ORIGINAL. Revista nº 40 – Verano 2025
Fernando Lamata (1) – Ramón Gálvez (2).
- Presidente de la Comisión Editorial y (2) Coordinador de la Comisión de Redacción de la rAJM.

En un reciente informe del Institute for Human Data Science (IQVIA) (1) se señala que el gasto sanitario mundial en medicamentos oncológicos alcanzará los 400.000 millones de dólares en 2028, un incremento notable en comparación a los aproximadamente 250.000 millones de la actualidad.
Es evidente que el gasto sanitario en medicamentos oncológicos es una parte muy relevante en el gasto farmacéutico. Podemos afirmar que el gasto farmacéutico en medicamentos oncológicos se ha convertido en el factor más importante para explicar el aumento del gasto farmacéutico hospitalario. El elevadísimo precio de los medicamentos oncológicos constituye, sin duda, un importante obstáculo para el acceso de los pacientes que los precisan.
Estas breves consideraciones introductorias nos sirven para situar el contexto en el que se produjeron en la segunda quincena de marzo de 2025 una serie de noticias que publicaron varios medios de comunicación que comentamos a continuación.
Estos medios se hicieron eco de una noticia publicada en ABC (2) según la cual varios oncólogos habían denunciado presiones de compañías privadas de seguros para no recetar fármacos caros contra el cáncer.
El enfoque crítico de estas noticias se situaba en dos elementos. En primer lugar, garantizar la libre prescripción de los profesionales y, en segundo término, en el acceso de los pacientes a todos los tratamientos eficaces y seguros.
Además, y según estas informaciones, los pacientes oncológicos asegurados por Muface que han optado por la sanidad privada podrían estar siendo presionados por las empresas de seguros privadas para cambiarse a la sanidad pública y poder así recibir algunos tratamientos farmacológicos de alto precio.
Ante estas denuncias, la Sociedad Española de Oncología Médica hizo pública una Declaración Institucional en la que señalaba: “Desde la SEOM se percibe una falta de transparencia en el proceso de autorización de fármacos en la práctica privada de pacientes con compañías aseguradoras sometidos a valoración por asesores oncológicos externos. La decisión final de la prescripción no depende siempre del facultativo que está tratando al paciente, sino de otros actores como el asesor oncológico externo y la aseguradora correspondiente quienes, en ocasiones, no autorizan tratamientos incluidos en las guías de las sociedades médicas internacionales ni aprobados por las autoridades sanitarias (europeas y españolas) y aludiendo fundamentalmente a problemas de coste-efectividad”.
A continuación, la SEOM afirmaba estar trabajando para “recopilar toda la información disponible, analizarla y poner todo el esfuerzo y recursos en la salvaguarda de los derechos de los facultativos oncológicos, en su libertad de prescripción basada en las mejores evidencias y guías, así como en los derechos de los pacientes a recibir el mejor tratamiento” (3) .
Al parecer, la empresa Atrys Health-Bienzobas sería la encargada de administrar los tratamientos oncológicos para algunas aseguradoras. Su objetivo sería rebajar los costes. Según determinadas informaciones, “los médicos deben pedir al asesor oncológico de esta intermediaria que autorice el tratamiento que consideran más adecuado para el paciente”. La empresa retardaría la autorización, recomendando a los médicos utilizar otras terapias alternativas más baratas. Atrys ha prestado servicio a las aseguradoras Asisa, Adeslas, Cigna, DKV, IMQ, Sanitas o Allianz.
Por su parte, la empresa Atrys defiende que su asesoría se produce “siguiendo las guías clínicas internacionales, agencias de evaluación del medicamento nacionales e internacionales, y los informes de posicionamiento terapéutico del Ministerio de Sanidad”. Se trata, según Atrys, de hacer un uso racional del medicamento, como defienden la OMS y los Ministerios de Sanidad: ofrecer el tratamiento adecuado a las necesidades clínicas del paciente, al menor coste posible para el paciente y para el Sistema de Salud (4).
Al mismo tiempo, algunas asociaciones de pacientes, como la Asociación Española Contra el Cáncer (5) o el Grupo Español de Pacientes con Cáncer (6), mostraron su rechazo a una posible limitación del acceso a tratamientos por parte de aseguradoras privadas y defendieron la libertad de prescripción de los oncólogos.
En relación con la polémica, el secretario de Estado de Sanidad recordó: “Hace meses dijimos que las aseguradoras sanitarias privadas que daban servicio a Muface llevaban a cabo prácticas de selección de riesgos para que pacientes de la privada se cambiaran a la pública” (7).
Es ciertamente inaceptable que una aseguradora privada niegue el tratamiento que el oncólogo considera más eficaz para el paciente, según la evidencia disponible, las recomendaciones de las guías clínicas y las indicaciones aprobadas por las autoridades sanitarias.
Pero, sin duda, es aún más grave y de una falta de ética manifiesta animar a los pacientes a solicitar tratamiento en la sanidad pública, por el solo hecho de que los medicamentos oncológicos utilizados sean de alto precio. Los y las pacientes tienen derecho a recibir el mejor tratamiento disponible para su situación clínica y el seguimiento clínico por su oncólogo correspondiente, sin ser obligados de alguna manera a cambiar a la sanidad pública para recibir el medicamento oncológico de alto precio que precisan. Sin duda, la utilización de ese mecanismo de derivación a la sanidad pública de aquellos pacientes que necesitan fármacos de elevado precio constituye un evidente fraude. Esta “estrategia” es conocida y habitual, comentada y reconocida por los profesionales sanitarios.
Ahora bien, no debemos olvidar que, a igual eficacia terapéutica, es legítimo (y debería ser obligado) elegir el tratamiento menos caro, tanto si el que cubre los gastos es el propio paciente como si quien lo hace es la sanidad pública o una aseguradora privada.
Analicemos a continuación algunos elementos de este debate. En todo él llama la atención cómo no se han planteado y abordado dos temas cruciales. El primero es asegurar que los nuevos tratamientos contra el cáncer sean realmente eficaces y que se indiquen cuando son necesarios, evitando la sobre prescripción. El segundo es analizar por qué las empresas farmacéuticas exigen precios tan elevados.
Veamos la primera cuestión. Desde hace años, diversos autores denuncian la poca calidad de la evaluación de los nuevos medicamentos. En 2024, BMJ publicó un estudio analizando los 131 medicamentos contra el cáncer aprobados entre 1995 y 2020. Un 41% de los tratamientos no aportaban beneficios adicionales a los ya existentes. Davis C y otros mostraron que, entre 2009 y 2013, de 68 indicaciones para 48 medicamentos contra el cáncer autorizados por la EMA, 44 indicaciones se habían autorizado sin pruebas de mejora de la supervivencia ni mejora de la calidad de vida. Otro estudio de N. Grössmann N y otros analiza 102 medicamentos contra el cáncer aprobados por la EMA entre 2009 y 2015. En 38 de dichos medicamentos no se presentan datos de mejora de supervivencia. Un editorial de la revista Prescrire, titulado “New cancer drugs: poorly evaluated, not very effective”, recuerda que la mayoría de los medicamentos contra el cáncer comercializados en el siglo XXI se han evaluado pobremente y, en la mayoría, sus beneficios clínicos, cuando existen, son modestos (8).
En cuanto a la segunda cuestión, podemos seguir de nuevo a Prescrire: “Aunque los nuevos medicamentos no demuestran progreso para los pacientes, las nuevas medicinas para el cáncer se venden a precios cada vez más altos”. El precio abusivo de los nuevos medicamentos se muestra en un dato revelado por el estudio del BMJ antes citado: la mediana de tiempo en que las empresas cubrieron los costes de investigación y desarrollo fueron 3 años, cuando se les concede un monopolio de 20 años para poder cubrir esos costes (9). Según Prescrire, las 10 empresas con más ventas de medicamentos oncológicos habrían obtenido, en los primeros 4 años de comercialización, 7 veces el coste de I+D.
La narrativa dominante (financiada por la industria) afirma que los precios altos son necesarios para pagar la innovación. Es falso. Así lo corroboró el Informe Maloney (Drug Pricing Investigation), del Congreso de los EEUU, que demostraba cómo los precios no tenían que ver con la innovación, ni con el valor terapéutico, sino con maximizar las ganancias (10). En el informe se exponen conclusiones como: “Las empresas farmacéuticas han aumentado los precios continuamente durante décadas mientras manipulaban el sistema de patentes y otras leyes para demorar la competición de medicamentos menos caros”. “Documentos internos revelan que las compañías han aumentado los precios para alcanzar sus objetivos de ganancias cada vez más altos, que en algunos casos estaban ligados a remuneraciones más altas para sus ejecutivos”. “Los elevadísimos precios no están justificados por la necesidad de innovación. Las grandes compañías gastan más en pagos a los accionistas y ejecutivos que en I+D”. Así mismo, gastan más en marketing que en I+D. Y, en muchos casos, los nuevos tratamientos se basan en descubrimientos científicos realizados con fondos públicos. En el mismo sentido, Andrew Hill y su equipo estimaron los costes de producción de medicamentos oncológicos y compararon estos costes con los precios actuales. Concluyeron que los precios se podrían reducir drásticamente (11).
Revisemos brevemente a continuación cuál es la situación del gasto farmacéutico oncológico en España y planteemos brevemente cuánto deberíamos gastar en realidad. En 2022, el Ministerio de Sanidad publicó su informe sobre la Evolución de la financiación y fijación de precio de los medicamentos oncológicos en el SNS (2016-2021) (12). En ese año 2022 se encontraban cubiertos con financiación pública 159 principios activos, con 1.113 presentaciones. El 97% de los medicamentos autorizados por la UE están comercializados en España. En los restantes, los laboratorios no lo han solicitado todavía. Desde 2016 se incluyen anualmente entre 3 y 9 principios activos nuevos. El precio medio a PVL de las presentaciones de medicamentos oncológicos incluidos en la prestación farmacéutica es de 1.222,9€, lo que supone 15 veces por encima del precio medio de los medicamentos financiados (177,86€). En 2021, la sanidad pública gastó 3.110 millones de euros en medicamentos oncológicos, lo que supone un 17% del total de gasto farmacéutico público. En 2016 se gastaron en medicamentos oncológicos 1.600 millones de euros, lo que supuso un 11,2% del total de gasto farmacéutico público. Si la evolución de gasto farmacéutico ha sido similar en los 6 años anteriores, en 2024 habremos alcanzado los 5.000 millones de euros en medicamentos oncológicos financiados con dinero público, suponiendo un 20% del total de gasto farmacéutico público.
Resulta evidente la necesidad de abordar este insoportable incremento del gasto farmacéutico en medicamentos oncológicos si queremos la supervivencia del sistema sanitario público. El Ministerio de Sanidad y las CC.AA. deberían lograr que los precios de los medicamentos fueran justos, es decir, cubrieran los costes de fabricación, los de I+D, más un beneficio industrial en la media del resto de industrias. Con precios justos el gasto farmacéutico público en medicamentos oncológicos habría supuesto en torno a la mitad del gasto actual. Esto permitiría:
Que los oncólogos pudieran prescribir los medicamentos más eficaces y seguros para cada paciente, con evidencia científica demostrada.
Que los pacientes tuvieran acceso a los mejores tratamientos sin cargo en el momento del uso.
Que se evitara la sobre prescripción o encarnizamiento terapéutico.
Que se pudieran dedicar importantes recursos (más de 2.000 millones de euros anuales) a mejorar la atención a los pacientes, reducir las listas de espera diagnósticas y terapéuticas, completar una buena atención domiciliaria, etc.
Es sin duda manifiesto para la lectora o lector que la propuesta anterior no es fácil. Pero tenemos que introducir este tema en el debate social y político aquí y en el seno de la UE. Si queremos mejorar la atención oncológica y mantener un buen Sistema Nacional de Salud tenemos que hablar de precios, de precios justos.
A modo de conclusión
La reflexión sobre las noticias comentadas nos permite destacar algunos rasgos fundamentales en le prescripción y utilización de medicamentos oncológicos en nuestro país:
- El alto precio injustificado de los medicamentos oncológicos fijado por las empresas farmacéuticas y su influencia en el gasto sanitario público y en el gasto sanitario privado es un problema serio que se agravará extraordinariamente en el futuro inmediato.
- Es imprescindible actuar sobre el modelo actual de patentes y precios de los medicamentos, oncológicos, garantizando un precio justo y razonable.
- Es clave para una atención de calidad y seguridad a los pacientes oncológicos el establecimiento de mecanismos de evaluación exigentes y rigurosos que impidan la sobre prescripción e indicación inadecuada de medicamentos oncológicos.
- Las estrategias de aseguradoras privadas a través de mecanismos directos e indirectos para la derivación y selección de riesgos en aquellos pacientes que precisan medicamentos oncológicos de alto precio son rechazables éticamente y su repercusión negativa sobre la calidad de los cuidados es inaceptable.
Referencias bibliográficas
1. Informe del Institute for Human Data Science – IQVIA
https://www.iqvia.com/insights/the-iqvia-institute
2. Oncólogos denuncian presiones para no recetar fármacos caros contra el cáncer y ahorrar costes
3. Comunicado SEOM 18 marzo 2025
https://seom.org/otros-servicios/noticias/211017-comunicado-seom-2025
4. Comunicación de Atrys Health S.A., 17/3/25 https://www.cnmv.es/webservices/verdocumento/ver?t=%7B04cc0b76-9796-4098-bf8d-2d0e3916a5e3%7D
5. La Asociación Española Contra el Cáncer considera «inadmisibles» las barreras a medicamentos oncológicos en la sanidad privada
6. Pacientes tildan de «inadmisibles» las presiones a oncólogos para prescribir fármacos más baratos.
7. Los oncólogos denuncian que la sanidad privada restringe terapias contra el cáncer de uso común en la pública.
8. New cancer drugs:poorly evaluated,not very effective
https://english.prescrire.org/en/4C5CAC1B0C13139E222320DA40C8C04E/Download.aspx
9. BMJ 2024. Added benefit and revenues of oncology drugs approved https://www.bmj.com/content/384/bmj-2023-077391#:~:text=The%20median%20time%20to%20offset,ratings%20generally%20had%20greater%20revenues.
10. Informe Maloney
11.Andrew Hill. Precios de medicamentos genéricos estimados en oncología.
https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/28110283/
12.INFORME EVOLUCIÓN DE LA FINANCIACIÓN DE LOS MEDICAMENTOS ONCOLÓGICOS ENEL SNS (2016-2021)