AUTOR: Pablo Martínez Segura. Miembro de las comisiones Editorial y de Redacción de la Revista Acceso Justo al Medicamento.
REVISTA Nº 8 Enero 2022
La utilización de opuestos, de lo antitético, p a r a p r o p i c i a r u n a c o m p r e n s i ó n simplificada, viene siendo un recurso del poder para imponer el dominio de su ideología: bien-mal, dios-diablo, todo-nada, comunismo-fascismo, amor-odio, vidamuerte… cada una de las partes de estos binomios es la negación absoluta de su contrario llegando, incluso, a plantear la destrucción de lo que se considera opuesto.
La aplicación del pensamiento racional descubre que en la vida real esas partes de los binomios no se presentan términos absolutos. La percepción del bien o del mal depende de las circunstancias y son valores intercambiables en función del punto de vista. La vida o la muerte son una gradación de estados que medimos por su calidad: algunos óptimos, otros aceptables y finalmente pésimos. Entre el blanco y el negro hay una amplísima gama de grises. El límite que separa el mar de la tierra no tiene una delimitación estática, esta sólo existe en su representación en un mapa o en la fotografía fija tomada en un momento concreto, la materialidad de la línea de costa es variable con su máxima expresión en las playas.
La simpleza de los binomios antitéticos ha sido, es, y confío no llegar a tener que admitir que será, una constante del poder para imponerse. Asistimos hoy al relato de las llamadas sociedades capitalistas avanzadas de que las patentes son un incentivo para el desarrollo científico, por que el monopolio de su explotación durante un periodo determinado compensa e impulsa el esfuerzo inversor. Aun siendo una falacia, como vamos a intentar argumentar ese acicate económico de la investigación es presentado como un derecho absoluto, incluido el ámbito de los medicamentos que pueden salvar vidas, como es el caso de algunas de las vacunas contra la COVID-19 de lamentable actualidad.
La oposición entre el bien y el mal fue utilizada al inicio de la Edad Moderna en el ámbito de la medicina para imponer la ideología, y los intereses, de incipientes reyes absolutos y de la iglesia, ya que los monarcas lo eran “por la gracia de Dios”. Durante la Edad Media reyes, nobles y poderosos, la escueta minoría, tenían acceso a médicos que incluso habían comenzado a formarse en escuelas y universidades. La mayoría de la población, eminentemente rural y por supuesto analfabeta, resolvía sus problemas de salud en comunidad. El embarazo, parto y los primeros cuidados del los recién nacidos eran los momentos más críticos y a su vez los más susceptibles de ser resueltos, recurrían a parteras que, simultáneamente, actuaban como sanadoras o curanderas. Representaban lo que podemos definir como medicina popular, ejercida por mujeres que solían trasmitir sus conocimientos entre vecinas o de madres a hijas. “Las mujeres sabias, o brujas, poseían multitud de remedios experimentados durante años de uso. Muchos de los preparados de hierbas curativas descubiertos por ellas continúan utilizándose en la farmacología moderna. Las brujas disponían de analgésicos, digestivos y tranquilizantes. Empleaban el cornezuelo (ergotina) contra los dolores del parto, en una época en que la Iglesia aun los consideraba un castigo de Dios por el pecado original de Eva” (1). La historiadora María Tausiet, investigadora del CSIC y del Institut Universitari d’ Estudis de la Dona de la Universidad de Valencia, explica que la persecución en Europa durante la Edad Moderna de las sanadoras, curanderas y parteras, calificadas como brujas, se produjo cuando se quiso traspasar un buen número de actividades artesanales a manos de profesionales, coincidiendo con el fortalecimiento del Estado. Las parteras depositarias y transmisoras de la cultura popular frente a defensores de la ortodoxia religiosa y hombres de ciencia que personificaban la élite que se pretendía imponer. “Se trataba, naturalmente, de un conflicto de poder que, como resulta c a r a c t e r í s t i c o e n l a é p o c a , v i n o acompañando de la demonización del enemigo a quien quería combatirse. En este caso, las mujeres, supersticiosas por definición, y más concretamente, las comadronas, brujas en su mayor parte. De este modo nació́ la figura mítica de la comadrona-bruja cuya definitiva plasmación escrita hallamos en el famoso Malleus maleficarum (1486), un tratado teológicoescolástico que cargaba sobre las brujas la responsabilidad de todas las manifestaciones del Maligno en este mundo y que proponía medios para combatirlas -con poderosa maza-, como reza el subtitulo del libro” (2). Norma Blázquez añade que el mayor número de denuncias por brujería contra las parteras procedía de la necesidad de dar una explicación a que muriesen tantos niños al nacer (3). Tras las epidemias de peste, Inocencio VIII (papa de la Iglesia Católica entre 1484 y 1492), pretendió fomentar la natalidad. Las parteras, además de atender a los nacimientos en una época de altísima mortalidad infantil, aplicaban sus conocimientos sobre sexualidad masculina y femenina y practicaban abortos, un control insoportable en una sociedad misógina.
Las autoridades eclesiásticas y civiles, por otra parte, debían en primer término apaciguar la angustia de los nobles terratenientes por las pérdidas simultáneas de mano de obra y de sus espacios de señorío (4), y, por otra, el nuevo gremio de cirujanos barberos quería ocupar el espacio de atención a los partos, contando con el apoyo del poder civil.
Alguno se preguntará ¿qué tiene todo esto que ver con las patentes de medicamentos y va c u n a s e nu n c i a d o s a l p r i n c i p i o ? Sencillamente que el binomio antitético entre el mal y el bien se sigue empleando como argumento para construir relatos de explicación de la situación actual. La demonización del enemigo continúa utilizándose. La ideología capitalista dominante impone el dinero y su obtención, como expresión máxima de todos los bienes, es su dios. Sus enemigos, antes diablos, son todos aquellos que reclaman justicia, y equidad en la distribución de los recursos. Ya no se les denomina Lucifer, Satanás o Belcebú, sino rojos, comunistas, o bolivarianos. También brujas o brujos, porque la libertad de las mujeres resulta tan odiosa como la falta de sometimiento al liberalismo económico. Como se recordará, en el Pleno del Congreso de los Diputados de España del pasado 21 de septiembre, el diputado de Vox José María Sánchez García, insultó a la diputada socialista Laura Berja, llamándola “bruja” (5). El ignorante injuriador desconocía que la estaba calificando de “mujer sabia”.
Las patentes surgieron en los siglos XV y XVI, como privilegios, contemporáneas al nacimiento de la economía mundo europea, origen del capitalismo, algo que se utilizó para asegurarse derechos monopolísticos (o algo parecido) por parte de los Estados convertidos en empresa económica central, según Immanuel Wallerstein (6). Estudiosos de la historia de las patentes, como J. Patricio Sáiz González (7), califican los privilegios de la economía mercantil como un antecedente de las patentes pero advierte que no son un sinónimo. Desde su punto de vista, las patentes son un producto y a la vez un pilar de la Revolución Liberal: “el sistema económico capitalista desarrolla reglas que son incuestionables e intocables, pues forman parte de la columna vertebral del mismo. La patente de invención es una de ellas”. Para este autor, en el conflicto entre el derecho comunal y el derecho privado sobre un invento que beneficia a la comunidad, la patente como monopolio temporal constituye la solución más beneficiosa para ambas partes. No obstante, desde los propios inicios de la economía capitalista y consiguientemente del sistema de patentes, no todos los inventos quedaron inicialmente vedados por el derecho privado. Los medicamentos han permanecido largos años siendo una excepción por las connotaciones éticas que supone la limitación a su acceso. Únicamente a partir de medidos del siglo pasado, cuando las empresas farmacéuticas innovadoras bascularon hacia una consideración estrictamente mercantil, es decir, cuando su objetivo único y último pasó a ser el incremento de su cuenta de resultados, reclamaron los derechos de patente. El monopolio temporal de un producto con capacidad de salvar vidas les permitió incrementar sus precios y aumentar sus ganancias. El argumento utilizado y que siguen utilizando (ver los posicionamientos de la patronal europea EFPIA y española FARMAINDUSTRIA al respecto) (8), es que la supresión de las patentes o, en su defecto, que se puedan imponer licencias obligatorias por parte de algunos Estados, tendría graves consecuencias para la innovación. Desde su punto de vista, un marco de derechos de propiedad intelectual estable, rápido, eficaz y competitivo, que atraiga y proteja las inversiones en investigación médica es una condición indispensable.
Un análisis somero ofrece abundante literatura que demuestra que las patentes no han condicionado la innovación y la investigación de medicamentos. Félix Lobo, catedrático de Economía y director del Seminario de Estudios Sociales de la Salud y Medicamentos de la Universidad Carlos III, de Madrid, en un estudio publicado en 1988, época en la que fue director general de Farmacia del Ministerio de Sanidad, concluye que “el desarrollo tecnológico e industrial del sector farmacéutico no ha requerido como «conditio sine qua non» del monopolio estricto de patentes. La historia industrial de países como Alemania, Suiza, Reino Unido, Francia, Italia, España y Canadá ratifica que sus industrias farmacéuticas se desarrollaron sin patente de ningún tipo o con fórmulas flexibles de patentamiento” (9).
Continuando ese análisis, si podemos constatar que, por su afán especulador, las patentes han servido a la industria farmacéutica para aumentar irracionalmente los precios de los medicamentos, lo que ha dificultado de manera criminal en algunas ocasiones el acceso a los mismos, como quedó constatado, entre otros desgraciados ejemplos, con los precios desorbitados de simeprevir y sofosbuvir para tratar la hepatitis C, que en nuestro país llevó a los afectados a alternativas desesperadas para cortar la cadencia de muertes evitables (10). Ramón Gálvez y Fernando Lamata (11), analizaron en 2019 el problema. Según explicaron, los altos precios de los nuevos medicamentos están creando severos problemas para la estabilidad financiera de los sistemas de salud, erosionando otros aspectos importantes para la prestación de una correcta atención sanitaria como las dotaciones de personal o las inversiones. Además, estos precios tan elevados crean una barrera al acceso para muchos pacientes y muchos servicios de salud. Esto no ocurre solo en países de bajos ingresos; también en España y en los demás países de la Unión Europea. El problema del acceso a los medicamentos y la amenaza de su escalada del precio está ligada al actual modelo de patentes de medicamento y a la incapacidad de los Gobiernos para controlarlo.
Las grandes multinacionales farmacéuticas, cuyos presupuestos y número de empleados, son en ocasiones superiores en presupuesto y número de habitantes a algunos Estados, con el apoyo ocasional de los gobiernos de su sede matriz, vienen obstaculizando todas las iniciativas de derecho internacional que han tratado de acondicionar los derechos de patente a las necesidades de sanitarias de países con recursos escaso. En ese escenario, se vieron favorecidas por el Acuerdo sobre los Derechos de Propiedad Intelectual relacionados con el Comercio ( A D P I C ) , a n exo 1 – C d e l establecimiento de la Organización Mundial de Comercio (OMC), firmado en Marrakech (Marruecos) el 15 de abril de 1994. En lo concerniente a las patentes no se hace distinción entre los medicamentos o cualquier otro producto ya que «las patentes podrán obtenerse por todas las invenciones, sean de productos o de procedimientos, en todos los campos de la tecnología, siempre que sean nuevas, entrañen una actividad inventiva y sean susceptibles de aplicación industrial». Además establecen los derechos de exclusividad al titular de las patentes y se fija la duración de la protección en un periodo de 20 años (12).
alternativas desesperadas para cortar la cadencia de muertes evitables (10). Ramón Gálvez y Fernando Lamata (11), analizaron en 2019 el problema. Según explicaron, los altos precios de los nuevos medicamentos están creando severos problemas para la estabilidad financiera de los sistemas de salud, erosionando otros aspectos importantes para la prestación de una correcta atención sanitaria como las dotaciones de personal o las inversiones. Además, estos precios tan elevados crean una barrera al acceso para muchos pacientes y muchos servicios de salud. Esto no ocurre solo en países de bajos ingresos; también en España y en los demás países de la Unión Europea. El problema del acceso a los medicamentos y la amenaza de su escalada del precio está ligada al actual modelo de patentes de medicamento y a la incapacidad de los Gobiernos para controlarlo. Las grandes multinacionales farmacéuticas, cuyos presupuestos y número de empleados, son en ocasiones superiores en presupuesto y número de habitantes a algunos Estados, con el apoyo ocasional de los gobiernos de su sede matriz, vienen obstaculizando todas las iniciativas de derecho internacional que han tratado de acondicionar los derechos de patente a las necesidades de sanitarias de países con recursos escaso. En ese escenario, se vieron favorecidas por el Acuerdo sobre los Derechos de Propiedad Intelectual relacionados con el Comercio ( A D P I C ) , a n exo 1 – C d e l establecimiento de la Organización Mundial de Comercio (OMC), firmado en Marrakech (Marruecos) el 15 de abril de 1994. En lo concerniente a las patentes no se hace distinción entre los medicamentos o cualquier otro producto ya que «las patentes podrán obtenerse por todas las invenciones, sean de productos o de procedimientos, en todos los campos de la tecnología, siempre que sean nuevas, entrañen una actividad inventiva y sean susceptibles de aplicación industrial». Además establecen los derechos de exclusividad al titular de las patentes y se fija la duración de la protección en un periodo de 20 años (12). Con la intención de paliar en parte esta situación, se llegó a Declaración de Doha de 2001 (Declaración relativa al Acuerdo sobre los ADPIC y la Salud Pública, adoptada el 14 de noviembre de 2001 por la Cuarta Conferencia Ministerial de la OMC, celebrada en Doha (Catar) y aprobada por 142 Miembros), relativa a los aspectos de la propiedad intelectual en el comercio y la salud pública. Este instrumento, señala Vargas Chaves, concilia la protección de la propiedad intelectual como elemento importante para el desarrollo d e n u e vo s m e d i c a m e n t o s, c o n l a preocupación respecto a sus efectos sobre los precios, las licencias obligatorias, los conflictos de interpretación del Acuerdo ADPIC en el ámbito de la salud pública y las importaciones paralelas entre otros asuntos, que habían sido tratados por varios Estados miembros al expresar sus dificultades en el acceso a medicamentos de los pacientes (13).
Doha llegaba después de que la India y Sudáfrica se hubieran saltado las reglas de las patentes, para producir por su cuenta medicamentos patentados contra el VIH sin licencia alguna. En apariencia se trataba de un logro de los países de menos recursos, de un paso adelante, pero según detalla Xosé María Torres, portavoz de patentes de Farmamundi y farmacéutico especialista en Farmacia Industrial y Galénica (14), ha sido un simple “brindis al sol”. Las trabas burocráticas para arrancar una licencia obligatoria de un medicamento patentado son tan complejas que únicamente 32 países han ultimado el procedimiento (12 de Asia, 10 de África, 6 de Europa y 4 de América Central o Sur).
Con la llegada de la pandemia por COVID-19 y tras el desarrollo de varias vacunas contra la misma, la presión de las grandes corporaciones farmacéuticas y de algunos de los gobiernos de sus sedes matriz ha conseguido que no se liberalicen las patentes de las mismas. Poco ha importado que en la investigación de su desarrollo hayan participado universidades y centros de investigación públicos. El pedazo de pastel es demasiado suculento. Las cinco compañías fabricantes (Pfizer, BioNTech, Moderna, Johnson & Johnson y AstraZeneca) para mediados de 2021 ya habían ganado un 94% más que en todo el año anterior gracias al impulso de estos productos, que les había generado hasta 23.100 millones de euros en ventas (15). Su valor en Bolsa al inicio de 2022 era de 1 billón de euros, un 52% más que hace dos años (16). Es el resultado del triunfo de la desigualdad en la distribución de vacunas, que ha alcanzado a inmunizar con pauta completa a más del 70% de los habitantes de países ricos que las han podido pagar, mientras en no llegan al 15% los beneficiados de los países pobres que dependen de un sistema de caridad llamado COVAX.
En la reunión del 16 octubre de 2020 de la OMC, Sudáfrica e India plantearon que se suspendieran algunas de las limitaciones de la ADIPC con relación con las patentes de las vacunas mientras durase la pandemia. Peticiones de todo tipo de apoyo a esta iniciativa, desde organizaciones de la sociedad civil unidas en la alianza People’s Vaccine, a resoluciones del Parlamento Europeo, y de decenas de Estados no han servido. Para aquellos que estén interesados en profundizar en esta situación, recomendamos la lectura de Las patentes y en acceso a las vacunas: un desequilibrio que mata, capitulo de Fernando Lamata, presidente de honor de la Asociación Acceso Justo al Medicamento, en El mundo después de la pandemia: enfrentar la desigualdad y defender el planeta. Anuario CEIPAZ 2020-2021 (17).
Llegados a este punto, con 303 millones de personas infectadas por la COVID-19 al inicio de 2022 y 5,48 millones de fallecidos, c o n u n a v a c u n a c i ó n d e s i g u a l y desequilibrada por no haber liberado las patentes, lo que hubiera permitido fabricar dosis suficientes para inmunizar a la población mundial, en este caso si una auténtica y real condición sine qua non para terminar con la pandemia y evitar nuevas mutaciones, cabría ser muy pesimista. El binomio antitético vida-muerte / ciencia libre-patentes, se cumple en beneficio de las muertes y de los titulares de las patentes que están obteniendo beneficios milmillonarios. Es el triunfo de la ideología dominante.
Es el triunfo de la ideología dominante. Me resisto a aceptarlo. La razón me indica que las categorías absolutas no existen, aunque en la gama de grises que se extienden entre el negro y el blanco estamos todavía en la zona oscura, hay avances destacados al margen de las patentes. Texas Children’s Hospital y Baylor College of Medicine han cedido la tecnología para fabricar su vacuna CORBEVAX a diferentes países de todo el mundo, y a la OMS (C-TASP). María Elena Bottazzi, codirectora del centro investigador, ha anunciado que ya se está ultimando su fabricación en la India y a renglón seguido se hará en Indonesia y Bangladesh hasta alcanzar los mil millones de vacunas al año. Su tecnología es asequible, la puede desarrollar cualquier fabricante que en la actualidad elabore vacunas para la hepatitis b. El precio de coste también será asequible: 1,5 euros por dosis (18).
REFERENCIAS
2 . – TA U S I E T C A R L É S , M a r í a . “Comadonas-bujas en Aragón en la Edad Moderna: mito y realidad”. 1997, en MANUSCRITS Revista de Historia Moderna. [on line]. Num. 15. P. 377-92. Accesible en: https://raco.cat/index.php/ Manuscrits/article/view/23330
3.- BLAZQUEZ GRAF, Norma. 2011. El retorno de las brujas. Incorporación, aportaciones y críticas de las mujeres a la ciencia. México. Universidad Nacional Autónoma de México. Centro de Investigaciones Interdisciplinares en Ciencias y Humanidades. 151 págs. (29). Accesible en: http://computo.ceiich.unam.mx/ webceiich/docs/libro/ El%20retorno%20de%20las%20brujas.pdf
4.- NUÑEZ, Fredy. 2007. Prólogo de la reedición del Maelleus Maleficarum, traducido por Floreal Maza. Buenos Aires. Asociación Pensamiento Penal. 80 págs. (16).Accesible en: http://www.pensamientopenal.com.ar/ system/files/2007/04/doctrina32158.pdf
5 . – R E DAC C I O N y AG E N C I A S. 21-09-2021. Revuelo en el Congreso; un diputado de Vox llama “bruja” a una representante del PSOE. Barcelona. La Vanguardia. Accesible en: https://www.lavanguardia.com/politica/ 20210921/7736995/congreso-suspendidovox-psoe-bruja.html
6.- WALLERSTEIN, Immanuel. 1979. El moderno Sistema mundial. La agricultura capitalista y los orígenes de la economía-mundo europea en el siglo XVI. Madrid, Siglo XXI editores (traducción de Antonio Resines de la primera edición en inglés de 1974 en Academic Press, de Nueva York). 580 págs.
7.- SÁIZ GONZÁLEZ, J. Patricio. 1995. Propiedad industrial y Revolución Liberal. Historia del Sistema Español de Patentes (1759-1929). Madrid. Oficina Española de Patentes y Marcas. 202 págs.
8 . – C O M U N I C A D O S D E L A S PATRONALES FARMACÉUTICAS INNOVADORAS: · EFPIA (Federación Europea de A s o c i a c i o n e s e I n d u s t r i a s Far macéuticas) 24-11-2021, “Acceda hoy a la innovación médica para el mañana”. Accesible en: https:// www.efpia.eu/news-events/theefpia-view/statements-pressreleases/access-today-andmedical-innovation-for-tomorrow/ · FARMAINDUSTRIA (Asociación Empresarial de la Indstria Fer m a c éu ti c a ) 1 9 -0 3 -2 0 2 1 . ”Patentes y vacunas contra la COVID-19”. Accesible en: https://www.farmaindustria.es/ web/prensa/notas-de-prensa/ 2021/05/06/patentes-y-vacunascontra-la-covid-19/comunicadofarmaindustria-patentes-yvacunas-contra-la-covid-19- _mayo-2021_/
9.- LOBO ALEU, Félix. 1989. “La evolución de las patentes sobre medicamentos en los países desarrollados”. Ponencia presentada en la Reunión de consulta sobre Industria Farmacéutica Latinoamericana, organizada por el Sistema Económico Latinoamericano (SELA). Caracas 11 a 13 de mayo de 1988. 5 1 p á g s . A c c e s i b l e e n : https:// econo.uniovi.es/c/document_library/ get_file?uuid=fc9296bd-c92b-4b81-8596- d62585c311b3&groupId=746637
10.- REDACCIÓN. 18-12-2014. Enfermos de hepatitis C se encierran para reclamar los nuevos fármacos. Madrid. El País. Accesible en: https://elpais.com/politica/2014/12/18/ actualidad/1418902901_615124.html
11.- GALVEZ ZALOÑA, Ramón – LAMATA COTANDA, Fernando. 2019. Monopolios y precios de los medicamentos: un problema ético y de salud pública. Madrid. Laboratorio Alternativas. Madrid. Nº 202. Accesible en: https://dialnet.unirioja.es/ ejemplar/572884
12.- LEMA SPINELLI, Sebastián. 2015. “Acceso a los medicamentos: las patentes y l o s m e d i c a m e n t o s g e n é r i c o s. L a s consecuencias de considerar al medicamento como un bien de mercado y no social”. Barcelona. Revista de Bioética y Derecho. Nº 34. Accesible en: https://dx.doi.org/ 10.1344/rbd2015.34.12068
13.- VARGAS CHAVES, Iván Guillermo. 2017. Balances, realidades y perspectivas de la patente farmacéutica. Universidad de Barcelona. Tesis doctoral dirigida por la Prof. Dra. Alegría Borrás Rodríguez, catedrática de Derecho Internacional Privado. 313 págs. ( 1 5 6 ) . A c c e s i b l e e n : https:// www.tesisenred.net/bitstream/handle/ 10803/664063/ IGVC_TESIS.pdf ? sequence=1&isAllowed=y
14.- TORRES, Xosé María. 2021. La Declaración de Doha de 2001. Confusión y mito. Revista Acceso Justo al Medicamento. Madrid. Nº 4. Junio. Accesible en: https:// accesojustomedicamento.org/la-declaracionde-doha-de-2001-confusion-y-mito/
15.- SIMÓN RUIZ, Alfonso. 10-08-2021. La vacuna del COVID-19 genera 23.100 millones en ventas a cinco fabricantes. Madrid. Cinco Días. Accesible en: https://cincodias.elpais.com/ cincodias/2021/08/09/companias/ 1628526266_719204.html
16.- MEDINA, Ana. 6-01-2022. La vacuna dispara el valor de Novarax, Moderna, BioNTech y Pfizer en Bolsa. Madrid. Expansión. Accesible en: https://www.expansion.com/empresas/ industria/ 2022/01/06/61d74492468aebd6738b4611.html
17.- LAMATA COTANDA, Fernando. 2021. “Las patentes y el acceso a las vacunas: un desequilibrio que mata”(29 – 49) , en El mundo después de la pandemia: enfrentar la desigualdad y proteger el planeta, coordinado por Manuel Mesa. Madrid. Fundación Cultura de Paz. 270 págs. Accesible en: https:// ceipaz.org/wp-content/uploads/2021/06/ ANUARIO-DEF.pdf