Incluimos este artículo de The Lancet Diabetes & Endocrinology que refleja un concienzudo análisis de la evolución de productos y patentes de la insulina pues completa y ratifica otros artículos recogidos en números anteriores y permite complementar, el artículo de este número donde se explican las acciones emprendidas en este tema por Bernie Sanders.
(dos [18%] en 2004; diez [36%] en 2014; y 24 [24%] ] en 2020). Por el contrario, hubo una proporción cada vez mayor de patentes que reivindicaban dispositivos de administración (ninguna en 2004; 11 [39 %] en 2014; y 60 [60 %] en 2020; apéndice p 3). Algunas de estas patentes de dispositivos de administración estaban asociadas con múltiples productos, lo que contribuyó a un aumento en el número medio de productos por patente de 1,0 (IQR 1,0–2,0) en 2004 a 2,0 (2,0– 3·0) 2014, y 2·9 (1·0–5·0) en 2020 (anexo p 2). El tiempo medio desde la aprobación del producto hasta la fecha de vencimiento de la última patente asociada con ese producto aumentó de 15,6 años (IQR 14,7–17,5) en 2004 a 19,2 años (17,0– 24·6) en 2014, y a 24·0 años (18·0–28·0) en 2020 (apéndice p 2).
Aparte de las patentes, las insulinas obtuvieron pocas exclusividades adicionales. La exclusividad de 5 años de nuevos medicamentos de Hatch-Waxman se asoció con dos (11 %) de 18 productos de insulina en 2004, ningún producto en 2014 y cinco (12 %) de 43 en 2020. Las extensiones de exclusividad pediátrica se asociaron con uno (5 %) producto en 2004, y ningún producto en 2014 y 2020.
Encontramos un crecimiento sustancial en el número y variedad de productos de insulina y un aumento en el número medio de patentes por producto, que fue impulsado por nuevos productos con un alto número de patentes (apéndice p 3). La mayor parte del aumento de las patentes de insulina a lo largo del tiempo se debió a las patentes de dispositivos de administración (apéndice p 3).
Para 2020, varios productos de insulina no estaban protegidos por una patente o solo tenían una patente asociada, lo que refleja el vencimiento de patentes anteriores. A partir de marzo de 2020, los productos de insulina existentes se consideraron biológicos en los EE. UU., lo que permitió a los competidores presentar solicitudes de productos biológicos biosimilares o intercambiables ante la FDA.7 Este cambio, una disposición retrasada de la Ley del Cuidado de Salud a Bajo Precio de 2010, ahora está acelerando la entrada de productos de continuación, incluidas dos versiones competidoras aprobadas de insulina glargina (Semglee, Viatris y Rezvoglar, Eli Lilly), habiendo sido designada Semglee como intercambiable con glargina en 2021. Más insulinas biosimilares aumentarán la competencia y los cambios regulatorios recientes crean el capacidad para comercializar más fácilmente versiones de la competencia de productos de insulina más antiguos, incluidos los que antes estaban disponibles sin receta.
Debido a la naturaleza transversal de nuestro estudio, no pudimos examinar cuándo ingresaron realmente los productos al mercado, cuánto tiempo permanecieron en el mercado, cómo han cambiado las tendencias en los años intermedios o los volúmenes de ventas. Sin embargo, descubrimos que entre 2004 y 2020, la cantidad de productos de insulina aprobados para su comercialización en los EE. UU. aumentó sustancialmente, incluso cuando algunos productos disponibles en años anteriores se descontinuaron y ya no se incluyeron en el Libro naranja (apéndice, páginas 4 y 5). Estos hallazgos sugieren la necesidad de evaluar los beneficios comparativos de los nuevos y costosos productos de insulina. Algunas insulinas más nuevas pueden permitir una dosificación más conveniente, pero la medida en que ofrecen beneficios clínicos debe sopesarse cuidadosamente frente a su costo adicional. Una mayor disponibilidad de productos más antiguos sin patente podría ayudar a abordar las necesidades de las personas con diabetes, pero es poco probable que los fabricantes de bajo costo los desarrollen sin una expectativa razonable de uso por parte del sistema de atención de la salud y de las personas con diabetes.
Este trabajo se realizó como parte del estudio ACCISS, financiado por The Leona M and Harry B Helmsley Charitable Trust. El análisis incluido en este informe es exclusivo de los autores y no refleja necesariamente los puntos de vista de Helmsley Charitable Trust. Todas las referencias y conclusiones tienen fines educativos e informativos y no constituyen un respaldo o recomendación de Helmsley Charitable Trust. VLVW, ASK y JJD también informan subvenciones de Arnold Ventures y Commonwealth Fund al Brigham and Women’s Hospital para apoyar esta investigación. JJD y ASK también informan sobre la financiación de la Fundación Greenwall, Kaiser Permanente, West Health y la Fundación Novo Nordisk que respaldan su investigación. DB no declara intereses en competencia.
El lector interesado puede consultar las referencias de este artículo en la versión original
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