Cardióloga del Hospital Virgen del Rocío (Sevilla). Presidenta de la AAJM.
Introducción
Durante muchas décadas, los betabloqueantes han sido prescritos casi automáticamente a pacientes que han superado un infarto agudo de miocardio (IAM). Esta costumbre, arraigada en la práctica médica y respaldada por estudios de hace más de tres décadas, se instaló como una verdad absoluta: “todo infarto requiere un betabloqueante”. Sin embargo, los escenarios clínicos evolucionan, los tratamientos mejoran y, como lo demuestra el estudio REBOOT, lo que antes era incuestionable puede convertirse en un ejemplo claro de exceso de medicación actual.
El debate que plantea este estudio no es solo farmacológico, sino también ético y social. ¿Estamos utilizando los medicamentos de manera justa, basándonos en evidencia y con buen juicio? ¿O estamos atrapados en una inercia terapéutica que nos lleva a prescribir más de lo necesario, confundiendo prevención con exageración?
El estudio REBOOT: un cambio de perspectiva.
El estudio REBOOT (Tratamiento con betabloqueantes después de un infarto de miocardio sin fracción de eyección reducida), publicado en el European Heart Journal en 2024, analizó el verdadero papel de los betabloqueantes en la era moderna del tratamiento postinfarto. El estudio incluyó a más de 8.500 pacientes en España e Italia, todos con función ventricular preservada (fracción de eyección > 40%) y sin señales de insuficiencia cardíaca; la investigación más extensa realizada en Europa hasta la fecha.
Los participantes fueron divididos al azar para recibir o no betabloqueantes al ser dados de alta del hospital, y se les realizó un seguimiento durante un promedio de 3,7 años. El resultado fue evidente: no se encontraron diferencias significativas en mortalidad, nuevo infarto o ingreso por insuficiencia cardíaca entre los grupos. La tasa de eventos fue casi la misma (22,5 vs 21,7 por 1000 personas-año), y la razón de riesgo (HR 1,04; IC 95% 0,89–1,22) confirmó que no había un beneficio clínico importante.
La necesaria equidad de género que no debería ignorarse.
Un análisis secundario por género reveló un hallazgo preocupante: en las mujeres, el uso de betabloqueantes podría incluso estar relacionado con un mayor riesgo de eventos cardiovasculares.
Los hallazgos fueron inesperados. Después de un seguimiento de casi cuatro años, se constató que, en las mujeres tratadas con betabloqueantes, se produjeron más fallecimientos, nuevos episodios de infarto o admisiones hospitalarias por fallo cardíaco en comparación con aquellas que no los recibieron; lo que supuso un aumento del riesgo del 45 %. Por el contrario, en los hombres no se detectaron diferencias significativas entre la administración o no del medicamento.
Este efecto adverso en las mujeres se manifestó principalmente en aquellas con una función cardíaca totalmente normal y en las que fueron tratadas con dosis mayores de betabloqueantes.
Del beneficio histórico al exceso terapéutico
Los betabloqueantes revolucionaron la cardiología en los años 80, reduciendo la mortalidad en una época sin angioplastias, estatinas ni antiagregantes potentes. En aquel entonces, su efecto era innegable. Pero el progreso de la medicina ha transformado radicalmente el panorama: la reperfusión coronaria inmediata, las terapias antiplaquetarias duales y el control intensivo de los lípidos han disminuido los eventos recurrentes a niveles nunca antes vistos.
Continuar con el uso universal de betabloqueantes en pacientes con función cardíaca normal representa un retraso terapéutico. Se sigue recetando por “costumbre” más que por necesidad, en una especie de inercia clínica que convierte una práctica razonable en exceso de medicación.
La sobremedicación: un problema global con impacto clínico y social
La sobremedicación —entendida como el uso de medicamentos sin una indicación clara o sin evidencia de un beneficio neto— es una forma de injusticia sanitaria. Cada fármaco innecesario implica un costo económico, un riesgo potencial de efectos adversos y una distracción terapéutica que desvía la atención de las verdaderas prioridades del paciente.
Los efectos de los betabloqueantes tras un infarto no son triviales. Cansancio, ritmo cardíaco lento, presión arterial baja o problemas sexuales impactan en la calidad de vida, sobre todo en jóvenes o mujeres, sin aportar ventajas claras en este grupo.
Además, sumar fármacos incrementa la carga total de medicamentos (la «polifarmacia») y puede dificultar el cumplimiento de tratamientos clave, como estatinas o antiagregantes. Para el sistema de salud, implica desviar fondos a terapias redundantes, limitando el acceso equitativo a medicinas esenciales.
Uso sensato de fármacos: más allá de los datos
La Organización Mundial de la Salud (OMS) promueve el uso racional de medicamentos, que implica usar cada fármaco solo si hay evidencia científica que lo justifique, en la dosis correcta, el tiempo necesario y al menor costo posible. El estudio REBOOT muestra cómo un uso «por protocolo» puede alejarse de esto y perpetuar el exceso.
El uso racional es técnico, pero también ético y social. Implica saber que recetar más no siempre es mejor. En el infarto, la evidencia actual exige personalizar la terapia: los betabloqueantes deben reservarse para quienes los necesitan (pacientes con problemas en el corazón, arritmias o insuficiencia cardíaca) y no usarse de forma rutinaria.
Lecciones del REBOOT para un acceso justo a fármacos
La prescripción debe basarse en la evidencia.
El REBOOT nos obliga a repensar la costumbre médica y con ello las guías clínicas y protocolos.
Dejar de recetar es una forma de justicia sanitaria: reducir fármacos innecesarios libera dinero y personal para asegurar el acceso a tratamientos realmente efectivos.
Menos tratamiento puede ser más beneficioso: en medicina, quitar un fármaco innecesario puede ser tan bueno como empezar uno. Dejar de recetar de forma responsable es parte de la atención integral.
Importancia de la equidad de género en la evidencia: los hallazgos de mayor riesgo en mujeres deben impulsar ensayos clínicos con análisis por sexo y estrategias terapéuticas específicas.
Educación y cultura médica: la formación de los profesionales debe incluir la revisión crítica de la evidencia y la ética del uso racional, para evitar que la costumbre reemplace al juicio clínico.
Conclusión: hacia una medicina más justa y sostenible.
El estudio REBOOT no solo cuestiona una idea fija en cardiología, sino que también muestra la necesidad de la revisión crítica de “dogmas” en medicina, especialmente cuando el contexto terapéutico ha cambiado, y con ello nuestras prácticas desde el punto de vista del uso racional y el acceso justo a los medicamentos.
Recetar sin un beneficio comprobado es una forma de injusticia, porque consume recursos y expone a los pacientes a riesgos que se pueden evitar. En cambio, usar la evidencia con criterio, evaluar la necesidad individual y promover la desprescripción son actos de responsabilidad médica y social.
El futuro de la terapéutica está en recetar menos, pero mejor. El REBOOT nos recuerda que la medicina basada en evidencia no consiste en añadir tratamientos, sino en discernir cuáles siguen siendo realmente necesarios. Solo así podremos avanzar hacia una atención sanitaria más justa, sostenible y centrada en las personas.
Referencias
REBOOT Trial Investigators. European Heart Journal, 2024.
European Society of Cardiology. “Beta-blockers did not reduce cardiovascular events in selected heart attack patients in the REBOOT trial.” ESC Press Release, 2024.
CNIC (Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares). Inside Science: The REBOOT Study, 2024.
OMS. “Promoción del uso racional de medicamentos: componentes centrales.” Ginebra, 2021.
TCTMD, 2025. “Mixed results for beta-blockers post-MI with preserved EF.
Excelente e ilustrativo texto de KEI donde comenta la resolución judicial en la India sobre el acceso a risdiplam, un tratamiento para la atrofia muscular espinal (AME).
La resolución judicial es relevante porque pone de manifiesto que es posible denunciar la estrategia de la industria farmacéutica, consistente en introducir pequeñas modificaciones para establecer una nueva patente. De esta manera, y de forma habitual, la BigPharma retrasa la entrada de genéricos y mantiene el monopolio y los precios altos.
Observe el lector o lectora que, como señala el artículo, la diferencia de precio entre el genérico y el medicamento proporcionado por Roche, es de un 97 %
Esta decisión del Tribunal Superior de Delhi es sin duda reconfortante, indica el camino a seguir.
La nota va seguida de una declaración sobre este caso de Third World Network (TWN), seguida de enlaces a la cobertura de medios.
El 9 de octubre de 2025, la sala de primera instancia del Tribunal Superior de Delhi confirmó un fallo que permitía a la empresa india Natco producir una versión genérica de risdiplam, rechazando la demanda por infracción de patente de la farmacéutica suiza Roche. El Tribunal encontró motivos creíbles para afirmar que la patente de Roche carecía de novedad, lo que refuerza la decisión anterior del Tribunal de marzo de 2025. Legalmente, el fallo abordó la solicitud de Roche de una orden judicial que impidiera a Natco comercializar su versión genérica en el mercado indio.
El fallo allana el camino para que el risdiplam genérico de Natco entre en el mercado indio a un precio estimado un 97 % inferior al del producto de Roche. Natco recibió la aprobación del Controlador General de Medicamentos de la India para su risdiplam genérico y ha decidido lanzar el producto con efecto inmediato a un precio de venta al público de ₹15 900 (179 USD); en consonancia con la postura de la compañía ante el Tribunal. Natco también tiene la intención de ofrecer descuentos a ciertos pacientes que lo merezcan a través de su programa de acceso para pacientes.
Roche podría apelar la decisión ante el Tribunal Supremo; un proceso que podría llevar tiempo. Mientras tanto, esto representa una victoria significativa para los pacientes que buscan un acceso asequible al tratamiento.
En marzo de 2025, el Juez Mini Pushkarna del Tribunal Superior de Delhi emitió una orden detallada denegando la solicitud de Roche de una medida cautelar. Roche posteriormente apeló la decisión y, en abril de 2025, la Sala de División del Tribunal Superior de Delhi inició la vista del asunto. Durante el proceso de apelación, se presentó una solicitud en nombre de los demandados (Natco) y en el caso relacionado de la Sra. Seba P.A. contra Roche, con el fin de incluir documentos de investigación elaborados por Knowledge Ecology International (KEI) para facilitar la resolución del caso. El primer documento presentaba datos que demostraban el coste de los ensayos clínicos utilizados para respaldar la aprobación inicial de risdiplam por parte de la FDA, mientras que el segundo describía el cronograma de su desarrollo.
2025:2 Nota de Investigación de KEI: Costo de los ensayos clínicos utilizados para respaldar la aprobación inicial de risdiplam (Evrysdi) por parte de la FDA.
2025:1 Nota de Investigación de KEI: Cronología: Desarrollo de Risdiplam.
Antes de la decisión del Tribunal Superior de Delhi del 9 de octubre de 2025, grupos de pacientes, con el apoyo de Third World Network (TWN) y el Colectivo de Abogados, presentaron argumentos ante el tribunal en el caso relacionado Seba P.A. contra Roche. También llevaron a cabo una campaña en redes sociales y relaciones públicas centrada en los desafíos de acceso de los pacientes, que incluyó la investigación de KEI sobre la I+D relacionada con el desarrollo de risdiplam
Un tribunal indio falla contra Roche y autoriza un medicamento genérico para la AME
Los pacientes con atrofia muscular espinal (AME) han librado una batalla legal de dos años y finalmente podrán acceder a un tratamiento genérico y asequible para esta rara enfermedad, según dictaminó el Tribunal Superior de Delhi. «Estamos profundamente agradecidos al poder judicial por emitir un veredicto que prioriza la vida, la compasión y la justicia. Esta decisión ayudará a salvar las vidas de innumerables pacientes con AME como yo y brindará esperanza donde más se necesita», declaró Purva Mittal, de 24 años.
Este jueves (9 de octubre), un tribunal de división del Tribunal Superior de Delhi confirmó una decisión judicial anterior emitida en marzo pasado contra una orden de suspensión que la empresa suiza Roche había interpuesto contra el fabricante indio de genéricos NATCO por infracción de la patente del medicamento risdiplam. El tribunal declaró que existían motivos legales para creer que la patente podría ser revocada por no ser nueva.
Third World Network (TWN) ha estado apoyando a pacientes con AME en sus representaciones legales ante el Tribunal de la India. Para Chetali Rao, investigadora científica de TWN, la decisión del Tribunal envía un mensaje a las compañías farmacéuticas. «La decisión de hoy subraya una verdad simple: la perpetuación no es innovación. Cuando se permite que las patentes de medicamentos que salvan vidas se perpetúen mediante pequeñas modificaciones para emular una nueva invención, cuando claramente no existe ninguna, se retrasa la entrada de genéricos y se mantienen los precios altos, obligando a los pacientes a tratamientos inasequibles», declaró.
El fallo anterior de marzo también enfatizó cómo el Tribunal entendió que la disponibilidad de risdiplam genérico tenía como objetivo promover la salud pública, ya que risdiplam es el único medicamento para la AME en el mercado indio y compensaba cualquier daño que Roche pudiera tener. Actualmente, en la India, el risdiplam cuesta $81.000 al año para un paciente adulto. En consecuencia, los pacientes no pueden acceder a los medicamentos por sí solos y el gobierno tampoco puede ofrecer lo suficiente para los más de 5.000 pacientes de la India que actualmente viven con AME y los 3.200 niños que nacen cada año con la enfermedad.
Con el fallo, la versión genérica de NATCO podría estar disponible en poco tiempo y se estima que costará 179 dólares por frasco, el 97% del precio de Roche de 6.982 dólares. «Esto es un gran alivio para mí y para mis amigos con AME. El gobierno podrá comprar y proporcionar el medicamento a los pacientes durante varios años utilizando los 5 millones de rupias indias del fondo de la Política Nacional para Enfermedades Raras», declaró Seba P.A., un paciente de 26 años.
Hasta octubre de 2024, solo 168 pacientes en India tenían acceso a risdiplam a través de los programas benéficos del gobierno indio y Roche. Los niños que accedan a risdiplam desde pequeños podrán detener la progresión de la enfermedad y llevar una vida normal, mientras que los adultos con risdiplam podrán tener una mejor calidad de vida y aliviar los síntomas debilitantes de la enfermedad.
De cara al futuro, Roche se ha comprometido a buscar opciones legales contra el fallo, lo que podría llevar el caso a la Corte Suprema. Sin embargo, el fallo podría tener implicaciones más importantes. Para el investigador principal de TWN, K.M. Gopakumar, otros países deberían aprovechar esta oportunidad y promover el acceso para los numerosos pacientes con AME en todo el mundo. «Pueden obtener risdiplam genérico de la India si las patentes de risdiplam no son válidas en sus países o considerar la emisión de una licencia obligatoria», afirmó.
Cobertura de los medios (a partir del 9 de octubre de 2025)
There are some reports on the High Court decision in the India press from October 9.
Excelente editorial de The Lancet donde se analiza críticamente la decisión del gobierno del Reino Unido de modificar el umbral coste-efectividad utilizado por NICE para los medicamentos, para conseguir así un incremento de un 25 % en el pago a las empresas farmacéuticas.
El texto, además, señala de alguna manera lo que venimos publicando en artículos de diferentes autores en esta revista. Por ejemplo, cómo los inmensos beneficios obtenidos por la industria farmacéutica no van dirigidos a la inversión en investigación, sino realmente a la retribución de los accionistas. Afirma, también, como en la actualidad la mayor parte de las investigaciones de nuevas moléculas no son realizadas por las grandes empresas farmacéuticas, si no en universidades, instituciones académicas y pequeñas empresas biotecnológicas surgidas en esos medios.
Sin duda, por la importancia de Lancet una editorial de singular valor.
El Reino Unido se enfrenta a un éxodo farmacéutico. Las principales compañías farmacéuticas han retirado cerca de 2.000 millones de libras esterlinas de las inversiones propuestas para el país, atribuyendo la decisión a la insuficiente inversión gubernamental.
Un aspecto central de la discusión es la cantidad de dinero que el Servicio Nacional de Salud (NHS) gasta en medicamentos; el principal argumento es que, sin una compensación adecuada, la inversión de la industria en investigación y desarrollo se evaporará.
El estancamiento se ha visto catalizado por las amenazas de Donald Trump de imponer enormes aranceles a las importaciones de medicamentos si las empresas no nivelan los precios que Estados Unidos paga por los fármacos.
Si tenemos en cuenta que el sector de las ciencias de la vida es fundamental para la estrategia de crecimiento económico del Reino Unido, la presión de Trump y la industria ha alarmado a los políticos, y según se informa, el Gobierno del Reino Unido se prepara para elevar el umbral de coste-efectividad del Instituto Nacional para la Excelencia en la Salud y la Atención (NICE) en un 25 %. El grupo activista Just Treatment ha calificado los cambios como «una extorsión coordinada al contribuyente británico por parte de las grandes farmacéuticas y Donald Trump», mientras que los organismos de la industria argumentan que un mayor gasto en medicamentos es necesario para la innovación farmacéutica. Si bien este argumento tiene peso en el discurso político, no resiste un análisis exhaustivo.
Se podría debatir qué constituye una recompensa adecuada. Muchos considerarían que, al ser una de las industrias más rentables del mundo, con ganancias brutas superiores a los 8 billones de dólares estadounidenses entre 2000 y 2018, la industria farmacéutica ya recibe una compensación más que justa. Sin embargo, las empresas operan en un mercado y pueden decidir dónde invertir. Por el contrario, los expertos en políticas señalan que no hay evidencia de que los precios que pagan los países por los nuevos medicamentos influyan en la inversión farmacéutica. Según admiten ellas mismas, las compañías farmacéuticas invierten en países que ofrecen las condiciones más rentables y operativamente ventajosas, como la disponibilidad de mano de obra científica experta, apoyo gubernamental y estructuras fiscales favorables. Los expertos han argumentado que las actuales discusiones sobre precios se utilizan como cortina de humo para decisiones comerciales estratégicas que se habrían tomado de todas formas, y que, en última instancia, podrían seguir desarrollándose independientemente del gasto en medicamentos.
La innovación farmacéutica es un proceso complejo y colectivo. Los argumentos de la industria ignoran este hecho cuando sugieren que cualquier reducción en los ingresos de la industria farmacéutica amenaza la innovación. Llevar un medicamento al mercado lleva años, y el proceso conlleva riesgos, lo que dificulta estimar con precisión los costos y las contribuciones relativas. Una gran cantidad de descubrimientos y desarrollos de fármacos innovadores se lleva a cabo en universidades y por pequeñas empresas biotecnológicas con un fuerte apoyo estatal. Algunas compañías farmacéuticas no son responsables de la innovación que sustenta sus productos más rentables. Un estudio de 2019 reveló que menos del 20% de los medicamentos con receta más vendidos de Pfizer y Johnson & Johnson se descubrieron y desarrollaron internamente por las propias empresas, y la gran mayoría fueron adquisiciones de terceros cuya eficacia ya se había demostrado anteriormente.
Reducir el gasto público en medicamentos podría permitir una mayor inversión pública en innovación farmacéutica genuina.
La raíz del problema reside en un modelo fallido. Si la industria farmacéutica realmente creyera que la regulación de precios frena la innovación, cabría esperar que las enormes ganancias que generan los medicamentos se canalizaran hacia la capacidad productiva futura. Un informe de 2020 del Centro de Investigación sobre Corporaciones Multinacionales reveló que, si bien las reservas financieras de 27 de las mayores compañías farmacéuticas crecieron drásticamente entre 2000 y 2018, la inversión esencial se mantuvo estática, y el aumento exponencial de los precios de los medicamentos se utilizó para maximizar el valor para los accionistas. Este modelo de negocio extractivo se basa en deuda barata y en la adquisición de competidores y empresas biotecnológicas para monopolizar el conocimiento. El debilitamiento de la regulación existente, diseñada para reducir los precios de los medicamentos, prioriza a los accionistas por encima de los pacientes.
Sin duda, las compañías farmacéuticas desempeñan un papel importante en la salud y la ciencia médica, en particular en la financiación de ensayos clínicos cruciales y la producción de medicamentos a gran escala. Sin embargo, el argumento de que pagar más por los medicamentos genera más innovación carece de fundamento. Si el gobierno del Reino Unido quiere atraer la inversión farmacéutica, debería basarse en la evidencia. En lugar de destinar más dinero a medicamentos, debería invertir en crear condiciones propicias para atraer a científicos de renombre mundial, impulsar la infraestructura pública para la investigación y el desarrollo, y facilitar los ensayos clínicos. Si bien los resultados tangibles de la investigación aplicada podrían resultar atractivos para los políticos, invertir masivamente en un sector de ciencia básica de primer nivel permitirá el florecimiento de la innovación científica. Las disfuncionalidades del modelo de negocio farmacéutico no se resolverán aumentando los precios de los medicamentos.
Para obtener más información sobre el éxodo farmacéutico en el Reino Unido, consulte Nature 2025; publicado en línea el 17 de septiembre. https://doi.org/10.1038/d41586-025-03001-y
Para obtener más información sobre la innovación financiada con fondos públicos, consulte Proc Natl Acad Sci USA 2018; 115: 2329–34
Este artículo es un texto muy breve de nuestro bien conocido Dean Baker y como es habitual, claro y contundente. Hemos considerado relevante su inclusión porque, aunque coincide con sus planteamientos, ya recogidos en anteriores números en AJM, aquí Baker destaca la necesidad clave de exponer claramente el papel de las patentes en la quiebra de la ciencia y la exigencia de su planteamiento público.
A principios de esta semana, The New York Times publicó un extenso artículo de opinión del editor de The New Atlantis, Ari Schulman, sobre si la ciencia está rota y si el director de los NIH, Jay Bhattacharya, puede solucionarla. Increíblemente, la palabra «patentes» no apareció ni una sola vez.
Es increíblemente extraño. Los altos precios de los medicamentos y otras innovaciones que los monopolios de patentes permiten a las empresas son la base de la mayor parte de la corrupción que vemos en las ciencias de la salud. Esta es la razón principal por la que las revistas médicas no pueden confiar en que los artículos enviados reflejen con precisión la investigación realizada por los autores.
La cuestión es simple y directa. Como resultado de los monopolios de patentes, hay una enorme cantidad de dinero en juego en la investigación biomédica, a diferencia de la investigación en astronomía o literatura inglesa. Si bien siempre hay casos de académicos que plagian el trabajo de otros o que representan fuentes y datos de forma imprecisa, los problemas en otros campos no son ni de lejos tan graves como en el caso de la investigación biomédica.
Las consecuencias para la salud pública de los incentivos perversos creados por los monopolios de patentes son muy reales. Poder cobrar precios diez o incluso cien veces superiores al precio del mercado libre ofrece a las farmacéuticas un enorme incentivo para tergiversar la seguridad y la eficacia de sus medicamentos. Lo vimos con mayor claridad con la crisis de los opioides, pero el problema de la corrupción surge constantemente.
Los monopolios de patentes son una forma de incentivar el desarrollo de fármacos, pero no son la única. Sabemos que la financiación directa, como la que proporcionan los NIH, también es una forma eficaz de incentivarlos. Podemos buscar aumentar la financiación pública para reemplazar el trabajo que actualmente financian los monopolios de patentes. También podríamos modificar el mecanismo, con más canales además de los NIH.
Ese sería un gran tema de debate, pero este tipo de discusión no es posible hasta que medios como The New York Times al menos reconozcan los problemas de los monopolios de patentes. Si un artículo importante como el de Schulman no llega a mencionar el problema, la ciencia está muy deteriorada.
La reducción del precio de lenacapavir, el fármaco para la prevención del VIH, por parte de Gilead es una cortina de humo para ocultar el monopolio de la medicina.
En las páginas de la revista hemos tratado con anterioridad el tema del lenacapavir y su utilización en la profilaxis pre-exposición del VIH y su importancia clave en la erradicación del SIDA. Incluimos este texto, pues consideramos que es muy importante poner de manifiesto una vez más el problema.
Conseguir que la multinacional Gilead proporcione un precio razonable con carácter universal para este medicamento es sin duda, como señala el informe de Physicians for Human Rights, un derecho fundamental para la salud.
El 24 de septiembre, la multinacional californiana Gilead Sciences anunció la reducción del precio de lenacapavir, un fármaco de profilaxis preexposición (PrEP) altamente eficaz que previene la transmisión del VIH, de más de 28.000 dólares por régimen anual a 40 dólares, a partir de 2027. Winnie Byanyima, directora del Programa de las Naciones Unidas sobre el VIH/SIDA, describió la bajada de precio de Gilead como un «momento decisivo en la lucha para erradicar el SIDA como una amenaza para la salud pública».
Sin embargo, los nuevos precios no se aplicarán universalmente. Gilead ha firmado seis acuerdos de licencia voluntaria exentos de regalías que permiten a los fabricantes de medicamentos genéricos producir lenacapavir para su uso en 120 países, principalmente de ingresos bajos y medianos-bajos, con contratos de producción con empresas de India, Pakistán y Egipto. Mientras tanto, veintiséis países de ingresos medianos-altos están excluidos de la lista de licencias de Gilead, incluyendo la mayor parte de América Central y del Sur, países de Europa Oriental, Asia y Oriente Medio, incluyendo Irán, Irak y Palestina. Según datos de ONUSIDA de 2023, los países de ingresos medianos-altos representan aproximadamente el 41% de las nuevas infecciones por VIH y el 37% de los 40 millones de personas que viven con el VIH en todo el mundo.
Grupos de acceso a medicamentos y de salud instan a Gilead a ampliar la autorización de genéricos para incluir a todos los países de ingresos bajos y medianos.
«Por primera vez, estamos viendo un precio que coincide con lo que estudios independientes estiman que cuesta realmente fabricar lenacapavir», declaró K.M. Gopakumar, investigador principal de Third World Network, una organización que aboga por el desarrollo sostenible y justo en el Sur Global. «Pero excluir a algunos países socava el propósito de lenacapavir de prevenir nuevas infecciones. Desde una perspectiva ética y de salud pública, no tiene sentido».
Según el Acuerdo sobre los Aspectos de los Derechos de Propiedad Intelectual relacionados con el Comercio de la Organización Mundial del Comercio, (ADPIC) los fabricantes de genéricos tienen prohibido exportar ingredientes farmacéuticos o medicamentos terminados a países sin licencias para producirlos. No se contemplan excepciones para los países que emiten licencias obligatorias y eluden las normas del Acuerdo ADPIC dentro de sus fronteras en beneficio de la salud pública.
Por lo tanto, los países excluidos de los acuerdos de licencia voluntaria de Gilead deben comprar lenacapavir de marca al precio regular, que es más alto, o indicar a las personas con VIH que esperen hasta que expiren las patentes de Gilead. Se suponía que esto comenzaría en 2034, pero se espera que Gilead utilice una práctica conocida como «perennización de patentes» (extensión de la exclusividad basada en modificaciones menores del medicamento) para prolongar su control sobre los precios en países de ingresos altos y medios hasta al menos 2041, lo que retrasará aún más la llegada de genéricos asequibles al mercado.
Las licencias selectivas crean “una escasez artificial de opciones asequibles”, afirmó Chetali Rao, biotecnóloga y abogada de propiedad intelectual de TWN, y añadió: “Hay muchos fabricantes que pueden suministrar genéricos a estos países”. Rao calificó las prohibiciones de Gilead como “una medida muy agresiva”.
El régimen de licencias de Gilead limita el acceso a un tratamiento innovador que solo requiere dos inyecciones anuales. El anterior medicamento de PrEP de la compañía, la píldora Truvada, mostró en las pruebas solo hasta un 75% de eficacia. Las píldoras Descovy han demostrado una eficacia de aproximadamente el 99%, pero no han sido aprobadas por la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) para mujeres cisgénero. El cabotegravir de GlaxoSmithKlines, comercializado como Apretude y Vocabria, ofrece una protección similar a la del lenacapavir, pero requiere inyecciones bimensuales. Otra opción, el anillo vaginal de dapivirina, requiere reemplazo mensual y puede dejar a las personas vulnerables a la violencia de pareja. (Un estudio sobre la capacidad de acción de las mujeres en el uso de la PrEP en el África subsahariana mostró que cuando la actividad sexual está estigmatizada, el descubrimiento de un anillo puede impulsar a las parejas a quitárselo y destruirlo, y a infligir daño físico).
Los expertos humanitarios consideran que el lenacapavir podría ser un punto de inflexión para las comunidades marginadas y criminalizadas, incluyendo a las personas LGBTQI+ y a las trabajadoras sexuales. Médicos Sin Fronteras informa que el fármaco de Gilead puede ser especialmente innovador en contextos humanitarios «donde la flexibilidad y la discreción son esenciales», con menos visitas médicas y una menor dependencia del almacenamiento en cadena de frío.
El año pasado, el número de personas que murieron a causa del SIDA alcanzó su nivel más bajo desde mediados de la década de 1980, y la esperanza de vida de las personas con VIH ha aumentado con el paso de las décadas. Sin embargo, los expertos temen un resurgimiento del VIH/SIDA y un regreso a «los días oscuros de la epidemia». Incluso en los países con licencia para producir lenacapavir genérico, la dependencia de subsidios filantrópicos deja en incertidumbre la sostenibilidad de la producción del fármaco. Los programas y clínicas profilácticas globales se vieron diezmados por el desmantelamiento, por parte de la administración Trump, de los programas de USAID que financiaban casi el 90% de los programas globales de PrEP. Un informe de Médicos por los Derechos Humanos detalla la magnitud del daño, que obliga a los programas globales a operar de forma fragmentada y precaria, obligando a los pacientes a racionar las pastillas de PrEP.
La decisión de Gilead de prohibir a los fabricantes de genéricos exportar el medicamento a países fuera de la lista de países con licencia ha generado acusaciones de que la compañía contraviene el espíritu y la letra de la Declaración de Doha de 2001 sobre los ADPIC y la salud pública. Esta enmienda crucial afirma el derecho de los países al «acceso universal a los medicamentos», de conformidad con el Artículo 31 de las leyes de propiedad intelectual de la OMC, que protegen el derecho soberano de los países a invalidar patentes y emitir licencias obligatorias ante emergencias de salud pública.
«La avaricia de Gilead relegará a las comunidades de todo el mundo a una prevención del VIH inferior».
La Iniciativa de Health Justice Initiative y otras organizaciones de defensa de la salud pública exigen que el lenacapavir se incluya en el Fondo de Patentes de Medicamentos respaldado por las Naciones Unidas, lo que facilitaría el acceso a la producción de genéricos mediante licencias públicas no exclusivas y transferencias de tecnología.
Sin embargo, la política actual de Estados Unidos y otros importantes países productores de productos farmacéuticos se alinea más estrechamente con las tácticas agresivas del sector privado que restringen el acceso a medicamentos vitales. Los países están bajo una creciente presión de Estados Unidos para reformar aún más las leyes de propiedad intelectual a favor del sector privado. Las recientes sentencias en Brasil y Colombia que anulan las patentes privadas han provocado la previsible ira de la Oficina del Representante Comercial de Estados Unidos.
Gilead no respondió a la solicitud de comentarios de Truthdig sobre la ampliación del acceso a países actualmente excluidos de la lista de licencias voluntarias, del Fondo de Patentes de Medicamentos y de la Declaración de Doha.
Mientras tanto, los nuevos tratamientos han hecho posible lo antes inimaginable. ONUSIDA estima que el sida como epidemia podría erradicarse para 2030, pero solo si los gobiernos priorizan la salud pública sobre el lucro privado.
“La avaricia de Gilead relegará a las comunidades de todo el mundo a una prevención del VIH inferior”, declaró Asia Russell, de Health GAP. “Prolongará innecesariamente esta pandemia”.
Noblejas volverá a acoger la entrega de la III edición de los Premios de la Asociación por un Acceso Justo al Medicamento (AAJM) que este año ha otorgado al especialista en farmacia hospitalaria Francesc Puigventós, al Colegio Oficial de Médicos de Toledo, a la Confederación Salud Mental España, a la periodista Sara Plaza Casares y a la organización internacional Salud y Fármacos.
El jurado de los III Premios AAJM, formado por toda la junta directiva de la asociación que preside la Dra. Soledad Cabezón, ha otorgado un reconocimiento especial al escritor y director de cine Roberto Santiago, por su labor de difusión de las prácticas y abusos de la industria farmacéutica.
El número 41 de la revista ACCESO JUSTO AL MEDICAMENTO, https://accesojustomedicamento.org/revista- de-aajm/ ya está disponible. La investigación y fabricación pública de medicamentos es el hilo conductor de varias de las aportaciones destacadas de este número, empezando por la portada dedicada al caso de Cuba, ya que, desde allí, a pesar de las penurias impuestas por el bloqueo de los EE.UU., están demostrando ser el ejemplo de lo posible. No podía faltar, en este número, un recuerdo cariñoso a nuestro amigo y compañero Jesús Martino Sánchez Martínez, uno de los artífices de esta revista, que falleció el pasado mes de julio. El editorial de María Julia Bertomeu, del Conicet – Universidad de Buenos Aires y miembro de la Comisión Editorial de la rAJM, toma como punto de arranque un artículo de Juan Gérvas y Mercedes Pérez Farnández, del Equipo CESCA, en el que denuncian la política colonial de Israel basada en primum nocere (lo primero, dañar), que María Julia lleva al terreno de la inanición deliberada y de cómo de forma sistemática se utiliza el hambre, junto a las bombas, como arma de destrucción masiva, añadiendo que la destrucción de los bancos de semillas es un ecocidio que se suma al genocidio. Lugar destacado ente los originales merece una amplio resumen de los tratado, durante todo el mes de septiembre (digital y presencialmente) en el 58 SIAP -Seminario de Innovación en Atemción Primaria de Salud- (coordinado por el Equipo CESCA), en el que más 200 profesionales sanitaros han debatido y establecido pautas de trabajo en a la relación de las industrias con profesionales y pacientes que sobrepasa en muchos casos los límites prudentes y se convierten en un problema al poner las industrias el afán de lucro por encima del interés de la salud. Por otra parte, Javier Sáchez Caro, vocal de la Junta Directiva de la AAJM y presidente del Comité de Bioética de Castilla-La Mancha, reflexiona sobre el acceso a los medicamentos, la igualdad y derecho a la vida a propósito del caso “raxone”. Asimimo Antonio Pujol de Castro, médico residente, vocal de la Comisión Nacional de la Especialidad de Medicina Preventiva y Salud Pública y vocal de la Junta Directiva de la AAJM, nos ofrece una crónica de su participación en las Jornadas Formativas del Consejo Estatal de Estudiantes de Medicina (CEEM), en la mesa sobre la situación actual de los psicofármacos en España. En otras fuentes, el Nº 41 de la rAJM, parte del hecho, recogido como tema destacado en la portada, recogido en Jacobin Rewiev por Michael Channan, profesor emérito de cine y vídeo de Universidad de Roehampton, Londres, que nos comenta la película “El sueño de Teresita: La batalla de Cuba contra el Alzheimer”, que relata y describe las investigaciones realizadas por la Dra. Teresita Rodríguez Obaya sobre el tratamiento para la demencia de Alzheimer. Cuba, de nuevo, a través de la investigación y fabricación pública de medicamentos, demuestra como ya lo hizo con el desarrollo de la vacuna Soberana para COVID -19, su capacidad solidaria con los países de bajos y medianos ingresos. También, esta especial revista de prensa, el nº 41 de la rAJM, agrupa los siguiente trabajos: el de Marion Courtassol, en Le Nouveau paradigm, sobre la explosión de los precios de los medicamentos como amenaza al acceso a los cuidados; el de David Franco en Peoples Dispatch, donde explica la necesidad de productos farmacéuticos públicos y pone como ejemplo Statens Serum Institut (Dinamarca) que combina investigación, fabricación y estrategia de salud pública bajo un mismo techo; la advertencia: igualmente formulada desde Peoples Dispatch, a propósito del acuerdo comercial entre India y Reino Unidos que, según los activistas, amenaza el acceso a los medicamentos. Finalmente, este nº 41, se hace eco del análisis Ellen’t Hoen, en Medicines Law&Policy, en torno a la reunión de los miembros de la OMS para finalizar el Instrumento de Acceso a Patógenos y Reparto de Beneficios, en la que la autora detecta “falta de compromisos firmes”.
Acceso al PDF del Nº 41 de la revista AJM, en: https://accesojustomedicamento.org/wp-
Conicet – Universidad de Buenos Aires. Miembro de la Comisión Editorial de la rAJM.
En un artículo breve inteligentemente bautizado como “Primum nocere”, Juan Gérvas y Mercedes Pérez Fernández (del Equipo CESCA de Madrid) denunciaron de manera contundente que: “La política colonial de Israel se asienta en el primum nocere (lo primero, dañar)”…. “Israel incumple sus obligaciones como potencia colonial y provoca inmensos daños a la población autóctona. No es que [sólo] robe tierras y recursos, es que además asesina, enferma, tortura y mutila causando un sufrimiento inmenso y en gran parte irreparable.” (https://www.sinpermiso.info/textos/primum-nocere)
Entre los daños que los autores indican, mencionan un ‘asedio medieval a Gaza’, a una población que no se rinde a pesar de no contar con murallas ni torres con centinelas. Hoy Palestina resiste el bloqueo del ingreso de comida y agua, además de productos sanitarios, repuestos y combustible. La población está muriendo de hambre, y estas privaciones se convierten en la estrategia de Israel y sus aliados (por activa o por pasiva) que intentan desplazar las históricas luchas del pueblo palestino por la liberación, y convertirlas en una lucha por la mera supervivencia. Se repite la estrategia de bombardear y asesinar, pero también la antigua y acostumbrada táctica de forzar a una población a rendirse por hambre, como titula Via Campesina un artículo de lectura indispensable.
El hambre es también una estrategia que se emplea como arma de destrucción masiva, asistida por mentiras e indiferencia ante quienes sufren y mueren. En mayo de 2018, el Consejo de Seguridad de la ONU emitió la Resolución 2417 aprobada por unanimidad, condenando la inanición deliberada de civiles como un crimen de guerra. En ese momento la ONU comprometía a todas las partes en conflicto a garantizar el acceso de los actores humanitarios, resolución que Israel incumple. Desde entonces y si bien los litigios han llegado a instancias judiciales internacionales, su práctica como método de conducir las hostilidades continúa siendo utilizada.
El hambre como táctica de dominación por desposesión
Sabemos que la estrategia es muy antigua y geopolíticamente identificable. Hay sobrados ejemplos históricos, entre ellos el de los habitantes pobres bengalíes que “pagaron las guerras imperiales con hambre e inanición, con la marcha fúnebre de campesinos, pescadores y artesanos bengalíes”. (Vandana Shiva, 2003, pp.16). La población civil palestina de hoy paga con su vida las nuevas guerras imperiales. Me interesa aquí analizar el tema del asalto final a los bancos de semillas, como estrategia de dominación por desposesión.
Vandana Shiva (la física, filósofa y escritora ecofeminista ghandiana) fundó en los 70 un banco de semillas de la India a través del proyecto “Navdanya” (nueve semillas, en hindi), destinado a preservar el patrimonio agrícola del país, bajo el lema que se popularizó: las semillas son nuestra madre y guardarlas es un acto político. Se trataba de un programa para salvar la diversidad en los campos de los agricultores y especialmente de agricultoras indias. (Mateu, Paula, (2024), (https://www.nationalgeographic.com.es/medio-ambiente/vandana-shiva-acto-politico-guardar-semillas_22875).
Israel acaba de destruir el último banco de semillas de Palestina. Vivimos un 2025 convulsionado por distintas crisis geopolíticas en las que las semillas se han convertido en trofeos de guerra. El 31 de julio de 2025 las fuerzas israelíes derribaron el último banco de semillas de Hebrón, una unidad de multiplicación de semillas del banco de la UAWD (Union of Agricultural Work Committees), que en mayo de 2024 el Parlamento israelí propuso declararla como organización terrorista. La destrucción fue un acto político de desposesión, ”en ese acto, no solo se destruyó un recinto, sino el último archivo vivo de la memoria agrícola y el patrimonio cultural palestinos, fruto de generaciones de conservación de semillas y de conocimiento ecológico”. (https://es.globalvoices.org/2025/08/28/israel-destruye-ultimo-banco-de-semillas sobreviviente-haciendose-eco-del-legado-colonial-de-borrado/).
En la Palestina ocupada, como consta en la denuncia internacional de la Unión de Comités de Trabajadores Agrícolas (UAWC), “La destrucción se llevó a cabo sin previo aviso y bajo protección militar, constituye un duro golpe para los esfuerzos palestinos por preservar la biodiversidad local y garantizar la soberanía alimentaria. Este ataque se produce en un contexto de recrudecimiento de la violencia de los colonos, acaparamiento de tierras y esfuerzos sistemáticos de la ocupación israelí para desmantelar los medios de supervivencia de las comunidades palestinas. La destrucción de un banco nacional de semillas es un acto de extinción, destinado a romper los vínculos generacionales entre los agricultores y sus tierras.” (https://sinmaiznohaypais.org/urgente-fuerzas-israelies-atacan-la-unidad-de-
Según la tesis clásica de Karl Polanyi, el hambre no es un problema incidental del capitalismo sino su la condición de posibilidad, entre otras cosas -y es ésta su principal tesis-, porque en la medida en que el desempleado no estuviera en peligro de sufrir inanición no habría aceptado enajenar su propia fuerza de trabajo. (Polanyi, Karl (2001), 222-223). En el caso de Palestina hoy -especialmente en Gaza y Cisjordania-, la salida no es la opción por el trabajo semi-esclavo para no morir de hambre, porque eso ya está garantizado en gran parte del mundo y especialmente ahora en Palestina; es hambrear primero para luego “alimentar y matar”, ofrecer comida a cambio de desplazamiento hacia el sur de Gaza, convertir al hambre en un arma tanto o más efectiva que las bombas. El robo del sustento de los agricultores palestinos mediante la estrategia de la guerra, se suma así al robo por parte de las grandes compañías que hoy reclaman semillas y plantas como “invenciones” suyas, como propiedad privada escoltada por patentes.
A modo de conclusión: La guerra de las semillas y las semillas de la guerra
Resulta curioso que en un mundo que mayoritariamente impone la defensa de la propiedad privada exclusiva y excluyente, como la popularizó el jurista británico dieciochesco William Blackstone; ambas partes de la disputa por la propiedad de las semillas consideran que la posesión de la otra parte debería considerarse “herencia común”. Las naciones del norte capitalista pugnan por un acceso libre a las redes de bancos de diversidad genética del sur, mientras el sur global brega por obtener, recíprocamente, un acceso abierto a las semillas de la industria del norte. En 1984 el Wall Street Journal bautizo la disputa como “la guerra de las semillas”. La cuestión en ese momento era si los países del Tercer Mundo debían pagar por las nuevas variedades de semillas desarrolladas por las empresas occidentales a partir de semillas obtenidas en el Tercer Mundo, (Kloppenburg (2004), First the Seed. The political economy of plant biothecnology, University of Wisconsin Press, p. 184 ss)
La concentración en la industria de las semillas tuvo impactos negativos en los derechos de los agricultores y en la agro-diversidad porque las empresas tienden a centrarse en un número reducido de variedades rentables y sujetas al régimen de patentes. Cuando esto ocurre, se pierden tanto las variedades en sí mismas como los conocimientos sobre cómo cultivarlas. (Peschard, K. and Renderia, S. (2020) ‘Keeping seeds in our hands’: the rise of seed activism”, The Journal of Peasant Studies, pp. 22 ss).
Pocos de los herederos del común denuncian hoy a Israel por el ecocidio, por la guerra como estrategia de dominación por desposesión de semillas , fuente de ingresos de las poblaciones palestinas y “patrimonio común de la humanidad”. Recordemos que en la Conferencia de Rio de 2002 en Johannesburg, incluso Monsanto celebró que las semillas fueran declaradas “patrimonio común”, aunque no han alzado la voz para reclamar la herencia robada por la guerra imperial de Israel y sus aliados. (Peschard, Renderia (2020), p. 6-7).
Concluyo con una cita tomada de Viacampesina (“La vos global de los campesinos que alimentan al mundo”) que no cesa de reclamar por la destrucción de las semillas de los pueblos como estrategia de guerra.
“El ataque a los bancos de semillas en zonas de conflicto —desde Palestina hasta Sudán y Ucrania— revela cómo el ecocidio opera como una estrategia global de dominación. Al destruir la base biológica de la soberanía alimentaria, actores poderosos garantizan que las poblaciones desplazadas y oprimidas sigan dependiendo permanentemente de sistemas alimentarios externos controlados por sus opresores”. (https://viacampesina.org/es/los-
Jesús Martino Sánchez Martínez (El Bonillo, Albacete, 1954, Prado del Caño, Bogarra, Albacete, 2025) ha fallecido después de una larga y penosa enfermedad.
Para la Asociación para un Acceso Justo a los medicamentos (AAJM) y para la revista AJM de cuya Comisión de Redacción formaba parte activa supone una dura y sensible pérdida.
La trayectoria vital de nuestro querido amigo Jesús es un buen ejemplo de una dedicación basada en conseguir la mejora de la calidad de vida de sus conciudadanos y asegurar un acceso justo, equitativo y universal a las prestaciones sanitarias.
Jesús realizó la licenciatura de Medicina en la Facultad de Medicina de Valencia en 1977, periodo durante el cual participó activamente en las luchas estudiantiles por la democracia y la libertad.
Posteriormente inició su formación MIR como médico especialista de Anestesia y Reanimación en el Hospital Virgen de la Arrixaca de Murcia. Finalizado el periodo de residencia inició su trabajo como, médico adjunto de Anestesiología y Reanimación en el Hospital de Yecla en 1982. En 1983 regresó su querida ciudad de origen, Albacete y a partir de enero de 1984 asumió la responsabilidad de la dirección del Centro de Especialidades de Albacete.
Su compromiso con el sistema sanitario público y su implicación directa en el camino que dio lugar a la Ley General de Sanidad y al SNS fue el eje de su actividad y trabajo.
En 1986 y tras un proceso de selección pública fue nombrado por el INSALUD, director gerente del Hospital General de Albacete donde llevó a término el proceso de reforma, ampliación, y desarrollo de las actividades de las especialidades conformando las bases para un nuevo hospital, dirigido y dedicado a las y los ciudadanos de Albacete.
A continuación, asumirá la Dirección Gerencia del Hospital de Ávila y de su Área de Atención Especializada durante el periodo 1992 a 1995.
Con el traspaso de las competencias sanitarias a la Comunidad de Castilla-La Mancha, en enero de 2002, será nombrado director gerente del Hospital General de Albacete por el SESCAM. En esta nueva etapa que se extendió hasta 2011 se consolida el Complejo Hospitalario y Universitario de Albacete (CHUA) con la incorporación del Hospital Perpetuo Socorro y, posteriormente, en 2007, se crea el Área Funcional de Gestión de Albacete con la apertura de los hospitales comárcales de Almansa y Villarrobledo unificando la atención especializada en toda el área.
Se inicióel programa de trasplantes, poniendo en marcha especialidades e incorporando nuevas tecnologías para facilitar el acceso de las y los ciudadanos de Albacete al mejor diagnóstico y tratamiento posible.
Finalmente, en la última etapa de su actividad existencial, reinició el ejercicio de su especialidad de Anestesia, con la atención directa a los pacientes.
En 2016 Jesús participó de una forma activa e ilusionada en la creación de la Asociación para un Acceso Justo al Medicamento. Pensaba que era necesario introducir reflexiones e ideas en los profesionales sanitarios y en la ciudadanía, destinadas a comprender el papel del coste de los medicamentos en el acceso de los ciudadanos a los tratamientos adecuados. Así, dentro de la Junta Directiva de la AAJM promovió y desarrolló activamente, seminarios y conferencias. Su papel en la organización de vídeo conferencias, donde expertos y profesionales desarrollaban temas de singular interés fue sin duda clave. La página web de la Asociación fue uno de sus esfuerzos y hoy su contenido y formato deben a Jesús, junto con Gerardo Colas, la imagen de la AAJM.
Pero también su impulso y apoyo en la publicación de la revista AJM fue fundamental. Desde la Comisión de Redacción estuvo siempre aportando ideas y sugerencias, además de nuevo, incluyendo a la revista en la página web.
Para los miembros que componemos la Comisión de Redacción, su presencia nos garantizaba un análisis riguroso y prudente de las diferentes iniciativas que nos planteábamos. Su compromiso con los objetivos de la revista fue siempre indiscutible. Consideraba que ésta era un instrumento, una herramienta para plantear a los ciudadanos la necesidad de un nuevo modelo de patentes y precios que garantizase a todos los y las ciudadanas el tratamiento adecuado que permitiera la recuperación de su salud. También era profundamente consciente que la evolución de los sistemas sanitarios depende de un enfoque decidido hacia una gestión sanitaria pública. Este planteamiento en el campo de los medicamentos y vacunas necesarios para recuperar y mantener la salud era claro y rotundo. Es imprescindible, como él veía de manera aguda, que el precio de los medicamentos y vacunas esté relacionado directamente con los costes de investigación y producción y no con los enormes beneficios de las empresas farmacéuticas.
Para los miembros de la Comisión de Redacción, la figura de Jesús permanecerá con nosotros como un ejemplo claro a seguir. Su compromiso para conseguir, con la aplicación de valores como la solidaridad y la fraternidad, una sociedad más justa donde la igualdad de todos los seres humanos para el acceso a la atención y cuidados sanitarios esté garantizada. Continuar el camino que Jesús Martino inició en nuestra revista seguirá siendo nuestro objetivo final.
Los Seminarios de Innovación en Atención Primaria de Salud (SIAP), coordinados por el Equipo CESCA, se celebran desde febrero de 2005 principalmente en España (Madrid, Barcelona, Bilbao, Granada, Lleida, Maó, Murcia, Oviedo, Toledo, Valencia y Zaragoza), pero también en otras ciudades del mundo como Buenos Aires, Cusco, Florianópolis, Lima, Lisboa, Oporto, Oxford, Quito, Río de Janeiro y Santiago de Chile.
Lo que se pretende es generar conocimiento colectivo. Un buen resumen es este, del comité organizador de SIAP Valencia 2019: “Los SIAP son encuentros multiprofesionales, que facilitan la participación y aprendizaje tanto a distancia como presencial, con el objetivo de mejorar el trabajo relacionado con la sanidad y en especial la Atención Primaria. Los contenidos son siempre competencias y aspectos del día a día que muchas veces pasamos por alto, sin demasiada reflexión y con poca profundidad, y que, aunque no se encuentran fácilmente en libros y en artículos científicos, resultan trascendentales para una buena calidad en el ejercicio de nuestras profesiones”.
Los SIAP son una propuesta abierta y gratuita, «libres de humos industriales», con el único requisito de inscribirse y de participar en el proceso de reflexión y diálogo virtual previo. En el SIAP número 58, en septiembre de 2025 la fase virtual (correo electrónico) se inició el 1 de septiembre, y la reunión presencial de ponencias y debate se celebró los días 26 y 27 de septiembre, en la sede de la Organización Médica Colegial (en Madrid) que cedió gratuitamente sus instalaciones. Los participantes han sido, básicamente profesionales sanitarios (200 de 215), y en profesiones, sobre todo médicos y residentes de medicina de familia (120 y 30, respectivamente).
Entre los objetivos del SIAP sobre «Industrias sanitarias, profesionales y pacientes. Cómo evitar una relación con frecuencia tóxica (corrupta)». El propósito principal ha sido generar conocimiento práctico sobre cómo lograr una relación prudente entre profesionales sanitarios (y sus sociedades), pacientes (y sus asociaciones) y las industrias (básicamente de medicamentos, pero también las de tecnología, productos sanitarios, alimentarias y otras). La segunda finalidad ha consistido en llevar a cabo el análisis de la situación actual, la elaboración de propuestas de mejoras, la comparación internacional y el estudio de posibles líneas de investigación. La cuestión es que la relación de las industrias con profesionales y pacientes sobrepasa en muchos casos los límites prudentes y las industrias se convierten en un problema al poner el afán de lucro por encima del interés de la salud.
Seguidamente ofrecemos una parte destacada del contenido.
Profesionales e industrias. El sistema sanitario sirve a pacientes y poblaciones, ¿o viceversa? (1)
A.- Introducción
B.- El problema (1 visión general, 2 visión cercana)
C.- Las consecuencias (1 en general, 2 en concreto)
D.- Las causas (1 de fondo, 2 de forma)
E.- Las soluciones (1 en grande, 2 en pequeño)
Conclusión
A.- Introducción
Algunos sociólogos de la salud, en París, en mayo de 1968, definieron que “los pacientes son el combustible del sistema sanitario”, terrible afirmación que se cumple muchas veces, lamentablemente.
Dicho de otra forma, es algo existencial: “Ser o no ser, ésa es la cuestión. ¿Cuál es más digna acción del sistema sanitario, servir a pacientes y poblaciones o servirse de pacientes y poblaciones?”.
Parece que la respuesta es sencilla, “servir a pacientes y poblaciones” pero los hechos dan lugar a dudas.
B.- El problema (2)
1.- La visión general
En España, en 2022 el gasto sanitario público total ascendió a 92.072 millones de euros. De esta cantidad, 22.015 millones se gastaron en medicamentos. Es decir, el gasto en medicamentos supuso un 24% sobre el gasto sanitario público total, lo que supone el doble de lo prudente.
El exceso, unos diez mil millones de euros, implica beneficios legales pero ilegítimos para los accionistas de las empresas y los directivos de las mismas. El problema es que se produce un abuso sistemático de posición dominante, exigiendo las empresas precios mucho más altos de lo que serían necesarios para financiar la investigación que realizan (hasta siete veces más).
Por ejemplo, lenacapavir para el VIH cuesta unos 100 euros el tratamiento anual, pero se vende a 20.000, en un indecente ejercicio de “la bolsa o la vida” (que llega a ser en algunos casos “la bolsa y la vida”, por superar los daños de los medicamentos a sus beneficios).
Parte de ese gasto en exceso se emplea en acciones de cabildeo (lobby), marketing, promoción, formación continuada de profesionales, elaboración de guías clínicas, seminarios de pensamiento estratégico para Consejerías, Ministerios y parlamentarios, patrocinio de asociaciones científicas de profesionales, y de pacientes, etc.
De esta forma se controla el sistema pues se influye sobre las líneas de investigación, la aprobación, financiación, precios, y prescripción de medicamentos, y sobre la orientación, prioridades y leyes de los gobiernos regionales, nacionales, europeos y globales.
En España, el crecimiento continuado del gasto en medicamentos, siempre superior al crecimiento del Producto Interior Bruto, es un desafío fundamental para la sostenibilidad del Sistema Nacional de Salud (SNS) y amenaza la equidad y la accesibilidad a los medicamentos necesarios.
2.- La visión cercana
En España, de cada 10 ciudadanos, tres toman algún psicofármaco, tres un omeprazol, y dos un medicamento para el colesterol. En cierta forma, la medicación se emplea como “bálsamo social” pues, por ejemplo, los opiáceos se prescriben con mayor frecuencia a personas con rentas bajas.
Entre los mayores de 70 años, la mitad toma cinco medicamentos o más. La mitad (generalmente una mujer) recibe algún psicofármaco cada año. En esta franja de edad, una de cada cuatro personas toma un fármaco para la depresión, también una de cada cuatro toma un medicamento para dormir, y una de cada 10 un neuroléptico.
Las actividades de propaganda (marketing) de la industria farmacéutica superan en gasto al de investigación y desarrollo, y logran su objetivo de consumo excesivo e innecesario de medicamentos. Al tiempo hay necesidades sin cubrir en algunos campos concretos en los países enriquecidos y en casi todos los campos en los países empobrecidos.
C.- Las consecuencias
1.- En lo general
El exceso de gasto farmacéutico (ya citado, más de 10.000 millones de euros anuales) implica el uso innecesario e irracional de medicamentos sin beneficios. De hecho, se puede decir que “los medicamentos acaparan el presupuesto y gobiernan el sistema sanitario”.
El entramado que logra tal exceso de gasto corrompe al sistema sanitario de pies a cabeza y genera un caldo de cultivo en que cabe normalizar toda conducta reprobable, desde el aceptar sobornos por las industrias al incumplimiento de horarios pasando por la manipulación de listas de espera (que se palian con “peonadas”, a base de trabajo extra).
Finalmente, la corrupción impune alcanza a toda la sociedad, especialmente manipulada a través de los medios de comunicación.
El concepto de “factor de riesgo”, que es asociación estadística, se transforma en factor causal y, puesto que vivir es factor de riesgo para morir, toda adversidad, desasosiego y malestar se transforma en enfermedad (se llega a inventar enfermedades y sociedades científicas profesionales ad hoc que definen salud mediante cifras y normas a conveniencia, la biometría) y se exige un medicamento para cada molestia, con la idea de que hay una solución simple para problemas complejos. Por consecuencia se expropia la salud, se individualiza la respuesta y se incrementa la visión biológica de la existencia, una triada que favorece la percepción capitalista de que no existe la sociedad, sólo individuos.
En cierta forma la enfermedad se “independiza” y adquiere existencia propia, lo que permite la uniformación bien demostrada en protocolos y guías clínicas. Ello refleja una visión realista comercial que predomina sobre la empirista clínica del “no hay enfermedades sino enfermos.
Además, el dinero del despilfarro del exceso de gasto farmacéutico podría servir para mejorar la Salud Pública, la Atención Primaria, la atención en Salud Mental, las condiciones de trabajo de los profesionales, los tiempos de espera y de atención, así como para consolidar los centros públicos de investigación (no solo en intervenciones farmacológicas) y generar alternativas públicas para la fabricación y desarrollo de medicamentos innovadores y medicamentos esenciales.
2.- En lo concreto
En España, entre el 15 y el 20% de las visitas a servicios de urgencias son atribuibles a efectos adversos de medicamentos cuya prescripción tendría que haber sido evitada en dos terceras partes de los casos.
De los más de 5 millones de ingresos hospitalarios anuales en España, entre 500.000 y 800.000 son atribuibles a dichos efectos adversos.
Uno de cada cinco pacientes hospitalizados sufre un efecto adverso potencialmente grave. El número anual de muertes en hospital atribuibles a efectos adversos es como mínimo de 16.000.
De los 60.000 casos anuales de fractura de fémur, 15.000 son atribuibles a medicamentos (la mayoría de ellos innecesarios o contraindicados en quienes los recibían). Una proporción significativa de los casos de neumonía, cáncer, infarto de miocardio, ictus, insuficiencia cardíaca, fibrilación auricular, insuficiencia renal, diabetes, deterioro cognitivo y demencia son atribuibles a efectos adversos de medicamentos (a los que muchas veces se responde incrementando la dosis, o con otro medicamento).
Centenares de miles de personas ─quizá un millón en España─ han sufrido alteraciones de su sexualidad causadas por fármacos. No sabemos cuántos casos de violencia, agresión y suicidio son atribuibles a los fármacos antidepresivos ISRS(3) y otros. Además, en general no se comentan con el paciente los efectos adversos posibles por lo que no hay consentimiento informado.
Demasiado a menudo el origen farmacológico de la enfermedad es desconocido por el médico, escasamente concienciado para sospecharlo, evaluarlo y corregirlo(4).
Así, por ejemplo, la inhibición de la sexualidad por antidepresivos (PSSD, disfunción sexual post-ISRS) lleva muchas veces a etiquetar al paciente de deprimido, delirante o inestable, e incluso se le silencia o ridiculiza y, para colmo, a veces se le receta más medicación, agravando así el problema e incrementando sus consecuencias.
D.- Las causas
1.- De fondo
La Organización Mundial de la Salud (OMS) definió la salud como un estado de completo bienestar físico, mental y social, un imposible que es impensable si no es en los instantes que dura un orgasmo, como bien señaló Petr Skrabanek.
La OMS propuso una salud perfecta y completa, y el sistema sanitario y sus profesionales se arrogan el poder de conseguirla, por más que sólo el 10% de la salud dependa de dicho sistema.
Se produce, así, una “paradoja de la salud”, y a mayor salud mayor insatisfacción con misma pues la sociedad y sus individuos aspiran a la juventud eterna, a un estado de completo bienestar físico, mental y social. Es decir, se incentiva el consumo de “salud” como un bien que justifica todo, desde la prevención sin límites al uso de medicamentos idem. Se aspira a vivir mucho y bien, a evitar todo mal, aunque sea a costa de vivir obsesionados y sin disfrutar del día a día, “consumiendo salud” en forma de medicamentos (también vacunas), higienismo, alimentación “sana”, cursos de autoayuda, etc. Por consecuencia se medicalizan, y “medicamentizan” todas las facetas vitales, desde el embarazo a la muerte, la crianza, la etapa escolar, la adolescencia, la alimentación, la menopausia, la salud mental, la salud sexual, el deporte, etc.
Hay una colusión de intereses entre la sociedad, el sistema sanitario, la academia y sus profesionales, medios de comunicación y periodistas y los “vendedores” de remedios (todas las industrias sanitarias) que legitima acciones incluso corruptas y dañinas, como “la promoción de enfermedades” y la invención de las mismas (como sostenían los estudiantes de medicina de Farmacríticxs acerca de la industria farmacéutica: “estamos produciendo medicamentos para enfermedades que inventaremos”).
Así, la combinación de nuevos medicamentos de alto coste, una demanda creciente y un sistema de regulación insuficiente basado en un modelo de patentes abusivo, lleva a un aumento incontrolable del gasto farmacéutico.
2.- De forma
En el campo sanitario, con la excusa de favorecer innovación e investigación se ha implantado un sistema de patentes que permite la manipulación del mercado, incrementa las ganancias y, de hecho, limita la innovación y la investigación. Además, transfiere derechos públicos a entes privados de forma que la investigación mayoritariamente pública termina en manos de empresas con ánimo de lucro. Por consecuencia, respecto a medicamentos, se mantienen precios artificiales aprovechando el monopolio que justifica cada patente.
Las patentes extienden dicho monopolio a veinte años cuando los gastos de investigación se cubren en apenas dos.
Además, en torno a las patentes se crea todo un mundo de «patent thickets», «evergreening» y «product hopping» para mantenerlas artificialmente. Buen ejemplo es Teva, empresa israelí con una larga historia de condenas judiciales y multas incluyendo 462,6 millones de euros de multa de la Unión Europea en 2024 por abuso de posición dominante al ampliar artificialmente la protección de la patente de Copaxone (glatiramero, para la esclerosis en placa) y difundir sistemáticamente información engañosa sobre un producto competidor para obstaculizar su entrada en el mercado.
Todo el personal sanitario relacionado con medicamentos es humano, y por tanto sensible a halagos y prebendas, a la “captura”, desde la ministra de Sanidad y las correspondientes Consejerías al jefe de servicio en un gran hospital docente pasando por la auxiliar de farmacia de un pueblo.
Aprovechando la mezcla de ignorancia y arrogancia frecuente en el sistema sanitario, en todos los niveles y profesionales, es fácil introducir dicho mecanismo perverso, “la captura” de instituciones y personas, que lleva a normalizar el uso irracional de medicamentos.
La captura va desde la más básica de la determinación de necesidades en investigación, al uso final por el paciente, que exige y percibe la intervención sanitaria como siempre beneficiosa y sin ningún riesgo (“eficaz y segura”), o todo ello se dulcifica. Por ejemplo, en la prensa científica y general se magnifica el efecto de nuevos medicamentos para el Alzehimer (donanemab y lecanemab) al tiempo que se comparan con medicamentos para el cáncer (“también muy costosos, poco eficaces y con importantes efectos adversos, pero que se utilizan”) como si hacerlo mal en un caso lo justificase en otro.
La captura afecta al citado Ministerio de Sanidad (y de Hacienda, y otros) y a toda la cadena que acaba en los mencionados efectos adversos, que en muchos casos no se declaran ni por profesionales ni por pacientes (la captura “ciega” casi físicamente hasta llegar a negar la realidad evidente y dolorosa).
E.- Las soluciones
1.- En grande
Como consideró Immanuel Kant, hasta en una aldea de demonios se podría configurar un orden social con leyes vinculantes para todos, siempre que los demonios tuvieran entendimiento (lo que les caracteriza es la falta de valores). Es el “egoismo inteligente” que apoya la existencia de un sistema sanitario público de cobertura universal que mejora la salud de ricos y pobres y actúa como determinante social de la salud, además de favorecer la convivencia y la paz ciudadanas y ser la mejor expresión de la solidaridad humana. Incluso en el caso de que solamente consideremos el interés personal, nos convendría más un sistema sanitario público de cobertura universal que el modelo capitalista de sistema sanitario privado de cobertura según primas.
Lamentablemente, las corporaciones y entes capitalistas que gobiernan el mercado, fondos de inversión y similares, son demonios sin entendimiento, monstruos avariciosos que se alimentan insaciablemente de dinero, aunque sea a costa de destruir la sociedad y el mundo que hace vivible la vida. Hablan de “afán de lucro” pero es avaricia, un pozo sin fondo que agota a la persona en un esfuerzo sin fin para satisfacer la necesidad sin alcanzar nunca la satisfacción, que definió Erich Fromm.
Hay, pues, hay que controlar el afán de lucro de las empresas y corporaciones apelando a su responsabilidad social, al presente y al futuro, e imponiendo un sistema fiscal justo. El precio de los medicamentos se debería ajustar por el precio de coste (no por la capacidad de pagar por ellos). Y el acúmulo de riqueza sólo tiene sentido si produce bienestar grupal mediante la redistribución de esta.
Es imperativa también la reforma del sistema de patentes, que se ha logrado parcialmente en algunos casos sangrantes como, por ejemplo, respecto a los medicamentos para el VIH en Brasil, India y Sudáfrica. En general, lo que ha sido generado con dinero público debería revertir razonablemente en lo público, por lo que se precisa un sistema que regule no sólo el acceso a los medicamentos sino el complejo campo de relación entre investigación privada y pública.
Regulación que debería ir de la mano de la transparencia, elemento fundamental y critico a incrementar en todos los eslabones del medicamento, desde que nace hasta su dispensación y consumo y muy especialmente en los pasos intermedios relativos a su financiación y precio.
Por otra parte, cuando constatamos que el sistema sanitario, a través del uso incorrecto de medicamentos, es un importante generador de enfermedad, incapacidad y muerte, la prioridad en este campo debería ser promover la prescripción saludable: retirar los medicamentos ineficaces y los innecesarios para el paciente, evitar las dosis elevadas y las duraciones excesivas, ajustar los tratamientos existentes y en general evitar la prescripción “por reflejo”. Es clave, también, desarrollar investigación sobre la efectividad (en el terreno) de los medicamentos de reciente introducción.
En la generación de conocimiento y su difusión conviene “volver a juntar lo político y lo científico en una misma conversación pública” que reclama Bruno Latour. Esto exige instituciones científicas que rindan cuentas, que se abran a la crítica plural y que sean capaces de mantener su independencia tanto frente al mercado como a la manipulación ideológica populista.
Es el enfoque Bio-Tecno-Sanitario Constructivo-Complejo que replantea el desarrollo biomédico como un proceso socialmente negociado. Este modelo promueve la deliberación democrática de los intereses en conflicto, evitando que la innovación esté impulsada únicamente por visiones tecnocráticas o corporativas. Se aboga por incorporar múltiples perspectivas —ciudadanía, pacientes, profesionales, empresas, gestores, políticos— a través de espacios deliberativos reales.
Las experiencias de diálogo generativo, o de magma creativo, se producen porque muchos individuos libres ponen el foco colegiadamente en un tema común y no en sí mismos. Ello genera consensos duraderos.
2.- En lo pequeño
El Servicio Nacional de Salud debería proveerse de un mecanismo de compra centralizada de medicamentos de gran uso, y envasado en “blanco” para la distribución directa a los pacientes. Tuvo especial relevancia la financiación selectiva de medicamentos tras conocer los mejores precios posibles (mal denominadas subastas andaluzas).
Se precisa una industria pública de medicamentos genéricos (sin marca comercial), que evite tanto el desabastecimiento habitual de “medicamentos de bajo interés comercial” como la manipulación del mercado incluso por las propias empresas de medicamentos de genéricos (en España cuestan, en promedio, el doble que en Suecia). De hecho, en la actualidad los genéricos son tan caros y los precios tan alejados de lo que cuestan, que poco tienen que envidiar, en cuanto a rentabilidad, a los de marca, teniendo en cuenta que aquellos no han gastado dinero en investigación. Por ejemplo, la memantina, 20 mg envase de 56 comprimidos, se vende a unos 144 euros en España, cuando en el Reino Unido se vende a unos 42.
La investigación de campo y la formación sanitaria (en medicina, enfermería, farmacia, nutrición, psicología, etc) deben ser independientes de las industrias hasta lograr el cambio exigido por la deontología y la profesionalidad de rechazar toda injerencia en las mismas.
Así, por ejemplo, los ensayos clínicos tienen que pasar de “elegancia interna e irrelevancia externa”, como bien los criticó Bárbara Starfield, a justo lo contrario.
En otro ejemplo, la pregunta pertinente no es “¿Por qué no recibes a los representantes”? sino viceversa.
Más: las frecuentes “unidades” (dolor, menopausia, cefalea, insuficiencia cardíaca, osteoporosis, etc) habría que analizarlas una a una, y en su mayoría cerrarlas pues son en realidad despachos de empleados de las industrias farmacéuticas que introducen medicamentos no justificados “en cascada” hasta la atención primaria.
Por supuesto, las industrias pueden participar en dicha investigación y formación, pero por mecanismo interpuesto que evite el contacto directo y los “conflictos de interés”. Los responsables de administraciones públicas deberían releer y aplicar los artículos 77 y 83 del Texto Refundido de la Ley de Garantías y Uso Racional del Medicamento, para potenciar las estructuras públicas que deben garantizar esa formación postgrado sobre medicamentos y productos sanitarios a los profesionales sanitarios. ¡Ay, la disposición adicional sexta! ¿Hasta cuándo se va a mantener la formación continuada con fondos de aportaciones por volúmenes de venta?
Hay estructuras permanentes y órganos de participación en los servicios de salud en las Comunidades Autónomas en las que participan profesionales de diferentes ámbitos y que son fundamentales para mantener y difundir el conocimiento científico crítico del Servicio Nacional de Salud (SNS) y que lo pueden hacer en “servicio de proximidad”. Es necesario potenciar la intervención en docencia e información independiente, de forma cercana y a pie de los servicios y de los centros de salud, con los profesionales que ya tenemos, para reforzarlos con recursos del presupuesto de salud y sobre todo con una gestión y dirección con objetivos y estrategias claras, que tenga también en cuenta la difusión de conocimientos y cultura a la población.
Hay que idear e implantar sistemas de evaluación, “carrera” profesional y oposición-concurso en los que el peso de las actividades patrocinadas por las industrias (publicaciones, conferencias, ponencias en congresos, ensayos clínicos, etc) no cuente, y en todo caso no sea determinante, en que lo clave sea el buen trabajo clínico y la investigación independientes. Es decir, que ser jefe de servicio no implique el convertirse en empleado de las industrias.
Conviene “ocupar los espacios” en el sentido de participación democrática. Por ejemplo, concurriendo y participando a las elecciones en instituciones tipo Colegios de Médicos, sociedades y academias científicas, etc de forma que se evite la situación actual en que dichas instituciones llegan a legitimar lo comercial.
En todo caso, convendría la transparencia absoluta y, por aquello de que lo pequeño es hermoso, por ejemplo, poner un cartel en el despacho cerrado que diga algo del estilo de: «El Dr. VVVV está ausente los días del SSSS al RRRR por asistir al Congreso de XXXX, en la ciudad de CCCC. La inscripción, NNNN euros, el viaje HHHH euros, el alojamiento y manutención WWW euros y una bolsa de HHHH euros, los cubre la industria ZZZZ, con interés en la enfermedad JJJJ. El tiempo de ausencia lo paga el sistema sanitario público (usted con sus impuestos y peor atención, y sus compañeros que le suplen)».
Se trata de lograr el cambio profesional que vea como corrupción la reprobable seducción de la asistencia a congresos, la participación en la elaboración de “guías de práctica clínica” y “consensos” patrocinados, el trabajo en “cátedras de patrocinio” y otras actividades básicamente de propaganda de las industrias.
Convendría la difusión del ejemplo de actos y organizaciones que ofrecen espacios de debate y logran brindar excelente formación independiente de las industrias, como La Capçalera, la Asociación Española de Neuropsiquiatría, Osatzen (sociedad vasca de medicina de familia), NoGracias, NUPENS (grupo de investigación sobre nutrición en Sao Paulo), la experiencia de la reforma de la atención primaria en Río de Janeiro (en que coincidió voluntad política con presupuestos adecuados y técnicos competentes), Equipo CESCA, Asociación por el Acceso Justo al Medicamento, SIAP, El Parto es Nuestro, etc. También de otros campos, como 4º Mundo (y su trabajo sobre “dimensiones ocultas de la pobreza”) y la lucha por la vivienda que une a sectores ideológicos de derechas e izquierdas, y el ejemplo concreto de la Plataforma de Afectadas por la Hipoteca (PAH).
También son importantes los cambios personales (“lo personal es político”) y locales que lleven a un mejor profesionalismo (el paso de la frecuente hubris a la necesaria frónesis en todos nosotros; el paso de la arrogancia y la ignorancia a la humildad, la sabiduría y la ternura).
Los pequeños cambios pueden lograr grandes impactos, ser revolucionarios en sentido literal (el hacer simplemente lo que hay que hacer, el heroismo de cada día de Albert Camus).
Así, por ejemplo, conviene saber llevar el conocimiento a todo tipo de públicos, por ejemplo, con actividades lúdicas que faciliten la toma de decisiones en lo concreto (con fundamento científico).
También, el evitar “el aprendizaje supersticioso” que crea una confianza excesiva basada en creencias, no en ciencia (5).
Así mismo, el aprendizaje que surge de vernos en el espejo deformado de los “medical reversals” (reversiones bruscas de lo previamente aceptado como “la biblia”, como el daño del acetilsalicílico en cardiovascular, la inutilidad de los antidepresivos en casos leves, la falta de fundamento del uso sistemático de guantes en las UCI, el daño de los betabloqueantes en infartos no complicados, especialmente en mujeres, etc).
En otros ejemplos, 1/ la formación de estudiantes en la Universidad Pompeu Fabra (Barcelona) y otras, 2/ el escuchar y dar crédito al relato de los pacientes, 3/ “pensar” en reacciones adversas en lo clínico, 4/ el explicar con arte y ciencia las recomendaciones terapéuticas para facilitar el consentimiento informado, 5/ realizar actividades docentes en centros de salud y hospitales sobre casos clínicos, 6/ contar con la “inteligencia local” (expertos y profesionales) para organizar actividades docentes austeras, 7/ estudiar las causas y condiciones de muerte de los propios pacientes, 8/ seguir las novedades científicas con revistas como la francesa Prescrire y en general boletines farmacoterapéuticos (INFAC, BIT, etc), 8/ incorporar al “currículo oculto” el “currículo que se exhibe” de independencia de las industrias, 9/ evitar la secuencia que nos transforma de víctimas en verdugos y vigilantes en torno a nuestra propia salud (y la ajena), 10/ elaborar listas de “no hacer” indicando “qué hacer”, 11/ enseñar a superar las tentaciones de las industrias, sus obras, sus pompas, y sus seducciones, 12/ contar con “aliados” entre colegas de propia y distinta profesión, 13/ crear conocimiento con los pacientes, etc.
Conclusión
No podemos pedir a los lobos que sean vegetarianos, pero podemos crear un ecosistema que facilite la co-existencia con lobos al conjunto de los seres vivos.
De la misma forma, no podemos evitar el afán de lucro (la codicia) del ser humano, pero podemos crear un “ambiente” que favorezca el disfrute de la vida y la expectativa de que formamos parte de una sociedad en que vale la pena vivir.
En ese sentido, las industrias sanitarias son necesarias, pero en un ecosistema social en que no nos juguemos ni la bolsa ni la vida. Se trata de que el sistema sanitario sirva a pacientes y poblaciones, y en dicho objetivo nos va la propia existencia, el ser no ser.
Notas
[1] Resumen del #siapIndustria25 (Seminario de Innovación en Atención Primaria sobre «Industrias sanitarias, profesionales y pacientes. Cómo evitar una relación con frecuencia tóxica (corrupta)») , celebrado en forma virtual, por correo electrónico desde el 1 de septiembre de 2025, y en forma presencial los días 26 y 27 del mismo mes. Con 215 inscritos en virtual y 84 participantes en presencial, sobre 18 ponencias, hubo 274 intervenciones en el debate virtual y 95 en el presencial. La convocatoria, con el progama y más en https://seminariossiap.es/bsms/siapindustria25/ y un resumen en https://seminariossiap.es/bsms/blog/seminario-sobre-industrias-sanitarias-profesionales-y-pacientes-como-evitar-una-relacion-con-frecuencia-toxica-corrupta/ La sesión del viernes 26 puede verse en https://www.youtube.com/watch?v=UCuo3PwJYE4 y la sesión del sábado 27 en https://www.youtube.com/watch?v=YBYodNTev7A Cada cual (ponentes, asistentes y organizadores) cubrió sus propios gastos de viaje, alojamiento y manutención por lo que fue cero euros el coste del Seminario (la Organización Médica Colegial cedió sus instalaciones en Madrid para la reunión presencial).
[2] Las cuestiones tratadas se refieren a todas las industrias en su relación con el sistema sanitario (farmacéuticas, tecnológicas, de información, alimentarias, de dispositivos, de gestión, etc), pero nos centramos en las industrias farmacéuticas. “Todas” las industrias es término amplísimo; por ejemplo, en un curso en un hospital público español sobre muerte fetal hubo patrocinio de industria funeraria.
[3] “Inhibidores de la recaptación de la serotonina”, ISRS, medicamentos cuyo pomposo nombre no se corresponde con ningún mecanismo que tenga fundamento científico y que, además, carecen de impacto clínico en general. A tener en cuenta que las alternativas no farmacológicas, las intervenciones “psi” (psicoterapia y demás), también tienen efectos secundarios.
[4] Hay que tener en cuenta que, quizá, la “perfección” en la prescripción farmacéutica sea “mala para la salud”, en el sentido de que la clínica diaria incluye situaciones que se resuelven con medicamentos incluso a sabiendas del error (“lo perfecto es enemigo de lo bueno”, que se dice). Por ejemplo, en un caso concreto de médico seguidor y promotor del mejor uso de medicamentos se demostró que el 20% del total de su prescripción era “uso irracional” en el sentido científico, pero correcto en el conjunto de la atención personalizada a cada caso. La cuestión no es emplear indebidamente una estatina para mantener la relación con un paciente concreto en un momento determinado, sino creer que las estatinas son necesarias para los pacientes en general, para “el problema del colesterol”.
[5] Es ciencia el conjunto de conocimientos organizados, jerarquizados y comprobables que el ser humano ha obtenido a partir de la observación de los fenómenos naturales y sociales de la realidad y de su verificación a través de métodos experimentales y otras formas de demostración empírica. La clave no es la cantidad de estudios y datos que apoyen una idea o teoría que explica un hecho; lo clave es si existe alguna forma de ponerla a prueba y arriesgarse a que resulte equivocada. La ciencia no es un conjunto de verdades absolutas, sino un proceso de eliminación de errores. La ciencia es un modelo de formación de conocimientos basado en la racionalidad humana, el empirismo y el pensamiento crítico, cuyos saberes acumulados sirven de base a las investigaciones futuras. De este modo, la ciencia se alimenta a sí misma, pero también se cuestiona y se corrige con el paso del tiempo y es parte de su “momento” (condiciones socioculturales). Por ello no hay nada más acientífico que pedirnos “creer en la ciencia”, cuando la ciencia no desea ser creída sino criticada con una duda metódica constante.
Decálogo SIAP (6) por una sanidad pública libre de humos industriales
Este decálogo busca fortalecer la independencia de la sanidad pública y garantizar que las decisiones médicas se guíen únicamente por el interés de la salud de la población.
1. Formación sin conflictos de interés
La formación médica y sanitaria debe ser gestionada por los propios profesionales y respaldada por las instituciones públicas, sin financiación ni patrocinio de la industria farmacéutica. Las actividades financiadas por las industrias no deberían contar con acreditación ni académica ni profesional en procesos de carrera profesional, oposiciones ni recertificaciones
2. Acceso a información objetiva y basada en evidencia
La actualización científica debe provenir de fuentes independientes, revisadas por pares y sin influencia comercial, garantizando una prescripción ética y basada en la mejor evidencia disponible. Se debe priorizar el uso de boletines farmacoterapéuticos independientes y rechazar fuentes con intereses comerciales.
3. Prohibición de actividades promocionales en centros sanitarios
No se deben realizar sesiones formativas patrocinadas por la industria farmacéutica dentro de los centros sanitarios ni permitir la propaganda o distribución de material promocional en estos espacios.
4. Uso racional del medicamento
La prescripción debe basarse en criterios de eficacia, seguridad, coste-efectividad y equidad, priorizando siempre el bienestar del paciente y evitando la sobreprescripción y la polimedicación innecesaria. Debe fomentarse activamente la deprescripción de medicamentos inadecuados.
5. Eliminación de la visita médica como fuente de información
Se debe cuestionar el acceso de visitadores médicos a los centros sanitarios y reemplazar esta práctica por fuentes de información independientes y de calidad sobre medicamentos. Los centros deberían ofrecer listados públicos de profesionales que no reciben visitas comerciales, como reconocimiento de buena práctica.
6. Declaración y gestión de conflictos de interés
Todo profesional sanitario que participe en formación, investigación o elaboración de guías clínicas debe declarar cualquier relación económica o de colaboración con la industria farmacéutica, incluyendo la cantidad exacta recibida. Sin embargo, la mera declaración no es suficiente: se debe promover activamente la ausencia total de conflictos de interés.
7. Comités de formación, evaluación y elaboración de guías y protocolos oficiales libres de influencias comerciales
Las comisiones de formación, investigación y evaluación de medicamentos, así como las encargadas de la elaboración y actualización de guías clínicas o protocolos oficiales, deben estar conformadas por profesionales sin conflictos de interés con la industria farmacéutica. A su vez, las sociedades científicas y colegios profesionales deben publicar ingresos y patrocinios, y establecer incompatibilidades claras.
8. Fomentar la prescripción por principio activo y la bioapariencia
Se debe priorizar la prescripción por principio activo sobre las marcas comerciales, promoviendo así el acceso equitativo a medicamentos y evitando la presión comercial en la prescripción. Además, es fundamental considerar la bioapariencia, que los medicamentos genéricos tengan una apariencia similar, para minimizar errores de administración y mejorar la seguridad del paciente.
9. Regulación y transparencia en la relación con la industria
Las instituciones sanitarias deben establecer normativas claras que regulen la interacción entre profesionales de la salud y la industria farmacéutica, garantizando la transparencia y la rendición de cuentas. Además, las agencias reguladoras (como la AEMPS) deben ser completamente independientes, sin financiación ni vínculos con la industria.
10. Compromiso institucional con una sanidad independiente
Las autoridades sanitarias deben asumir la responsabilidad de garantizar la independencia de los profesionales, fomentando la ética en la prescripción y evitando la influencia comercial en la toma de decisiones clínicas. Es especialmente importante que las actividades formativas patrocinadas por la industria farmacéutica no reciban acreditaciones ni puntúen para oposiciones, recertificaciones o procesos oficiales de evaluación profesional. De modo que se incentive únicamente las actividades libres de influencia industrial, basadas en la evidencia y la independencia, promoviendo una formación sanitaria verdaderamente autónoma y de calidad.
Notas
[6] Proyecto iniciado y coordinado por Mikel Baza, médico de familia, en cooperación con los participantes en los Seminarios de Innovación en Atención Primaria (SIAP) #siapFuturo25 y #siapIndustria25, celebrados, respectivamente, en mayo y septiembre de 2025. Para comentarios, críticas y sugerencias, por favor a Mikel Baza: mikelbaza@gmail.com
5 medidas clave para mejorar el uso de los medicamentos
Objetivo general: Promover un sistema sanitario ético, transparente y centrado en el bien común, evitando la influencia negativa de la industria farmacéutica, que promueva el uso adecuado de los medicamentos y que garantice el acceso equitativo de los mismos.
Si eres profesional sanitaria
Si eres gestor sanitario
Si perteneces a una sociedad científica o a un colegio profesional
Si eres política/o o legislador/a
Si perteneces a una asociación de pacientes
Si eres paciente o familiar
Si eres profesional sanitaria/o:
Formación independiente: Prioriza fuentes de información independientes que no precedan de la industria farmacéutica y que no tengan intereses comerciales, existen muchos boletines farmacoterapéuticos independientes de alta calidad, y rechaza financiación privada en actividades docentes.
Transparencia: Rechaza las visitas de los representantes comerciales de la industria tanto dentro del horario laboral y en los centros asistenciales, como fuera de ellos. Declara públicamente los conflictos de interés si los hubiera.
Prescripción racional: Utiliza los principios activos, evita novedades sin valor añadido, haz un uso racional de los medicamentos y fomenta la deprescripción de fármacos inadecuados.
Seguridad del paciente: Revisa periódicamente la medicación de tus pacientes y notifica las reacciones adversas.
Equidad: Detecta barreras económicas y deriva a circuitos de ayuda cuando sea necesario.
Si eres gestor/a sanitario/a:
Políticas institucionales sin patrocinio: Crea comités de formación y evaluación libres de influencia comercial y excluye la formación patrocinada a la hora de la carrera profesional de las/os profesionales, y promueve la formación continuada independiente con recursos públicos.
Auditoría y transparencia: Publica listados de conflictos de interés por unidad/servicio.
Evaluación y compra pública: Impulsa comités de evaluación independientes y compras centralizadas.
Farmacovigilancia activa: Establece indicadores de deprescripción y seguridad, con informes públicos.
Acceso equitativo: Monitoriza desigualdades y activar mecanismos de abastecimiento alternativo.
Si perteneces a una sociedad científica o a un colegio profesional
Financiación pública: Asegura que los recursos públicos para formación y publicaciones no tienen patrocinio privado.
Guías clínicas independientes: Elabora y promueve guías basadas en la evidencia no patrocinada y que recojan recomendaciones relevantes para las/os profesionales y las/os pacientes
Transparencia: Publica ingresos y patrocinios, y establece incompatibilidades con la industria tanto en los órganos de dirección como en los grupos de trabajo.
Promoción de deprescripción: Impulsa programas formativos y clínicos centrados en la reducción de la medicación innecesaria.
Participación ética: Rechaza conflictos de interés en congresos, comités y publicaciones.
Si eres política/o o legislador/a
Reforma legislativa: Modifica la Ley del Medicamento para exigir transparencia en costes y aplicar precios coste-plus, y sanciona las malas prácticas por parte de la industria farmacéutica.
Agencia de evaluación independiente: Crea o refuerza una agencia pública sin vínculos con la industria.
Control de monopolios: Limita patentes a innovación real y aplica licencias obligatorias cuando sea necesario. Promueve cambios en legislación internacional (UE, OMC, OMS) para suprimir patentes en medicamentos.
Financiación pública de la I+D: Consolidar el papel del ISCIII y redes públicas en investigación biomédica.
Producción pública: Impulsa empresas públicas de medicamentos, vacunas y terapias avanzadas.
Si perteneces a una asociación de pacientes
Independencia financiera: Rechaza patrocinios condicionados y publica registros anuales de ingresos y conflictos de interés.
Educación basada en evidencia: Co-diseña materiales educativos con profesionales, centrados en decisiones compartidas y alternativas no farmacológicas.
Participación en evaluación: Exige presencia en audiencias públicas y procesos de evaluación de medicamentos.
Transparencia: Informa públicamente sobre ingresos, donaciones y su impacto en el presupuesto.
Defensa de necesidades no cubiertas: Documenta barreras de acceso y participa en la priorización de la investigación pública.
Si eres paciente o familiar
Información clara y crítica: Exige explicaciones comprensibles sobre beneficios, riesgos y alternativas no farmacológicas.
Toma de decisiones informada: Pregunta por el valor terapéutico real y rechaza presiones hacia novedades sin beneficio probado.
Revisión periódica de tratamientos: Solicita revisiones con tu equipo sanitario y explora opciones como actividad física, apoyo social o psicoterapia.
Transparencia institucional: Conoce las políticas de independencia de los centros y profesionales, y exige que los centros de salud ofrezcan un listado de profesionales que no reciben visitas comerciales.
Acceso equitativo: Defiende una financiación pública suficiente que garantice el acceso por necesidad, no por capacidad de pago.
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