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Estado liberal como negación del derecho a la salud. Denuncia socialista y posibilismo de Jaime Vera

Revista Nº 32 Septiembre 2024

Pablo Martínez Segura.

Historiador y periodista. Miembro de las comisiones Editorial y de Redacción de la rAJM.

A la Comisión de Redacción de esta revista le llamó la atención un artículo de Pilar León Sanz, catedrática de Historia de la Medicina de la Universidad de Navarra, titulado “Profesión y asistencia médico-farmacéutica en los escritos de Jaime Vera (1859-1918)” (01), cuya lectura recomendamos. En este artículo se aborda nuestro leitmotiv, el acceso justo al medicamento, en un momento crítico para la historia de España como lo fue el tránsito del siglo XIX al XX, de la mano de un médico con prestigio profesional reconocido y, a la vez, ideólogo marxista cofundador del Partido Socialista Obrero Español. Lo que nos ofrece la Profesora León es un análisis de los escritos de Jaime Vera, que disocia entre los de índole profesional y los de carácter político, pero en los que advierte el punto de discrepancia de Vera con la línea ortodoxa del partido en torno a la integración de los intelectuales en las filas de los trabajadores, e, igualmente, comenta el acceso a la atención médico y farmacéutica de los trabajadores, en aquel momento de cénit del Estado liberal de la Restauración borbónica, que necesitan apoyarse en la iniciativa privada de las llamadas sociedades de socorros mutuos.

En ese escenario, la Dra. León nos relata la confrontación entre la Mutualidad Obrera, cooperativa creada por los socialistas, y los propios farmacéuticos que desde un punto de visa corporativo se estaban organizando como profesión, y hace referencia a la industrialización de la farmacia que coincide con el paso de boticario a farmacéutico y los conflictos que ello generaba. Jaime Vera, concluye esta autora, entra en contradicción entre lo que debería constituir el pensamiento socialista y la defensa de las formas profesionales tradicionales, que vinculaban la inviolabilidad entre el profesional y la propiedad de la farmacia.

El trabajo de Pilar León nos ha incentivado para tratar de ampliar el foco; es decir, aportar más información y puntos de vista en torno a la figura de Jaime Vera López, y, simultáneamente, intentar contextualizar más ampliamente el acceso a la atención sanitaria y a los medicamentos en la construcción del Estado liberal en España.

Consideraciones previas

Con carácter previo queremos incorporar dos consideraciones. La primera, del Profesor Juan Esteva de Sagrera (02), que nos advierte que históricamente, antes de la segunda mitad del siglo XIX, “los medicamentos eran caros y a la vez ineficaces, razón por la que los pobres se veían poco perjudicados por no poder acceder a ellos, incluso, dado que a menudo los remedios eran dañinos, resultaba más beneficioso no acudir ni al médico ni a la botica”. La segunda previa es que el desmontaje del Antiguo Régimen y construcción del Estado Liberal le costó a España tres guerras civiles, las carlistas, la última concluida en 1876. El nuevo Estado liberal trajo consigo la desaparición de los gremios a partir de los decretos de 20 de enero de 1834 y de 6 de diciembre de 1836. Una desaparición muy bien recibida por cuanto los gremios obstaculizaban el despegue de la incipiente industria, pero que tuvo un efecto colateral al desaparecer también, de manera brusca, la acción social que los gremios prestaban en casos de enfermedad, invalidez, viudedad y orfandad, que fue sustituida, muy poco a poco y en ámbitos urbanos incompletos, por un asociacionismo mutualista de iniciativa privada: las sociedades de socorros mutuos (03).

La situación de avance de las ciencias médicas y farmacéuticas a lo largo del siglo XIX, (microbiología, bacteriología, asepsia, anestésicos, síntesis química de principios activos farmacológicos, etc.), dieron lugar a unos niveles de efectividad hasta ese momento desconocidos. El acceso a los mismos, sin embargo, estaba limitado de manera absoluta según los niveles de renta. La atención sanitaria entró a formar parte, en el último cuarto del siglo, de las demandas del sector más desfavorecido por las desigualdades, demandas que en su conjunto se etiquetaron como “cuestión social”. Para todos aquellos interesados en obtener una visión de conjunto de esos avances en el ámbito de la sanidad en nuestro país, es aconsejable la lectura de “Las ciencias médicas en la España del siglo XIX” del Profesor José María López Piñero (04).

Injusticia, desigualdad, situación de alienación y explotación que se encontraran presentes en una etapa del desarrollo del capitalismo y del Estado liberal de la España de la restauración borbónica, con una oligarquía gobernante basada en el fraude electoral por el entendimiento entre el Partido Liberal Conservador de Antonio Cánovas del Castillo y el Liberal Fusionista de Práxedes Mateo Sagasta. El 90 por ciento de la población, mayoritariamente analfabeta y agraria, estaba excluida de cualquier participación en la política. Ese es el marco en que nacerán, como reacción, las organizaciones obreras y en el que desarrollará su ciclo vital el doctor Jaime Vera López.

El Dr. Jaime Vera

Jaime Vera, sin haber desempeñado ningún cargo político de relevancia, es un personaje ampliamente biografiado. La síntesis de lo publicado en Diccionario Biográfico del Socialismo Español es la siguiente (05):

“Nacido en Salamanca el 20 de marzo de 1858, hijo del escritor y periodista republicano Rafael Vera. Estudió las primeras letras en el Colegio krausista de la Corredera Baja de Madrid. Cursó la carrera de Medicina en la Universidad Central, donde se licenció en 1879 con sobresaliente y premio extraordinario. Al año siguiente obtuvo el grado de doctor. Acudió a la reunión fundacional de la Agrupación Socialista Madrileña celebrada el 2 de mayo de 1879. En la misma fue elegido para formar parte de la Comisión que tendría el encargo de redactar el Programa del Partido. Desde 1880, ya como doctor en Medicina, inició una brillante carrera como médico alienista. Discípulo del doctor José María Esquerdo, se especializó en enfermedades nerviosas y psiquiátricas, donde alcanzó un gran prestigio llegando a ser director del Departamento Psiquiátrico del Hospital General de Madrid. Desde 1882 fue secretario de la Sección de Ciencias del Ateneo de Madrid. En 1884 redactó, por encargo de la Agrupación Socialista de Madrid, el trabajo “El Partido Socialista Obrero ante la Comisión de Reformas Sociales”, informe sobre el estado y necesidades de la clase trabajadora y las relaciones entre el capital y trabajo, considerado como el mejor texto marxista del socialismo español. Partidario del entendimiento con los republicanos, discrepó de las bases de la redacción de El Socialista, aprobadas en enero de 1886, que establecían que «la controversia de doctrina había de ser más acentuada con los partidos avanzados». Se mantuvo alejado del PSOE unos años, aunque siempre informado de los avatares de este a través de Ignacio Franco, colaborador de la Agrupación Socialista de Madrid. Tras el triunfo de la socialdemocracia alemana en febrero de 1890 volvió a la vida activa del PSOE. Asistió acompañando a Pablo Iglesias al Congreso de la Internacional Socialista celebrado en Londres en 1896. Iniciado en la masonería a finales de 1917, formó parte de la logia “Hispano-Americana” de Madrid. Fue médico personal de Pablo Iglesias, encargando de este cometido al doctor Huertas una vez que él desapareciera. Fue un “trabajador intelectual” al servicio de la clase obrera. Falleció en Madrid el 19 de agosto de 1918”.

El Diccionario Biográfico de la Real Academia de la Historia, cuenta asimismo con una entrada dedicada a Jaime Vera (06), redactada por Manuel Contreras Casado, catedrático de Derecho Constitucional de la Universidad de Zaragoza. El pediatra e historiador de la medicina José Álvarez Sierra, incluyó a Vera en su Diccionario de autoridades médicas (07), de 1963, destacándolo como neuropatólogo y psiquiatra, pero sin aludir para nada a su actividad política. Desde su propio partido los reconocimientos biográficos laudatorios fueron inmediatos. Juan José Morato (1864-1938), tipógrafo, periodista miembro del PSOE, publico el mismo año del fallecimiento de Vera, la biografía: Jaime Vera y el socialismo (08), el texto más amplio de entre los que resumen su vida. También hay reseñas que pueden calificarse de memorables, una del propio Pablo Iglesias, en un homenaje a Jaime Vera celebrado en la Casa del Pueblo de Madrid en el quinto aniversario de su muerte (09), o, con ocasión del noveno aniversario de su fallecimiento (10), calificándolo como “hombre genial, que destacó la fuerza creadora de su poderoso cerebro en distintas disciplinas científicas”. El mismo Vera se calificaba a sí mismo como súbdito exclusivo del método científico, así lo señaló en 1912 en el folleto La verdad social y la acción (11): “En el pensar nunca he admitido más férula que el método científico. Esta libertad es condición indispensable para que la inteligencia dé sus frutos. Y así, ser socialista no me obliga intelectualmente más que a pensar bien. Yo entiendo que por pensar bien (aunque sea inmodestia), soy socialista y buen socialista”.

Movimientos obreros en España

Dando un paso atrás para mejorar la comprensión, debemos recordar que los obreros españoles el último cuarto de siglo XIX asumieron las corrientes ideológicas en boga en Europa: el anarquismo de Mijaíl Bakunin y el social-comunismo de Carlos Marx. Hasta el destronamiento de Isabel II por la Revolución de 1868, esas organizaciones no pudieron salir de la clandestinidad. Anarquistas y social-comunistas convivieron en la Asociación Internacional del Trabajo (AIT), Primera Internacional, aunque enfrentándose.

Bakunin envió a España al italiano Giuseppe Faneli, que desconocía por completo nuestro idioma. Viaja a Madrid y Barcelona en 1868, contacta con los pocos que puedan entenderle en francés o italiano. No eran proletarios propiamente dichos, sino tipógrafos, zapateros y algunos estudiantes. Organizaron la Alianza de la Democracia Social Española como sociedad secreta (en política anarquista, en economía colectivista y en religión atea). Con el lema acabar con el Estado y la Iglesia y levantar sobre sus ruinas la libre federación de asociaciones libres de trabajadores libres, tuvieron un rotundo éxito. Por toda España se incrementaba la animosidad entre pobres y ricos.

Marx, por su parte, propició la llegada a España en 1871 de su yerno Paul Lafargue que había nacido en La Habana y hablaba español. Atacó a la Alianza Democrática por su carácter de sociedad secreta y cuando en el Congreso de La Haya de 1872, Marx consigue expulsar a Bakunin de la Internacional, la separación también se materializa en España. La división durante la Primera República (1873) entre cantonalistas, apoyados por anarquistas y republicanos federales centristas que cuentan con la Federación de Madrid de la AIT – Primera Internacional (Pablo Iglesias) acentuará las diferencias entre ambas organizaciones. Sus caminos divergen (12).

Lafargue había entrado en contacto en Madrid con el círculo obrerista en torno al periódico La Emancipación (13), del que se hizo colaborador. “En los artículos que el yerno de Marx escribía se dejaba ver un cambio en las ideas del propio periódico. Al igual que el propio Lafargue había pasado de sus posiciones proudhonianas a las marxistas, estas últimas ideas comenzaron a aflorar entre los militantes obreros madrileños” (14). Pedro Díaz Chavero, el que fuera secretario ejecutivo confederal de la UGT que dimitió en 2001, en el prólogo de una reedición de la biografía de Pablo Iglesias (15), escrita por Juan José Morato en 1931, señala que “tanto Lafargue como su esposa serían un gran ayuda para Pablo Iglesias, contribuyendo a despejar sus dudas y aumentar su conocimiento de los textos marxistas”. Cuando el 2 de mayo de 1879, en la taberna Casa Labra de la calle Tetuán, de Madrid, se celebra la reunión secreta que dará lugar al proceso de formación de organizaciones socialistas en España, se nombra una comisión encargada de redactar un proyecto de programa y las bases de la organización. Forman parte de dicha comisión los médicos Alejandro Ocina, Jaime Vera y Gonzalo Zubiaurre, así como los tipógrafos Victoriano Calderón y Pablo Iglesias. Según advierte Díaz Chavero, de esa comisión inicial quedó excluido Jaime Vera por su disconformidad con la inclusión en el nombre del partido del adjetivo “obrero”, para él restrictivo y para Iglesias indispensable. Una discrepancia que, aunque apartó a Vera de la primera línea del PSOE en los primeros años, no mermó ni su ideología socialista, ni su amistad con Pablo Iglesias, de salud delicada, del que fue su médico personal.

Lafargue era médico de formación, al igual que Jaime Vera, siendo indudable que tuvieron que conocerse hemos buscado si existió o no algún indicio de mayor complicidad, pero no lo hemos hallado. Aunque Lafargue y su mujer, Laura Marx, permanecieron en Madrid siete meses en el segundo piso de la calle de Atocha 117 (en la actualidad), incluso en la capital de España falleció uno de sus hijos que fue enterrado en el cementerio de la Puerta de Toledo (16 y 17), parece que existían entre ellos diferencias conceptuales respecto al marxismo. Según señala Julián Vadillo en La importancia de Paul Lafargue en el obrerismo0 español (18):

“Lafargue trazó una división entre el modelo republicano, que considera de carácter burgués, y el modelo socialista propio de la Internacional. Así en su artículo «La huelga de los ricos» (19) hace una crítica a la burguesía afiliada al republicanismo, en clara referencia a su experiencia vivida en Francia respecto a los republicanos moderados y la Comuna de París. Esta visión del republicanismo, como rival en el interior del movimiento, pero visto como corriente reformista y no obrerista, marcó la política del PSOE en el pacto con esta fuerza progresista, que no se produciría de forma efectiva hasta el desarrollo de la Conjunción republicano-socialista de 1909, que llevó a Pablo Iglesias al Congreso en 1910. Igualmente, en «La panacea de la burguesía» (20), Lafargue hace una crítica al modelo cooperativista, basándose también en el ejemplo francés”.

Ambos aspectos ideológicos son opuestos al pensamiento de Jaime Vera. El Profesor Juan José Castillo, catedrático de Sociología de la Universidad Complutense (doctor en Historia Social por la Sorbona con una tesis dirigida por Pierre Vilar) en la introducción de Ciencia y proletariado. Escritos seleccionados de Jaima Vera (21, pág 9.), indica:

Vera significó la flexibilidad y el análisis sin esquematismo que podría haber dado -a mi juicio- una mayor relevancia práctica al socialismo español. No por su radicalidad; Vera era consciente de la escasa fuerza (física y moral) que tenían las huestes proletarias. No rechazará el empleo de la fuerza -de la violencia revolucionaria- para conseguir sus objetivos. Únicamente, dice, no debe derramarse ni una sola gota de sangre obrera que no se cobre con la victoria. Esto es, lo que importa «en la revolución son las nueces, no el ruido». No son sólo «revolucionarios los que predican a toda hora sangre y exterminio. El radicalismo está en las ideas y en la eficacia de los procedimientos».

Por esta razón ha de calibrarse bien su reformismo cuando insiste en la alianza con los radicales burgueses. «Pocos son los obreros cándidos que pueden creer en una mejora progresiva dentro de un régimen que les pondría a dieta de aire, si fuese susceptible de apropiación y de venderse por partes».

Vera explicaba teóricamente esta posición por el retraso del capitalismo español que no había realizado completamente la «revolución burguesa». Los cambios solo habían afectado a la súper estructura política, y esto de manera falseada (son los años de la Restauración). Por eso los propios obreros son los primeros interesados en el mejoramiento del sistema productivo capitalista que está empozoñado de reacción aristocrática.

Los socialistas han de recorrer pues una parte de su camino en compañía de quienes hacen «civilización burguesa», aunque, afirma, llegará un momento en que habrá que ir también contra ellos y contra el sistema mismo de explotación de clase”.

En la misma línea, Lafargue, por su experiencia en la Comuna de Paris, desconfía del cooperativismo, mientras que Vera, sin considerarlo una prioridad, lo asume como modelo transitorio para paliar las penosas condiciones de los obreros.

El otro referente doctrinal del socialismo español fue Jules Guesde (22), fundador en 1877 del semanario marxista L’Egalité, del Partido Obrero Francés en 1882, y del Partido Socialista Unificado francés en 1905. Juan José Castillo (23), en este sentido, subraya, que utilizando como base principal la biografía de Pablo Iglesias escrita por Juan José Morato (15), la influencia de Guesde fue decisiva no sólo en Iglesias, sino en todo el socialismo español que, en su dogmatismo inicial, puede considerarse una prolongación del guesdismo. Castillo añade (anotación 34) que “es admisible el contenido y las consecuencias de la afirmación de Tomás Álvarez Angulo (1878-1970, socialista, periodista, empresario cinematográfico y diputado durante la Segunda República) (24) en sus Memorias de un hombre. Sin importancia, pág. 258, «no sabíamos quién era Carlos Marx (en 1899), ni conocíamos su obra fundamental El Capital, ni la hemos leído jamás (se refiere a él mismo), como les ha ocurrido y les ocurre al 99,5 por ciento de los militantes»”.

Para algunos autores las influencias de Lafargue y Guesde en el socialismo español constituyen una vulgarización o simplificación del socialismo científico de Marx y Engels (25).

Conjunción republicano – socialista

No obstante, volviendo a la introducción de Pedro Díaz Chavero a la biografía de Pablo Iglesias, escrita por Juan José Morato (15), para sintetizar, podemos apreciar que el punto de vista de Jaime Vera acabo imponiéndose por pragmatismo al producirse la conjunción entre republicanos y socialistas.

A finales de julio de 1909 se produjo en Barcelona un levantamiento popular conocido como la Semana Trágica. El punto de inicio fue el llamamiento de 20.000 reservistas (soldados que ya habían hecho el servicio militar, la mayoría casados y con hijos) para la Guerra de Marruecos. Tuvieron lugar violentos desordenes en el puerto cuando iban a ser embarcados. A ello se unió una huelga general convocada por los anarquistas, socialistas y republicanos. Barcelona quedó bloqueada por barricadas y el conflicto se extendió a otras ciudades catalanas. Acabó derivando en un motín anticlerical, con el incendio y saqueo de numerosos conventos. El gobierno conservador de Maura reprimió con dureza el conflicto. El pedagogo anarquista Ferrer Guardia, acusado de promover los desórdenes, fue fusilado. El hecho levantó las protestas de las izquierdas (a las que se unió el propio Partido Liberal) y dio lugar a una campaña internacional. Alfonso XIII obligó a dimitir a Antonio Maura, que fue sustituido por Segismundo Moret (Partido Liberal).

La participación conjunta de anarquistas, socialistas y republicanos necesita una reflexión. Los republicanos de Lerroux (ausente, en viaje por Hispanoamérica) eran populistas, enemigos de la clase obrera y de los nacionalistas. El Partido Liberal, desde Madrid, los apoyaba con fondos secretos del Ministerio de la Gobernación desde 1901. ¿Cómo fue posible que la revuelta popular contra el en embarque de reservistas degenerara en quema de conventos? El objetivo de los republicanos fue derrocar a Maura. El de anarquistas y socialistas la revolución, en defensa de las clases populares, víctimas de la aventura marroquí que los llevaba a la muerte mientras enriquecía a algunos empresarios y promociona a altos mando del ejército. ¿Por qué no se incendiaron bancos o fábricas? La explicación hay que buscarla en que el único punto de encuentro entre esas tres fuerzas era el anticlericalismo. La Iglesia española mantenía un marcado apoyo a los conservadores, que entre las clases populares urbanas derivó a un abierto anticlericalismo. En ello coincidían con los populistas republicanos de Lerroux que, a su vez, conectaba con los nuevos planteamientos anticlericales del Partido Liberal para ganar posiciones. Esta conjunción de fuerzas marcó el declive de la monarquía de la Restauración y será, 21 años después, el germen de la IIª República española (26).

Es en ese marco, explica Díaz Chavero, en el que Pablo Iglesias en un mitin del 7 de noviembre de 1909 anunciará, junto con otros líderes republicanos, la Conjunción Republicano-Socialista.

“Gracias a esa alianza Pablo Iglesias obtendrá en las elecciones generales de 1910 el primer escaño socialista en el Congreso de los Diputados, representando al pueblo de Madrid. La candidatura de la Conjunción, formada por Pi y Arsuaga, Benito Pérez Galdós (1843-1920), Esquerdo, Sábilas, Soriano e Iglesias aventajó en más de diez mil votos a la de los partidos monárquicos, demostrando así su efectividad (…) En el Congreso de los Diputados permanecerá Pablo Iglesias como único representante socialista hasta 1918, año en que se incorporan también al Parlamento: Julián Besteiro, Francisco Largo Caballero, Daniel Anguiano (1882- 1964), Andrés Saborit (1889-1980) e Indalecio Prieto, la mayoría de ellos llegados a la Cámara desde la cárcel o el exilio sufridos a consecuencia de la fracasada huelga revolucionaria del 17” (15).

El tacticismo político de Jaime Vera había terminado por imponerse. En el Congreso del PSOE de 1915, Jaime Vera y Julián Besteiro firmaron conjuntamente una ponencia que fue aprobada por mayoría con el refrendo de Pablo Iglesias. El texto fue el siguiente: “Justifican y hacen obligatorio del mantenimiento de la Conjunción Republicano-Socialista razones doctrinales y de orden práctico tan poderosas y tantas que, en la imposibilidad de enumerarlas todas, o siquiera las esenciales, los delegados que suscriben limitan el preámbulo de su dictamen a las sencillas consideraciones siguientes: Por la historia y por la actual realidad social y política, el movimiento socialista es el aliado natural de todas las acciones y fuerzas progresivas en todas las manifestaciones de la vida” (27).

Comisión de Reformas Sociales

Veamos ahora otras actuaciones sobresalientes de Jaime Vera, en concreto, el informe que, por encargo de la Agrupación Socialista de Madrid, presentó a la Comisión de Reformas sociales en 1884.

La llamada “cuestión social” en el último cuarto del siglo XIX, ya apuntada muy escuetamente, era motivo de preocupación en los gobiernos liberal capitalistas de Alemania y Reino Unido, que estaban iniciando sistemas se seguros sociales como muros de contención ante las demandas crecientes de los trabajadores.

En España, no para dar soluciones en aquel momento, pero sí para mostrar que la clase dirigente se preocupaba por el tema, el 5 de diciembre de 1883, el ministro de la Gobernación Segismundo Moret (del Gobierno liberal presidido por José Posada Herrera) firmaba un real decreto, cuya exposición de motivos comienza diciendo: “Las frecuentes agitaciones políticas engendradas por nuestra laboriosa reorganización, no han consentido que los Gobiernos pusieran su cuidado en aquellas cuestiones llamadas sociales, y que preocupan a todos los países y que conmueven, ya no poco, a nuestra patria”.(28), para concretar, más adelante, que se crea una comisión de estudio de las cuestiones que interesan al bienestar de las clases obreras y que afecten a las relaciones entre el capital y el

trabajo. Es el nacimiento de la Comisión de Reformas Sociales.

La Comisión cita ponentes de todos los ámbitos. Varios comparecientes del PSOE, entre los que se encontraban algunos de sus fundadores: Pablo Iglesias, Antonio García Quejido y Jaime Vera, rechazaron el objetivo de la propia Comisión y, desde óptica marxista ortodoxa, advirtieron que no existe solución ninguna para la clase trabajadora mientras no consiga su emancipación del capitalismo (29).

Por la contundencia y claridad de su contenido, merece la pena destacar algunos aspectos del Informe de Jaime Vera (30):

  • “Doquiera la acumulación capitalista haya alcanzado desarrollo medianamente notable, allí se verá como la extrema riqueza coincide con la pobreza extrema” (pág. 36).
  • “El mercado es el campo de batalla donde los distintos capitales contienden sin tregua para vender. En él impera en absoluto el principio darwiniano de la lucha por la existencia. Allí toda consideración humanitaria cesa” (pág. 37).
  • “Romper el molde capitalista es emancipar al hombre de la lucha darwiniana por la existencia en el orden económico” (pág. 46).
  • “Si los Gobiernos y su poderdante la burguesía, por una parte, y la clase trabajadora, por otra, se alzan frente a frente como dos poderes rivales, como dos términos incompatibles en el terreno histórico, representando el poder burgués la conservación del capitalismo y representando el poder obrero la revolución colectivista, tan absurdo es en los poderes políticos ofrecer espontáneamente pactos, concesiones o mejoras, como sería insigne mentecatez en los trabajadores creer en su posibilidad” (pág. 57).
  • “Tenemos que considerar el propósito ostensible del Sr. Moret puramente fantástico, y las tareas de la Comisión informadora, infecundas. Deplorable es, sí, la situación presente de la clase obrera en España; más si se quiere hablar con verdad del porvenir, hay que confesar que sería esperanza vana confiar en días mejores, si no, muy al contrario, que su agravación habría de llegar al extremo, a no impedirlo la resistencia obrera, luchando cada vez con más fuerza contra la clase explotadora” (pág. 58).
  • “Los ascendientes de los actuales proletarios fueron perseguidos como delincuentes de su inactividad y de su pobreza forzosas, y los únicos socorros que debieron a la paternal solicitud de los Poderes públicos fueron inmundas pordioserías, las cárceles, las galeras, la marca y los azotes, la esclavitud y la horca. De esta legislación sanguinaria contra los expropiados aún quedan huellas en los Códigos actuales” (pág. 64).
  • “Toda legislación aparentemente encaminada a la protección del trabajo ha tenido por verdadero objeto la defensa de los intereses capitalistas-colectivos; pero sólo se ha hecho efectiva, cuando las reclamaciones obreras han amenazado graves compromisos para estos intereses, mereciendo, por lo tanto, considerarse todas las mejoras legales obtenidas para el trabajo como verdaderas conquistas de la clase obrera sobre la clase burguesa, nunca como concesiones humanitarias de ésta. Así, donde ha faltado la fuerza proletaria para sostenerlas, el desenfreno capitalista no ha tenido limite” (pág. 67).

La creación de la Comisión de Reformas Sociales fue un intento de respuesta conciliadora, por parte de los dirigentes del Estado liberal – capitalista, al creciente malestar de la clase trabajadoras por todas de deficiencias y desigualdades que padecían. Ya hemos comentado que al final del primer tercio del siglo XIX, la liquidación de los gremios y, por ende, de la acción social que prestaban dio lugar a la creación de sociedades privadas de socorros mutuos que solían agruparse por profesiones. El estado liberal trató, asimismo, de fomentar el ahorro individual potenciando las cajas de ahorro, que desde 1839, estipulo que debían establecerse en todas las provincias asociadas a un Monte de Piedad para canalizar los pequeños préstamos.

A este respecto, Esther Martínez Quintero en su estudio El nacimiento de los seguros sociales en el contexto de reformismo y la respuesta del movimiento obrero (31), señala que mientras las sociedades de socorros mutuos canalizaron las demandas de protección de los trabajadores urbanos, las cajas de ahorro, fundamentalmente, canalizaron el ahorro agrario. También advierte esta investigadora, que, por una parte, se produjo un asociacionismo mixto de obreros y patronos en los círculos católicos, y por otra, en mutuas exclusivamente obreras que, además de tratar de prestar amparo a sus asociados, aparecían relacionadas con sociedades de resistencia para la mejora de la clase obrera. Para 1904, indica esta autora, “existirían unas 309 sociedades de socorro mutuo obreras, con 84.420 asociados”, cifra que, de ser cierta, resulta absolutamente ridícula si tenemos en cuenta que a comienzos del siglo XX España ya superaba los 18 millones de habitantes. En todo caso implica que fuera de la beneficencia, únicamente aplicada a los pobres de solemnidad, el Estado se desentendía de toda acción social.

En esta línea, la progresiva presión de las organizaciones de trabajadores dará lugar a pasos tímidos. En ese año de 1904 la Comisión de Reformas Sociales se transforma en Instituto de Reformas Sociales (dedicado al estudio y preparación de propuestas de leyes de protección de los trabajadores), y en 1908 se crea el Instituto Nacional de Previsión (INP) que inicia la capitalización de pensiones sociales. En ambas instituciones aparecerá como consejero, en representación de los trabajadores, Matías Gómez Latorre, tipógrafo y uno de los fundadores de la Agrupación Socialista de Madrid (32). La prestación de atención médico-farmacéutica a todos los trabajadores y sus familias no se abordará hasta la IIª República y, hasta entonces, para los pocos que pueden pagar las cuotas se mantiene el régimen de mutualidades privadas.

Álvaro López Núñez (1865-1936), periodista, académico de Ciencias Morales y Políticas, defensor de los seguros sociales y de la democracia cristiana, escribió para el Instituto de Reformas Sociales la monografía El Seguro Obrero en España (33), en donde describe las estadísticas de las asociaciones obreras en España en 1904. Con respecto a los seguros de enfermedad señala que están explotados como un negocio de reciente creación. Los asociados pagan, por término medio, una peseta mensual por la asistencia médico-farmacéutica individual y dos por la familiar. Añade que, según datos oficiales en Madrid había en 1903 más de 30 sociedades de esta índole. Los servicios facultativos son prestados por médicos y farmacéuticos principiantes a los que se impone un trabajo abrumador, el beneficio de estas sociedades alcanza el 53 por ciento de las cuotas recibidas, y, detalla: “hay Sociedades de esta índole en Madrid, Barcelona, Málaga, Sevilla, Burgos, Zaragoza, Granada, Cartagena, Palencia, Alicante y en ,otras muchas localidades de España, y contra sus abusos se han recibido en el Ministerio de la Gobernación muy amargas y justificadas quejas”.

Mutualidad Obrera socialista

Precisamente en 1904, el 1 de septiembre, y sería lógico interpretarla como una medida de ampliación de servicios a sus afiliados, se constituye la Mutualidad Obrera, cooperativa médico-farmacéutica y de enterramiento de trabajadores asociados. En Renovación. Órgano de la Federación de Juventudes Socialistas de España, del 1 de enero de 1914 (34), incluye la historia de la Mutualidad Obrera. Según detallan: 

  • “El primero de septiembre de 1904 comenzó su vida oficial la Mutualidad Obrera con 1.300 socios entre familiares e individuales”.
  • El servicio que inmediatamente instaló fue el siguiente: cuatro médicos de Medicina general, un tocólogo, un comadrón, una comadrona, un practicante de medicina y cirugía, un consultorio con un conserje, una farmacia con un farmacéutico, dos auxiliares de farmacia y un mozo. En las oficinas dos oficiales y además dos cobradores”.
  • “Como no se tenía fondo alguno y no se contaba con más ingresos que los que resultasen de las cuotas y los gastos eran muy superiores a los ingresos, hubo necesidad de recurrir a la solidaridad de las sociedades de resistencia y, en honor a todas ellas, es justo consignar aquí que las que podían respondieron admirablemente, y que se dieron cuenta de la importancia de la empresa”.
  • “Después, hasta en 1910, tuvo una vida bastante precaria lo que es natural en toda organización incipiente”.
  • “Hoy (por el 1 de enero de 1914) la clase trabajadora madrileña puede presentar a los obreros de toda España la sociedad más importante de este carácter”.
  • “Actualmente (1914) figuran en la Mutualidad Obrera 9.840 familias; es decir, disfrutan de los servicios que ha establecido más de 40.000 individuos”.
  • “Tiene 26 médicos de medicina general, dos cirujanos, tres tocólogos, cuatro practicantes de medicina y cirugía, dos comadrones, 12 comadronas, 6 farmacias (una fuera del término municipal de Madrid) y un laboratorio. En estas dependencias prestan servicios 6 farmacéuticos, 22 auxiliares de farmacia y 12 mozos. Tiene 7 consultorios (dos fuera del término municipal de Madrid) cinco conserjes y cinco auxiliares. En las oficinas hay tres oficiales y un auxiliar, seis cobradores y un gerente; es decir, que el personal técnico y administrativo en total suman 110 individuos. Todo este personal ingresa por concurso de méritos con arreglo a las bases aprobadas por la Junta general de mutualistas”.
  • “También posee una clínica operatoria, con su sala de operaciones e instrumental necesario para hacer toda clase de operaciones y camas en habitaciones separadas, donde asisten a los operados las personas de la familia que los interesados creen conveniente sin temor a presiones de ninguna clase que puedan violentar su conciencia”.
  • “Para que se tenga una idea de la importancia de la Mutualidad Obrera en cuanto a movimiento y a los servicios que presta, es suficiente dar los datos correspondientes al mes de noviembre último”.
  • “En el mes de noviembre (de 1913) hubo resumen de cuentas que dio el siguiente resultado: ingresos 64.075 pesetas, gastos 39.194 pesetas, quedando para el mes de diciembre un fondo de 24.880 pesetas. En medicamentos se ha gastado en dicho mes 14.805 pesetas, en material de cura y operaciones 1.186, por defunciones 2.806, en alquileres 1.647 y en contribuciones 1.948. En haberes del personal la cifra ascendió a 14.502 pesetas.
  • “Los servicios prestados en ese mismo mes son los siguientes: consulta de enfermedades de la vista 100, de cirugía 1.410, de matriz 274 y de otras enfermedades no clasificadas 5.907. Los avisos para la asistencia a domicilio han sido 1.240, los partos asistidos 127, las defunciones 43, y las recetas despachadas a los socios entre todas las farmacias suman 14.967. Por todo lo expuesto, está demostrado que las organizaciones de esta clase pueden reportar de una manera inmediata grandes beneficios a la clase trabajadora y que por lo tanto todos estamos obligados, naturalmente sin dejar de trabajar en otros sentidos, a cooperar al desarrollo y fundación de toda clase de cooperativas de consumo y mutualidades”.

El fundador fue Francisco Largo Caballero (gerente y posteriormente presidente del Consejo Administrativo), junto con un grupo de obreros de la Casa del Pueblo de Madrid. Según sus estatutos “para ser socio era obligatorio estar afiliado a uno de los sindicatos del Centro de Sociedades Obreras de Madrid (más tarde, la Casa del Pueblo). En la práctica, los obreros no fueron los únicos miembros de la Mutualidad, pronto pertenecieron a la misma otros tipos de asalariados, como periodistas, empleados de bajos sueldos de las administraciones públicas, entidades bancarias, miembros de profesión liberales, etc. Existieron dos clases de beneficiarios: el individual, que tenía que pagar una cuota 1,15 pesetas mensuales y el familiar, desembolsando 2,25 pesetas” (35).

El único vestigio físico de la Mutualidad Obrera que queda en Madrid es el Centro de Salud Eloy Gonzalo (calle Eloy Gonzalo, 24), anteriormente Residencia Sanitaria Fernando Primo de Rivera y geriátrico público, con titularidad sucesiva (hacia atrás) de la Consejería de Sanidad de Madrid, el INSALUD, el INP y la Obra Sindical 18 de julio. Edificio expoliado a la UGT en 1939 por los vencedores de la Guerra Civil (36). Fue construido a partir de 1928, e inaugurado como Clínica de la Mutualidad Obrera en 1932, siendo su jefe clínico el Dr. Ramón Gallastegui (37).

Conflicto entre la Mutualidad Obrera y los farmacéuticos

Para concluir, es ocasión de traer el pensamiento directo de Jaime Vera en relación con el pleito surgido entre la Mutualidad Obrera y algunos colectivos farmacéuticos.

Sobre el enconamiento del problema se puede leer, desde el punto de vista del PSOE, la información Los farmacéuticos y la Mutualidad Obrera, publicada en El Socialista del 29 de marzo de 1914 (38), donde entre otras cuestiones se señala: “La Mutualidad Obrera tiene potencia para sostener farmacias por su cuenta, evitando así el tener que estar sujeta a contratos que puede prescindir, en beneficio de sus asociados. Tiene necesidad de esas farmacias porque su desarrollo, el número de vecinos a los que alcanza su acción, lo exigen imprescindiblemente. Ahora no lo tiene merced a ese privilegio medieval que los farmacéuticos disfrutan”.

A este respecto disponemos de tres cartas del propio Jaime Vera, de fechas 6, 7 y 20 de mayo de 1914, dirigidas a Francisco Largo Caballero, presidente del Consejo Administrativo de la Mutualidad, que le había solicitado opinión sobre el conflicto. Son de amplitud extensa y tratamos de sintetizar su contenido e ideas clave (39):

  • “El interés de los mutualistas es interés público”.
  • “Los medios curativos son de necesidad apremiante. La falta de medicamentos, en la oportunidad, puede costar la vida”.
  • “Toda elevación contractual de precios, que disminuye automáticamente el consumo de productos farmacéuticos, es sencillamente homicida”.

Se trata de una posición que podría ser perfectamente la de nuestros días; es decir, el interés de los mutualistas (pacientes) es interés público. La falta de medicamentos puede atentar al derecho fundamental a la vida y, la elevación de precio, que incida como límite en el acceso al medicamento, es homicida.

Por otra parte, Jaime Vera analiza con rigor científico las circunstancias, de la misma manera que elaboraba los informes médicos-legales en los pleitos en los que era requerido como perito. En este sentido y sobre la situación del propio colectivo farmacéutico, apunta:

  • “El antiguo boticario, que a veces herborizaba por sí mismo, trabajaba en su laboratorio como en su taller el artífice dueño del instrumento de su trabajo. A lo más colaboraban en su obra practicantes o discípulos, siendo a la vez maestro y operario”.
  • “La acción absorbente y propulsiva del capital transforma esta pequeña industria y este pequeño comercio en industria y comercio a gran escala”.
  • “Los límites de producción capitalista no son los naturales de las formas productivas y las necesidades mesurables, sino los medios de pago de los consumidores (…) La farmacéutica capitalista deriva de este axioma: los perfeccionamientos de la producción farmacéutica son en ella un derivado; el objeto directo, la ganancia”.
  • “En los tiempos de la producción farmacéutica individual la sencillez y el poco coste relativo de la botica, normal instrumento de trabajo del farmacéutico, hacía racional la presunción de que su propiedad fuese accesible a cuantos llevasen sus estudios a buen término. Tener botica era el modo normal de ejercer la profesión, en la pequeña botica no cabían farmacéutico y el empresario sino fundidos en una misma persona. La prohibición absoluta de abrir y explotar boticas a los extraños a la profesión equivalía exactamente a consignar el exclusivo derecho de ejercer la farmacia a sus licenciados y doctores de la facultad. Así defendía la ley al farmacéutico y al público del intrusismo, el enemigo común”
  • “La penetración del capital extraprofesional en la producción farmacéutica en la botica tiene alta significación porque modifica esencialmente la botica esta institución tradicional en su botica ya no está solo el farmacéutico, aunque invisible para los que no ven con la inteligencia allí ha entrado y está la representación del capital y está allí para llevarse su parte para especular por medio del farmacéutico con el público”.

Desde nuestro punto de vista en estas reflexiones se encuentra el quid del asunto. La Mutualidad Obrera pretendía tener farmacias propias, ser la propietaria de establecimientos de dispensación de medicamentos con farmacéuticos como directores técnicos. Una opción a la que con toda lógica legal querrían acceder otras entidades privadas, posiblemente sin los intereses altruistas de una cooperativa de trabajadores, si no, como subraya Vera, con pretensiones capitalistas especulativas que ya se estaban produciendo en otros países. Con ese punto de vista, no por corporativismo, como apuntaba el artículo de Pilar León Sanz que citábamos al inicio (01), sino como defensa de los profesionales intelectuales (médicos como él mismo, farmacéuticos, periodistas, enseñantes, etc.), es por lo que defiende como mejor opción, en el caso de los farmacéuticos, es el modelo tradicional que vinculaba el ejercicio profesional con la propiedad del establecimiento. Algo que, a su vez, entraba dentro de su lógica de considerar a la burguesía progresista como aliada coyuntural de la clase obrera.

El trasfondo de esta toma de posición tenía su contrapunto en el Colegio Oficial de Farmacéuticos de Madrid, presidido en 1914 por Ramón Sáiz de Carlos. Los farmacéuticos se enfrentaban a varios problemas que cuestionaban su propia identidad profesional. Por una parte, el decreto de colegiación obligatoria de 1898 no estaba funcionando por el rechazo de un sector de los titulares, por otra, sufrían un acoso de competencia desleal por parte de la farmacia militar y los drogueros que estaban vendiendo principios activos. Una de las opciones que manejaban, pero que todavía no estaba consolidada, era la Unión Farmacéutica Nacional, corporación farmacéutica que había nacido en 1913 que trataba de implantar la colegiación obligatoria y consolidar el monopolio de la preparación de medicamentos. En ese escenario citan las actas de la Junta de Gobierno del Colegio de Madrid de 1914 (40), en el mes de mayo de 1914 irrumpe, desde su punto de vista, la petición de la Mutualidad Obrera al Ministerio de Gobernación (máxima autoridad sanitaria) solicitando autorización para instalar farmacias. Los farmacéuticos tratan de defenderse “como gato panza arriba” y sacan a la luz todas las argumentaciones legales que sostenían su ejercicio.

Ante el conflicto social, Largo Caballero, presidente del Consejo Administrativo de la Mutualidad Obrera, pide consejo a Jaime Vera, y éste contesta en los términos conciliadores ya mencionados que, en definitiva, eluden un conflicto abierto con un segmento profesional que no era hostil.

Reseñas

Conversación con Carmen Estrada: «Decir que las patentes son necesarias para que haya ciencia, es una expresión cateta, de ignorantes

Revista Nº 32 SEPTIEMBRE 2024

Interviene por la rAJM, Fernando Lamata.

La profesora e investigadora neurocientífica Dra. Carmen Estrada Cerquera, que ha desarrollado su actividad en las universidades Autónoma de Madrid (UAM), City of Hope National Medical Center en Duarte (California) y la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA), tras su jubilación como catedrática en la Universidad de Cádiz (UCA), se centró en el estudio del griego clásico en la UCA y en la UAM e inició una actividad como escritora.

Les ofrecemos una transcripción editada de dicha conversación. El vídeo con el contenido íntegro de la misma se puede visionar en: https://www.youtube.com/watch?v=8GIV4_C2Tow

Fernando Lamata

Muy buenas tardes, Carmen. Es un honor que hayas aceptado mantener esta conversación para la Revista de la Asociación por un Acceso Justo al Medicamento. Primero, me permites que te introduzca, brevemente, porque sería muy extensa tu presentación. Carmen Estrada es investigadora en Neurociencia, especializada en el riego sanguíneo del cerebro y en su capacidad para formar neuronas nuevas durante toda la vida. Licenciada en medicina por la Universidad de Sevilla y doctora por la Universidad Autónoma de Madrid (UAM), completó su formación en el Instituto de Investigación City of Hope en Los Ángeles y en la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA). Ha sido profesora titular de Fisiología en la UAM y catedrática en la Universidad de Cádiz (UCA). Durante 25 años ha dirigido proyectos de investigación en neurociencias en estas instituciones.

Tras su jubilación, después de todo ese intensísimo y fructífero trabajo, no quiso descansar y se dedicó, entre otras muchas cosas, al estudio del griego clásico hasta tal punto que ha traducido y adaptado “La Odisea”. Ha escrito también un libro muy interesante “Cumplir 30 años en los años 30”, en memoria de su padre, y “Odiseicas”, en donde nos muestra el papel de las mujeres en el relato de Homero. Recientemente, ha publicado “La herencia de Eva: del instinto de curiosidad a la ciencia moderna”, editorial Taurus. Es un libro muy ameno, de enorme interés, profundo, con reflexiones que te hacen mirar adentro y también intentar entender mejor a las personas y a la sociedad en la que vivimos. Su bagaje cultural y humanista es muy amplio, pero esta tarde nos reduciremos a un aspecto pequeñito, que es del que se ocupa nuestra Revista de Acceso Justo al Medicamento. Intentaremos explorar con Carmen Estrada algunos aspectos relacionados con esta materia.

Y arrancamos con algo muy sencillo y es que es muy aceptado comúnmente que para que haya un medicamento hace falta investigación, hace falta ciencia, hace falta innovación. Durante mucho tiempo los profesionales sanitarios aprendían, desarrollaban conocimientos e intercambiaban esos conocimientos para beneficio de los pacientes. Era una obligación ética compartir ese conocimiento. A finales del siglo XX, y a lo largo de lo que llevamos del siglo XXI, se está privatizando ese bien social, principalmente desde que se generalizó la concesión de patentes a los medicamentos y se financiarizó la industria farmacéutica. Una primera cuestión que me surge, recordando la lectura de tu libro, es que hablas de distintos mitos y algunos relatos en relación con la ciencia. En el campo del medicamento se observa un mito y un relato dominante, y es que sin patentes, dice la industria, sin patentes, no hay investigación, sin patentes no habría ciencia, no habría vacunas, no habría antibióticos, no habría medicamentos. ¿Es eso cierto? ¿No hay investigación si no hay patentes? ¿Ha sido siempre así?

Carmen Estrada

En primer lugar, quiero agradecer la atención que habéis prestado a mi libro y el detalle que habéis tenido de invitarme a esta entrevista, y agradezco a la Revista y a todos los que estáis implicados en ella. Me has hecho una pregunta larga y compleja. Voy a empezar por lo que has dicho al final, porque la expresión “un mito sobre la ciencia” me llama particularmente la atención, porque yo en el libro he tratado, sobre todo al principio, de separar lo que es el pensamiento mítico y el pensamiento científico. El pensamiento mítico y el científico, los dos, responden a la sorpresa de ver el mundo y tratar de explicarlo. El pensamiento mítico hace una especie de cortocircuito y genera un relato, y con ese relato hay personas que se quedan tranquilas. Es la vía que siguen las mitologías y las religiones. Por otra parte, hay quien se intenta aproximar, partiendo de su ignorancia, sabiendo que es un camino difícil, y dispuesto a sortear obstáculos, preguntándose qué es el mundo, de qué está hecho, cómo funciona, consciente de que es una tarea que hay que abordar de forma colectiva y que no se puede uno dejar engañar fácilmente, sino que hay que tratar de demostrar las cosas. Y es el camino que ha seguido la ciencia. Por eso yo he usado esa expresión de “un mito sobre la ciencia”, porque es casi un retruécano. Y verdaderamente yo creo que ahora mismo estamos en una época en la que existe una especie de mitología de la ciencia, es decir, un querer creer en la ciencia.

La pregunta concreta que era la de si había habido ciencia sin patentes, si era posible la ciencia sin patentes. Pues la ha habido desde el comienzo de la especie, porque yo creo que la ciencia es algo que responde a un instinto, que es el instinto de curiosidad, y que los primeros “sapiens”, cuando miraban el mundo se preguntarían por qué esa bóveda del cielo no era siempre igual, sino que iba cambiando, por qué estaba relacionada cierta posición de las estrellas con que aparecieran en la pradera ciertos animales o ciertos frutos que se podían recoger. Y empezaban a hacer hipótesis sobre eso. Y yo creo que ese es el origen de la ciencia, que incluso antes de que aparezcan testimonios escritos se pone de manifiesto con las construcciones megalíticas. Construir eso requiere muchos años de mucha gente mirando el cielo. Y eso ya era ciencia. Lo que pasa en la sociedad actual es que existe una confusión. Y se están generando mitos sobre la ciencia.

En concreto, me preguntabas sobre las patentes. Yo diría que como la ciencia lleva tantos siglos de recorrido y las patentes, tú mismo has dicho que es una cosa que hace apenas decenas de años, evidentemente, la ciencia se ha desarrollado sin patentes. Desde que tenemos testimonios escritos, que sería ya en la cultura griega, los científicos han comunicado. Han indagado y han comunicado. Esas han sido las dos funciones de todos los que se han considerado científicos desde el principio: indagar, descubrir, comunicar. Se ha comunicado de distintas maneras. Primero con libros, después con revistas, pero la comunicación ha sido parte esencial porque los científicos tienen conciencia de que realizan una actividad común. Y, por lo tanto, hay que compartir los resultados para poder seguir avanzando.

La patente en medicamentos es algo muy reciente. Las patentes existen desde muy antiguo, también en la antigüedad había patentes. La primera información sobre patentes que existe en la historia fue en la ciudad de Síbaris y está relacionada con los cocineros. Hay testimonios escritos que informan de que cuando un cocinero inventaba un plato nuevo tenía el derecho a que nadie más lo usaría, excepto él, durante todo un año. Después hicieron patentes los venecianos, los que trabajaban el vidrio en Venecia, y ellos exportaron la idea de la patente cuando viajaron a Inglaterra y a Francia y a otros lugares. Es decir, que la patente iba unida a algo técnico, a una habilidad técnica. Ya en el siglo XIX, los primeros inventos que se hacen en los inicios de la tecnología, en la revolución industrial, son los primeros generadores de las patentes modernas, pero no son los científicos los que las hacen. Ni Faraday patentó, ni Maxwell patentó, ni los Curie patentaron. Y hacían ciencia. Es decir, tenemos siglos y siglos de ciencia humana sin patentes. Por lo tanto, decir que las patentes son necesarias para que haya ciencia, yo diría que es una expresión cateta, de ignorantes.

Fernando Lamata

Muy interesante toda la reflexión y las distintas precisiones históricas que has apuntado. Esto me lleva a la siguiente cuestión relacionada con el mundo de las patentes: son las justificaciones que la industria ha planteado. Básicamente han sido dos. Una primera es que precisamente la patente garantizaría la transmisión del conocimiento. La patente sería ese vehículo. ¿Te parece que eso es así? ¿Ha funcionado de esa manera en el caso de los medicamentos?

Carmen Estrada

Vamos a hacer de nuevo una reflexión histórica, que a mí me ilumina mucho. Arquímedes, por ejemplo, cuando escribía un libro hacía unos prólogos que son muy interesantes de leer, que normalmente dirigía a un amigo con el que había tenido un interés común, y en los que le explicaba cómo había llegado a las conclusiones que presentaba en ese libro. A veces incluso lo retaba y decía “no, no te voy a dar la demostración de mi teorema, a ver si tú eres capaz de conseguirla”. Es decir, que había una comunicación que en aquellos momentos era de tú a tú, de individuo a individuo, pero que después se fue generalizando. En otro ejemplo que me parece también muy interesante, dando un salto grande en el tiempo, Becquerel, comunica a la Academia Francesa sus primeras observaciones de un fenómeno hasta entonces desconocido, que más tarde conoceríamos como radiactividad, y solo una semana después vuelve a hacer otro comunicado con nuevos experimentos. Esa comunicación tan rápida a las otras personas que podían estar interesadas en el tema me parece que es una muestra clara de que la ciencia no ha necesitado una patente para ser comunicada. Es decir, más bien ha ocurrido lo contrario. Y es curioso, porque la palabra “patente” significa algo que está expuesto y que está a la vista, pero se ha hecho una inversión del significado y ahora cuando uno quiere hacer una patente lo que tiene que hacer es ocultar su resultado. La patente lo que hace es retrasar la comunicación del resultado porque durante el tiempo que la patente está en trámite eso no se puede comunicar, y cuando la patente es efectiva nadie puede utilizar ese conocimiento hasta su liberación. Por lo tanto, es una falacia la afirmación que me estabas diciendo. Yo creo que es muy fácil de desmontar. Puedo aportar también una experiencia personal, porque yo me acuerdo que, cuando empecé a trabajar en investigación, la Universidad lo que pedía era que hiciéramos buenas publicaciones científicas. En cambio, cuando me jubilé, 35 años después, lo que las universidades piden a los investigadores es que hagan patentes. A mí eso me parece que es un ejemplo muy claro de cómo han cambiado las cosas.

Fernando Lamata

Cambio de enfoque muy significativo. El segundo argumento que suele esgrimir la industria para justificar que se concedan esos monopolios a través de las patentes es el gasto que hacen en la investigación. Suelen decir: “los medicamentos tienen altos precios porque la investigación es muy cara”. La cuestión es: esa investigación sea cara, más o menos cara, ¿la paga realmente la industria, la investigación innovadora?

Carmen Estrada

La primera fase de la investigación, es decir, la adquisición del conocimiento necesario para llegar después a un producto es muy larga y es muy costosa. Cuando partimos de cero y vamos dando pasos para investigar las causas de una enfermedad, o buscar un medicamento que te puede servir para ella, todo eso es muy largo y costoso. Eso jamás está financiado por la industria privada. Eso está financiado por los organismos públicos de investigación. Universalmente, en todos los países, eso es así. Eso es lo más costoso. Cuando hay un producto, o cuando se vislumbra que esa investigación puede dar lugar a un producto que se podría vender y obtener provecho económico con su venta, es en ese momento cuando acude la industria privada. Entonces, ¿la industria privada investiga? Sí. Hace una investigación a partir de ese momento. Es decir, ya el grueso ha pasado. El riesgo ha pasado. Ahora se investiga si ese medicamento puede ser tóxico para tal célula, para tal otra, haciendo cultivos celulares, aplicando el medicamento, etc. En fin, hay una parte final de investigación, pero esa parte es mucho menos arriesgada. Y después ya la producción, el marketing, la venta, la comercialización, etc. Ese es el trabajo de la empresa, pero sin el soporte previo no habría patentes, no ocurriría nada de esto.

Fernando Lamata

Ese conocimiento se ha financiado desde instituciones públicas

Carmen Estrada

Desde instituciones pública. Sin duda, en todas partes.

Fernando Lamata

Ligado con esto también aparece otra cuestión relacionada con el desarrollo de la investigación y es quién define las prioridades. Tú como investigadora puedes contestar bien. ¿Quién define las prioridades de investigación? Cuando hay un patrocinio eso puede condicionar esas prioridades. ¿Se investiga en necesidades en salud de la mayoría de las personas? ¿Se investiga en productos que puedan tener más rentabilidad? Algo has apuntado ya, pero me gustaría que ampliaras esta reflexión.

Carmen Estrada

La investigación en centros públicos… sí es verdad que se establecen ciertas prioridades, pero siempre hay un margen. Es decir, se suelen establecer áreas prioritarias en función de las necesidades, del tipo de la población de la que estemos hablando, de la época, del momento, etc. Pero siempre se deja un hueco para ideas nuevas, para temas a los que de entrada no se les ve la aplicación, pero que indudablemente van a ampliar el conocimiento y podrían permitir aplicaciones en un futuro que ni siquiera podemos imaginar. O simplemente para satisfacer nuestro instinto de curiosidad, que no olvidemos que es el primer motor de la ciencia. Pero claro, eso siempre es a expensas, como decía antes, de los fondos públicos, de los organismos públicos de investigación.

Cuando un investigador encuentra algo que piensa que puede tener una aplicación y ser comercializable, ese es el momento en el que aparece la empresa. Y, de hecho, la legislación sobre investigación, ahora mismo, está muy enfocada en ese sentido. De manera que, incluso en la investigación que se hace desde el organismo público, ya eso está detrás, ya está sumando esa tendencia. Pero, claro, en el momento en que eso se convierte en una empresa y ya se enfoca hacia la fabricación de un producto, a partir de ese momento, el elemento rector es el beneficio económico, es el negocio. Porque esa es la función de una empresa, de una corporación. Es que esa es su finalidad y además cada año tiene que ser un beneficio mayor que el año anterior. Hacia ahí está todo dirigido. 

Fernando Lamata

Eso apuntaría a que, por ejemplo, no se investigue en temas como enfermedades de la pobreza…

Carmen Estrada

Exactamente. Desde el momento en el que el objetivo principal es la ganancia, es el beneficio económico, ya esa investigación se va a dirigir hacia aquello que pueda reportarlo. Por ejemplo, ahora mismo en cáncer hay muchísima investigación y la verdad es que se están produciendo avances increíbles en muy poco tiempo. Pero seguramente sería mucho más fácil atajar la malaria, el Chagas, el dengue, una serie de enfermedades que afectan a millones de personas y que producen muchísimas muertes al año. Pero esas personas, ¡ay, amigos!, están en los países pobres. Entonces, ¿quién va a vender ahí? Ahí no se puede vender un medicamento caro y un medicamento barato no nos interesa producirlo. Esas personas están abandonadas. Es que, en realidad, si la finalidad fuera mejorar la salud, uno de los indicadores de mala salud, el más importante casi diría yo, es la pobreza. Está claro en las estadísticas que se dan sobre esperanza de vida. De un barrio a otro en una misma ciudad, la diferencia según el nivel económico es clarísima. Si lo que queremos es mejorar la salud de la población quizás sería más interesante plantearse como objetivo disminuir la pobreza más que crear un nuevo medicamento. Pero no estamos en esas. Esta es nuestra sociedad y en ella estamos dirigidos por los intereses de los mercados a todos los niveles. Y este es uno más, la medicina es un mercado más. No, no es distinto.

Fernando Lamata

Sí, en esta relación también público-privado se me ocurre ahora el ejemplo que vimos hace poco con la COVID y las vacunas para la COVID, la gran inversión pública que se hizo, tanto inversión en centros públicos como con proyectos que se financiaban a centros privados, como con la compra anticipada que financió fases de investigación, incluso desarrollo de vacunas y medicamentos. Y, al final, la patente se concedió a las empresas privadas cuando el esfuerzo importante lo hizo el sector público.

Carmen Estrada

Efectivamente. Ese fue un ejemplo perfecto, el de la COVID. Porque toda la tecnología que usó Pfizer fue la que se había desarrollado previamente en organismos públicos para hacer una nueva generación de vacunas, que no tenía nada que ver con las anteriores. Ahí estaba el grueso. Y, sin embargo, incluso después las empresas obtuvieron ayudas públicas, si no recuerdo mal. Y también otra cosa que pasó fue que, por ejemplo, Finlandia propuso una vacuna libre de patentes. Nadie puso dinero ahí. Ningún estado apoyó eso. Y se quedó en proyecto. La responsabilidad está muy repartida.

Fernando Lamata

En otro sentido, también en algunos debates que hemos mantenido nos preocupa cómo la ciencia, la investigación patrocinada por empresas, cuyo fin, como tú apuntabas legítimo y lógico, es el beneficio máximo posible, si en ese proceso al patrocinar la investigación puede condicionar ese desarrollo, puede haber sesgos de diseño, sesgos de interpretación de datos, sesgos en publicación. ¿Qué impresión tienes sobre esta posibilidad?

Carmen Estrada

Yo creo que esa es una información que en el día a día, cuando te mueves en un ambiente de investigación, te llega de compañeros que trabajan en industrias privadas. Hay muchos sesgos, y ellos saben que su supervivencia como investigadores depende a su vez de que la empresa funcione bien. En investigación uno puede influir en los experimentos de manera inconsciente y, aunque estemos libres del prejuicio económico, todos lo hacemos. Si hay varias formas de comprobar algo, a lo mejor uno tiende a utilizar aquella que tiene más posibilidades de comportarse de acuerdo con las expectativas. Pero, claro, cuando hay intereses económicos por en medio eso es mucho más influyente. Y esto puede afectar a cómo diseñas los experimentos y también a cómo interpretas los resultados, porque tú vas teniendo una serie de resultados en una línea, y entonces ves que hay uno que te sale diferente. Y uno tiende a decir por el sesgo de confirmación, bueno, seguramente he hecho algo mal. O sea que no es que el investigador que está en la industria privada sea menos honesto. No, no tenemos por qué demonizarlo ni juzgarlo mal, pero sí ser conscientes de que esos sesgos que todos tenemos cuando hacemos investigación, en el caso de una persona que trabaja en la industria privada y cuyo sueldo y supervivencia como científico dependen de que a esa empresa le vaya bien, pues esos sesgos son más fuertes. Entonces es más difícil mantener la objetividad y la frialdad que requiere la investigación científica.

Fernando Lamata

Hay otro tema que tocas en tu último libro, “La herencia de Eva”, que a mí me llamaba la atención y sé que no podemos profundizar en esta breve charla… pero sí un apunte. En los comentarios que haces sobre lo que llamas el Antropoceno muestras cómo el capitalismo actual está creando necesidades, está creando consumidores a través de una potente publicidad ligada a las nuevas tecnologías. Cito lo que dices: “hacer del consumidor el sujeto preferente sobre el cual se produce la extracción económica”. Esto llama la atención y la pregunta que te hago es si nos puedes ampliar un poco esta reflexión y si ocurre también este fenómeno en el ámbito de los medicamentos.

Carmen Estrada

Los estudios socioeconómicos clásicos decían que la extracción, lo que llamaban la plusvalía, se producía a expensas de los trabajadores. Los trabajadores generaban una plusvalía que aumentaba el capital. Pero ahora esa circunstancia ha cambiado mucho porque la automatización por un lado y, sobre todo ya en el siglo actual, la digitalización ha hecho que el número de trabajadores haya disminuido. Ahora ya no hay fábricas llenas de obreros como había antes. Además, los trabajadores actuales son ya suficientemente precarios. La gente joven ahora mismo está trabajando en unas condiciones sobre las que es imposible hacer una extracción económica, porque ya no se puede vivir con menos. La extracción hay que hacerla sobre otro tipo de sujetos. ¿Y quiénes son esos sujetos? Pues mucho más numerosos: somos todos. Porque si bien hay menos trabajadores, todos somos consumidores. Si la extracción se hace sobre el consumidor, la capacidad de generar ganancia es mucho mayor. ¿Y cómo se puede extraer la riqueza del consumidor? Haciéndonos consumir, haciéndonos consumir por encima de nuestras necesidades. Porque realmente si nosotros consumiéramos lo que necesitamos, consumiríamos quizás lo mismo que nuestros padres. Pero ahora necesitamos consumir más, hasta el punto de que consumimos más y tiramos más.

Fernando Lamata

Necesitamos, entre comillas.

Carmen Estrada

Claro, estoy hablando irónicamente. Es una inducción. Quiero decir que ese consumo desorbitado es el que genera la plusvalía. Todo el empeño está en convencernos de que consumamos más. Da igual si después lo tiramos. Da igual si consumimos basura, comida basura… Pedimos productos que nos mandan desde la otra parte del mundo consumiendo petróleo, derivados del petróleo. Da igual. El caso es que nos mantengamos consumiendo. Una diría, pero ¿y esto? Porque no somos tontos. ¿Cómo estamos consumiendo de esta forma tan loca por encima de nuestras necesidades? En los años 60 y 70 había publicidad. Yo me refiero muchas veces a la serie “Mad Men”, un ejemplo de una empresa de publicidad. Ahora, cuando miramos esa serie nos parece de lo más inocente. Porque es que actualmente ya no se trata de buscar una forma de convencer a la gente para que consuma, sino que nos han hecho dependientes del consumo. Y todo esto es gracias a las nuevas tecnologías, obviamente. Porque antes una veía los anuncios en la televisión, en las calles, pero ahora los tenemos en el bolsillo. Y, además, a través del móvil estamos dando información. A las empresas publicitarias les estamos diciendo qué es lo que nos gusta, a qué no nos podemos resistir, a qué somos más vulnerables. Estamos cediendo gratuitamente una información para que ahora nos llegue aquella publicidad a la que somos más vulnerables y, por tanto, consumamos más. Los sujetos de la extracción económica somos todos.

Fernando Lamata

Eso se aplicaría también al ámbito de los medicamentos.

Carmen Estrada

¡Claro! ¿qué pasa con los medicamentos? Consumimos mucho más de lo que necesitamos. Para empezar, hay muchos medicamentos que no sirven para nada, que no tienen efectos más allá del efecto placebo. Yo me acuerdo de que cuando estaba trabajando en el sistema circulatorio usábamos distintos vasodilatadores. Si uno está haciendo un experimento e introduce un vasodilatador en una parte del cuerpo de un animal de experimentación, el flujo sanguíneo aumenta. Hay una vasodilatación. Pero cuando se aplica ese mismo vasodilatador por vía general, por vía sistémica, como también baja la presión, el efecto local ya no se produce. En fin, esto es un ejemplo, quizá un poco más específico, pero lo he vivido. Lo cierto es que hay muchos fármacos que realmente tienen un efecto irrelevante, pero se mantienen en el mercado. Por eso, porque lo interesante ahí es que se mantenga la máquina, que cada año se venda más que el anterior y la ganancia sea mayor. Después también pasa que hay muchas veces que en realidad no es un problema que se pueda resolver con un fármaco.

Fernando Lamata

Ahí en lo que apuntabas podríamos hablar de aplicar medicamentos a situaciones que no se benefician por ese medicamento…

Carmen Estrada

Que no necesitan…

Fernando Lamata

…o incluso a enfermedades inventadas, que llaman algunos “Disease mongering”.

Carmen Estrada

Yo creo que el disconfort social se trata de resolver a base de medicamentos. La gente pide medicamentos… Una camarera de hotel, con las condiciones de trabajo que tiene, pues tiene dolor en la espalda, se siente deprimida, tiene un montón de problemas, que son problemas sociales, pero que se tratan de resolver con medicamentos. Tenemos una sociedad muy dependiente del medicamento. Y hay algo que está pasando y que me gustaría también destacar. Hay personas que, quizás conscientes de los abusos de las farmacéuticas, desconfían por sistema de los fármacos, digamos, ortodoxos. Y como siguen teniendo necesidad de resolver su problema, acuden a la medicina alternativa. Son personas que dicen: “No, es que las farmacéuticas incitan a que tomemos los medicamentos que no sé qué…”. Pero la medicina alternativa, los medicamentos que se venden en los herbolarios, están producidos por las mismas farmacéuticas, que tienen muchas veces una doble línea: una línea ortodoxa y otra línea para los que no se fían de la línea ortodoxa. Pero todos estamos bajo las mismas redes.

Fernando Lamata

Es muy interesante todo, pero no podemos abordarlo más extensamente. Sí me gustaría cerrar esta conversación planteándote qué alternativas planteas tú, propones tú, para el modelo de investigación. Y un poco más allá, porque tu libro, tu reflexión, va más allá, del modelo de investigación, del modelo de sociedad. ¿Cómo podemos abordar ese futuro y qué papel juega la ciencia?

Carmen Estrada

Yo creo que la solución no la puede plantear la ciencia. Necesitamos un nuevo modelo económico y social, en el cual la ciencia tendría otra función como tantas otras cosas. Por lo tanto, eso se sale absolutamente de a dónde yo puedo llegar. Pero centrándonos en la ciencia, creo que una cosa que ha pasado es que la ciencia, que al principio de su historia estaba muy unida a la filosofía, nació unida a la filosofía y a la reflexión sobre otros muchos temas, después, mucho más tarde, se separó del pensamiento y se unió a la tecnología. En el momento del boom de la tecnología, a finales del siglo XIX y principios del siglo XX, hubo una especie de deslizamiento de la ciencia, que había avanzado hermanada con la filosofía. En Grecia, que siempre me gusta usar como referente, casi todos los científicos de los que tenemos testimonios porque escribieron libros de ciencia, también escribieron libros de filosofía. Eran personas que se preocupaban por la filosofía, por la historia, por la justicia, por la sociedad. Sin embargo, a raíz de la revolución industrial y cada vez de una forma más acelerada, la ciencia se ha ido desgajando de esa idea filosófica, de esa ética que la iba acompañando y se ha unido a la tecnología. Fíjate que ahora se habla de ciencia y tecnología como un todo: el Ministerio de Ciencia y Tecnología, o de Ciencia, Tecnología e Innovación. Antes era el Ministerio de Educación y Ciencia. Ese secuestro que ha hecho la tecnología de la ciencia tiene como consecuencia que, en vez de descubrir verdades sobre el mundo, la haga ser el prólogo de la fabricación de instrumentos o de herramientas que, en definitiva, produzcan un beneficio económico. Yo creo que una tarea pendiente de la ciencia, de las personas que estamos relacionadas con la ciencia, es que, siendo conscientes de la situación, nos distanciemos un poquito de la tecnología y leamos y discutamos de vez en cuando sobre ética y sobre filosofía. De manera que la ciencia pase de ser un eslabón imprescindible para el beneficio económico de unos cuantos, a ser la herramienta principal de las sociedades humanas. Tendríamos que enfocar nuestra ciencia hacia la mejora de la vida, no ya solo la de las sociedades ricas, ni siquiera solo la de los humanos en general, sino la de todos los habitantes de este planeta que estamos destrozando para recoger unas migajas de beneficio económico. Porque si esto lo vemos con perspectiva, las generaciones futuras dirán que hemos cedido mucho a cambio de muy poco. Y eso es un problema de nuestro tiempo, al que tenemos que tratar de poner remedio.

Fernando Lamata

Problema bien difícil. Tú eres optimista acerca de que podamos, de que seamos capaces de hacer ese cambio…

Carmen Estrada

La esperanza no se debe de perder nunca. Yo no lo voy a conocer, eso lo tengo claro, pero espero que mis nietos sí.

Fernando Lamata

Muchísimas gracias, Carmen Estrada. Ha sido un placer conversar contigo y aprender. Y ojalá podamos seguir en próximas ocasiones conversando y descubriendo esas curiosidades que Eva quiso intentar alcanzar.  Muchísimas gracias.

Carmen Estrada

Gracias a ti y a vosotros.

El visado ¿otro obstáculo en el acceso a los medicamentos?

Roberto Sabrido.

Médico. Máster en Administración de Servicios Sanitarios, gerente del SESCAM 2001-2005, consejero de Sanidad Castilla-La Mancha 2005-2008, presidente de la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición 2008-2012, miembro de la Comisión Editorial de la Revista AJM.

EDITORIAL. Revista Nº 32 SEPTIEMBRE 2024

Al hacer este editorial soy consciente de que estamos tratando un tema polémico y controvertido para la profesión médica, los pacientes y para la sociedad en general ¿Pero qué tema relacionado con el acceso a los medicamentos no lo es? 

En la Asociación de Acceso Justo al Medicamento nos preocupa si estamos ante un obstáculo más para el acceso a los medicamentos o no. Ya conocemos obstáculos indudables como son los copagos y las injustificados y abusivos precios de muchos medicamentos. Pero el visado ¿es otro obstáculo? No es fácil responder a esta pregunta, pero daré mi respuesta al final de esta editorial. 

El visado es el procedimiento por el cual la Inspección Sanitaria en las Comunidades Autónomas autorizan o no un medicamento o producto farmacéutico prescrito que requiere un control especial, para que sea financiado o no por el SNS. 

El visado no es nuevo, existe desde los años 70, se menciona por primera vez en el R.D. 946/1978 y su regularización actual se recoge en el R.D. 618/2007, de 11 de mayo, por el que se regula el procedimiento para el establecimiento mediante visado de reservas singulares a las condiciones de prescripción y dispensación del medicamento. 

El objetivo del visado, atendiendo a lo que dice la propia legislación, es garantizar la adecuada utilización de medicamentos y de productos sanitarios con especial atención a aquellos que están sujetos a prescripción médica restringida , los de utilización reservada y determinados medios especializados , los que plantean especiales problemas de seguridad o se circunscriban al tratamiento farmacológico de determinados grupos poblacionales considerados de riesgo , así como el caso de medicamentos que solo tienen financiados con fondos públicos algunos indicaciones terapéuticas o aquellos en los cuales se aplica una aportación reducida en función de las características del paciente . El visado se realiza después de la prescripción del profesional de la medicina. 

La competencia para imponer visados el del Ministerio de Sanidad a través de la Dirección General de Farmacia y Productos Sanitarios tal y como establece en su artículo 31 la ley de Cohesión y Calidad del Sistema Nacional de Salud. Si bien dado que la ejecución corresponde a las comunidades autónomas se puede originar alguna desigualdad entre las mismas. 

Podemos decir, que conforme a la legislación, que el visado se utiliza para verificar la adecuada utilización de determinados medicamentos para garantizar un uso seguro y eficiente. 

No parece que su implantación se deba a una medida meramente de control del gasto, aunque evidentemente contribuye a este control. 

No óbstate como he dicho al principio, es un tema muy controvertido y voy a recoger unas frases dichas por representantes de Sociedades Científicas y Asociaciones de Pacientes :“El visado produce inequidad y repercute en el pronóstico de los pacientes” “Es un obstáculo para acceder a tratamientos innovadores y eso no es justo” “No puede limitarnos con cargas burocráticas”, “Es una medida anticuada y desfasada cuya motivación principal es el control económico”, “El visado es una intromisión  en la capacidad de los profesionales para prescribir. Está obsoleto”. 

En el año 2013 las tres Sociedades Científicas para Atención Primaria, Semtyc, Semergan y Semg , hicieron un comunicado para pedir la desaparición del sistema de visados por “anacrónico y economista, y por suponer una importante traba burócrata”.  

Analizando algunas críticas, y en relación con la intromisión en la capacidad de los profesionales para prescribir creo que este reproche surge de asimilar que la prestación farmacéutica del Sistema Nacional de Salud es al igual que la prestación asistencia, universal y gratuita y esto no es así .La prestación farmacéutica ni es universal ni es gratuita, tiene los copagos en función del nivel de renta y no se aplica a todos los medicamentos ni a todas las indicaciones ,lo cual no quiere decir que no se pueda prescribir pero el paciente tendría que hacer frente a su pago, lo cual si genera inequidades . 

Otra crítica repetida en la traba burocrática que supone y creo que tiene bastante razón, pero con el actual sistema de visado electrónico implantado ya en varias Comunidades Autónomas este problema se resuelve en gran medida actualizando todo el proceso y eliminando los inconvenientes burocráticos anteriores. Así una vez cumplimentado el informe electrónico por el médico habilitado a ello, se valida en tiempo real el cumplimiento de los requisitos necesarios para el visado(autocontrol), se autoriza el informe y se procede al visado(autovisado) de todas las recetas (tanto electrónicas como informatizadas) que se emitan desde ese momento amparadas por ese informe. 

En cuanto al reproche economista sí que es cierto que el Ministerio de Sanidad debería revisar los casi 166 principios activos sometidos actualmente a visado, y considerando positivos tanto su calificación en términos de seguridad como de adecuación de la prescripción a sus indicaciones financiadas creo que en algunos de ellos ya no se dan las condiciones para aplicar esta medida, sobre todo en tratamientos de pacientes crónicos que llevan mucho tiempo en el mercado y han demostrado ser seguros y eficaces. También estimo, que después de la Resolución de 18 de febrero de 2013, de la Dirección General de Cartera Básica de Servicio del SNS y Farmacia que actualiza la lista de medicamentos excluidos de la financiación del SNS y establecía el visado para los excluidos que permanecían financiados para determinadas indicaciones, véase las lágrimas artificiales, se debería ampliar para evitar la doble discriminación terapéutica y económica que esto supone. 

Debería por lo tanto el Ministerio de Sanidad establecer unos mecanismos obligatorios de revisión de los medicamentos sometidos a visado para mantener el sentido de esta medida, evitando obsolescencias, problemas éticos e indicaciones poco claras. 

Volviendo a la pregunta inicial ¿se debe o no mantener el visado de medicamentos? 

Dándose las premisas de agilización en su realización (como el actual visado electrónico) y que el Ministerio establezca revisiones obligatorias periódicas (algunos se llevan sin revisar más de 20 años), creo que es una medida que se debe mantener por los siguientes motivos:

  • Por seguridad del paciente.
  • Por la variabilidad de la práctica clínica. 
  • Por desconocimiento de las particularidades de financiación de la prestación farmacéutica. 
  • Por la existencia de ensayos clínicos sin acreditar su total independencia. 
  • Por dirigir la prescripción a través de guías clínicas y de la formación continuada sufragada por los ingresos abusivos de la industria. 

Esto último nos lleva también a otra pregunta ¿existirían el visado de medicamentos si no asistieran los precios abusivos de los medicamentos por el monopolio de la comercialización que otorga las patentes? Creo que sí, pero más limitado a temas de seguridad clínica y así no se podría considerar como un obstáculo al acceso de los medicamentos, sino como una garantía de seguridad para los pacientes. 

Como conclusión, el visado de medicamentos me parece un instrumento necesario siempre que sea más ajustado al tipo de medicamentos, con revisiones obligatorias temporales y ágil.

La Asociación por un Acceso Justo a los Medicamentos (AAJM) presenta a Sanidad 66 alegaciones al RD de Evaluación de Tecnologías Sanitarias

RESUMEN: 

La Asociación por un Acceso Justo al Medicamento (AAJM) ha presentado al Ministerio de Sanidad 66 alegaciones al Real Decreto de Evaluación de Tecnologías Sanitarias (ETS) con el objetivo de mejorar el texto, especialmente en términos de transparencia, independencia, ausencia de conflictos de interés y, sobre todo, para alcanzar precios justos de los medicamentos y la promoción de investigación pública.

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La Asociación por un Acceso Justo al Medicamento celebra la 2ª exención hospitalaria otorgada al Clínic de Barcelona para la producción de CAR-T contra el cáncer

RESUMEN: 

La Asociación por un Acceso Justo al Medicamento (AAJM) celebra la 2ª exención hospitalaria otorgada al Hospital Clínic de Barcelona para la producción pública de la terapia genética CAR-T (ARI0002h) para mieloma múltiple, después de más de dos años de trabajo de investigación y desarrollo. Para la AAJM, se trata de una excelente noticia, resultado del esfuerzo y dedicación de unos profesionales del sistema sanitario público, que trabajan en equipos multidisciplinares para conseguir este logro académico de producción pública que garantice la accesibilidad para todas las personas que lo necesiten a este tipo de tratamientos. El precio por tratamiento para este tipo de cáncer de productos comercializados por la industria farmacéutica alcanza los 332.000 € (incluido en la financiación pública del Sistema Nacional de Salud en enero de 2019), mientras que la producción académica reduce el precio a menos de la tercera parte.

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La AAJM pide al Ministerio de Sanidad que recurra el sobrecoste de más de 430 millones de euros que supondrá no poder utilizar un anticoagulante genérico

RESUMEN: La Asociación por un Acceso Justo al Medicamento (AAJM) pide al Ministerio de Sanidad que recurra el sobrecoste de más de 430 millones de euros que supondrá para el Sistema Nacional de Salud en los próximos 3 años la decisión de la Audiencia Provincial de Barcelona de prohibir la venta de un anticoagulante genérico que consumen más de 375.000 pacientes en España. Así lo ha expresado la nueva presidenta de la AAJM, la Dra. Soledad Cabezón, en un desayuno informativo para presentar la “hoja de ruta” de la nueva junta directiva de esta asociación.

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La AAJM insta a la elaboración de “Un Plan de Vacunación para África contra la viruela símica”

RESUMEN: la OMS ha declarado la viruela símica como una emergencia de salud pública de importancia internacional. Son necesarias 10 millones de dosis de vacunas  pero sólo están disponibles 200.000 (el 2%) . La Asociación por un Acceso Justo al Medicamento (AAJM) insta a los país ricos a elaborar un Plan de Vacunación coordinado por la propia OMS..

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Desayuno informativo 10 septiembre. La Asociación por un Acceso Justo al Medicamento presenta la “hoja de ruta” de su nueva junta directiva, presidida por la Dra. Soledad Cabezón.

RESUMEN: La Asociación por un Acceso Justo al Medicamento (AAJM) presentará la “hoja de ruta” de su nueva junta directiva, presidida por la Dra. Soledad Cabezón, coincidiendo con el séptimo aniversario de esta asociación sin ánimo de lucro que defiende una sanidad pública universal y el acceso equitativo a unos medicamentos seguros y asequibles para todo aquel que los necesite.

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Una corrupción conocida y tolerada

El presidente del Comité Deontológico del ICOM de Toledo, Juan José Rodriguez Sendín, y vocal de la Junta Directiva de AAJM analiza los principios deontológicos que deben primar en la prescripción médica como factores que influyen en un acceso eficiente a los medicamentos

Diario Sanitario