De pandemias, ciclos e inercias

AUTOR: Jaume Vidal
Asesor Senior de Políticas de Proyectos Europeos de Health Action International (HAI)
jaume@haiweb.org, miembro de la Comisión Editorial de la Revista Acceso Justo al Medicamento.

EDITORIAL. Revista Nº 15 Octubre 2022

Todo tiempo vivido es, por definición, precioso y excepcional. Hay momentos sin embargo en los que la combinación de circunstancias y factores arrojan una situación extraordinaria que desbarata modelos y obliga a replantear axiomas.

La pandemia de COVID-19 fue, y continúa siendo, uno de tales acontecimientos. Con su carga inicial de confusión e incertidumbre, dio paso a la esperanza con la aparición de vacunas efectivas y ha desembocado en el actual estado de cansancio y hastío en el que se encuentran actualmente las sociedades más afluentes en Europa y occidente donde la pandemia ya no es vista por amplios sectores de la población como amenaza sino como molestia. Dinámica se reproduce en las discusiones que tanto a nivel global como de la Unión Europea (UE) marcan se desarrollan alrededor de conceptos como Investigación y Desarrollo (I+D), Derechos de Propiedad Intelectual (DPI) o acceso equitativo a tecnologías sanitarias. Pasada la urgencia y la amenaza cercana parecería que de nuevo podemos convivir con la injusticia.

El regreso a una supuesta normalidad no ha sido universal, como no lo fue el acceso a la vacuna en su día y no lo ha sido el acceso a medicamentos de forma estructural. Porque si de algo sirvió la pandemia fue para darnos cuenta (aún más si cabe) que los patrones de creciente inequidad y desigualdad entre Estados, y al interior de los mismos,  se han visto reforzados con el embate de COVID-19.

Las declaraciones altisonantes sobre vacunas como bienes públicos globales por parte de la  jerarquía de la Comisión Europea o el compromiso de los jefes de Estado y de gobierno a apoyar el sistema COVAX para  el suministro global de vacunas no fueron suficientes para afectar el comportamiento de aquellos que antepusieron el beneficio y el interés propios al bienestar global.

Un ejemplo claro lo constituye la demanda para la exención de algunas partes del Acuerdo sobre Derechos de Propiedad intelectual aplicados al comercio (APDIC) para productos sanitarios necesarios en la lucha contra el COVID-19. Presentada inicialmente por África del Sur y la India en octubre de 2020 y que rápidamente contó con el apoyo de numerosos países del Sur Global así como el de una amplia coalición d organizaciones de la sociedad civil (incluidas HAI y la AAJM) fue opuesta de manera férrea por Estados Unidos, Reino Unido, Suiza y la Unión Europea.

El resultado, contenido en la decisión sobre ADPIC de la 12ª Reunión Ministerial de la  Organización Mundial del Comercio (OMC) está muy lejos de la propuesta apoyada por tantos: beneficios mínimos para exportadores y limitado a vacunas, con la posibilidad de extenderlo a diagnósticos y medicamentos tras unas negociaciones (actualmente en curso) que debieran completarse a mediados de diciembre. Una vez más, como ya paso con el párrafo 6 de la Declaración de Doha, la presión e intereses de la industria pesan más que las necesidades de los países; las urgencias se diluyen en discusiones bizantinas para culminar en soluciones no sostenibles.

Es posible y necesario romper con este ciclo de hiperactividad institucional y política ante la emergencia seguido por el regreso a las prácticas habituales una vez se han estabilizado los mercados. Para ello necesitamos, como ciudadanos y ciudadanas,  continuar presionando a nuestros cargos electos para que actúen, no solo en la protección de nuestros intereses inmediatos sino también en la construcción de un orden económico, político y social  que, a escala global, garantice la igualdad entre las personas y la equidad universal en el acceso a las tecnologías sanitarias. Que se diseñen políticas públicas proactivas para el apoyo a una I+D que responda a necesidades sanitarias y no al apetito del mercado. Que se garantice que la recompensa de una patente no es un cheque en blanco para un precio desorbitado o un medicamento que nada aporta. Para que finalmente no hablemos de acceso e innovación como dicotomía sino como necesario binomio. Para todos y todas.

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