguridad, lo que no debe soslayar la obligación de estudios seguridad y eficacia posteriores e incluso con revisión de los precios pagados en base a los resultados en vida real, de forma que no se interrumpa el uso de estos medicamentos autorizados por esta vía sólo cuando se advierte de su falta de eficacia o efectos indeseados derivados a lo largo de su uso con la consiguiente exposición a riesgos innecesarios a los pacientes.

3) Establecer procedimientos para complementar la generación de conocimiento sobre el funcionamiento del medicamento en vida real en áreas en las que predomine la incertidumbre, así como las condiciones de entrada y salida de este tipo de situaciones.

Sobre este punto:

Opinamos que es necesario generar conocimiento sobre el funcionamiento del medicamento en vida real en todos los casos, ya que es necesario para las revisiones previstas en los puntos primero y undécimo, no sólo donde predomine la incertidumbre, si bien estos casos se deben priorizar.

4) Determinación de los criterios para la elaboración de las directrices, guías y procedimientos de evaluación con reglas claras y transparentes para cada uno de ellos, así como sus mecanismos de aprobación.

Sobre este punto:

Creemos que este punto excede el objeto de este RD, que es la financiación y precio y no se debe incluir.

5) Establecer el marco en el que se desarrolle el análisis de evaluación económica y el impacto. presupuestario del medicamento para cumplir con el criterio de eficiencia. Todo ello teniendo en cuenta la incertidumbre financiera.

Sobre este punto:

Creemos que esto ya está recogido y es competencia del RD de ETS.

6) Modificar el sistema de precios de referencia introduciendo elementos que incrementen la competencia y valoren las aportaciones que suponen un beneficio incremental en la utilización de medicamentos, sustituyendo o complementando, en los apartados que proceda, al vigente al Real Decreto 177/2014, de 21 de marzo.

Sobre este punto:

Creemos que la única modificación que precisa el SPR es para incrementar la competencia y bajar los precios de los medicamentos genéricos conforme a lo que proponemos.

El estudio del beneficio clínico incremental en SPR no tiene sentido en un SPR, pues de haber beneficio clínico incremental ya se debería haber tenido en cuenta para la financiación del innovador.

7) Reformar los procedimientos de inclusión y fijación de precio de medicamentos genéricos y biosimilares.

Sobre este punto:

Creemos que precisan modificación para bajar sustancialmente sus precios y para ello proponemos tres alternativas:

1. Que el precio de financiación de genéricos y biosimilares se base en sus costes de producción más un margen de beneficio razonable, ya que no hay justificación para financiarlos con precios abusivos, como sucede actualmente. El precio de los genéricos no debe establecerse en base a un porcentaje del precio del originario, lo cual suele estar aceptado en un 25% el primer año y un 40% el segundo año y sucesivos, lo que supone una pérdida del ahorro potencial, de lo contrario, también supone un precio abusivo.

2. Que semestralmente o en algunos casos una vez al año, salgan a subasta los precios de todos los conjuntos homogéneos. Creemos que si es cada dos meses, como ha salido en los medios de comunicación, los precios apenas bajarán porque quien apueste por bajar apenas va a tener tiempo para poder rentabilizar su decisión.

3. Utilizar un sistema de bajada de obligatoria de precios de los medicamentos genéricos más potente, al estilo de países como Canadá, que cuando existen varios genéricos de un mismo principio activo oral, el precio de genérico se fija en un 25% del de marca. Con este sistema, por ejemplo, la memantina oral que antes de los genéricos, el medicamento Axura tenía un PVP de 208 euros, costaría al SNS unos 52 euros y no los 144 que cuesta actualmente.

8) Establecer y definir el marco de relación de las personas y grupos que intervienen directa o indirectamente en la toma de decisiones relacionadas con la financiación y precios de los medicamentos, incluyendo tanto las personas de la propia administración como pacientes, consumidores, profesionales sanitarios y economistas de la salud.

Sobre este punto:

Creemos que este marco de relación debe configurarse excluyendo a las personas y grupos con cualquier conflicto de interés. Se entenderá que existe conflicto de interés cuando la persona haya recibido pagos de la industria, directa o indirectamente (a través de Fundaciones, Universidades, etc.), por cualquier causa (formación, conferencias, asesoría, investigación, etc.). durante los tres años previos? (esto es lo que proponíamos en el RD de ETS).

Consideramos imprescindible de medidas de transparencias efectivas, para lo cual se hace necesario un único registro público y estandarizado de todas las transferencias de valor para que sea un proceso ágil, público, de fácil acceso y transparente que, además incluya los productos sanitarios en su conjunto.

9) Sistematizar las situaciones de aplicación y los cauces existentes para la interacción temprana entre compañías y la administración sanitaria.

Sobre este punto:

Es especialmente necesario dejar claro que todas las personas de la administración sanitaria con las que interaccionen de manera temprana carezcan de conflictos de interés.

10) Establecer y definir qué excepciones podrían ser aplicables a los procedimientos regulares (por ejemplo, medicamentos que atiendan determinadas necesidades de pacientes o grupos de pacientes, medicamentos utilizados en campañas de salud pública, entre otras).

Sobre este punto:

Lo creemos innecesario y a corto plazo contraproducente. Ya sabemos de la habilidad de la industria farmacéutica para convertir la excepción en norma. Y como ejemplo la normativa de medicamentos huérfanos.

Por otro lado, estos supuestos encajarían, si hubiese una justificación clara, en el punto 2.

11) Establecer mecanismos para el seguimiento y las reglas básicas para la revisión de precios en aquellos productos que ya cuentan con una decisión de financiación positiva.

12) Definir los procedimientos que permitan asegurar la transparencia en la rendición de cuentas, así como la confidencialidad de aquellos aspectos que deban serlo.

13) Establecer los procedimientos y sistemas de comunicación al Ministerio de Sanidad de la información necesaria para el seguimiento de las resoluciones de precio y financiación.

Incluir un punto 14 que prevea mecanismos para que el precio de los medicamentos no publicitarios que no soliciten su financiación, su precio de venta al público por dosis y unidad será el mismo que el de los financiados, cuando existan presentaciones financiadas.

Con esto se pretende evitar la sangría que se está produciendo en el bolsillo de los ciudadanos que si no tienen receta no le dan en la farmacia un envase financiado, porque precisa receta, pero si le dan el mismo medicamento que no la precisa si paga 4 veces más y si quiere se compra tantos envases como desee, por ejemplo el Omeprazol 20 mg 14 cápsulas, el financiado, que se exige receta cuesta 1,26 euros y el no financiado al que no se exige receta cuesta 3,95, o el paracetamol de 1 gr que el financiado de 20 comprimidos cuesta 1,9 euros y el no financiado de 10 comprimidos 3,99, 4 veces más caro. Omeprazol, ibuprofeno de 400 mg, Ibuprofeno arginina, Paracetamol, loratadina, Enantyum, etc. son casos con los que asaltan los bolsillos de los ciudadanos y que se van extendiendo con la colaboración de la AEMPS que declara la receta obligatoria para unos y sin receta para otros, incluso con la misma composición y tamaño, y por la pasividad de la CIMP que al no estar financiados permite los precios abusivos. Si la AEMPS quiere autorizar sin el requisito de receta obligatoria el omeprazol 20 mg 14 cápsulas, o paracetamol 1 gr 10 comprimidos, su precio por unidad para el ciudadano debe de ser el mismo que el del financiado y no hasta 4 veces más. Y lo mismo con los demás.

Incluir un punto 15 para incorporar mecanismos que permitan, cuando haya desabastecimiento en la farmacia de un medicamento financiado cuyo titular lo sea de otro medicamento idéntico, pero no financiado y de precio muy superior, se pueda dispensar con cargo al SNS el no financiado al precio del financiado. Con esto se pretende evitar la práctica, muy habitual, por la que resulta muy dificultoso encontrar el financiado barato por problemas de suministro y no así el publicitario (por ejemplo, Gine-Canesten 500 mg 1 comprimido vaginal (11,89 euros) y Gine-canesmed (3,82 euros), ambos de Bayer, pero el primero con un precio casi 4 veces superior).

Las grandes farmacéuticas están promocionando medicamentos potencialmente mortales contra el Alzheimer

OTRAS FUENTES. Revista nº 36, febrero 2025

Jeanne Lenzer – Shannon Brownlee.

Jacobin Review, 02-01-2025, https://jacobin.com/2025/02/alzheimers-drugs-approval-regulations-death

Hemos creído necesario continuar con el tema de los medicamentos para la enfermedad de Alzheimer, pues es indudablemente un tema que refleja muy bien las presiones de la industria farmacéutica sobre la prescripción clínica de los profesionales.

En la revista de noviembre-diciembre incluimos un artículo de rigor notable de Felix Bermejo y Victoria Zunzunegui, donde analizaban las serias dudas sobre la aprobación de lecanemab para la enfermedad de Alzheimer por la EMA.  Acompañamos este articulo con la publicación de un informe” El legado devastador de las mentiras en la enfermedad de Alzheimer” en el que Charles Piller comentaba de forma demoledora: “la arrogancia y la laxitud ante la mala conducta (que comparten  financiadores y reguladores, revistas y universidades) tienen que cambiar”.

Pues bien, a continuación, podemos leer un excelente artículo que completa de forma extraordinaria la visión sobre el Alzheimer y los nuevos medicamentos, que la industria farmacéutica impone, pues a las serias dudas sobre su efectividad clínica y los riesgos que conllevan, junto con los altos costes que suponen para pacientes y sistemas sanitarios.

Un texto largo, pero absolutamente recomendable.

La Administración de Alimentos y Medicamentos ha aprobado controvertidos tratamientos farmacológicos para la enfermedad de Alzheimer en medio de un exceso de muertes, eficacia cuestionable y conflictos de intereses entre los reguladores, los defensores de los pacientes y las grandes farmacéuticas.

Hace seis años, Genevieve Lane disfrutaba de una vida activa en Florida cuando empezó a olvidar los nombres de sus vecinos y dónde dejaba las llaves. A sus setenta y seis años, podría haber restado importancia a estos lapsus como simples signos del envejecimiento, pero cuando empezó a tener momentos de confusión y a perderse ocasionalmente mientras caminaba, su compañera de casa y amiga de toda la vida, Vicki Holmes, le habló de un centro de investigación cercano. Allí, un médico le diagnosticó Alzheimer en etapa temprana y le habló de un estudio que probaba un nuevo fármaco prometedor. Lane se inscribió y le dijo a su hija que quería disponer de más tiempo.

Poco después de que comenzara a recibir las infusiones dos veces al mes, ella y Holmes creyeron que su memoria estaba mejorando. “Al principio, realmente pensamos que estaba funcionando”, dijo Holmes. Pero Lane no estaba tomando el fármaco; estaba recibiendo el placebo, infusiones de solución salina. Cuando el ensayo concluyó después de dieciocho meses, comenzó a recibir el fármaco real, de marca Leqembi, como parte de la fase de extensión del estudio.

Seis semanas después, Lane estaba muerta.

La familia de Lane pidió una autopsia. “Pensé que el medicamento la había matado”, nos dijo Yvonne Battaglia, su hija. “No confiaba en el medicamento ni en la compañía farmacéutica”. Pero tanto la firma de investigación contratada por la farmacéutica como el hospital donde murió dijeron que no podían realizar una autopsia. Así que Battaglia y su familia contrataron a un neuropatólogo independiente.

El patólogo encontró que el cerebro de Lane estaba plagado de vasos sanguíneos rotos, inflamación generalizada y áreas de células muertas. Una segunda autopsia, realizada en el Centro Médico de la Universidad de Vanderbilt, donde la familia donó su cerebro, confirmó la causa de la muerte: inflamación cerebral grave, probablemente debida a Leqembi.

Ella no fue la única paciente que sufrió daños mientras tomaba el medicamento. Aunque la compañía que fabrica Leqembi no informó de ninguna muerte relacionada con el medicamento durante su estudio de dieciocho meses, se produjeron cuatro muertes relacionadas con el medicamento más tarde, durante la fase de extensión del estudio, en la que participaron 714 pacientes que tomaban el medicamento. Y la muerte no fue el único resultado catastrófico. Durante el ensayo principal, al menos dos pacientes que al principio presentaban problemas leves de memoria quedaron discapacitados después de recibir el medicamento, incapaces de cuidar de sí mismos o de reconocer a sus familias. El 22 por ciento de los pacientes que tomaron Leqembi sufrieron hemorragia o inflamación cerebral, más del doble del 10 por ciento de los que tomaron placebo.

Sin embargo, la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA), que regula los productos médicos, aprobó el fármaco en 2023.

Leqembi es uno de los tres medicamentos contra el Alzheimer de la misma clase, todos ellos presentados con una extraña mezcla de escepticismo y fanfarria en los últimos cuatro años. El predecesor de Leqembi, Aduhelm, lanzado en 2021, ya está fuera del mercado tras las acusaciones en un acuerdo secreto entre los fabricantes del medicamento y los reguladores (los fabricantes citaron razones comerciales para retirar el fármaco). El tercer fármaco de la clase, Kisunla, fue aprobado en julio de 2024. En los estudios de Kisunla, los pacientes experimentaron lesiones cerebrales asociadas al fármaco en una tasa más alta que con Leqembi. Sin embargo, algunos médicos, ejecutivos farmacéuticos y periodistas están aclamando ambos fármacos como medicamentos «revolucionarios», los primeros fármacos que podrían «cambiar el curso» de la enfermedad de Alzheimer.

¿Pero son realmente avances?

Pocas enfermedades son tan perniciosas como el Alzheimer, que puede ir devorando lentamente a la persona por completo. Si la evolución de la enfermedad pudiera modificarse significativamente con medicamentos, algunos pacientes estarían sin duda dispuestos a asumir algún riesgo, y la aprobación de un fármaco eficaz daría a los pacientes y a sus familias más opciones para el tratamiento de la enfermedad. Los fabricantes de Leqembi y Kisunla sostienen que los estudios de sus fármacos, y la posterior aprobación de los mismos por parte de la FDA, confirman que los beneficios potenciales de los tratamientos superan a los riesgos.

Pero esta investigación ha descubierto pruebas de que tanto los fabricantes de fármacos como la FDA han restado importancia a los posibles daños y han exagerado los beneficios potenciales. The Lever descubrió datos relacionados con la aprobación de Kisunla; cuando el fármaco se presentó por primera vez para su revisión, la agencia rechazó su aprobación, señalando un “desequilibrio en las muertes”, así como  falta de datos porque la empresa había perdido el rastro de casi una cuarta parte de los pacientes que participaron en un estudio clave. La FDA le dijo a la empresa que tendría que averiguar si estaban vivos o muertos.

The Lever también descubrió que tres de los cuatro asesores médicos de la FDA que votaron a favor de Leqembi tenían vínculos financieros con los fabricantes u otras compañías farmacéuticas. Además, los datos de los ensayos clínicos muestran que los efectos de los medicamentos sobre la función cognitiva pueden ser menores de lo que los pacientes y sus cuidadores suelen ser capaces de percibir. Cuando comenzaron a surgir los malos resultados de los estudios, un panel convocado por una influyente organización de pacientes vinculada a las compañías farmacéuticas sugirió un parámetro más bajo para medir la eficacia de los medicamentos.

La administración Trump está enviando mensajes contradictorios sobre su plan de reforma de la FDA y el proceso de aprobación de medicamentos. El candidato del presidente para secretario del Departamento de Salud y Servicios Humanos, Robert F. Kennedy Jr, quiere facilitar que los tratamientos cuestionables lleguen al mercado, afirmando que la FDA está librando una “guerra contra la salud pública” al bloquear la aprobación de terapias no probadas como la hidroxicloroquina para prevenir la COVID-19. Kennedy también ha promovido una regulación más estricta de las vacunas.

El 3 de enero, la FDA escribió en un correo electrónico que estaba trabajando en una respuesta a una consulta de Lever ante las críticas  que consideran que los efectos de los nuevos medicamentos contra el Alzheimer son demasiado pequeños para ser percibidos por los pacientes y los cuidadores y que los medicamentos plantean “serias preocupaciones de seguridad”. Sin embargo, el 23 de enero, la agencia nos envió un correo electrónico indicando que el Departamento de Salud y Servicios Humanos “ha emitido una pausa en las comunicaciones masivas… que no estén directamente relacionadas con emergencias o sean críticas para preservar la salud”.

La empresa farmacéutica japonesa Eisai, que desarrolló Leqembi en asociación con la empresa biotecnológica estadounidense Biogen, dijo a The Lever que sus estudios muestran que el fármaco es seguro y eficaz. La empresa citó la votación unánime de los asesores de la FDA para aprobar Leqembi como confirmación del “beneficio clínico” del fármaco y su “perfil general de beneficio-riesgo”. Eli Lilly, el fabricante de Kisunla, afirmó  que su estudio mostró que la desaceleración de la demencia se logró “de manera muy confiable”. La FDA también mantiene que los nuevos fármacos son “seguros y eficaces”, como se describe en sus documentos de revisión.

A pesar de las garantías de la agencia y los fabricantes, muchos neurólogos siguen dudando  recetar los nuevos fármacos. Madhav Thambisetty, ex investigador principal del Instituto Nacional sobre el Envejecimiento de los Institutos Nacionales de Salud (ahora es director ejecutivo de medicina traslacional de neurociencia en la compañía farmacéutica Novartis), nos dijo que pensaba que Leqembi podría ofrecer un beneficio modesto, pero que sólo lo recetaría después de advertir a sus pacientes sobre lo que se sabe (y lo que no) acerca de los efectos secundarios potencialmente graves. Cuando se le preguntó si recomendaría el medicamento si sus propios familiares quechua desarrollaran Alzheimer, su respuesta fue escueta: «Absolutamente no».

Reshma Ramachandran, codirectora de la Colaboración de Yale para el Rigor, la Integridad y la Transparencia Regulatoria y experta en el análisis de ensayos clínicos, nos comentó  que Leqembi y Kisunla «plantean graves riesgos de seguridad y, en el mejor de los casos, un beneficio poco claro» y «están dando falsas esperanzas a los pacientes y a sus médicos». Rudolph Castellani, profesor de neuropatología en la Universidad Northwestern, nos dijo que le preocupa que si los medicamentos se recetan ampliamente, sus efectos tóxicos podrían convertirse en «un desastre de salud pública».

Los medicamentos deben administrarse por vía intravenosa en lugar de tomarse en forma de píldora, y eso ha limitado hasta ahora el mercado. En una conferencia telefónica sobre los resultados de noviembre de 2024, Eisai informó que aproximadamente cuatro mil pacientes habían tomado Leqembi y que los hospitales están estableciendo centros de infusión para ofrecer el tratamiento de manera más amplia. (La empresa se negó a publicar datos más recientes).

Un dato clave que los médicos y los pacientes necesitan para evaluar si vale la pena tomar los medicamentos es la tasa de eventos adversos graves que causan. Los eventos adversos graves se definen como discapacidad permanente, necesidad de hospitalización o muerte. Según los fabricantes de medicamentos, los pacientes que tomaron Leqembi o Kisunla sufrieron eventos adversos graves durante los ensayos clínicos en tasas más altas que los que tomaron un placebo.

Se estima que entre cinco y siete millones de personas padecen deterioro cognitivo leve debido a la enfermedad de Alzheimer, pero sólo 1,28 millones han sido diagnosticadas de  la enfermedad. Incluso si sólo aquellos que han sido diagnosticados tomaran finalmente uno de los medicamentos, los datos descubiertos por Lever sugieren que decenas de miles de pacientes podrían quedar gravemente lesionados , discapacitados o muertos.

Durante el ensayo clave de Leqembi, cinco pacientes sufrieron grandes hemorragias cerebrales (conocidas como «macrohemorragias») en comparación con sólo un paciente que tomó el placebo. «Incluso si la tasa de mortalidad no resulta ser mayor, el aumento de las grandes hemorragias cerebrales es preocupante», sfirmó Steven Goodman, médico y profesor de epidemiología en la Universidad de Stanford y experto en diseño de ensayos clínicos. «Algunos de los efectos secundarios de los medicamentos son tan graves como los síntomas de Alzheimer que los pacientes están tratando de evitar».

Los fabricantes de medicamentos ahora apuntan a mercados aún más grandes al ampliar el tratamiento a personas con síndrome de Down y a aquellos que no tienen problemas de memoria en absoluto pero podrían estar en riesgo de desarrollar Alzheimer. El precio de lista de Leqembi es de 26.500 dólares al año, y el de Kisunla, de 32.000. Si a eso añadimos el coste no sólo de los medicamentos, sino también el precio de los análisis de sangre necesarios, las punciones lumbares y las exploraciones de diagnóstico por imágenes, se calcula que el precio total por paciente en Estados Unidos para Leqembi asciende a 109.000 dólares por paciente al año.

Castillo de naipes

El camino hacia los nuevos medicamentos para el Alzheimer se estableció hace más de treinta años con el desarrollo de una teoría  que plantea que la enfermedad es causada principalmente por la acumulación de una proteína en el cerebro llamada beta amiloide. Aunque los depósitos amiloides están presentes en el cerebro de los pacientes de Alzheimer, algunas personas con amiloide nunca se vuelven dementes, y nadie ha demostrado definitivamente que la proteína cause la enfermedad en lugar de ser un subproducto de la misma.

Los expertos han hecho agujeros en la llamada «hipótesis amiloide» durante años. Recientemente, las dudas sobre la teoría aumentaron cuando una investigación en curso, publicada  en la revista Science en 2022, encontró que las imágenes técnicas utilizadas en un estudio clave que prestaban apoyo a la hipótesis habían sido manipuladas.

Con poco más por decir, la industria farmacéutica ha Invertido miles de millones de dólares en las últimas dos décadas en la investigación y el desarrollo de medicamentos antiamiloides. Desde 2004 hasta 2021, las empresas persiguieron al menos veintitrés de ellos, todos los cuales resultaron inútiles o incluso peligrosos. En algunos estudios, la cognición de los pacientes empeoró; en otros, sufrieron efectos secundarios graves, incluyendo convulsiones implacables, encefalitis y muerte

La llegada de Aduhelm, Leqembi y Kisunla.

Estos medicamentos emplean anticuerpos monoclonales para atacar el amiloide, al igual que la manera  en que el sistema inmunológico ataca a un virus. Los tres han demostrado ser altamente efectivos para eliminar el amiloide del cerebro. Desafortunadamente, poco más sobre ellos es tan sencillo.

El primero de la clase, Aduhelm, fue codesarrollado por Biogen y Eisai. Biogen detuvo sus dos estudios fundamentales de Aduhelm temprano, citando «futilidad». En otras palabras, la droga no funcionó. Más tarde, la compañía volvió a analizar los mismos datos, esta vez produciendo resultados contradictorios: un estudio mostró una ligera desaceleración de la demencia;  otro, que era casi idéntico en diseño,  era negativo y el medicamento no confirmó ningún beneficio para los pacientes.

En las casi mil páginas de análisis de la FDA sobre Aduhelm se encontraron algunos hallazgos preocupantes. Cuando los revisores de la FDA compararon la cantidad de reducción de amiloide en los pacientes que tomaban los medicamentos con su función cognitiva, no hubo correlación. En otras palabras, los pacientes podrían experimentar una reducción significativa de amiloide sin desaceleración de la pérdida de memoria.

Después de que Biogen presentó sus datos a la FDA, la agencia convocó una reunión del comité asesor de expertos externos en 2020. (Estas reuniones se llevan a cabo cuando los resultados de los estudios son contradictorios o inciertos). Los funcionarios de la FDA le dijeron al panel de revisión externo que el estudio  de resultado negativo no era confiable y les pidieron que se concentraran en el estudio positivo, que mostraba  cierta desaceleración de la demencia. Billy Dunn, el principal funcionario de neurociencia de la agencia, también les informó que la agencia no consideraría la eliminación de amiloide como base para la aprobación, afirmando : «No estamos usando amiloide como sustituto de la eficacia». En cambio, la FDA quería que los asesores evaluaran el efecto del medicamento en la desaceleración de la demencia.

Los miembros del comité protestaron porque los estudios eran casi idénticos en diseño y era irracional centrarse solo en el estudio positivo. Le dieron al medicamento un voto en contra rotundo (diez personas del comité de once personas consideraron  que no había suficientes pruebas de la eficacia del medicamento; el undécimo confirmó  que no estaba seguro).

Por sugerencia de Dunn, Biogen solicitó la aprobación acelerada de Aduhelm basándose en su capacidad para eliminar amiloide en lugar de si realmente se había demostrado que ralentizaba la demencia.

Este era precisamente el enfoque que Dunn había dicho a los asesores que la FDA no utilizaría. Entonces, cuando la agencia anunció a principios de 2021 que anulaba a sus asesores y otorgaba la aprobación basándose en las reducciones de amiloide, tres de los asesores renunciaron en protesta. Uno de ellos, Aaron Kesselheim, profesor de medicina en Harvard y un destacado experto en el proceso de aprobación de medicamentos de la FDA, lo calificó como «probablemente la peor decisión de aprobación de medicamentos en la historia reciente de EE. UU.»

El resultado fue un desastre de comunicaciones  públicas de  la FDA sobrev el fármaco. La prensa detectó una serie de desviaciones del protocolo de la agencia, incluido un plan que Biogen denominó Proyecto Onyx en el que sus científicos y los gerentes de la FDA, incluido Dunn, trabajaron juntos para lograr la aprobación del fármaco. Una investigación del Congreso concluyó que Dunn tenía una relación inapropiada con Biogen y que la aprobación estaba «plagada de irregularidades». Algunos hospitales destacados se negaron a proporcionar Aduhelm a los pacientes y, a principios de 2024, Biogen anunció que dejaría de fabricar el fármaco.

Cuando el siguiente fármaco de la clase, Leqembi, se sometió a revisión en 2022, se parecía a Aduhelm en muchos aspectos. Ambos fármacos fueron desarrollados por Biogen y Eisai (con Eisai asumiendo el papel principal en el caso de Leqembi). Al igual que Aduhelm, el primer ensayo clínico de Leqembi no logró confirmar que los pacientes que tomaron el fármaco tuvieran mejores resultados que los que tomaron placebo, según la prueba cognitiva principal de la empresa. Eisai utilizó los efectos secundarios, incluida la eliminación de amiloide, para solicitar la aprobación acelerada, y la FDA aprobó el medicamento en enero de 2023, basándose en los resultados en solo 152 pacientes.

Al mismo tiempo, hubo evidencia de que el medicamento causó daños graves. La FDA detectó complicaciones asociadas con Leqembi, complicaciones que la empresa minimizó o no había incluido en su resumen de «eventos adversos». La FDA señaló que Eisai no había informado de los síntomas causados ​​por la inflamación cerebral en dos pacientes (uno tuvo una convulsión) y omitió dos casos de hemorragia cerebral.

Conflictos de intereses

Antes de que se revisara un segundo estudio más amplio de Leqembi, la FDA reemplazó a su comité asesor de once miembros, que estaba compuesto principalmente por médicos académicos independientes que habían rechazado Aduhelm. El nuevo comité asesor de seis miembros incluía a cuatro médicos, un bioestadístico y un representante de los pacientes.

Según nuestro análisis, tres de los cuatro asesores médicos tenían conflictos de intereses financieros con Biogen, el socio de Eisai en el desarrollo de Leqembi, que incluían honorarios por consultoría, conferencias y financiación de investigación de la empresa. Un cuarto asesor era el director ejecutivo de un consorcio de desarrollo de fármacos cuyos miembros incluían a Eisai, Biogen y Eli Lilly. El consorcio recibe financiación de las empresas farmacéuticas y afirma que uno de sus éxitos fue haber «impulsado un progreso crucial» para la aprobación de Aduhelm y Leqembi.

Las normas de la FDA exigen que los asesores sean lo más independientes posible de las compañías farmacéuticas. Si bien sus vínculos financieros no necesariamente sugieren una mala conducta, los estudios han demostrado que los investigadores y los médicos con tales conexiones en la industria tienen más probabilidades de ver los medicamentos de manera favorable que los expertos sin conflictos de intereses.

Desde que el panel asesor recientemente constituido dio el visto bueno unánime a Leqembi, no hubo espectáculo de denuncias públicas por su aprobación por parte de la FDA, y el medicamento no fue objeto de la misma diatriba  en la prensa que Aduhelm. De hecho, la cobertura fue de celebración. La revista Time ungió al medicamento como uno de los «mejores inventos de 2023».

En una conferencia de prensa el 7 de marzo de 2024, Eisai anunció un plan coordinado para impulsar las ventas de Leqembi, incluido el lanzamiento planificado de un nuevo análisis de sangre para la enfermedad de Alzheimer que identificaría rápidamente a más pacientes. El análisis de sangre, junto con el desarrollo de una versión inyectable del medicamento que los pacientes pueden usar en casa, podría ayudar a trasladar el tratamiento a manos de los proveedores de atención primaria.

Pero el mayor aumento de las ventas podría provenir de los resultados de un ensayo clínico en el que se prueba Leqembi en personas que no tienen problemas de memoria pero que podrían estar en riesgo de desarrollar la enfermedad porque tienen una predisposición genética o signos de depósitos de amiloide en el cerebro. En la conferencia de prensa, la empresa estimó que su mercado potencial se duplicaría aproximadamente hasta alcanzar los seis millones de clientes potenciales para 2032 si la FDA aprueba Leqembi para este uso «preclínico».

Pero los riesgos y efectos de Leqembi (junto con Kisunla, que también fue ampliamente elogiado cuando salió el verano pasado) son muy similares a los de Aduhelm, que ya no está en el mercado.

“Todos los nuevos medicamentos para el Alzheimer (Aduhelm, Leqembi y Kisunla) son esencialmente iguales”, dijo a The Lever, George Perry, profesor de neurociencia en la Universidad de Texas en San Antonio y editor en jefe del Journal of Alzheimer’s Disease. “Funcionan mediante el mismo mecanismo y demuestran la misma eficacia insignificante y los mismos daños graves”.

Tóxico y potencialmente letal”

En 2019, una mujer de sesenta y tantos años llamada Monique vivía con su esposo Richard en las afueras de París cuando las preocupaciones por la pérdida de memoria la llevaron a ver a un neurólogo. (Richard pidió que usáramos solo sus nombres de pila). Ella y el neurólogo hablaron sobre un ensayo clínico de Leqembi y  se inscribió. Después de la undécima infusión del fármaco, Monique fue llevada al hospital mientras sufría una serie de convulsiones que pusieron en peligro su vida, que su neurólogo determinó que eran causadas por una inflamación cerebral relacionada con Leqembi.

Una cascada de nuevos problemas siguió a las convulsiones, lo que mantuvo a Monique en el hospital durante meses. Cuando su familia pudo verla, recuerda Richard, «estaba delirando, alucinando, tirando de los  equipos médicos, con las extremidades atadas a las barandillas de la cama, sufriendo, sin reconocernos». Una vez en casa, Monique cayó rápidamente en la demencia. Los pocos momentos en que ahora está lúcida son difíciles de una manera diferente, dijo Richard, porque vislumbra la realidad de su condición.

Cinco meses después del ingreso de Monique en el hospital, otra parisina, Nicole Nicolle, de setenta años, estaba en la sala de emergencias, habiendo perdido la mitad de la visión en cada ojo. Una tomografía computarizada mostró una hemorragia cerebral masiva. Ella también estaba en el estudio Leqembi y estaba recibiendo el fármaco. En un plazo de dieciocho meses, había pasado de un deterioro cognitivo leve a una demencia avanzada, un proceso que normalmente puede llevar hasta una década. Hoy, su hija Céline Marzin dice que su madre rara vez reconoce a la familia. “Está en su propio mundo”, nos dijo Marzin. “Nadie puede entrar”.

Tanto la hinchazón como el sangrado del tipo que experimentaron Monique y Nicolle son el resultado de que las drogas hacen su trabajo, dice Castellani de Northwestern. El exceso de amiloide en el cerebro a menudo vive en las paredes de los vasos sanguíneos, y cuando se elimina, «puede ser como arrancar una costra de una herida», dijo. Los vasos sanguíneos se trituran y se inflaman y gotean, lo que causa hinchazón y hemorragia cerebral. En casos graves, los vasos sanguíneos dañados comienzan a morir. Como afirma  Castellani, «La conclusión es que estás lidiando con una droga tóxica y potencialmente letal».

Muchos pacientes que están tomando el medicamento sufren hemorragias cerebrales más pequeñas y menos hinchazón que Monique y Nicolle. Los fabricantes afirman que estas generalmente se «resuelven» o disminuyen por sí solas . Algunos no causan síntomas. Pero nadie conoce las consecuencias a largo plazo de estos incidentes, ya  que, por ejemplo, puedan acelerar la progresión de la demencia, especialmente cuando ocurren repetidamente. Para estar seguros, los expertos consideran  que los investigadores que no están siendo pagados por las empresas necesitan información sobre pacientes que han experimentado hemorragias cerebrales e inflamación .

 Mientras Thambisetty todavía estaba en el Instituto Nacional sobre el Envejecimiento, él y otros investigadores solicitaron  a Eisai que publicara información sobre estas complicaciones, sin  obtener nada. La compañía respondió que no proporcionaría datos de pacientes mientras el medicamento esté bajo revisión regulatoria global. Pero es ahi «exactamente cuando se necesitan los datos», comenta Perry del Journal of Alzheimer’s Disease. Sin esta información , los reguladores no pueden revisar los análisis de fuentes independientes.

Incluso con respecto a la prevalencia del efecto secundario potencial más grave de Leqembi, la muerte, hay incertidumbres. En diciembre de 2022, Eisai publicó los resultados de su ensayo clínico clave de Leqembi en  New England Journal of Medicine, en el que los autores declararon: «Los investigadores consideraron que ninguna muerte estuviera relacionada» con el medicamento. Agregaron: «Los ensayos más largos están justificados para determinar la eficacia y seguridad de [Leqembi] en la enfermedad de Alzheimer temprana».

Sin embargo, una investigación más exhaustiva de las complicaciones del fármaco no parecía ser una prioridad para Eisai; la empresa no informó de ninguna autopsia de los seis pacientes que murieron durante la fase principal del estudio mientras tomaban el fármaco, del total de  los 898 participantes que lo tomaban . Saltarse la autopsia es habitual cuando la causa de la muerte parece claramente no estar relacionada con el fármaco en cuestión, pero es potencialmente muy importante cuando un fármaco puede dañar repentinamente el cerebro y cuando la muerte podría atribuirse incorrectamente a algo distinto del fármaco.

Según Bryce Vissel, director del programa de neurociencia y medicina regenerativa del Hospital St Vincent de Sídney, «sin una autopsia, no hay forma de excluir la posibilidad de que el fármaco contribuyera o incluso causara sus muertes». (Eisai no pregunta rutinariamente a las familias si les gustaría que se les haga una autopsia cuando un paciente muere, pero dice que solicita copias de cualquier informe de autopsia realizado por patólogos independientes).

Poco después de que se completara la fase principal del ensayo, surgieron los resultados de la autopsia de dos pacientes que murieron mientras tomaban Leqembi durante la fase de extensión del estudio. Ambos implicaron al medicamento.

Uno de los pacientes era Genevieve Lane, la paciente de Florida que murió seis semanas después de comenzar las infusiones del medicamento. Su autopsia fue realizada por un equipo de médicos de la Universidad de Vanderbilt dirigido por el neurólogo Matthew Schrag, profesor adjunto de neurología. Él y once colegas publicaron sus hallazgos en la revista médica Nature Communications, documentando inflamación y hemorragia, efectos conocidos del medicamento. El artículo incluía imágenes y un video de los vasos sanguíneos en el cerebro de Lane.

Schrag envió sus hallazgos a Eisai y solicitó información adicional. Pero la respuesta de la compañía, afirmó, «fue muy lenta» y no llegó a tiempo. Basándose en los documentos que Eisai presentó a la FDA, la agencia declaró que “no se pueden sacar conclusiones firmes” sobre la causa de la muerte de Lane, porque la empresa comunicó a los reguladores que no pudo obtener “documentos críticos que sustenten los hallazgos [del equipo de Schrag]”.

En un correo electrónico a Lever, Eisai calificó las conclusiones de Schrag de la autopsia como una “opinión”. Cuando se le preguntó qué medidas tomó la empresa para confirmar o refutar los hallazgos, un portavoz de Eisai respondió: “Generalmente no interactuamos directamente con investigadores independientes porque no queremos estar en posición de influir o sesgar su opinión”.

Los hallazgos de otra autopsia, realizada a Jean Terrien, una mujer atlética de sesenta y cinco años que murió a fines de 2022, sugirieron que el medicamento jugó un papel en su muerte. Terrien fue trasladada de urgencia a una sala de emergencias de Chicago, confundida e incapaz de hablar. Cuando murió cuatro días después, Castellani, el neuropatólogo de Northwestern, realizó la autopsia. Informó que murió de hemorragia cerebral extensa similar a las de Lane.

Eisai también calificó los hallazgos de la autopsia de Castellani como una “opinión”,   sugiere que Terrien murió de un derrame cerebral y una hemorragia cerebral causada por un fármaco trombolítico utilizado para tratar un presunto derrame cerebral. Castellani responde : “No tuvo un derrame cerebral típico; tuvo un efecto imitador de un derrame cerebral” causado por los efectos secundarios de Leqembi. Concluye que su muerte fue el resultado de una cascada de eventos desencadenados por el medicamento, y agrega: “Si no le hubieran administrado Leqembi, no habría tenido el efecto similar a una isquemia  cerebral que llevó a los médicos a tratarla con un trombolítico”.

En mayo de 2024, Eisai informó que cuatro de las nueve muertes durante la fase de extensión estaban “posiblemente” relacionadas con el medicamento.

Los pacientes también murieron durante los ensayos de Kisunla, el nuevo fármaco contra  Alzheimer. Eli Lilly, el fabricante del fármaco, presentó sus datos a la FDA en 2022. La agencia observó un «desequilibrio» en las muertes: diecisiete pacientes (2,7 por ciento) que tomaban Kisunla murieron durante los ensayos clínicos, en comparación con diez (1,4 por ciento) que tomaron un placebo. Además, resultó que Eli Lilly había dejado de hacer el seguimiento de 391 pacientes que abandonaron el ensayo de 1.736 pacientes. Las personas que participan en los ensayos clínicos suelen abandonar cuando sufren efectos secundarios, y algunas pueden morir posteriormente. No incluir a esos pacientes que abandonan en el análisis de los datos puede hacer que un fármaco parezca más seguro y eficaz de lo que es.

La FDA rechazó el primer intento de la empresa de conseguir la aprobación de Kisunla, citando la gran cantidad de datos que faltaban, y  dio instrucciones de localizar a los pacientes que faltaban.

Para ello, Eli Lilly recurrió a un proveedor externo anónimo, que investigó a los pacientes que faltaban. El proveedor  localizó a la mitad de ellos y reportó dos muertes adicionales entre los participantes que tomaron Kisunla y otras cinco entre los pacientes que tomaron placebo. Los hallazgos redujeron un poco la diferencia en muertes entre los dos grupos (la mortalidad fue del 2,5 por ciento con Kisunla y del 1,9 por ciento con placebo). Sin embargo, varios expertos comentaron  a Lever que la falta de transparencia sobre el consultor  externo y sus métodos hacían  imposible que los investigadores independientes evalúen la confiabilidad de los nuevos datos.

Sin embargo, la FDA aprobó Kisunla el verano pasado sobre la base de su efecto sobre la cognición, con la condición de que Eli Lilly realizara un estudio de seguridad después de que el medicamento estuviera en el mercado. Este tipo de acuerdo no es infrecuente. La agencia se ha mostrado cada vez más dispuesta a permitir que las empresas demuestren la seguridad y eficacia de sus medicamentos después de la aprobación. Aunque la empresa tiene que presentar informes de seguridad semestrales a la FDA, el informe final sobre Kisunla no está previsto hasta febrero de 2037.

Diana Zuckerman, presidenta del Centro Nacional de Investigación en Salud, una organización sin fines de lucro con sede en Washington, DC, nos dijo en un correo electrónico que este plazo es “inaceptable”. Establecer si un medicamento aumenta las muertes y los daños irreparables debería llevar solo unos pocos años, escribió, no trece.

Pero, ¿funcionan?

¿Qué efectos tienen en realidad Leqembi y Kisunla sobre la memoria y la capacidad mental? Los fabricantes de los fármacos no afirman que mejoren estas funciones en los pacientes con Alzheimer, sino que los fármacos ralentizan el ritmo de deterioro. Pero incluso utilizando ese criterio, la evidencia sugiere que los fármacos hacen muy poco.

Al evaluar Leqembi durante sus ensayos, Eisai utilizó una prueba ampliamente aceptada llamada CDR-SB (abreviatura de “Clinical Dementia Rating — Sum of Boxes”) para medir los cambios en la función cognitiva  de los pacientes. La prueba plantea preguntas como: “¿Recuerda la fecha de su boda?” y “¿Qué tan bien puede realizar tareas diarias como vestirse?” Las puntuaciones de la prueba pueden variar de cero a dieciocho puntos. La diferencia entre los pacientes que recibieron Leqembi y los que recibieron un placebo después de un año y medio de tratamiento fue de 0,45 puntos.

Esta es una diferencia pequeña. En 2019, Eli Lilly publicó un estudio con datos de aproximadamente 35.000 pacientes a los que se les realizó la prueba CDR-SB anualmente durante un año o más. Ese estudio concluyó que, para que los efectos de un fármaco fueran perceptibles para los pacientes y sus cuidadores, las puntuaciones de los pacientes en la prueba CDR-SB tenían que variar al menos en un punto completo para aquellos con deterioro cognitivo leve y en 1,6 puntos para aquellos con Alzheimer en etapa temprana. Desde entonces, estas cifras han sido aceptadas como los estándares no oficiales para la “diferencia mínima clínicamente importante”. Leqembi no logró cumplir con ese estándar. Kisunla, que produjo una diferencia de 0,7 puntos, también fracasó.

Eso no ha impedido que los fabricantes de medicamentos promocionen beneficios aparentemente grandes. En un comunicado de prensa, Eisai dice que Leqembi ralentiza la progresión de la demencia en un 27 por ciento. Eli Lilly dice que Kisunla ralentiza el declive hasta en un 35 por ciento.

Las matemáticas detrás de estas afirmaciones pueden volverse adormecedoras  rápidamente, pero una analogía puede ayudar. Si se administraba un medicamento para perder peso a pacientes obesos y esos pacientes perdían dos libras en un año, mientras que los pacientes con un placebo perdían una libra, el fabricante del medicamento podría decir que los pacientes con el medicamento perdieron 100 por ciento más de peso que los que toman un placebo. Ese mismo tipo de matemáticas produce una diferencia del 27 por ciento entre los pacientes que tomaron Leqembi (en el ensayo único positivo) y los que tomaron un placebo, así como una diferencia del 35 por ciento en el ensayo Kisunla.

En el caso de Leqembi, dice Lon Schneider, profesor de psiquiatría, neurología y gerontología en la Universidad del Sur de California que consulta para fabricantes de medicamentos antiamiloides, el 27 por ciento es «un número sin sentido». Es un juego matemático que hace un mal uso de los datos».

Como nos dijo Jerome Hoffman, profesor emérito de UCLA y experto internacional en análisis de ensayos clínicos, «el veintisiete por ciento de casi nada sigue siendo casi nada».

Los fabricantes de medicamentos a veces también señalan los efectos de los medicamentos de manera temporal, diciendo que los medicamentos ralentizan el proceso de deterioro cognitivo por meses. Pero el Alzheimer es una enfermedad de progresión lenta. Y aunque esas pequeñas diferencias estadísticas podrían observarse durante un período de, digamos, seis meses, son diferencias que son demasiado pequeñas para ser percibidas por los pacientes y cuidadores. Sin embargo, los graves efectos secundarios son bastante discernibles.

Justo antes de que la FDA estuviera programada para considerar la aprobación de Leqembi, la Asociación de Alzheimer, la mayor organización sin fines de lucro dedicada a la enfermedad, tomó medidas.

La Asociación de Alzheimer presiona en nombre de sus miembros, apoya la investigación sobre el Alzheimer y proporciona servicios de educación y derivación a los pacientes de Alzheimer y a sus familias. El grupo ha promovido agresivamente los tres nuevos medicamentos.

En 2023, la organización sin fines de lucro recaudó 6,4 millones de dólares de treinta fabricantes de medicamentos, con donaciones de Eisai, Eli Lilly y Biogen que suman la mitad de esa cantidad. La asociación dice que las donaciones de la industria médica ascendieron a solo el 1,6 por ciento de sus ingresos anuales de 398 millones de dólares que figuran en su presupuesto de 2024. Sin embargo, la organización reconoció en un correo electrónico que aproximadamente el 30 por ciento de su presupuesto de 17,6 millones de dólares para conferencias y reuniones científicas provino de empresas de medicamentos y dispositivos médicos.

Cuando empezaron a aparecer los primeros resultados de Leqembi, la asociación reunió a un panel para reconsiderar el estándar aceptado para una diferencia significativa o “mínimamente clínicamente importante” en los resultados de la prueba CDR-SB. Después de revisar los primeros resultados del estudio, los panelistas concluyeron que, a la luz del beneficio “modesto” que produce el fármaco, “nuestras expectativas… pueden necesitar ser modificadas”.

Sugirieron que un cambio de tan solo 0,5 puntos en la prueba estándar, en lugar de un punto, podría considerarse una diferencia significativa. No se realizó ninguna investigación nueva para explicar la decisión del informe del panel, que se publicó justo antes de que la FDA tuviera previsto tomar su decisión final sobre Leqembi. En cambio, el nuevo estándar se basó en las impresiones de nueve médicos e investigadores, siete de los cuales tenían vínculos financieros con empresas que están desarrollando o comercializando fármacos antiamiloide.

La FDA le dijo a Lever que tuvo en cuenta la nueva definición de una diferencia clínicamente significativa al tomar su decisión. Aunque Leqembi ni siquiera superó el nuevo listón más bajo, la FDA aprobó el fármaco en julio de 2023.

Atado al hospital”

La respuesta internacional a los nuevos fármacos contra el Alzheimer ha sido mixta. Los reguladores de Australia y la Agencia Europea de Medicamentos, la autoridad reguladora de la Unión Europea, se negaron en un principio a aprobar Leqembi. La Agencia Europea de Medicamentos dijo que el pequeño beneficio “no contrarresta el riesgo de eventos adversos graves”. Eisai apeló esa decisión y, en noviembre de 2024, obtuvo la aprobación para Leqembi, siempre que los médicos no lo receten a los pacientes de mayor riesgo. Kisunla, el fármaco más nuevo, todavía está bajo revisión en Europa.

Posteriormente, el Servicio Nacional de Salud del Reino Unido publicó su decisión de no pagar por Leqembi. Canadá todavía no ha tomado una decisión sobre el fármaco. China, Israel, los Emiratos Árabes Unidos, Corea del Sur y Japón han aprobado el fármaco.

Además de las preocupaciones por los efectos secundarios a veces fatales y los beneficios mínimos para los pacientes, los medicamentos son extremadamente caros. En abril, los Centros de Servicios de Medicare y Medicaid calcularon que Medicare gastaría 3.500 millones de dólares en Leqembi en 2025.

Todo esto plantea la pregunta de por qué se aprobaron los medicamentos en primer lugar.

Parte del aparente entusiasmo de la FDA por aprobar los nuevos medicamentos puede atribuirse al hecho de que el Alzheimer puede ser una enfermedad terrible, que afecta a cada vez más estadounidenses a medida que los baby boomers envejecen, y la agencia está bajo presión de todos los lados para abordarla.

La Asociación de Alzheimer y otros grupos de defensa de los pacientes se quejan rutinariamente de que la FDA está demorando el proceso, y presionan fuertemente a la agencia para que apruebe medicamentos cada vez más rápido, incluso aquellos que otros ven como problemáticos. Junto con las compañías farmacéuticas, muchos grupos de defensa han presionado al Congreso para que apruebe leyes como la Ley de Curas del Siglo XXI de 2016, que ha debilitado constantemente la autoridad de la FDA para exigir estándares científicos rigurosos antes de que se puedan aprobar medicamentos.

De 2019 a 2021, cuando Aduhelm estaba bajo revisión en la FDA, Biogen duplicó sus gastos de lobby de poco menos de 2 millones de dólares a más de 4 millones de dólares al año. Cuando Leqembi fue sometido a revisión en 2022, los gastos de lobby de Eisai aumentaron de 280.000 dólares en 2021 a más de 1,7 millones de dólares.

La industria farmacéutica ha contribuido a alimentar la percepción pública de la FDA como un impedimento en parte al gastar millones de dólares al año en grupos de defensa de los pacientes. Esos millones influyen en los mensajes que los grupos envían al Congreso y a la prensa.

Estas diversas fuerzas que actúan sobre la FDA no solo producen aprobaciones de medicamentos cuestionables, sino que también cierran otras vías de progreso. El afianzamiento de los medicamentos que destruyen las placas amiloides ha guiado las decisiones de financiación de las empresas farmacéuticas y los Institutos Nacionales de Salud, dejando otras posibles causas de la enfermedad de Alzheimer sin explorar adecuadamente. Además, el dinero que Medicare gastará en los nuevos medicamentos contra el Alzheimer no podrá destinarse a aliviar la carga de cuidar a los pacientes con Alzheimer.

“Los pacientes que toman estos medicamentos están atados al hospital”, dice Schrag, de la Universidad de Vanderbilt:

Además de las preocupaciones por los efectos secundarios a veces fatales y los beneficios mínimos para los pacientes, los medicamentos son extremadamente caros. En abril, los Centros de Servicios de Medicare y Medicaid calcularon que Medicare gastaría 3.500 millones de dólares en Leqembi en 2025.

La Asociación de Alzheimer y otros grupos de defensa de los pacientes se quejan rutinariamente de que la FDA está demorando el proceso, y presionan fuertemente a la agencia para que apruebe medicamentos cada vez más rápido, incluso aquellos que otros ven como problemáticos. Junto con las compañías farmacéuticas, muchos grupos de defensa han presionado al Congreso para que apruebe leyes como la Ley de Curas del Siglo XXI de 2016, que ha debilitado constantemente la autoridad de la FDA para exigir estándares científicos rigurosos antes de que se puedan aprobar medicamentos.

De 2019 a 2021, cuando Aduhelm estaba bajo revisión en la FDA, Biogen duplicó sus gastos de lobby de poco menos de 2 millones de dólares a más de 4 millones de dólares al año. Cuando Leqembi fue sometido a revisión en 2022, los gastos de lobby de Eisai aumentaron de 280.000 dólares en 2021 a más de 1,7 millones de dólares.

La industria farmacéutica ha contribuido a alimentar la percepción pública de la FDA como un impedimento en parte al gastar millones de dólares al año en grupos de defensa de los pacientes. Esos millones influyen en los mensajes que los grupos envían al Congreso y a la prensa.

Estas diversas fuerzas sobre la FDA no solo producen aprobaciones de medicamentos cuestionables, sino que también cierran otras vías de progreso. El afianzamiento de los medicamentos que destruyen las placas amiloides ha guiado las decisiones de financiación de las empresas farmacéuticas y los Institutos Nacionales de Salud, dejando otras posibles causas de la enfermedad de Alzheimer sin explorar adecuadamente. Además, el dinero que Medicare gastará en los nuevos medicamentos contra el Alzheimer no podrá destinarse a aliviar la carga de cuidar a los pacientes con Alzheimer.

“Los pacientes que toman estos medicamentos están atados al hospital”, dice Schrag, de la Universidad de Vanderbilt:

Tienen que someterse a pruebas exhaustivas, incluida una tomografía PET o una punción lumbar, para calificar para el tratamiento, luego venir físicamente a un centro de infusión cada dos o cuatro semanas para recibir el tratamiento y regresar varias veces en el primer año para las resonancias magnéticas. Si desarrollan efectos secundarios, que podrían ir desde dolores de cabeza hasta síntomas neurológicos incapacitantes, es posible que necesiten aún más pruebas.

Es en esta fase temprana del Alzheimer, comentario Schrag, cuando los médicos deberían alentar a los pacientes a abordar los elementos de su lista de deseos. «Diles: ‘Si quieres viajar o pasar tiempo con tus nietos, hazlo ahora'», . «Este es un momento en el que estás en tu mejor momento. Perderás la oportunidad de hacer otras cosas si corres de un lado a otro del hospital».

Hay mucho que todavía no sabemos sobre los nuevos medicamentos para el Alzheimer. Los estudios están en curso, y las evaluaciones tanto de los beneficios como de los daños pueden cambiar, para bien o para mal. Los expertos dicen que el acceso abierto a los conjuntos de datos del fabricante sería un desarrollo bienvenido, ya que permitiría a observadores independientes estudiar los efectos de los medicamentos más de cerca.

Pero con miles de millones de dólares en ingresos potenciales en juego, no es probable que los fabricantes de medicamentos publiquen sus datos o abandonen los productos o la cuestionable hipótesis del amiloide. Una empresa de análisis de negocios ya proyectado que las ventas globales de Leqembi y Kisunla totalizarán 5.500 millones de dólares en 2030.

Siete años después de eso, el informe final de Eli Lilly sobre la seguridad de Kisunla estará listo.

Este artículo es parte de una investigación sobre el proceso de aprobación de medicamentos de la Administración de Alimentos y Medicamentos y lo que significa para la seguridad y la salud pública. El proyecto cuenta con el apoyo de Lever y el McGraw Center for Business Journalism de la Escuela de Periodismo CUNY.

Acceso, transparencia e influencia de la industria: los desafíos de la resolución de enfermedades raras de la OMS

OTRAS FUENTES. Revista nº 36, febrero 2025

Salud por Derecho.

Salud por Derecho, 2 de febrero de 2025, https://saludporderecho.org/la-resolucion-de-enfermedades-raras-en-la-oms-en-riesgo/

En este interesante artículo de Salud Por Derecho se comenta la resolución sobre enfermedades raras que España ha desarrollado con Egipto; iniciativa que ha encontrado el respaldo de diversos países. Sin embargo, Salud por Derecho en una reflexión seria y rigurosa señala también su preocupación al considerar que el borrador no plantea elementos clave, como la transferencia de tecnología o la aplicación de flexibilidades en los acuerdos comerciales y también la influencia de la industria farmacéutica en la resolución

Para alertar e intentar corregir esta situación, Salud Por Derecho, junto con Third World Network y otras 60 organizaciones de la sociedad civil, ha enviado una carta a los miembros del Consejo ejecutivo de la OMS en Ginebra.

En el texto, las y los lectores pueden encontrar los enlaces correspondientes, para completar la información:

Estos días se celebra la 156ª sesión del Consejo Ejecutivo de la Organización Mundial de la Salud (OMS), uno de los dos órganos de gobernanza de la institución multilatera. Su función principal es dar seguimiento a las decisiones y políticas de la Asamblea Mundial de la Salud, asesorarla y facilitar su labor. 

En esta sesión, España ha impulsado junto con Egipto una resolución sobre enfermedades raras. La iniciativa, respaldada por múltiples países de rentas altas y bajas, muestra el compromiso del Ministerio de Sanidad con la gobernanza de la salud global, en un momento en el que esta se enfrenta a serias amenazas 

Sin embargo, la resolución no está libre de críticas y problemas. Desde Salud por Derecho, hemos expresado nuestra preocupación por cómo deja de lado temas de gran relevancia relacionados con el acceso a medicamentos para estas enfermedades. En un análisis publicado recientemente, señalamos cómo la resolución es una oportunidad perdida para abordar asuntos que el propio Ministerio ha identificado como prioridades a nivel nacional: la transparencia del sector farmacéutico y el acceso y desarrollo de terapias avanzadas asequibles.  

Esta semana, junto con la organización Third World Network y más de 60 organizaciones de la sociedad civil internacional, hemos enviado una carta a las misiones diplomáticas en Ginebra alertando sobre las carencias del borrador actual. Entre otros aspectos, destacamos que no aborda barreras fundamentales para el acceso a tratamientos de enfermedades raras, como la transferencia de tecnología o el derecho a aplicar flexibilidades en los acuerdos de comercio internacional. Además, durante nuestra participación en el Comité Ejecutivo, hemos realizado una declaración subrayando estos problemas.

La influencia de la industria farmacéutica en la resolución 

Uno de los aspectos más controvertidos de la resolución ha sido la influencia de la industria farmacéutica. Rare Diseases International (RDI), principal actor no estatal involucrado en su desarrollo, es una coalición de organizaciones diversas, incluyendo asociaciones de pacientes. Sin embargo, al menos el 47% de su financiación proviene de la industria farmacéutica, lo que plantea preocupación sobre conflictos de interés. Estas preocupaciones se agravan ante los documentos de la OMS que afirman que la industria está dispuesta a apoyar la financiación del desarrollo de la resolución, estimado en 9 millones de dólares en dos años. 

El tema de la financiación es relevante. Según POLITICO, la Unión Europea y Canadá han retirado su apoyo, citando preocupaciones sobre el coste, en un contexto de restricciones presupuestarias dentro de la OMS tras la retirada de fondos de Estados Unidos.  

Una resolución que no garantiza acceso equitativo 

Desde Salud por Derecho aplaudimos el liderazgo español mostrado con esta resolución. Las referencias a la Cobertura Sanitaria Universal y a la necesidad de reforzar los enfoques basados en atención primaria en salud son un excelente ejemplo de las prioridades españolas en la agenda de salud global. Sin embargo, seguimos alertando sobre las graves deficiencias del borrador actual, ya que no aborda las barreras fundamentales para el acceso a tratamientos. Sin reconocer estos obstáculos, la Cobertura Sanitaria Universal y la Atención Primaria en Salud quedan amenazadas por los elevadísimos costes de los medicamentos para enfermedades raras y la falta de acceso global a ellos. Por ello pedimos: 

  • El reconocimiento de que los incentivos de mercado perpetúan precios inasequibles, poniendo barreras al acceso equitativo global a medicamentos y diagnósticos.
  • Mayor transparencia en la fijación de precios, incluyendo los costes reales de producción, investigación y desarrollo. Esta ha sido una prioridad para el actual ministerio y debe quedar reflejada en el texto.
  •  El reconocimiento del derecho de los países a utilizar las flexibilidades de los ADPIC, como las licencias obligatorias, para garantizar tratamientos asequibles.
  • El fortalecimiento de la cooperación internacional para facilitar la transferencia de tecnología, expandiendo la producción de tratamientos a menor coste en países de ingresos bajos y medianos. El modelo español de desarrollo de terapias avanzadas puede servir de guía para expandir el acceso a medicamentos y al conocimiento necesario para producirlos. 

Desde Salud por Derecho, seguimos trabajando para que esta resolución no sea un mero reconocimiento simbólico, sino un verdadero paso hacia la equidad en el acceso a los tratamientos para enfermedades raras. 

La necesidad urgente de proteger a la OMS también es una oportunidad

OTRAS FUENTES. Revista nº 36, febrero 2025

Mika O’Salminen, Otto Helve, Henrik Ostermann, Claudia Habl, Guri Røtveiy y otros.

The Lancet, 14 de febrero de 2025, https://www.thelancet.com/journals/lancet/article/PIIS0140-6736(25)00264-8/fulltext?dgcid=raven_jbs_aip_email

Este texto representa el posicionamiento de una serie de líderes relevantes de instituciones públicas de Europa encabezados por Mika O’Salminena sobre la situación actual de la OMS.

En él, se expresa de una forma clara, la necesidad imperiosa de aprovechar la situación actual de abandono de Estados Unidos de la OMS para para reconstituir y reforzar su papel como responsable de la salud mundial.

Los autores afirman con rotundidad que: “el futuro de la salud mundial depende de la capacidad de la OMS para continuar su trabajo crucial para la salud pública mundial”. Sin duda, esta es la tarea que tienen por delante los países europeos:  consolidar de forma definitiva, una financiación adecuada que permita subvenir a las necesidades de una organización indispensable para la salud pública.

La decisión del recientemente reelegido presidente de los Estados Unidos de retirar a los Estados Unidos de la OMS es muy lamentable en múltiples niveles, y esperamos que se reconsidere rápidamente.1,2 Pero si se mantiene, sin embargo, proporciona a otros países una oportunidad única, e incluso una obligación, de dar un paso adelante y tomar la iniciativa en la configuración de la política sanitaria mundial.

Los Estados Unidos han sido un actor crucial en la OMS, tanto como miembro fundador de la ONU, como contribuyente financiero sustancial, cubriendo hasta el 20% del presupuesto anual.3. De igual importancia, los Estados Unidos proporcionan cientos de expertos en salud pública, en particular de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de los Estados Unidos, que es la agencia de salud pública más grande del mundo. Estos expertos asignados o financiados por los Estados Unidos tienen un profundo impacto en la configuración de las políticas de salud en todo el mundo, ejerciendo una influencia considerable en el trabajo de la organización.

Sin embargo, esta gran dependencia de la experiencia estadounidense ha supuesto una vulnerabilidad para la OMS que ahora ha cristalizado. A medida que EE. UU. retire la financiación y elimine a sus expertos, quedará una enorme brecha financiera y de conocimiento. La capacidad de la OMS para abordar las crisis sanitarias, desde epidemias hasta desastres naturales, se verá comprometida.

El personal de la OMS, especialmente los que trabajan en las oficinas regionales y en primera línea en las oficinas nacionales, soporta lo peor de estos recortes. El personal de la organización ya opera bajo una inmensa presión, haciendo malabares con numerosas crisis de salud con recursos limitados y contratos generalmente cortos y limitados en el tiempo. La pérdida de experiencia estadounidense forzaría aún más al personal, particularmente en los países de bajos ingresos, donde la OMS a menudo funciona como un ministerio de salud de facto, proporcionando servicios esenciales como programas de vacunación y atención de maternidad.

El presupuesto anual de la OMS, de poco más de 3.000 millones de dólares, es pequeño a nivel mundial. Es, por ejemplo, similar al presupuesto anual para la asistencia social y sanitaria en Helsinki (Finlandia).4 Para tener una perspectiva, Helsinki es responsable de la salud de una población de 675 000 habitantes, mientras que la OMS es responsable a nivel mundial de 8 mil millones de personas, una proporción de más de uno a 10.000. A pesar de sus modestos recursos, la OMS gestiona las crisis sanitarias mundiales y apoya a los países en el desarrollo de sus sistemas de salud con notable eficiencia. A medida que EE. UU. se retire, debe ser el interés de otros países de altos ingresos llenar el vacío.

Nosotros, como líderes de las instituciones de salud pública de toda Europa, argumentamos que esta situación presenta una oportunidad crucial para que los estados miembros de la UE intervengan, con suerte en asociación con otros actores, como los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, que tienen recursos para aumentar sustancialmente su contribución si así lo desean. Al aumentar las contribuciones financieras y enviar expertos a las funciones de la OMS, estos estados miembros no solo estabilizarán la organización, sino que también garantizarán que sus valores, alineados con la democracia y los derechos humanos, continúen dando forma a la política de salud mundial.

Además, estos países podrían trabajar para abordar aún más las ineficiencias burocráticas que durante mucho tiempo han afectado a la OMS, incluida la presión para trasladar una mayor proporción de los recursos de la sede central a las oficinas regionales y nacionales.5 Europa también necesita abordar finalmente el embarazoso hecho de que los Estados Unidos, durante demasiado tiempo, han financiado una gran parte de las actividades europeas de la OMS. Ya es hora de que la UE se enfrente a los desafíos de su propia región.

Hay mucho en juego: el futuro de la salud mundial depende de la capacidad de la OMS para continuar su trabajo crucial para la salud pública mundial. Por lo tanto, aprovechemos esta oportunidad y garanticemos que la OMS se mantenga fuerte y funcional en los próximos años. Al final, es una póliza de seguro bastante barata para todos nosotros.

Todos los autores del texto anterior son altos directivos de agencias gubernamentales de salud pública a nivel nacional o equivalente, con funciones nacionales específicas iguales y superpuestas con las de la OMS a nivel mundial, y están financiados en una medida variable, pero sustancial, mediante asignaciones gubernamentales determinadas anualmente.

MOS (Mika O’Salminena ) ha recibido financiación de los programas de financiación de investigación y desarrollo de la UE (Horizonte Europe) y de la Autoridad de Preparación y Respuesta a Emergencias Sanitarias de la Dirección General de la UE (DG HERA); apoyo financiero para viajar del Centro Europeo para la Prevención y el Control de Enfermedades, la DG HERA, la Fundación Europea de Ciencias y la Agencia Espacial Europea; es Jefe de la delegación finlandesa en la junta de programación de coordinación del ONUSIDA; fue miembro del foro asesor de HERA (2020-23); es miembro de la junta ejecutiva y tesorero de la Asociación Internacional de Institutos de Salud Pública (2024); y fue miembro de la delegación de Finlandia en la Asamblea Mundial de la Salud (2023-24).

Todos los demás autores declaran que no hay intereses en conflicto. Las opiniones expresadas en esta correspondencia son las de los autores y no representan necesariamente las posiciones oficiales de sus gobiernos nacionales.

  • Referencias disponibles en el artículo original

RFK Jr. y el viaje de la muerte de MAGA

La guerra contra la ciencia se está volviendo mortal

OTRAS FUENTES. Revista nº 33 febrer0 2025.

Paul Krugman.

Paul Krugman, 6 de febrero de 2025. https://goo.su/tRc6

En la Comisión de Redacción no hemos podido resistir la tentación de seleccionar este artículo del premio Nobel Paul Krugman. Es de un interés y amenidad notable, aunque como observarán nuestras y nuestros lectores no aborda directamente problemas relacionados con el acceso a los medicamentos y sus comentarios se limitan a EE.UU. Sin embargo sus consideraciones sobre la ciencia y la igualdad social nos han parecido relevantes.

En un mundo mejor, las reflexiones de Donald Trump sobre la recuperación del Canal de Panamá lo llevarían a él o a la gente de su entorno a estudiar la historia del canal. No lo harán, por supuesto, pero si lo hicieran, aprenderían algunas lecciones importantes.

Una de ellas es que Estados Unidos abandonó el canal, no por un espíritu de generosidad o conciencia, sino porque la ocupación estadounidense de la Zona del Canal se había convertido en un lastre estratégico en lugar de un activo. En los años setenta, los cambios en los patrones de transporte habían disminuido enormemente la importancia económica del canal; su valor militar era casi nulo. Al mismo tiempo, la ocupación estadounidense de la zona se había convertido en un punto de inflamación del antiamericanismo, y era evidente que defender el canal contra el sabotaje y la posible guerra de guerrillas era difícil, si no imposible.

Intentar recuperar el canal sería tan estúpido y autodestructivo como, por poner un ejemplo salvaje, intentar ocupar Gaza.

Pero también hay mucho que aprender si nos preguntamos cómo logramos construir el canal en primer lugar. Sí, fue una espectacular proeza de ingeniería, pero aún más importante, fue un triunfo de la ciencia médica y de la política basada en la ciencia. Para construir el canal, Estados Unidos primero tuvo que vencer la fiebre amarilla y la malaria . Esto significó entender cómo se propagaban estas enfermedades y luego implementar medidas preventivas generalizadas que iban desde aislar a los pacientes infectados con mosquiteros hasta eliminar las fuentes de agua estancada en las que los mosquitos podían reproducirse.

El éxito de estas medidas fue un logro extraordinario, y durante gran parte del siglo XX, Estados Unidos fue líder mundial tanto en investigación médica como en la aplicación de esa investigación a las políticas públicas. Esta combinación de conocimiento y acción basada en el conocimiento condujo a una increíble disminución de la tasa de mortalidad por enfermedades infecciosas:

Figura 1

Fuente: Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades

Pero esa era la América que era.

Ahora Robert F. Kennedy Jr., un chiflado que rechaza las vacunas en particular y la ciencia médica en general, está en camino de convertirse en el secretario de Salud y Servicios Humanos. Los Institutos Nacionales de Salud han sido efectivamente cerrados . Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades han dejado de publicar datos cruciales . Si vas al sitio web de los CDC , hay un cartel en la parte superior que dice «El sitio web de los CDC está siendo modificado para cumplir con las órdenes ejecutivas del presidente Trump», lo que principalmente significa purgar cualquier cosa que insinúe una preocupación por la desigualdad social.

No lo sé con seguridad, pero mi predicción es que la actual purga de lenguaje eventualmente se convertirá en una purga de personas, y la administración despedirá a cualquiera que sea sospechoso de ser más leal a la ciencia que a Donald Trump.

Y es muy probable que todo esto conduzca a muchas muertes evitables: cientos de miles, tal vez millones.

¿Cómo sucedió esto? Poco a poco, luego de repente.

Lo que mucha gente no entiende que la ciencia  no es un conjunto de verdades transmitidas desde arriba, sino una actitud y un método. La actitud es que el mundo debe ser comprendido a través de la observación y la evidencia, inte la interpretación a través del pensamiento profundo. El método implica formular hipótesis y contrastarlas con los hechos.

Alguien preguntará: ¿La economía puede considerarse una ciencia? Bueno, a veces. Gran parte de esta disciplina implica razonamiento deductivo a partir de supuestos a priori, de ahí el viejo chiste que termina con el economista diciendo “Supongamos que hay un abrelatas”. Yo diría que estos ejercicios pueden ser útiles, pero lo diría porque describen gran parte de mi propio trabajo. Más allá de eso, sin embargo, ha habido una “ revolución de la credibilidad ” en la economía en las últimas décadas, con esfuerzos mucho mayores para fundamentar la disciplina en evidencia sólida.

Pero volvamos a la ciencia en general: como es un método y no un conjunto de declaraciones desde arriba, no se puede consumir a la carta, rechazando los resultados científicos que no nos gustan por razones políticas, culturales o religiosas. Si rechazamos la evolución, socavamos la base de gran parte de la biología y, por ende, de la ciencia médica. Si rechazamos la defensa del cambio climático, socavamos la física y la química que la sustentan.

Y los políticos republicanos llevan mucho tiempo rechazando la ciencia que no les gusta. Recordemos que Ronald Reagan pidió que en las escuelas se enseñara el creacionismo junto con la teoría de la evolución. También rechazó inicialmente el consenso científico sobre las causas de la lluvia ácida y prohibió a la Academia Nacional de Ciencias estudiar el tema. En el primer caso, estaba complaciendo a la derecha religiosa, en el segundo a los grupos industriales, pero en ambos casos estaba diciendo que no aceptaría la ciencia que no le gustaba, una actitud que ahora es casi universal en la derecha.

Además de rechazar la ciencia que no le gustaba, Reagan hizo todo lo que pudo para socavar la creencia de que el gobierno puede ser una fuerza para el bien. Esto es un verdadero problema para la política sanitaria, porque la mayor parte de la disminución a largo plazo de las muertes por enfermedades infecciosas ha sido el resultado de la acción colectiva, desde garantizar el acceso al agua potable hasta promover la vacunación infantil en tasas suficientes para prevenir la propagación de las enfermedades.

Cabe destacar que la era Reagan también fue cuando la expectativa de vida en Estados Unidos comenzó a caer significativamente por debajo de la de otros países avanzados:

Figura 2

Fuente: KFF análisis of CDC, OECD, Australian Bureau of Stadistics, Japanese Ministy of ealth, Laboaour and Welfare, Stadistics Canada and U.K. Office for National Stadistics data.

Conversación con Javier Padilla, secretario de Estado de Sanidad. “En España se consumen pocos genéricos y muy caros”

Intervienen por la rAJM: Soledad Cabezón 1 y Ángel María Martín2.

  1. Presidenta de la AAJM.
  2. Vicepresidente de la AAJM.

Nuestro entrevistado, Javier Padilla Bernáldez, secretario de Estado de Sanidad es profesional con una trayectoria nítida de esfuerzo y trabajo en la que destaca su compromiso con la Salud Pública y con una Atención Sanitaria Pública de calidad al servicio de las y los ciudadanos. Su desarrollo en la especialidad de Medicina Familiar y Comunitaria ha sido el núcleo base de su actividad profesional que le ha permitido una visión de las necesidades de los enfermosAdemás ha reforzado los instrumentos para el análisis de la situación sanitaria, sus problemas y alternativas con formación en salud pública, gestión sanitaria, y economía de la salud (máster en Salud Pública y Gestión Sanitaria (EASP) y otro en Economía de la Salud y del Medicamento (UP).

Ha sido médico de familia en un centro de salud en Madrid. Después de 7 años en Sevilla.

Desde su experiencia clínica y desde el activismo social y sanitario como miembro del Colectivo Silesia y co-autor del blog Médico Crítico. Ha compartido sus reflexiones en libros, como Epidemiocracia (Capitan Swing, 2020) y ¿A quién vamos a dejar morir? (Capitán Swing, 2019) y coordinador de Salubrismo o barbarie (Atrapasueños, 2017).

Durante estos años han destacado sus artículos e investigaciones en el ámbito de la salud pública y las desigualdades sociales en salud, mediante su participación en diversos medios de comunicación, tanto generalistas como en el ámbito sanitario y de la medicina familiar y comunitaria. 

Su trayectoria política es una continuidad de este proceso de reflexión y participación en su objetivo de mejorar las condiciones de vida de los ciudadanos. Así inicia su dedicación más directa como asesor de políticas públicas para En Comú Podem en el Congreso de los Diputados (2016-2017) que seguirá como diputado en la Asamblea de Madrid por Más Madrid.

Actualmente, como secretario de Estado de sanidad, está desarrollando una amplia agenda política donde los temas relacionados con el acceso al medicamento constituyen una de sus actividades fundamentales.

El 9 de enero de 2025, Javier Padilla, secretario de Estado de Sanidad, mantuvo una conversación por videoconferencia, con Soledad Cabezón, cardióloga del Hospital Virgen del Rocío, de Sevilla, presidenta de la Asociación por un Acceso Justo al Medicamento (AAJM), y Ángel María Martín, inspector farmacéutico del Servicio de Salud de Castilla La Mancha (SESCAM), vicepresidente de la AAJM.

Padilla contestó a las cuestiones planteadas exponiendo la línea de actuación de su actual responsabilidad, dejando numerosas reflexiones directamente con nuestro ámbito de interés, el acceso justo a los medicamentos. Entre ellas, por ejemplo, que “en España se consumen pocos genéricos y que comparativamente con Europa son muy caros”, por lo que indicó “una de las cosas que planteamos es ir a una subasta periódica continuada, que permita al sistema beneficiarse de partidas concretas de genéricos a precios más bajos”; asimismo subrayó que en los proyectos de decretos en elaboración se mantiene la exigencia de aportar los costes de producción e, igualmente que se exigirá transparencia sobre  la procedencia de la financiación.

El vídeo íntegro de este encuentro se puede visionar en nuestro canal de Youtube

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Panorama para 2025

EDITORIAL. Revista nº 35 Enero 2025

Comisión de Redacción.

Lector, lectora:

En la Comisión de Redacción, hemos pensado que sería útil compartir las dificultades, problemas e incógnitas que se dibujan en el escenario del 2025 en el acceso justo a medicamentos y vacunas. En realidad, queremos compartir nuestra preocupación, y al mismo tiempo, reafirmar nuestra decisión, posiblemente utópica, de considerar que el conocimiento, la información, la reflexión y el debate ciudadano pueden modificar las decisiones de instituciones y gobiernos de forma favorable a las necesidades de salud de las y los ciudadanos.

Para compartir conjuntamente el nuevo marco que se despliega en 2025 expondremos, a continuación, mediante breves pinceladas, seguramente incompletas y parciales, los rasgos que observamos en las políticas relacionadas con los medicamentos en el ámbito internacional y de Estados Unidos, en la Unión Europea y en nuestro país.

1. El problemático escenario de Estados Unidos, sus decisiones internas y el abandono de la OMS

Durante la etapa Biden, EE.UU. intentó controlar el gasto excesivo ocasionado por los elevados precios de los medicamentos. Las personas enfermas veían gravemente comprometida su salud y su vida ante los precios escandalosos de los denominados fármacos innovadores.

La aplicación de la Ley de Reducción de la Inflación (IRA) intentaba la disminución de precios permitiendo por vez primera a Medicare y Medicaid negociar los precios de los medicamentos con las grandes empresas farmacéuticas. Esta medida, junto con otras, como por ejemplo la aplicación de límites al gasto mensual en medicamentos como la insulina, caracterizaron unos intentos iniciales de conseguir reducir levemente los precios. Además, hemos podido leer en nuestra revista en artículos de diferentes autores como Dean Baker una reflexión reiterada: la consideración que el modelo actual de patentes y monopolio de los medicamentos daña gravemente la salud y es inaceptable económica, social y moralmente.

En ese contexto destacan las acciones esforzadas de Bernie Sanders obligando a dar explicaciones a los CEOs de la BigPharma ante comisiones del Congreso para que explicaran las razones de los altos precios y de sus enormes beneficios personales.

Estos tímidos intentos de modificar la política de medicamentos en Estados Unidos indudablemente van a ser eliminados con el comienzo de la nueva administración Trump. Una administración sanitaria Trump llena de incógnitas, indefiniciones y contradicciones en la retórica de sus discursos.

En su mandato anterior, Trump lanzó duros mensajes dirigidos a la política de precios de BigPharma. Sin embargo, en la realidad sucumbió a los importantes lobbies de presión de la industria farmacéutica.

En septiembre de 2020, Trump firmó una orden ejecutiva donde establecía que Medicare no pagaría para determinados medicamentos un precio más alto que el fijado en países de la OCDE. Esta orden no llegó a aplicarse. pues fue impugnada ante los tribunales por la industria farmacéutica y anulada. De forma llamativa durante la campaña electoral en 2023 se difundió un video donde se informaba que dentro del paquete de órdenes ejecutivas de su primer día de mandato incluiría una orden indicando a las grandes farmacéuticas «que sólo pagaremos el mejor precio que ofrezcan a las naciones extranjeras» por los medicamentos. Sin embargo, este vídeo fue retirado posteriormente. La sombra de la BigPharma sin duda, es alargada.

El plan Proyecto 2025, redactado para su desarrollo en el segundo mandato de Trump por expertos de la ultraconservadora Heritage Foundation, describe entre las acciones inmediatas la retirada de la Ley de Reducción de la Inflación. Las medidas que propone se alinean claramente con las propuestas de la industria farmacéutica.

Por otro lado, los nombramientos que estamos conociendo de diferentes responsables de áreas clave en salud y atención sanitaria provocan inquietud. En primer lugar, la designación de Robert F. Kennedy Jr. como director del Departamento de Salud y Servicios Humanos con sus posicionamientos públicos en los que se ha manifestado en contra de las vacunas y sus ideas insólitas sobre el origen de la pandemia, es realmente preocupante. Sin embargo, al mismo tiempo realiza declaraciones de denuncia de los precios abusivos de los nuevos medicamentos hablando incluso de la inmoralidad de la BigPharma. Pero de nuevo nos encontramos ante un discurso que no se corresponde muy probablemente con las decisiones que adoptará en el ejercicio de su mandato, que estarán condicionadas y moduladas por la BigPharma.

En política exterior, Donald Trump ha ordenado la salida de Estados Unidos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), donde hasta ahora era el mayor donante de la organización en el programa presupuestario bianual. Indudablemente, esta decisión tiene una importante repercusión financiera para la OMS, pero también altera la formulación de políticas sanitarias en salud pública en el mundo con impactos profundos en la Salud global como, por ejemplo, en el abordaje de futuras pandemias o emergencias sanitarias. Existe, también, hipotéticamente la posibilidad de un efecto contagio de esta decisión que podría extender la posición de Trump a aliados en el campo de los gobiernos de ultraderecha.

Según datos de la OMS, los fondos aportados por EE.UU. para su financiación representan el 18% de los ingresos totales a fines de diciembre de 2024. La participación de los fondos estadounidenses en la financiación de la OMS, de aproximadamente 706 millones de dólares, representa el 10% del presupuesto aprobado para 2024-2025 de 6.800 millones de dólares.

Sin embargo, esta decisión podría ser una oportunidad para la refundación de la OMS. Como señalan diversas fuentes, Estados Unidos ha mantenido un control e influencia decisiva sobre las resoluciones adoptadas por la OMS en la salud mundial durante décadas. Ha gobernado, moldeado e impedido resoluciones de la OMS en función de sus intereses. (como comenta Geneva Health Files, diplomáticos de alto rango de países en desarrollo a menudo han descrito esto como “insidioso”).

Los 193 estados miembros de la OMS deberían avanzar hacia un nuevo modelo multilateral con un enfoque donde la prioridad sean los y las ciudadanas del mundo y desarrollar una nueva visión global de la Organización Mundial de la Salud. No solo, por tanto, tapar el agujero de financiación de una organización ya en dificultades, sino también articular una nueva estructura y funcionamiento, donde se encuentren más reconocidos los países en desarrollo y su papel efectivo en la salud mundial. Sería muy interesante que España pudiera dentro de la UE y su posicionamiento en la OMS desempeñar un papel activo y transformador.

2. El desarrollo de las reformas de la legislación farmacéutica europea durante 2025

En el ámbito de la UE, las propuestas de reforma realizadas durante 2024 se dirigieron a establecer nuevas regulaciones sobre la exclusividad de datos, la exclusividad del mercado para los medicamentos huérfanos y las medidas para combatir la resistencia a los antimicrobianos.

En abril de 2024, el Parlamento Europeo aprobó el Paquete Farmacéutico de la UE en primera lectura e introdujo enmiendas a las propuestas de la Comisión. Los temas que centraron la discusión se referían fundamentalmente: a la exclusividad de datos, a los Certificados de protección suplementaria unitaria (SPC) y a las licencias obligatorias. en en situaciones de crisis. Los objetivos formulados en las declaraciones al público   eran armonizar la protección de patentes en toda Europa, acelerar el acceso a los medicamentos y, al mismo tiempo, garantizar la competitividad de Europa como centro de productos farmacéuticos.

Sin embargo, como analizaba Soledad Cabezón en el artículo publicado en la revista: “la  CE, aunque desde una posición escasamente ambiciosa, señalaba la necesidad de reducción de los incentivos, siendo la UE donde son más generosos”. Mientras en el PE, de mayoría conservadora, el Partido Popular se hacía con la ponencia de la Directiva e introducía el posicionamiento de la industria farmacéutica”. 

En la actualidad se aplica la regla 8+2+1 : ocho años de exclusividad de datos, dos años de exclusividad de mercado y un año más para nuevas indicaciones. La Comisión de la UE propuso un reglamento más corto y flexible (6+2+0,5+0,5+1+2), ampliable bajo ciertas condiciones, propuesta muy criticada y rechazada por la industria farmacéutica europea. El Parlamento Europeo modificó la propuesta un reglamento de 7,5+1+0,5+2, hasta 11,5 años de exclusividad de datos.

Los certificados de protección complementaria (SPC) amplían la protección de la patente para los medicamentos hasta cinco años. La Comisión propone la introducción de un sistema SPC centralizado y unitario, que se aplicaría en toda Europa con el objetivo de “reducir la burocracia y simplificar el proceso de concesión”, muy bien recibido por las grandes empresas, pero que podría convertirse en un obstáculo para la autonomía y capacidad real de decisión de las países .

Debido a los desacuerdos, la reforma no pudo finalizarse antes de las elecciones europeas. El Consejo de la UE aún no ha encontrado una posición común, ya que cuestiones clave como los sistemas de incentivos para la investigación y el acceso al mercado de los genéricos siguen siendo controvertidas. Las líneas de confrontación se encuentran entre incentivar la investigación sobre medicamentos innovadores y la competencia de genéricos y biosimilares. Al mismo tiempo, en la consideración de las soluciones para combatir la resistencia a los antimicrobianos.

La Presidencia polaca, que comenzó el 1 de enero de 2025, ha anunciado que continuará trabajando en la revisión de la legislación farmacéutica. En el momento actual, dependiendo del progreso negociador, se podría llegar a un acuerdo entre los estados miembros en la primera mitad de 2025.

¿Será posible un acuerdo en el transcurso de 2025 y lo que es de mayor importancia qué características tendrá el mismo ? .

Está claro que las decisiones que finalmente se adopten en los próximos meses tendrán un impacto significativo en el futuro del suministro e innovación farmacéutica europea.

Como de nuevo comenta Soledad Cabezón “parece quedar claro que las esperanzas puestas en la revisión de la legislación farmacéutica no sólo no darán respuesta a los retos sociales del acceso a los medicamentos y la contribución a la sostenibilidad de los sistemas sanitarios públicos, sino más bien pueden incidir en todo lo contrario”. 

Es evidente que la industria farmacéutica está imponiendo su discurso en la UE. El problema se complica si cabe aún más, con la actual legislatura donde una mayoría conservadora Impondrá las propuestas de la industria. Aún queda la posibilidad difícil de un trabajo de liderazgo de España a través del Ministerio de Sanidad que influya en países menos comprometidos con la EFPIA para limitar los aspectos más lesivos para los sistemas sanitarios públicos. En esa línea, la participación de organizaciones sin ánimo de lucro y otras instituciones en la difusión de la información y el conocimiento constituye un requisito fundamental.

3. Las políticas legislativas y las iniciativas del Ministerio de Sanidad en España en el campo de los medicamentos 

El 10 de diciembre de 2024 el gobierno aprobó la Estrategia de la Industria Farmacéutica 2024-2028. En la entrevista con el secretario de Estado de Sanidad, Javier Padilla, que recogemos en este número de la rAJM puede comprobarse cuál es el enfoque que ha llevado al Ministerio de Sanidad a liderar la redacción de este documento. Remitimos a nuestros lectores al texto, donde analizamos los principales problemas que observamos.

Sin embargo, hay que resaltar que, a diferencia de periodos anteriores, y de una forma rápida, arriesgada y autoexigente el Ministerio de Sanidad ha decidido enfrentar un proceso de reformas notable, avanzado ya a finales de 2024 con un desarrollo previsto durante 2025.

En primer lugar, la tramitación del Real Decreto para regular la evaluación de las tecnologías sanitarias. A continuación, y de forma inmediata, el Ministerio de Sanidad ha puesto en la mesa de discusión la modificación del procedimiento para la financiación pública de los medicamentos y productos sanitarios, contenido en el texto refundido de la Ley de Garantías y uso racional de los medicamentos y productos sanitarios, de 2015,mediante un nuevo proyecto de Real Decreto para regular los procedimientos de financiación y precio. Se ha establecido un plazo de alegaciones y el lector dispone, también en este número del texto elaborado por la AAJM.

Al lado de estas actuaciones legislativas se han impulsado y desarrollado iniciativas en el ámbito del desarrollo público de la investigación y producción de medicamentos y vacunas. Por ejemplo, en terapias avanzadas la Red Española de Terapias Avanzadas (Terav), dirigida a impulsar el desarrollo académico de estas terapias, que al mismo tiempo se coordina con el Consorcio Estatal en Red para el desarrollo de Terapias Avanzadas (Certera). Certera tiene un 49% de participación pública y un 51% privada y su misión fundamental es la investigación y producción para fases 1 y 2. También, como hemos comentado en nuestras páginas, un tercer elemento es Terafront, con participación mixta, dedicado a llevar a término proyectos para desarrollar y llevar a fase producción medicamentos que se consideren de importancia estratégica e introduciendo criterios de interés público en estos desarrollos.

En resumen, el Ministerio de Sanidad está proponiendo medidas para modificar las reglas que regulan y controlan a la industria farmacéutica. Desde nuestra visión es necesario que el Ministerio no ceda a las presiones de la industria y avance en un sentido claro y decidido que garantice la participación pública en los procesos de investigación y producción de medicamentos y que regule de forma efectiva el proceso de fijación de precios y la transparencia de las negociaciones.

La estrategia de la industria farmacéutica en España sigue las directrices generales de la industria farmacéutica europea.

En nuestro país, las compañías farmacéuticas innovadoras representadas por Farmaindustria exponen como ejemplo de éxito el número de ensayos clínicos a España afirman, y así se recoge también en la Estrategia de la Industria farmacéutica 2024-2026, es el principal foco europeo de ensayos clínicos con medicamentos y solo por detrás de Estados Unidos y China a nivel mundial, especialmente en  oncología y oncohematología.

La Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) autorizó este pasado año 2024, 930 estudios de investigación de nuevos medicamentos.

Su distribución por áreas, según el Registro Español de Estudios Clínicos (REEC), muestra que un 37,6% de los ensayos fueron con medicamentos oncológicos, siguiendo los dedicados a enfermedades del sistema inmunitario (8,6%) y finalmente al sistema nervioso (7%).

Estos datos han sido difundidos con gran alborozo como un éxito importante de España por Farmaindustria, y lo que no deja de ser sorprendente, también por la AEMPS.

Sin embargo, hay ciertamente sombras en esta valoración de éxito.  Según datos de la propia AEMPS, desde 2013 en España han finalizado más de 6.000 EECC, pero de 2.500 no hay resultados disponibles. En un 40% de los ensayos autorizados en España desconocemos para qué han servido, y este porcentaje aumenta al 43% en los ensayos de medicamentos oncológicos.

4. A manera de conclusión

¿Cuál es el papel que revistas como la nuestra y diversas organizaciones como la AAJM pueden desarrollar en un escenario tan difícil y complejo como el que presenta el 2025?

Evidentemente, consideramos que tenemos que seguir poniendo a disposición de nuestros lectores y lectoras todos aquellos datos, conocimientos, reflexiones y análisis que venimos publicando de forma reiterada, propios y recogidos en diferentes medios.

Estos textos han permitido demostrar, una y otra vez, que el elevado precio de los medicamentos está relacionado con el monopolio de las patentes. Hemos recogido cómo el monopolio permite a las empresas poner un sobreprecio a los medicamentos sobre el coste real de la investigación y producción, como un impuesto indirecto sobre los pacientes y los servicios de salud en teoría para financiar la investigación y desarrollo. Hemos descrito como el efecto principal de este modelo de patentes y precios ha sido una escalada constante de los precios de los medicamentos, que han generado un profundo desequilibrio entre el interés público y los beneficios de las empresas farmacéuticas.

Hemos publicado investigaciones donde se comprueba como el actual modelo de patentes y precios tiene un efecto tóxico a través de las denominadas transferencias de valor en los profesionales sanitarios. El trabajo exhaustivo de investigación de Ángel María Martín Fernandez-Gallardo, “La red oscura que las multinacionales farmacéuticas ocultan tras los pagos a profesionales sanitarios: sus líderes de opinión en el SNS y su red de intereses al descubierto” demuestra de forma radical y da a conocer con detalle la magnitud e importancia de los pagos de la industria farmacéutica y la influencia en los profesionales y sus líderes en la prescripción clínica.

Seguiremos abordando, en este año 2025, con la ayuda de nuestras y nuestros colaboradores y el apoyo de lectoras y lectores, todos aquellos aspectos que consideramos clave para garantizar nuestro objetivo de conseguir un acceso justo el medicamento, que garantice la salud de todas y todos los ciudadanos.

Conversación con Javier Padilla, secretario de Estado de Sanidad. “En España se consumen pocos genéricos y muy caros”

ORIGINAL. Revista nº 35 Enero 2025

Intervienen por la rAJM: Soledad Cabezón 1 y Ángel María Martín2.

  1. Presidenta de la AAJM.
  2. Vicepresidente de la AAJM.

Introducción

Nuestro entrevistado, Javier Padilla Bernáldez, secretario de Estado de Sanidad es profesional con una trayectoria nítida de esfuerzo y trabajo en la que destaca su compromiso con la Salud Pública y con una Atención Sanitaria Pública de calidad al servicio de las y los ciudadanos. Su desarrollo en la especialidad de Medicina Familiar y Comunitaria ha sido el núcleo base de su actividad profesional que le ha permitido una visión de las necesidades de los enfermosAdemás ha reforzado los instrumentos para el análisis de la situación sanitaria, sus problemas y alternativas con formación en salud pública, gestión sanitaria, y economía de la salud (máster en Salud Pública y Gestión Sanitaria (EASP) y otro en Economía de la Salud y del Medicamento (UP).

Ha sido médico de familia en un centro de salud en Madrid. Después de 7 años en Sevilla.

Desde su experiencia clínica y desde el activismo social y sanitario como miembro del Colectivo Silesia y co-autor del blog Médico Crítico. Ha compartido sus reflexiones en libros, como Epidemiocracia (Capitan Swing, 2020) y ¿A quién vamos a dejar morir? (Capitán Swing, 2019) y coordinador de Salubrismo o barbarie (Atrapasueños, 2017).

Durante estos años han destacado sus artículos e investigaciones en el ámbito de la salud pública y las desigualdades sociales en salud, mediante su participación en diversos medios de comunicación, tanto generalistas como en el ámbito sanitario y de la medicina familiar y comunitaria. 

Su trayectoria política es una continuidad de este proceso de reflexión y participación en su objetivo de mejorar las condiciones de vida de los ciudadanos. Así inicia su dedicación más directa como asesor de políticas públicas para En Comú Podem en el Congreso de los Diputados (2016-2017) que seguirá como diputado en la Asamblea de Madrid por Más Madrid.

Actualmente, como secretario de Estado de sanidad, está desarrollando una amplia agenda política donde los temas relacionados con el acceso al medicamento constituyen una de sus actividades fundamentales.

El 9 de enero de 2025, Javier Padilla, secretario de Estado de Sanidad, mantuvo una conversación por videoconferencia, con Soledad Cabezón, cardióloga del Hospital Virgen del Rocío, de Sevilla, presidenta de la Asociación por un Acceso Justo al Medicamento (AAJM), y Ángel María Martín, inspector farmacéutico del Servicio de Salud de Castilla La Mancha (SESCAM), vicepresidente de la AAJM.

Padilla contestó a las cuestiones planteadas exponiendo la línea de actuación de su actual responsabilidad, dejando numerosas reflexiones directamente con nuestro ámbito de interés, el acceso justo a los medicamentos. Entre ellas, por ejemplo, que “en España se consumen pocos genéricos y que comparativamente con Europa son muy caros”, por lo que indicó “una de las cosas que planteamos es ir a una subasta periódica continuada, que permita al sistema beneficiarse de partidas concretas de genéricos a precios más bajos”; asimismo subrayó que en los proyectos de decretos en elaboración se mantiene la exigencia de aportar los costes de producción e, igualmente que se exigirá transparencia sobre  la procedencia de la financiación.

El vídeo íntegro de este encuentro se puede visionar en nuestro canal de Youtube

A continuación, ofrecemos una transcripción editada de lo tratado.

Soledad Cabezón:

Buenas tardes, Javier Padilla, secretario de estado del Ministerio de Sanidad. En primer lugar, muchísimas gracias por la amabilidad de aceptar nuestra invitación. Para nosotros es todo un placer tener un intercambio de opiniones con usted. En nombre de todos, de la Asociación, muchísimas gracias.

Querría, en primer lugar, comentar que cuando llegasteis al Ministerio, especialmente con Mónica García a la cabeza, estábamos y estamos muy esperanzados con la posibilidad de cambiar el modelo farmacéutico, especialmente en los temas de la Asociación Acceso Justo al Medicamento (AAJM). Estamos muy esperanzados, y no solamente nuestra asociación, si no también también otras como NoGracias, asociaciones que consideramos la sanidad como un servicio público que es necesario consolidar e incluso extender. Sin embargo, somos conscientes de que también hay un sector que considera la salud como algo lucrativo y vemos con cierta preocupación cómo sectores de este tipo, especialmente la industria farmacéutica, tratan de influir, o parece que influyen, en decisiones de financiación, de precios, de evaluación de tecnologías o de financiación de la propia investigación.

La primera pregunta que queremos lanzar es cómo aborda el Ministerio, qué estrategia tiene el Ministerio de desarrollo de un nuevo modelo farmacéutico que, al fin, redunde en un acceso más justo y también más sostenible para el sistema sanitario.

Javier Padilla:

Muchas gracias antes de nada. Nosotros siempre hemos llevado muy a gala, y hemos tenido mucho empeño desde el principio, en mostrar y tener muy claro que nosotros hablamos con todo el mundo y defendemos absolutamente nuestra postura en todos los lugares en los que hay que defenderla. Pero eso no quiere decir que el diálogo sea un mandato de obedecimiento, por decirlo de alguna manera. Nosotros lo que sí creemos es que, en términos generales, hay que intentar que, lo que ahora mismo son intentos de implantar agendas políticas en el ámbito de las relaciones bilaterales, se institucionalicen en ámbitos más abiertos, transparentes y multilaterales. Por eso, a nosotros nos pareció una buena oportunidad la estrategia de la industria farmacéutica, que venía de antes, para poder sentar en una misma mesa a agentes que, en muchas ocasiones, tienen intereses contrapuestos, como pueden ser, por ejemplo, las organizaciones empresariales de la industria farmacéutica llamada innovadora, las de genéricos, las de biotecnología o las de biosimilares. Que todos se sienten en la misma mesa, porque creemos que la única posibilidad de impactar sobre el modelo de innovación biomédica y biofarmacéutica, si no se hace desde una perspectiva amplia, acaban siendo meros parches los que se acaban poniendo. Desde nuestra perspectiva, ahora mismo, tenemos principalmente tres elementos normativos en juego que van a ser de bastante calado. Por un lado, la Ley de Medicamentos y Productos Sanitarios, que vendría a sustituir a la Ley de Garantías. Por otro lado, el Real Decreto de Evaluación de Tecnologías Sanitarias, que en los próximos días será enviado al Consejo de Estado para que emita su dictamen previo a su aprobación. Y, en un tercer lugar, el Real Decreto de prescripción y financiación de medicamentos, que ha comenzado ya su tramitación. Son elementos que se hacen desde la perspectiva de que, en términos generales, tenemos que ser muy conscientes que las instituciones pagan más por los medicamentos en los momentos en los que menos saben de esos medicamentos y pagan menos por los medicamentos en los momentos en los que más saben de ellos. La vida del medicamento puede ser contada como una sucesión temporal de reducción de incertidumbre, por decirlo de alguna manera. Al principio de la vida del medicamento, las incertidumbres existentes son mayores. En esos momentos solemos pagar unos precios mucho más elevados, y al final de la vida del medicamento, cuando la evidencia disponible es mucho mayor, tanto a nivel de efectividad como de seguridad y eficiencia, es cuando menos estamos pagando.

Toda esa vida se divide en tres fases, principalmente. Una primera fase, que sería la fase de protección de los medicamentos, en la cual estos están bajo el efecto de la patente, no hay competencia. Una segunda fase, en la cual la competencia entra en juego y el papel de los medicamentos genéricos o biosimilares debería ser muchísimo más importante del que tienen ahora, no solamente para reducir precios sino también para dar sostenibilidad al sistema y mejorar el acceso. Y luego, una tercera fase en la que, en general, muy pocas empresas farmacéuticas son las que producen medicamentos, que ya tienen unos costes y unos precios muy bajos, y que en ocasiones incluso pueden comprometer la propia sostenibilidad y abastecimiento, sobre las cuales también hay que actuar.

Hay que implementar medidas que sean diferenciales en esos tres ámbitos, siendo muy conscientes de que en el momento inicial, que está relacionado con precio y financiación, hay un factor previo a la financiación, que es la evaluación de tecnologías sanitarias, donde, por fin después de mucho tiempo pendientes, se puede desarrollar un sistema que sea predecible, pero que además también sea transparente, que nos permita, a varios meses vista, saber qué es lo que va a estar en nuestro roster de elementos pendientes de evaluación y que permita también que la gente sepa qué es lo que se está pagando a cambio del valor que se está ofreciendo. Porque creemos que son cosas que vertebran los elementos de política farmacéutica a nivel normativo. Luego hay otras, a nivel no normativo, que están relacionadas, por ejemplo, con temas de transparencia, no sólo de transparencia de precios sino también de transparencia en la toma de decisiones, que caerían fuera de lo de lo normativo, que es lo que intentan estructurar un poco las medidas a este respecto.

Ángel María Martín:

Gracias Soledad, gracias señor Padilla por estar aquí con nosotros. Precisamente, la siguiente cuestión que teníamos planteada preguntar tiene que ver con la estrategia de la industria farmacéutica de la que nos acaba de dar algunas pinceladas. Enlazando con lo que comentó Soledad, anteriormente creemos que las decisiones que sobre los temas clave de política farmacéutica adopte su Ministerio van a marcar, quizá para siempre, la frontera de los privilegios intocables de la industria farmacéutica en España. Se presenta en este momento la estrategia de la industria farmacéutica que está escrita, como así se reconoce en el texto, desde la perspectiva y con el marco narrativo de la industria farmacéutica, y eso la verdad  nos preocupa. Por eso nos gustaría conocer, además de los comentarios que nos ha hecho con anterioridad de los contenidos, el enfoque, es decir, cómo se ha enfocado llevar adelante este documento para que realmente cristalice en un acceso justo y más equitativo, que es uno de los objetivos del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia en el que se basa.

Javier Padilla:

Históricamante, la relación entre las instituciones y la industria farmacéutica es una relación que ha estado localizada en el eslabón final de la cadena, una relación muy focalizada en los elementos de acceso y sostenibilidad: firma de techos de gasto, vinculación del incremento presupuestario a las variaciones del PIB, pero que no reconocía cuál era además la presencia de las instituciones públicas en el resto de la cadena de valor. Básicamente, yo suelo decir que hay dos elementos fundamentales que vertebran la orientación de la estrategia con la industria farmacéutica. Por un lado, abandonar la relación cliente-proveedor y pasar a una relación en la cual se reconozca cuál es el papel de las instituciones públicas a lo largo de toda la cadena de valor del medicamento, tanto en el ámbito de la investigación básica como en el ámbito de la  investigación aplicada, así como también en el ámbito de la producción y la generación de autonomía estratégica y, por supuesto, en el ámbito final de acceso y de sostenibilidad.

Se trata de transitar de esa relación cliente-proveedor a una relación que sea más compleja, pero que reconozca que las instituciones no están solamente presentes como pagador final de la cadena completa, sino que están presentes en muchos aspectos y que, por ello, la presencia en todos esos ámbitos y la aportación de valor desde la perspectiva pública en esos otros campos tiene que reflejarse también en todo lo vinculado con el acceso y la sostenibilidad.

Luego está ese otro elemento que es intentar transitar desde un sistema basado en la oferta a un sistema basado en la demanda. Ahora mismo, la industria farmacéutica pone encima de la mesa una serie de productos que, en cierto modo, de una manera más o menos oficial u oficiosa, son el catálogo al que tienen que acceder las instituciones públicas, por decirlo de alguna manera.

Nosotros lo que creemos es que, a lo largo de toda la cadena de producción, de investigación, desarrollo, producción y comercialización de medicamentos, la industria tiene que recibir inputs que estén vinculados a nosotros como sociedad. Necesitamos desarrollo farmacéutico en estos 7 ítems estratégicos, que consideramos preferentes. Y todo lo que vaya relacionado y alineado con esas necesidades de la sociedad será aquello en lo cual nuestra voluntad y nuestra disponibilidad a adquirir esos bienes será mayor que en otros ámbitos que no estén vinculados con esto. O sea, cambiar, por un lado, de una relación cliente-proveedor a una relación más compleja que reconozca nuestra presencia en todos los ámbitos y, por otro lado, cambiar el sistema guiado por la oferta a un sistema guiado por la necesidad; pero para ello hace falta poner en común a actores muy diversos. En la mesa del Comité Interministerial que participa (y que ayer tuvo la primera reunión, por cierto) en el órgano superior de gobernanza de esta estrategia tenemos al Ministerio de Sanidad, evidentemente, pero tenemos al Ministerio de Hacienda, al Ministerio de Ciencia, al Ministerio de Industria, al Ministerio de Economía y también, participando a la oficina de asuntos económicos y G20 de la Moncloa, de Presidencia. Son perspectivas de lo más variadas. Cada uno desde su lugar hace aportaciones diversas y, luego, con todo se llega a un momento de interlocución con los diferentes representantes de la industria farmacéutica; y en un tercer nivel se incorporarán también miembros de organizaciones sociales, de organizaciones profesionales, etc. Ese es el punto de vista desde el cual se concibe la estrategia. La estrategia, a un nivel más teórico, está concebida también de tal manera que desde el ámbito público pueda hacerse que se fomente la investigación y el desarrollo, guiados hacia la consecución de misiones concretas, misiones también relacionadas con las 7 necesidades que se han establecido en la estrategia, y cómo puede hacerse que en el tema de la sostenibilidad estos elementos iniciales redunden y se vean reflejados. Luego hay un elemento importante, que es arrancar un compromiso en términos de salud global, el cual tenga el reconocimiento de algunas iniciativas, como puede ser, por ejemplo, el Medicines Patent Pool, de cara a cuando sea necesario participar a este respecto. Porque creo que eso, en cierto modo, abre un poco una brecha sobre el posicionamiento de España en la escena global en el ámbito de la propiedad intelectual y patentes. Sí hubo alguna iniciativa por parte del CSIC, por ejemplo, en lo relacionado con C-TAP con la iniciativa de donación de patente en el campo de la tecnología de diagnóstico en el marco de la pandemia de COVID, y hay que intentar que este posicionamiento haga mella. Tampoco tenemos que ser ilusos y pensar que España es una isla. España se desenvuelve en un ecosistema europeo que sabemos cómo está a día de hoy. España tiene que intentar ser una voz de liderazgo de planteamientos alternativos en innovación biomédica, pero también tiene que intentar ser una voz de liderazgo en el planteamiento de modelos alternativos en la forma de relacionarse con la industria farmacéutica. España está en una situación, además por el mix que tiene de industria innovadora e industria de medicamentos genéricos, de poder plantear una relación con la industria farmacéutica en la cual España puede ser un lugar en el cual crear plantas de producción, en el cual generar puestos de trabajo que puedan caminar dentro de esa vía de transitar  en el cambio de moelo productivo; por un lado, que se alineen con las necesidades de autonomía estratégica de la región y, por otro lado, que estén vinculados con los elementos de acceso y sostenibilidad, pero también que no se dibujen bajo una situación de subyugación del poder político a los agentes económicos. Hay que poder establecer relaciones que, a ese respecto, tengan un mutuo beneficio, pero que no ocurra como podría pensarse que sucede en otros países, en los cuales en un lugar se dictaminan o se dictan las posturas que se asumen desde el otro. Creo que eso es importante.

Soledad Cabezón:

Es verdad que la estrategia farmacéutica española habla de potenciar el papel público pero no nos queda claro, o por lo menos a día de hoy no parece que se vislumbre esa farmacia pública en esta estrategia. Más bien parece que el sector público viene, como dice, a establecer un ecosistema que dé seguridad a inversores. Habla de la relación público-privada, pero realmente no habla de una farmacia pública, una farmacia pública como tal, que pensamos que podía ser interesante y no solamente lo decimos nosotros. En el debate de la propia estrategia a nivel europeo se propuso una enmienda por 50 eurodiputados en línea con lo defendido por STOA, aunque en el Parlamento Europeo, finalmente, decayó. Pero pensamos que hay margen. Hay margen y hay ejemplos. Están los CAR-T, que nos permiten ahorrar hasta cuatro veces el precio respecto del sector privado. Hay ejemplos también en cuanto a lo que aporta a nivel de investigación el sector público español, en el que prácticamente casi dos tercios de la investigación biomédica es pública. Incluos en la estrategia farmacéutica española se establece un incremento de ésta respecto al PIB. En la factura farmacéutica española, de los 25.000 millones de euros al año en farmacia, si se quita el coste de desarrollo o producción y  los de investigación, pues tiene un margen casi de 10.000 millones de euros, para hacer sostenible el sistema sanitario, pero también para derivar ese dinero a otras necesidades; a lo mejor, para la salud mental o la prevención u otras muchas facetas a las que necesitamos dar respuesta. Es decir, pensamos que una farmacia pública podría ser muy importante para la sostenibilidad del sistema, para el ahorro necesario y nos gustaría ver en la línea, como le decía, de aquel magnífico artículo que planteó en su día, qué visos tiene esto y si es posible que la estrategia farmacéutica española finalmente le dé cabida más allá de la relación público-privada.

Javier Padilla:

Comentabas lo de las CART-T. La producción académica, la producción pública de CART-T en España, se está llevando a cabo gracias al desarrollo de la exención hospitalaria, que es un elemento que desde España además se ha defendido de forma especialmente activa, y se sigue defendiendo de forma muy activa, en relación con la estrategia farmacéutica europea. Y de hecho, si finalmente se consigue que quede así reflejado en la estrategia farmacéutica europea, va a ser gracias a la defensa que se ha hecho desde España de modelos, como por ejemplo el de desarrollo del Hospital Clínic en su momento. En la estrategia de la industria farmacéutica sí que se recoge un elemento, en el punto 2.4.5, en que se mencionan dos entidades mercantiles público-privadas, en las cuales la participación pública es el socio mayoritario (aunque no tiene el accionariado mayoritario, es de un 49% de las acciones, y el resto tienen un 25,5%)  tanto en CERTERA como Terafront. CERTERA está encaminada a la producción en fase 1 y fase 2 de terapias celulares avanzadas para el abastecimiento de proyectos de investigación, y Terafront está dedicada al desarrollo de proyectos prometedores para llevarlos hasta fase de comercialización. Tener entidades públicas como socio mayoritario de entes mercantiles con capacidad de llevar desde TERAV, que es la Red de Terapias Avanzadas, hasta fase de comercialización es algo que es innovador a nivel europeo. Una de las cosas que sí que estaba en algún momento de la redacción de la estrategia era el que se estuviera manteniendo esa relación 49% público y 51% privado, y eso se ha eliminado de la redacción. Esta iniciatica para terapias avanzadas podrá ampliarse con otras alianzas o partenariados público-privados para la creación de sociedades orientadas al desarrollo de tecnologías sanitarias innovadoras para el Sistema Nacional de Salud. Es decir, que lo que ha sido un ejemplo en el ámbito de las terapias avanzadas pueda expandirse a otros campos, y no se hace además subyugando la relación 49%/51%, que sí que estaba inicialmente. Creo que, por ejemplo, podemos fijarnos en una iniciativa colombiana, que es conocida como una empresa farmacéutica, o sea como una inicativa pública de producción de medicamentos, y que es también un partenariado, en el cual hay una mayoría pública pero con participación privada, y creo que sería, en cierto modo, omo uno de los modelos que se están planteando al otro lado del Atlántico. Ese es uno de los ámbitos en los cuales hay unos mayores visos de desarrollo, también porque hay una voluntad por parte de los diferentes agentes implicados, y esto, como sabéis, no es una competencia puramente de Sanidad. Pero ahora ya sí que tenemos un terreno de juego común, lo que está más relacionado, por un lado, con Ciencia, pero también, por otro lado, con Industria y con los incentivos que se puedan generar y con las ayudas que se puedan generar a nivel de economía, de implicarse en empresas de este tipo. Lo que pasa es que ahora mismo estamos en una fase en la que lo primero que tenemos que demostrar es que iniciativas como Terafront pueden ser exitosas. Ya se ha estado revisando como una especie de portfolio para ver en qué proyectos se va a invertir de forma llamativa. Y, sobre todo, está el asunto de que todo esto se hace con elementos de condicionalidad, es decir, la participación en Terafront se hace con elementos de condicionalidad para el acceso y la sostenibilidad, se hace con criterios de que si se pasa posteriormente a la fase de comercialización tiene que hacerse con unos criterios que garanticen la accesibilidad y la reducción de precios muy vinculados a los costes, por la inversión pública que se ha producido en esa fase final. Eso sí es un cambio notable y probablemente impensable antes de la pandemia, al menos impensable en su materialización.

Ángel María Martín:

La siguiente pregunta tiene que ver con un tema que se toca muy poco pero que recientemente ha cobrado actualidad: es la inequidad del precio por valor de los medicamentos. En la estrategia se habla de un ecosistema en el cual los medicamentos generan valor para la salud y, es cierto, pero se trata el valor que generan para la salud como un área estanca relacionada con el valor que genera el medicamento. La industria farmacéutica y la comisión asesora para la prestación farmacéutica defienden el precio por valor de los medicamentos, pero un reciente estudio del Lancet ha demostrado el elevado coste de oportunidad que tiene para otras necesidades de la atención sanitaria. Es decir, en Gran Bretaña, el impacto acumulado en la salud de la población de los medicamentos que recomendó el NICE en el período hasta 2020, según ese estudio, fue negativo, generó una pérdida neta de aproximadamente 1,25 millones de AVAC. Sobre esto le queremos preguntar: ¿debería el Ministerio iniciar una estrategia dirigida a proponer que el precio de los medicamentos esté en función de lo que cuesta investigarlos y producirlos? ¿Por qué no se exige que, al menos, presenten esos costes para la fijación del precio? Y, finalmente, si en el Real Decreto de Evaluación de Tecnologías Sanitarias, que ha mencionado anteriormente que se va a publicar próximamente, se va a mantener para la evaluación la exigencia de aportar los costes de producción e investigación y desarrollo que estaba prevista.

Javier Padilla:

Este es uno de los elementos que hemos incorporado al Real Decreto de Evaluación de Tecnologías Sanitarias, que es nuestra intención que se mantenga, probablemente mejorado y también vinculándolo con el posterior Real Decreto de financiación, porque sí que creo que los costes relacionados, por un lado con  la procedencia de los fondos, es un elemento totalmente irrenunciable y la generación de una herramienta útil para los cálculos de los costes de I+D y de producción que pueda informar para la decisión final de decisión de precio. Creo que también es algo que va a mejorar la capacidad que tenga nuestro sistema para hacer una evaluación y una posible fijación de precios más justa. Nosotros siempre decimos lo mismo. Ahora mismo en España no se puede decir que haya una fijación de precios por valor. Lo que hay es un procedimiento de fijación de precios que se establece a partir de una relación de negociación bilateral con la industria farmacéutica, muy relacionado también a cuál es su capacidad de implantar una financiación más preferente o no en otros países, y que es un sistema que está más vinculado a las relaciones que se establecen con los diferentes actores que verdaderamente al valor existente. Entre otras cosas, porque la falta de un procedimiento de evaluación normalizado, abierto y transparente dificulta mucho fijar precio en función de criterios relativamente objetivos. Por un lado, la aprobación del Real Decreto de evaluación de tecnologías sanitarias traerá consigo la publicación, de forma pública y abierta, de cuáles son los criterios que se van a utilizar para evaluar las diferentes tecnologías. Y posteriormente en el Real Decreto de precio y financiación se establecerán cuáles van a ser los criterios en base a los cuales se va a incorporar esto. Que un medicamento tenga un mayor o menor valor añadido sí que tiene que ser un elemento más, pero hay que incorporar otros elementos como pueden ser desde los criterios medioambientales, que son uno de los elementos al alza en la legislación internacional, que Reino Unido ha comenzado a incorporar, pero que aquí en España no están incorporados, a por supuesto los costes de  fabricación, la procedencia de la financiación, que también tiene que ser otro de los elementos para poder fijar un retorno social de las inversiones en el ámbito de la investigación y de la innovación biomédica, u otros elementos. Además, a nadie se le escapa que, por ejemplo, la fijación de criterios relacionados con los criterios medioambientales también viene a ser, en cierto modo, un proxy de promoción de la producción loco-regional porque favorece los canales cortos de distribución y, en cierto modo, nos permite además tener un mayor control sobre estos canales cortos. Creo que estos discursos que abogaban por una vinculación de la financiación al valor son discursos que hace unos años estuvieron muy en boga y ahora ya se les ven mucho las costuras, sobre todo porque, insisto en lo que decía antes, la fijación del precio de los medicamentos innovadores se produce en un momento en el cual los niveles de incertidumbre son tan grandes que la determinación correcta del valor es un constructo. No tenemos las herramientas, ni las vamos a tener en este momento, que tengan capacidad para decirnos cuál es el valor real con indicadores útiles para la población, no con indicadores de inmunogenicidad ni otro tipo de variables intermedias que puedan aportar. Otra cosa es que también hay que trabajar en la reducción precoz de estas incertidumbres y eso creo que también es una especie de reto casi epistémico. Pero sí que es verdad que saber de qué manera podemos ir actualizando la evidencia disponible para la reducción de esa incertidumbre, y que esto además también se pueda vincular con la financiación, es otro elemento. De hecho, creo que el proxy más adecuado de valor son los resultados. Y esa medición de resultados, y que el resultado verdaderamente pueda impactar sobre la forma de financiación, es otra de las cosas, otro de los retos que tenemos encima de la mesa.

Soledad Cabezón:

Vamos ahora a genéricos y biosimilares porque no podemos seguir hablando sobre el tema de los costes y el riesgo de los innovadores; aunque quedan claras algunas ideas. En el caso de los de los genéricos y de los biosimilares, nuestra posición es que deberían ajustarse los precios a los costes reales de producción, porque ahí sí que no ha habido investigación ni desarrollo, no hay incertidumbre como tal. ¿Por qué el precio de los genéricos sigue siendo tan alto? Además, no estamos de acuerdo que en muchas ocasiones se justifique el hecho del desabastecimiento por los bajos precios. De hecho, tenemos ejemplos recientes como la metformina, la furosemida o el deflazacort, con recientes bajadas de precios muy importantes sin que se haya producido ningún tipo de desabastecimiento. Pensamos que se debe, en todo caso, al margen de beneficio que realmente el sector de genéricos quiere tener tratando de referir al precio del original. Por lo tanto, creemos que hay muchísima capacidad de ahorro en el tema del genérico, no solamente en términos de volumen, sino tambi´ñen en el precio; no tenemos unos volúmenes tan altos en prescripción como en otros países der la unión europea ni precios tan bajos. Y nos preguntamos por qué no vamos hacia los costres reales a la hora de fijar el precio de genéricos y biosimilares y cuáles son las estrategias que valora el Ministerio para qeu se promuevan realmente las prescripciones de este tipo de medicamentos.

Javier Padilla:

En efecto, la situación española es doble. En España, podemos decir que, comparativamente con Europa, se consumen pocos genéricos, pero además se consumen genéricos muy caros o, al menos, relativamente muy caros respecto a otros productos. Solemos utilizar el referente sueco como gold standard -o patrón de comparación en precios de genéricos- y nos encontramos que, en España, para la media de los productos más consumidos, tenemos un precio que está 1,03 veces más elevado que el que tienen en Suecia, o sea más del doble de caros que en Suecia, que es un país con un mercado mucho más pequeño. No olvidemos la capacidad que tiene España de generar economías de escala y que debería ser muy superior. El problema de España a este respecto no es solamente de penetrancia de los genéricos y de los biosimilares dentro del mercado, sino que es de penetrancia y de precio. Que en ocasiones van ligadas pero que en muchísimas ocasiones no van ligadas. Desde nuestro punto de vista hay un elemento fundamental, compartido por una parte de los actores, que está vinculado con que España es una anomalía en lo relacionado con la vinculación del precio del medicamento genérico con el medicamento de marca. En España, para ser financiado el precio tiene que ser mismo que el de referencia y además tenemos un sistema de precios de referencia donde el precio de referencia es uno, único y totalmente uniforme y que ni siquiera permite una horquilla de precios de referencia como pueda ocurrir en otros países como, por ejemplo, en uno de nuestros países vecinos como es el caso de Portugal. Desde nuestro punto de vista, y que lo hemos trabajado con economistas de la salud, pero también con gente del sector, cuando nosotros les decimos que los precios que vosotros manejáis son más elevados que los precios que nosotros estamos viendo en otros lugares. El elemento de diferenciación de precio y  permitir que los medicamentos, el que sea, puesto que esto va a ocurrir con medicamentos genéricos, que el medicamento genérico se diferencie en precio hacia abajo y esa bajada de precios sí que puede ser diferencial con respecto al medicamento de marca y que no vinculen el precio de uno con respecto al precio del otro, sí que creemos que va a ser un elemento importante. Luego nosotros, también en el borrador que se ha filtrado de Ley del medicamento, una de las cosas que planteábamos era la posibilidad de generar un sistema de precios seleccionados. En cierto modo, vendría a ser una especie de subasta periódica continuada que permitiera que el sistema pudiera beneficiarse de partidas concretas de medicamentos genéricos a precios notablemente más bajos. Creemos que eso puede tener un impacto notablemente importante dentro de la factura farmacéutica total de nuestro sistema. Eso, además, debe tener cierta capacidad para redistribuirse, no solamente a otros ámbitos del sistema sino también, por ejemplo, a una modificación de las cargas dentro del ámbito del copago farmacéutico que pueda favorecer la implantación de topes de aportación dentro de la población activa, que todas las encuestas nos dicen que es la población donde hay una mayor prevalencia de problemas de acceso a medicamentos por motivos económicos. Sobre lo que comentabas anteriormente de la vinculación con el precio del medicamento, ponías por ejemplo la furosemida. Creo que aquí hay otra cosa y es que no todos los medicamentos tienen una curva de demanda superponible. La curva de demanda de amoxicilina, por ejemplo, no es igual a la curva de demanda de furosemida. La curva de demanda de amoxicilina es una curva de demanda mucho más estacional. En el caso de la amoxicilina, tener la posibilidad de subir ligeramente el precio hizo que viéramos una redistribución de la oferta hacia nuestro país en ese momento. Dicho esto, yo creo que el tema de los desabastecimientos es un tema que ahora mismo está en un terreno de juego principalmente europeo. El próximo mes acudiré a Bruselas a un evento de un panel de alto nivel relacionado con la Critical Medicines Alliance y creo que ese va a ser uno de los puntos en los cuales además países de muy diversa procedencia (si pensamos principalmente en España, Portugal y los países del Este) podamos llegar a acuerdos bastante notables. Siempre con el tema del desabastecimiento en mente y de cómo forzar situaciones de garantía para el abastecimiento en aquellos medicamentos en los cuales no nos podemos permitir ese desabastecimiento. Hay medicamentos para los cuales situaciones de problema de suministro en existencia de alternativas terapéuticas tienen un impacto sobre la salud de la población muy limitado; sin embargo, nos encontramos con que hay otros medicamentos en los cuales tenemos que garantizar este abastecimiento. Creo que el marco europeo, y conseguir además que unos países europeos no sean la competencia de otros países europeos, es fundamental. Para eso hay algunas decisiones sobre precios que sí que son importantes, pero hay otras decisiones que no hay que tomar en el ámbito del precio, sino que tienen que ser tomadas en el de la implantación industrial a nivel loco-regional. Sí que sabemos que las cadenas de suministro, en el campo de las materias primas, se han visto especialmente comprometidas en los últimos años en algunos ámbitos. Europa debe tener una cierta autonomía a este respecto, y España no puede trabajar como un verso libre. Nosotros, en todo momento, seguimos llevando una voz que está muy relacionada con la implantación territorial de tejido industrial, de informe precoz de los riesgos de desabastecimiento y de garantía de suministro a todos los países miembros. A este respecto, sí que España ha representado una posición, junto con otros países. España, en términos de tamaño del mercado farmacéutico, ha estado en cabeza, con una posición podríamos decir, más progresista con relación a otros países que se han alineado de forma más clara con lo que venían siendo los reclamos industriales.

Ángel María Martín:

La siguiente cuestión que queremos plantear es el tema de los conflictos de interés, que están en aumento en el sistema sanitario. En un artículo de investigación que publicamos en nuestra revista en junio pasado describimos la situación de los elevados pagos que la industria farmacéutica efectúa a profesionales sanitarios líderes de opinión: 855 profesionales recibieron más de 15.000€ cada uno de las multinacionales farmacéuticas; 71 de ellos recibieron más de 70.000€ anuales, y 9 por encima de los 100.000€. Eso solo de la información declarada y solo de 18 empresas. Desde nuestra asociación venimos también señalando la existencia de serios conflictos de interés. Por eso le preguntamos ¿se plantea el Ministerio de Sanidad la creación de un registro público de pagos de la industria farmacéutica a los profesionales sanitarios y organizaciones involucradas en la asistencia sanitaria, al estilo del que hay, por ejemplo, en Francia? ¿Tiene intención el Ministerio de regular el problema de los conflictos de interés en el sector sanitario?

Javier Padilla:

Aquí hay varios temas. Por un lado, en el Real Decreto de evaluación de tecnologías sanitarias, también en consonancia con el  Reglamento que se ha hecho a nivel europeo, sí que hay una reglamentación de los conflictos de interés para la participación en el ámbito de la evaluación, sabiendo que hay una singularidad muy concreta en la cual nos enfrentamos con una dificultad existente y es que en las enfermedades de muy baja prevalencia existen grandes dificultades para encontrar personas que aúnen el conocimiento técnico y la experiencia clínica y la ausencia de participación en ensayos clínicos a lo largo del desarrollo del producto. Esto es una realidad de conflicto que es difícilmente “reglamentable”, por decirlo de alguna manera, o al menos excluible. Yo creo que se intentan habilitar al menos los mecanismos que hagan de esa coexistencia la excepción, y, en el caso de excepción, la mayor transparencia a este respecto, de la misma manera que se prioriza la participación de otras organizaciones que estén libres de conflicto. Y, por otro lado, sí que se alumbra mayor transparencia a este respecto. Sobre la posibilidad de un Sunshine Act, que entiendo es un poco sobre lo que va la pregunta, como el equivalente de Estados Unidos, es un tema que se ha puesto encima de la mesa en alguno de los debates y que tendríamos que ver cuál sería la forma de articulación en tanto en cuanto existe ahora mismo una especie de código de autorregulación por encima del cual tendríamos que saltar. O al menos agregar. Porque sí que es verdad que existe ahora mismo un ámbito en el cual las empresas farmacéuticas publican las transferencias de valor. Lo que pasa es que esas transferencias de valor, por un lado, se publican por separado y, por otro, en muchas ocasiones hay algunas empresas farmacéuticas a las cuales hay que reconocerle que las publican de forma muy accesible y con buscadores que facilitan la búsqueda sencilla, pero hay otras que publican documentos en PDF no accesibles a la búsqueda. Básicamente es una publicación poco accesible. Ese es un tema que está encima de la mesa. Tenemos que ver la manera de llevarlo a cabo sabiendo que es una información que ahora mismo es pública, pero no muy transparente, porque no cumple con los criterios de accesibilidad que debería. Pero es un elemento que sí que está encima de la mesa, sin una forma de abordarlo clara, pero esperemos que se considere durante la tramitación de la Ley de garantías. Podría ser uno de los elementos durante la tramitación parlamentaria o durante la información en audiencia pública, en el cual se podrán aportar elementos importantes.

Soledad Cabezón:

Muchas gracias. Nos quedan solamente dos preguntas. Una sobre el copago y otra más general que tiene trascendencia a nivel farmacéutico, sobre todo a nivel del futuro inmediato. La primera es sobre el tema de los datos sanitarios. No sabemos realmente el papel del Ministerio en estos momentos, si está más a nivel de la Secretaría de Estado Digital o si el Ministerio de Sanidad realmente tiene algún tipo de protagonismo. En definitiva, nos preocupa, no solamente en términos de confidencialidad, de seguridad de los datos de los pacientes, teniendo en cuenta que el Espacio Europeo de datos sanitarios nos obliga a datos genéticos, a compartir incluso comportamientos, hábitos, sino especialmente desde el punto de vista de la sostenibilidad. Creemos que es una información con alto poder  económico y por eso la industria tiene un gran interés en él. Al generar investigación y conocimiento está claro que defendemos y debe ser una gran oportunidad para los avances de la medicina. Pero nos preocupa que no haya una reciprocidad. Se va a obligar al sistema público a compartir esos datos, según el Reglamento. Nosotros somos de la opinión que debería de ser un repositorio público y que lo explotase el sistema público, siendo una base fundamental y una oportunidad magnífica para una investigación pública. Por otro lado, el reglamento europeo nos va a obligar a compartirlos, pero no sé en qué medida se obligará al sector privado a compartir sus datos. En primer lugar, esa duda sobre esa reciprocidad y si realmente se plantea el Ministerio, como oportunidad, mantener esa gobernanza que no solamente daría la seguridad necesaria a los pacientes sino también permitiría ahondar, fomentar o promover la sostenibilidad necesaria de los sistemas sanitarios, generando información muy valiosa desde el punto de vista de los medicamentos. Me gustaría saber qué es lo que baraja el Ministerio a ese respecto.

Javier Padilla:

El pasado mes de julio asistí, en representación de la ministra, a la reunión informal de ministros en Budapest, en el seno de la presidencia Húngara del Consejo de la Unión y uno de los temas que se trató en una de las sesiones estaba relacionado con esto. Una cosa que vimos es que muchos países estaban esperando a que hubiera financiación de la Comisión para poner al menos la presupuestación de los elementos que van a dar sustancia al reglamento europeo del Espacio Europeo de Datos Sanitarios. Sin embargo, nosotros ya hemos iniciado esta presupuestación por parte propia del Ministerio de Sanidad. Aquí tenemos una gobernanza compartida con el Ministerio de Transformación Digital y con Función Pública, con los que hay una relación bastante bien engrasada.

El Ministerio de Sanidad claro que mantiene un papel central en la gobernanza a este respecto. Una gobernanza que está pensada como un sistema de gobernanza pública en el cual haya entrada de datos, tanto públicos como privados, en el cual el acceso a los grupos públicos de investigación se haga pensando en exenciones de tasas, pero que los operadores privados que quieran tener acceso a ellos dispongan de unas tasas que están reguladas en el marco del reglamento de la Unión Europea.

Hay algo que me parece que es una pérdida de oportunidad a nivel de reglamento europeo que es haber podido introducir elementos de incorporación de criterios de interés público en todo esto. Creo que hay un paralelismo muy claro que hacer con el modelo de innovación biomédica, de la misma manera que cuando hay un desarrollo de un medicamento intentamos incorporar y está en auge la incorporación de criterios de interés público en las fases iniciales de la investigación para que haya un compromiso en el caso de que ese producto llegue a ser comercializado y luego “vendido” a la institución; esto también debería aparecer igual en el ámbito del procesamiento de datos. La utilización de datos secundarios para el desarrollo de innovaciones biomédicas o de productos sanitarios que posteriormente vayan a tener su incorporación en el Sistema Nacional de Salud debería incluirlo. Esto no se incluyó en el reglamento y creo que debe ser una especie de caballo de batalla que nosotros debemos defender de forma muy abierta  de cara a futuro. Esto es un elemento que a nosotros sí que nos parece muy importante y que vamos  a seguir defendiendo. De la misma manera que vamos a seguir defendiendo tanto la reciprocidad de la que hablabas, como un elemento que a mí me parece fundamental a la hora de hablar de datos, que es lo relacionado con la propiedad del dato. Los datos de la aplicación española del Espacio Europeo de Datos en Salud son datos que forman parte en una especie de bien social y que, en lo posible, tenemos que conseguir esa vinculación. No solamente eso, sino que también tenemos que servir para que, en cierto modo, suponga un acicate o un estímulo para los grupos públicos de investigación y que esto no solamente sea un elemento de acceso desde el ámbito de lo privado (que siempre y cuando redunde en un bien social bienvenido sea), sino que no nos quedemos atrás, que desde los grupos de investigación del Instituto de Salud Carlos III y de las diferentes universidades y de los CIBER se potencie el acceso a estos datos porque es lo que nos va a garantizar que podamos hacer esa vinculación que ahora mismo no está reflejada en el reglamento con los criterios de interés público posteriores.

Ángel María Martín:

La última pregunta va sobre el tema del copago farmacéutico sobre lo que ya nos ha hecho algún comentario con anterioridad. El componente 18 del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia propone limitar el establecimiento de nuevos copagos con especial impacto en la población de menores recursos y reformar la aportación farmacéutica del Sistema Nacional de Salud asegurando una mayor justicia social, que es lo que recoge. Sin embargo, lo que conocemos por la prensa sobre esta reforma va en la línea de profundizar en el modelo de aportación farmacéutica implantado por el Real Decreto Ley 16/2012, un modelo que aumentó de manera muy importante el copago farmacéutico a casi toda la población y que ha trasvasado desde entonces ingentes cantidades de dinero del bolsillo de los ciudadanos a la industria farmacéutica con resultados negativos en sus economías y en su salud. Todavía en 2024, el CIS dice que un 3,9% de los españoles, como había mencionado usted antes, ha dejado de tomar algún medicamento recetado por la sanidad pública porque no se lo pudo permitir por motivos económicos, lo que se ha llamado pobreza farmacéutica. Sobre este tema le queremos preguntar cómo se está planteando el Ministerio la reforma de la aportación farmacéutica sin establecer nuevos copagos.

Javier Padilla:

Por un lado, está el tema del bloqueo de los nuevos copagos, que está reflejado en la modificación de la Ley de Equidad, ahora mismo en tramitación parlamentaria, y luego hay otro aspecto, el relacionado con la modificación del copago actualmente existente. La idea que venía del equipo anterior con esta reforma de la Ley era que ésta fuera una parte que no se tocara, que se quedará como estaba y que, en todo caso, se tocará donde habitualmente se tocan las modificaciones del copago, que es en las leyes de presupuestos. Sin embargo, nosotros sí que creímos que había una oportunidad, al menos, para actuar en la línea que el consejo asesor de prestación farmacéutica sí que nos había dado, que era la de identificar cuáles son los grupos de población en los cuales la falta de acceso a medicamentos por motivos económicos era más numerosa, y actuar ahí de forma más clara haciendo esa protección. Donde se ceba la grandísima mayoría, y además los riesgos relativos son verdaderamente disparatados de dificultades de acceso a medicamentos por motivos económicos, son los grupos de población activa, que no pensionista, y población activa de rentas más bajas. En términos globales, ahora mismo del montante de gasto farmacéutico a nivel ambulatorio el 89% se sufraga por parte de las administraciones públicas y el 11% por parte de la ciudadanía. Nosotros lo que haríamos sería reducir el montante total de aportación en unos 140-150 millones de euros anuales por parte de la población. La población asumiría una aportación menor a ese respecto, que en las rentas más bajas sería una reducción de 160 millones con las estimaciones que nosotros tenemos. Es decir, simplificando, del total de la población, el 60% de rentas más bajas aportaría menos, el 30% de la población no tendría ninguna modificación y el 10% de rentas más altas sí que tendría una mayor aportación, especialmente ligada a una mayor progresividad de los tramos existentes. No concibo el copago como un elemento de racionamiento de la asistencia. Creo que el copago tiene una capacidad para modular, o para racionalizar, el consumo verdaderamente limitado, y que principalmente es un elemento que tiene más capacidad de generar inequidad. Ahora bien, está claro que no todos los copagos generan la misma inequidad. Un copago en el cual no hay un límite mensual de aportación en la población activa de rentas bajas es un copago más generador de inequidades que uno en el que sí que lo hay. Dicho lo cual, no existiendo y no habiéndose incorporado dentro del acuerdo de Gobierno la eliminación completa de copagos, sí que creemos que esa modificación en las rentas bajas, en las cuales se ceba la falta de acceso por motivos económicos, se produce una mayor protección con la implantación de topes mensuales de aportación, que principalmente además vienen a proteger a la población que tiene múltiples enfermedades crónicas y condiciones de polifarmacia. Esa es la vía por la que nosotros hemos hecho la propuesta que está, insisto, en un borrador y que tiene que pasar por la Comisión Delegada del Gobierno en Asuntos Económicos, por el Consejo de Ministros, después por audiencia e información públicas y luego llegará al Congreso. Pero la perspectiva que nosotros tenemos es la de distribuir haciendo una bajada notable, muy notable, lo que supone una bajada del 40% en la aportación en la población de rentas menores a 35.000€. Estamos hablando de que en los quintiles inferiores de rentas, la disminuciñon de la aportaciçon es notable, perdón, en las rentas menores de 18.000€, que es la renta mediana, o sea, estamos hablando del 50% de la población española, que supone una reducción  entre el 33% y el 40% en la aportación anual.

Soledad Cabezón:

Javier, solamente nos queda agradecerte el privilegio de habernos permitido charlar tan cordialmente y mostrarnos tu punto de vista, que nos parece magnífico. Espero que te hayas sentido cómodo y aquí tienes colaboradores para sacar grandes objetivos, que no son nada fáciles. Somos muy conscientes de las dificultades que hay, y que nos pueda considerar aliados en esta gran lucha.

Javier Padilla:

No solo cómodo, sino que a mí también me sirve, e instaros a que cuando se publique la información y la audiencia pública de la Ley del medicamento, os insto a que nos reunamos, más allá de que podáis hacer aportaciones por la tramitación ordinaria, que nos reunamos para comentarla, debatirla y ver de qué manera podemos mejorarla.

Soledad Cabezón y Ángel María Martín:

Muchísimas gracias y mucho éxito.

  • Nota para los y las lectoras

En el texto de la entrevista en varias ocasiones se habla de la estrategia farmacéutica. Los comentarios se refieren al documento: “Estrategia de la Industria farmacéutica, 2024-2028”, disponible en:

https://www.sanidad.gob.es/areas/farmacia/infoIndustria/docs/Estrategia_de_la_industria_farmaceutica.pdf